martes, 23 de mayo de 2017

TAI CHI SOUL Roberto Chacón (Magazine No. 574)

UNA ARTISTA DEL ZHAN ZHUANG (I)

A María Luisa Uribe, in memoriam

"Estando quieto, de pie, eres como un árbol: creces desde dentro. Tus pies, como raíces, atraen el poder de la tierra; tu cuerpo, como el tronco, está perfectamente erguido. Sin movimiento, tienes fuerza. Tu cabeza está abierta al cielo como la cúpula del árbol. Descansas con calma, todo el universo está dentro de tu mente".
Maestro Lam Kam Chuen

“El espacio fuera de nosotros gana y traduce las cosas;
Si quieres lograr la existencia de un árbol,
Invístelo de espacio interno, ese espacio
Que tiene que ser en ti. Cíñelo de restricciones.
Es sin límites, y solo es realmente árbol
Cuando se ordena en el seno de tu renunciamiento.”
Rainer Maria Rilke

Dice la hermosa Dama del Chen Taijiquan, Kinthissa, que una vez rota la “cortina de bambú”, dos sistemas de trabajo interno Qi Gong* comenzaron a difundirse en occidente con mucha fuerza. Uno de estos es el Chansi Gong o Ejercicios de Hilar la Seda, muy unido al estilo Chen de Tai Chi. El otro es el Zhan Zhuang Gong, literalmente “estar de pie como un poste” o Qigong de las posiciones estáticas.

Una de mis alumnas más antiguas es María Antonieta Arocha. Comenzó clases de Qigong conmigo hacia finales de los años noventas. Por ese entonces daba clases de Zhan Zhuang y Ocho Brocados de Seda en un pequeño local del Centro Plaza de Altamira. Desde las primeras prácticas de Zhan Zhuang, me di cuenta de que María Antonieta tenía un raro talento para este tipo de ejercitaciones.

María Antonieta Arocha

Cuando digo “raro” me refiero a que hasta ese momento, a los alumnos de Zhan Zhuang y prácticas similares, como Hungking Qigong, les costaba mucho estar en una postura como Wuchi (Ping Xingbu / estar erguido relajadamente con los pies separados al ancho de los hombros) por más de 10 minutos. Pero no se trataba sólo del tiempo, sino de la manera como lo realizaban, en una especie de tortuosa lucha por mantenerse inmóviles, casi desesperados por cumplir el tiempo estipulado de práctica, como si la ejercitación fuese un ingenioso método de tortura china imposible de tolerar por mucho tiempo.

Cuando comencé a practicar una posición estática de Chi Kung, recuerdo que los primeros cinco minutos fueron una experiencia terrible, al punto que reconsideré durante un buen tiempo el seguir practicando tal Qigong. Pero perseveré, y cuando llegué al cuarto de hora empecé a sentir los efectos benéficos del ejercicio.

El maestro Sam Tam dice al respecto:

“Cuando hacemos zhan zhuang lo percibimos como una especie de tortura, pero después comienza a ser una tortura bastante dulce y al final, cuando terminamos, la sensación que tenemos es la de habernos llenado de vida.” (“Yi Quan, el poder de la intención”. Entrevista a Sam Tam y Jan Diepersloot por Teresa Rodríguez. Revista Tai Chi Chuan No. 6 Invierno 2005)

Esa experiencia con el Qigong estático me hizo recordar cuando comencé a leer Por el camino de Swann, el primer volumen de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Las primeras páginas son una verdadera prueba de resistencia y constancia, al punto que uno se pregunta si vale la pena leer aquel libro y el por qué se le considera una de las grandes obras literarias de todos los tiempos. Pero al pasar aquellas páginas introductorias, uno se adentra en la historia de Charles Swann como si traspusiera la entrada al Jardín de Edén, pues así de maravillosa es la prosa de Proust de ahí en adelante. En el fondo, tanto en esta experiencia de lectura como en los comienzos de las prácticas en posiciones estáticas de Qigong, se trata de algo semejante a una prueba iniciática.

La sombra de tus vestidos 
Se quedó entre nosotros en la Suerte. 
No has muerto, entre cipreses.

Neófito, no hay muerte.

Iniciación (fragmento)
Fernando Pessoa

Volviendo a María Antonieta, ella alcanzó rápidamente el máximo que yo exigía de ejercitación Wuchi en la clase: media hora. Yo la contemplaba fascinado mientras hacía su ejercicio. De ella emanaba no sólo tranquilidad, sino dicha, serena plenitud. Su rostro siempre estaba relajado y sonriente, y su cuerpo mantenía la postura de modo suelto pero firme, en completa quietud.

Como todo arte, con el Zhan Zhuang ocurre algo singular cuando se interpreta en su cabal y profundo sentido. Siendo un arte interno, eso especial que diferencia a alguien que simplemente está inmóvil media hora de otro cuyo performance embelesa las miradas y conmueve los corazones, es algo que se revela desde adentro, una especie de aura que hace que uno pueda hablar de un artista del Zhan Zhuang y no meramente de un practicante.


Una vez, hace mucho tiempo, vi un joven árbol de gateado, cerca del Parque Cristal, subiendo hacia Los Palos Grandes. Contrastaba su delgada figura erguida al cielo con la inmensidad verde del Ávila, que gravitando su enorme mole tras el árbol le servía de fondo. En aquella visión repentina, se me reveló algo esencial del ser de ese árbol, y, a la vez, del ser de todos los que fuimos convocados, junto con éste, a la existencia. Tal fue la impresión de esa imagen que me inspiró un breve ensayo –El arte y la amistad- que se publicó en la Revista de Ensayos Umbrales (Año 2, No. 3, 1995). Me referí al gateado en cuestión en el texto, como “un árbol que mira al cielo”. Algo muy parecido me pasa cada vez que veo a María Antonieta haciendo Zhan Zhuang –es decir, suspendida entre el Cielo y la Tierra-, algo del ser, a través de su ser, se re-vela en la ejercitación.

Ese guión separador que coloca Heidegger en palabras como “descubrir” o “revelar”, para poner en evidencia los verbos “cubrir” y “velar”, referidos a nuestra experiencia del ser, se comprenden perfectamente en esos momentos de epifanía de los que hablamos. Vislumbramos por un breve instante el misterio inefable de lo que se muestra ocultándose. Los griegos tenían una palabra para ello: A-létheia, el desocultamiento en el ocultarse. Siendo lo que llamamos belleza, justamente, esa re-velación del ser del ente lograda en su más alto grado.

Llegué al Zhan Zhuang por la vía del Hungking Qigong que durante dos años practicamos con el profesor Sauchin Chang en el Centro Ananda de la Avenida Fuerzas Armadas. El Hungking es un Chi Kung medicinal que el profesor Chang enseña en estrecha relación con el Zhineng Gong, otro importante sistema medicinal Qigong.

Refiriéndonos al Zhan Zhuang y al Hungking, ambas formas de Chi Kung trabajan posturas estáticas, aunque el Hungking se diferencia en que tiene movimientos de manos y brazos cada cierto tiempo, que se aprenden y ejercitan secuencialmente, como una forma o estructura.

En aquel entonces estudiaba Medicina Tradicional China y Sistemas de Esencias Florales. El profesor Chang me convenció de la importancia del Qigong medicinal con respecto a brindar alternativas de sanación a las personas, que no fueran invasivas o agresivas ni crearan dependencias en éstas. Cuando descubrí el Zhan Zhuang, me pereció, en aquel entonces, una manera algo más sencilla que el Hungking de introducir a las personas en el Qigong curativo a través de posiciones estáticas.

Con el transcurso de los años me di cuenta que para los occidentales, la ejercitación en posiciones estáticas erguidas representa retos muy fuertes y genera mucho rechazo, aún más que la meditación sentados. Comprendí entonces la razón por la cual el maestro Osho tuvo que crear sus célebres meditaciones dinámicas (activas) para uso de los occidentales. Así mismo valoré aún más a personas como María Antonieta, que tienen facilidad para ese tipo de Qigong y logran plenitud y realización en su práctica.

“El hecho de que los métodos antiguos no trabajen no quiere decir que ningún método sea útil. Sólo quiere decir que los métodos mismos deben cambiar. Como yo veo la situación, el hombre moderno ha cambiado tanto que necesita métodos nuevos, técnicas nuevas.”
Osho
Psicología de lo esotérico. IV Charla.

El Zhan Zhuang se dio a conocer en occidente por varias vías. Pero la gran mayoría de éstas, y las más importantes, provienen del Yi Quan, el arte marcial de la intención, donde la práctica del Zhan Zhuang es fundamental. El maestro Wang Xiangzhai (1885-1963) es el creador del Yi Quan y también del término «Zhan Zhuang», aunque las ejercitaciones de Chi Kung estático se remontan al comienzo de la civilización china y abundan en las prácticas taoístas.

Inner Martial Art and Zhan Zhuang

El maestro Wang Xiangzhai tenía de joven una constitución débil y enfermiza, razón por la cual lo enviaron con el maestro de Xing Yi Chuan, Guo Yu Shen (1829-1898), quien lo puso a practicar durante horas posturas de Zhan Zhuang para fortalecer su cuerpo y mejorar su salud.

Wang Xiangzhai

El maestro Wang Xiangzhai también vislumbró las posibilidades terapéuticas del Zhan Zhuang dirigidas a la población en general. El 1947 creó un grupo de investigación en el área con algunos de sus discípulos. Entonces el Zhan Zhuang comenzó a ser utilizado como un modo de terapia Chi Kung, y fue usado ampliamente en hospitales chinos, entre éstos los famosos centros de salud de Guananmen y Baoding, cuya especialidad era el Qigong medicinal.

Yu Yong Nian

Uno de sus discípulos, Yu Yong Nian (1920-2013), se dedicó a la divulgación de los aspectos medicinales del Zhan Zhuang. Él es el autor de uno de los primeros libros sobre el tema: Jian Shen Lian Fa (1981).

Zhan Zhuang Lineage and Memorial

A su vez, uno de los discípulos de Yu Yong Nian se ha convertido en el más importante divulgador del Zhan Zhuang medicinal en occidente: el maestro Lam Kam Chuen, quien ha publicado un importantísimo libro sobre el tema: El camino de la energía.

Zhan Zhuan Day 1 (Lam Kam Chuen)

Una vez, contemplando el arte de mi amiga María Antonieta, erguida sobre la nada, como diría Heidegger, parada sobre la arena del tiempo, como si de una roca se tratase (parafraseando a Borges), pensé en tomarle un video para que otras personas apreciaran lo que hacía. Me imaginé un video de ella, de media hora de duración, en youtube, y me pregunté ¿cuántas personas lo verán? ¿Cuántas personas lo verán completo? Vino a mi mente entonces el cuento de Kafka El artista del hambre, que publiqué en el Magazine Nei Dan con una introducción de mi autoría: “El artista marcial del Tai Chi Chuan”.

Lam Kam Chuen

El artista del hambre no sólo es un cuento sobre el destino de un artista cuando su arte deja de ser apreciado por el público, también es una metáfora sobre el arte hoy día, que sobrevive marginalizado e incomprendido bajo las inclemencias de un tiempo impoético, en la época del eclipse del alma. Desde esa perspectiva trágica no hay mucha distancia entre una artista del Zhan Zhuang y el ayunador kafkiano, así como no la hay entre éste y un pintor como Van Gogh o un poeta como Mandelstam.

El artista del hambre

Particularmente, nuestra civilización occidental no tiene en muy buena estima el cultivo de la quietud. Castigo y quietud –como en el juego de la Ere paralizada- se relacionan en nuestros mitos fundacionales. Por el lado judeo-cristiano tenemos a Edith, la esposa de Lot, que fue transformada en una estatua de sal como castigo por su curiosidad, al desobedecer el mandato de Yahveh de no voltear a ver la destrucción de Sodoma. Por el lado griego, tenemos a la Medusa, que transformaba en piedra a quien la mirara a los ojos. Este terrible don le fue dado como castigo por Atenea, cuando Medusa, una bella joven que era su sacerdotisa, fue violada por Poseidón en el mismo templo de la diosa. Esto constituía un sacrilegio. Pero Atenea no podía castigar a otro dios, así que la cuerda se rompió por lo más delgado y Medusa fue transformada en monstruo.

Edith convertida en estatua de sal

En cambio, en el oriente la quietud se nos presenta como indispensable para acceder a la iluminación y como prueba de proeza espiritual. Esto lo encontramos en la historia del Buda Gautama, quien se iluminó luego de estar sentado durante semanas al pie del árbol Bodhi (Higuera). En China, Bodhidharma (Da Mo), vigésimo octavo patriarca del budismo y primer patriarca del Chán (Zen), meditó durante años frente a una pared, en una cueva cercana al templo Shaolin, para poder ser admitido en éste y reconocido como patriarca. La leyenda dice que pasó tanto tiempo frente a la roca que su sombra quedó marcada en ésta.

Buda bajo el árbol bodhi

Desde el punto de vista artístico el Zhan Zhuang es una práctica muy afín con el arte urbano (de calle) de las estatuas vivientes o estatuismo. Este consiste en el arte de representar lo más fiel posible, con el cuerpo (postura, actitud, etc.), ayudado por vestuario y maquillaje apropiado, una escultura ya existente. Para ello la inmovilidad del “estatuista” será total durante horas.

Las mejores estatuas vivientes del mundo

Por esta afinidad entre el Zhan Zhuang y el estatuismo, en Nei Wai-Jia Venezuela realizamos un proyecto que llamamos “Taiji-Qigong, y arte urbano”, donde proponíamos hacer intervenciones con estas artes, en conjunción con otros artistas urbanos, en sitios diversos de la ciudad de Caracas. Es obvio que, dada la situación de agitación socio-política que se vive actualmente, dicho proyecto espera mejores tiempos para su realización.

El Zhan Zhuang es materia de estudio de las clases de Formación en Taiji-Qigong de Nei Wai-Jia Venezuela, así como en las de Taiji & Qigong Ruler (Artes del Dan Tien), y se enseña su práctica en las distintas Cátedras de Estilos de Tai Chi Chuan. Una de las virtudes que se necesita desarrollar en el Taijiquan son las raíces, el hundirse de tal modo en el piso que se sea uno con la tierra. La forma más segura de desarrollar el enraizamiento es con la práctica del Zhan Zhuang. Se puede estudiar formas durante mucho tiempo, sin que por ello el enraizamiento mejore sustancialmente. De ahí la conveniencia de la práctica del Zhan Zhuang para el Tai Chi Chuan, entre otras utilidades que presta su ejercitación.


Sin embargo, siempre quise proponer al Zhan Zhuang dentro de las prácticas de Qigong Terapéutico que promovemos en Nei Wai-Jia, junto con el Chi Kung de Ideogramas, y el Hungking, entre otros. Para eso contaba con María Antonieta. Pero un pequeño obstáculo se cruzó ante este proyecto: María Antonieta es reacia a dar clases, aunque estas sean de su amado arte del Zhan Zhuang.

Como ya señalé, el Zhan Zhuang puede parecer una ejercitación muy sencilla, pero el estar quietos de pie, durante largo tiempo, se convierte en una práctica muy difícil para la mayoría de los ejecutantes. Con mis alumnos de Qigong (Nei Dan) tenía dificultades en la ejercitación Zhan Zhuang. De una manera u otra, todos luchaban por mantenerse inmóviles y la inquietud les brotaba en cada rictus facial, casi de cada poro de la piel. Hasta que un buen día les dije que miraran como lo hacía María Antonieta, y que intentaran copiar su forma de estar erguida, su actitud calmada, su aplomo, etc. Bajo el influjo del arte de Antonieta, el Zhan Zhuang del resto de los alumnos, especialmente los avanzados, comenzó a mejorar notablemente.


Durante una de las ejercitaciones les llamé la atención a los alumnos sobre sus logros, y que estos se debían a su verdadera maestra: María Antonieta. Una de las alumnas avanzadas le preguntó entonces como lograba su arte. María Antonieta contestó con sencillez:

“Sólo me dejo caer, como si colgara sostenida por un hilo que va de mi cabeza al cenit del cielo. Otro hilo une mi coxis con el pesado núcleo terrestre. Mis pies son como raíces que se extiende muchos metros alrededor y que se van haciendo cada vez más profundas hacia el centro de la Tierra. Soy como un árbol y eso me colma de paz y felicidad”.

Un árbol se irguió entonces. ¡Oh elevación pura!
¡Orfeo canta! ¡Árbol esbelto en el oído!
Todo enmudece. Mas del total silencio
surge un principio, la señal, el cambio.

Rainer Maria Rilke
Sonetos de Orfeo (I, 1)

Roberto Chacón
(Continuará…)

Nota:

*Aquí se usará indistintamente los términos Chi Kung y Qigong (Qi Gong) para señalar al “Arte del aliento” chino.


2 comentarios:

  1. que bueno el darle crédito al que se lo merece gracias por el articulo de mi compañera María Antonieta Arocha

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  2. que bueno el darle crédito al que se lo merece gracias por el articulo de mi compañera María Antonieta Arocha

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