martes, 20 de junio de 2017

EDITORIAL (Magazine No. 578)



En nuestras secciones semanales, presentamos "365 Meditaciones Tao" de Ming Dao Deng, con el texto "Habilidades" y en la sección "Cuento": "Reencuentro" (Luis Fayad).

En este número del boletín Nei Dan, traemos, en nuestra sección Videos de la Quincena: Como no todo es Tai Chi:  Colaboraciones: Raga Bhimpalasi - K. Chakraborty / Ego y ser (corto de animación) / "Drogba: un futbolista que detuvo una guerra civil". Música: Louis Armstrong: The Hot Fives & The Hot Seven: tres álbumes.

En las secciones mensuales traemos: la sección "Tai Chi Soul" (Roberto Chacón), con la segunda parte del texto "Una artista del Zhan Zhuang". En la sección "Palabras y reflexiones" (Diana Albornoz, ofrecemos el escrito "Cumpleaños".

En la sección "Artículos" les ofrecemos el escrito "Theodor Adorno y su apología del tiempo libre" (Faena Aleph).

También les traemos hoy, en nuestra sección "Artículos del Archivo Nei Dan" el texto "Soplo de vida" (Florencia Jacquot).


ÍNDICE EDITORIALES

NOTICIAS NEI WAI-JIA Y MÁS (Magazine No. 578)

DONDE ENCONTRARNOS
BLOGS:

TWITTER: @taijiparatodos / @nwjvenezuela

INSTAGRAM:
taichiparatodos / Nei Wai-Jia

E-MAILS:
nwjvenezuela@gmail.com / neidanmagazine@yahoo.com
  
_________________

NOTICIAS NEIWAIJIA VENEZUELA

NEI WAI JIA VENEZUELA

 TAI CHI EN PDVSA LA ESTANCIA

Profesor: Roberto Chacón (Nei Wai Jia Venezuela)

Horario: 2:00 a 3:00 p.m.

Día: Domingo

Lugar: Jardines de PDVSA La Estancia

Costo: GRATIS

Más información

  • 0412 9838183 (Roberto Chacón)
  • robertochikung@yahoo.com 
  • Facebook e Instagram de PDVSA La Estancia
  • @pdvsalaestancia (twitter)

_________________



____


_________________

_________________

OTRAS NOTICIAS
_________________

VENTA DE ESPADA Y SABLE DE METAL PARA TAI CHI CHUAN. Bs. 150 Dólares (precio de referencia).
Interesados comunicarse con Flor Guardia: 0416 6051560 / guardiaflor@gmail.com




_________________

VENTA DE ESPADA RETRÁCTIL: Bs. 20.000.
Interesados contactar a Josnil Rojas al 0416-6385938 o al correo electrónico Josnil.rojas@gmail.com



_________________

VENTA DE CHAQUETA DE SEDA CON DRAGÓN DORADO FONDO NEGRO O VERDE TALLAS S-M-L-XL. Bs. 60 mil. Más información: inwulinca@yahoo.com (Profesor Orlando Acevedo) / 0212 5716748.




VENTA DE CHAQUETAS DE SEDA UNICOLOR, COLORES BEIGE, NEGRO, AMARILLO Y AZUL. TALLAS S-M-L-XL. Bs. 50 mil. Más información: inwulinca@yahoo.com (Profesor Orlando Acevedo) / 0212 5716748.



VENTA DE CHAQUETA CHINA QIN, ELEGANTE Y DELICADA, FORRADA, SEDA, COLOR VERDE, VIVOS CUELLO, MANGAS, PECHO Y RUEDO. TALLA M. Bs. 50 mil. Más información: inwulinca@yahoo.com (Profesor Orlando Acevedo) / 0212 5716748.






VENTA DE CHAQUETA TIBETANA MOTIVO MULTICOLOR. CONFECCIONADA EN LINO, FORRADA EN SEDA. TALLA M. Bs. 50 mil. Más información: inwulinca@yahoo.com (Profesor Orlando Acevedo) / 0212 57167.






VENTA DE CHAQUETA HAN, LINO, COLOR BEIGE, MOTIVOS TRADICIONALES, TALLA M. Bs 50 mil. Bs. Más información: inwulinca@yahoo.com (Profesor Orlando Acevedo) / 0212 57167.



VENTA DE SABLE DE MADERA PULIDA MARRÓN- Bs. 25 mil. Más información: inwulinca@yahoo.com (Profesor Orlando Acevedo) / 0212 57167.



VENTA DE SABLE METÁLICO RÍGIDO. Bs. 25 mil. Bs. Más información: inwulinca@yahoo.com (Profesor Orlando Acevedo) / 0212 57167.



VENTA DE JUEGO DE ESPADA/SABLE DE MADERA COLOR CAOBA, OSCURA. Bs. 65 mil. PRECIOS POR SEPARADO Bs. 35 mil. Más información: inwulinca@yahoo.com (Profesor Orlando Acevedo) / 0212 57167.






VENTA DE ZAPATOS FEIYUE WUSHU-KUNG FU. TALLA 40. Precio: 21.000 Bs. Más información: inwulinca@yahoo.com (Profesor Orlando Acevedo) / 0212 57167.


_________________


ARTÍCULO (Magazine No. 578)

THEODOR ADORNO Y SU APOLOGÍA DEL TIEMPO LIBRE


Esta es la sutil y radical diferencia entre tener un hobby y ejercer libremente el tiempo libre.

En el lenguaje coloquial muchas veces confundimos un “hobby” con tiempo libre. Un hobby, según parece de primera intención, es precisamente algo que hacemos durante nuestro tiempo libre, una actividad, un aprendizaje o un tipo de entretenimiento al que reservamos una parte del tiempo que no utilizamos en trabajar o estudiar (es decir, en participar en el circuito de producción de capital). Pero esta semejanza entre los hobbies y el tiempo libre no sólo es aparente, sino que no resiste un análisis directo.

El filósofo de origen alemán Theodor Adorno consagró su pensamiento a la sociología, la psicología y la estética; su crítica al tiempo libre pone de relieve de qué manera el capitalismo o las estructuras de poder dominantes de las sociedades regulan increíblemente nuestro uso y aprovechamiento del tiempo libre, para concluir que, de hecho, la promoción de hobbies es contraria al ocio mismo y en cierto sentido, incluso a la libertad.

Adorno se desmarca muy pronto de una posible acusación de “workaholismo” afirmando que incluso las actividades que realiza fuera de su profesión son tomadas “todas ellas, sin excepción, muy seriamente”. Por ejemplo, “hacer música, escuchar música, leer con toda mi atención, estas actividades son parte y parcela de mi vida; llamarlas hobbies sería burlarme de ellas.”

“I take them all, without exception, very seriously” “Making music, listening to music, reading with all my attention, these activities are part and parcel of my life; to call them hobbies would make a mockery of them.”

Sin embargo, Adorno es consciente también de que en su caso se trata de un privilegio, pues aquello que le da placer a sus horas de esparcimiento puede terminar formando parte de su actividad crítica y académica, al no poder dividir con toda propiedad las actividades destinadas a la producción de saber y el tiempo libre como tal.

En un escrito de fines de los 60, Adorno opone a la noción de tiempo libre la de “industria del entretenimiento” [leisure industry], la cual, como toda industria, se organiza en torno a la ganancia. Actividades aparentemente tan libres como hacer excursiones de campismo o ir de vacaciones no responden tanto a necesidades específicas de la gente, sino que crean esas mismas expectativas de disfrute, pues, “de acuerdo con la ética laboral predominante, el tiempo libre fuera del trabajo debería ser utilizado en la recreación del poder laboral gastado”. Aun más, la gente no parece ser capaz de tomar sus propias decisiones acerca de qué hacer con el tiempo fuera del trabajo, pues al vivir en una repetición de rutinas interminables lo que se produce es aburrimiento. “El aburrimiento”, dice Adorno, “es el reflejo de la monotonía objetiva. Como tal, ocupa una posición similar a la apatía política”.

El hecho de que muchos habitantes de sociedades supuestamente democráticas sientan que tienen poca injerencia o capacidad de decisión en la transformación de sus sociedades parece estar íntimamente ligado, según Adorno, a la manera en que somos adiestrados para utilizar nuestro tiempo libre en actividades previamente diseñadas, las cuales consumimos en forma de productos o servicios, sin cuestionar ni aprovechar el potencial de “libertad” implícito en la frase “tiempo libre”. Para Adorno, la poca imaginación para utilizar el tiempo libre está ligada a la falta de imaginación política generalizada.

A la gente se le ha negado la libertad y el valor de ésta se ha menospreciado desde hace tanto tiempo, que a la gente dejó de gustarle. Necesitan el entretenimiento superficial, por medio del cual el conservadurismo cultural los fomenta y humilla, con el fin de atraer la fuerza para el trabajo, la cual se requiere de ellos bajo el arreglo social que el conservadurismo cultural defiende. Esta es una buena razón por la que la gente se ha mantenido encadenada a su trabajo, y a un sistema que los entrena para trabajar, mucho después de que dicho sistema ha dejado de requerir sus trabajos.

Aunque el análisis de Adorno comienza solamente considerando las diferencias entre el tiempo libre y el hobby, sus consecuencias son tremendas cuando las sigue hasta sus consecuencias lógicas. Por lo pronto, podemos comenzar a pensar que el uso que hacemos de nuestro tiempo libre también es una cuestión y un problema político, en tanto que no puede existir una verdadera libertad envasada, empaquetada y mercadeada como uno más de los productos de consumo.
Faena Aleph
Mayo 01, 2017





TAI CHI SOUL Roberto Chacón (Magazine No. 578)

UNA ARTISTA DEL ZHAN ZHUANG (II)

“De pie, solo e inmutable
Uno puede observar todos los misterios,
Presentes en cada momento y que siguen incesantemente:
Esta es la puerta a las maravillas indescriptibles.”
Lao Tsé (Lao Zi)
Tao Té Ching (Dào Dé Jing)

“Pero los más sentimentales no son verdes,
ni siquiera son árboles
sino hombres […]”
Eugenio Montejo
“Los otros árboles”
Terredad


El arquetipo de las prácticas posturales Zhan Zhuang es la ejercitación de “Abrazar el árbol”. Cuando comencé a ir al Parque del Este caraqueño, a mediados de la década de los noventa del siglo pasado, recuerdo que muy temprano, en los lugares más solitarios del parque, podías ver a personas de origen chino practicando la postura de Abrazar el Árbol, colocando sus brazos alrededor de un árbol relativamente joven, de manera que estos no tocaran su tronco al rodearlo. El observar ese tipo de prácticas me impresionó mucho e influyó decisivamente en mi posterior interés y dedicación al Zhan Zhuang.


Por esas cosas del destino, mi amiga María Antonieta tuvo sus primeras y únicas dificultades con el Zhan Zhuang al comenzar a ejercitarse con la postura del árbol. Con la posición Wuchi (Wuji) o de “vacío” no tuvo el menor problema, y menos aún con la de “Sostener la barriga”, que es como abrazar el árbol pero con los brazos frente al abdomen. Pero cuando llegó a la postura de Abrazar el Árbol empezó a tener molestias en los omóplatos. En aquel entonces simplemente le dije que la dejará de practicar. Pasó un año antes que le recomendara volver a ejercitarla, pero que sólo durara haciéndola un tiempo prudencial, que apenas sintiera que la postura le cansaba dejara de hacerla.

Un buen día María Antonieta anunció que sus problemas con la postura del árbol habían terminado. Linda Myoki Lehrhaupt narra, en su libro Tai Chi: Un camino de sabiduría para el crecimiento personal, las dificultades que tuvo para practicar correctamente la posición Wuchi, los cuales terminaron cuando pudo asentarse en su propio centro y simplemente reposar sobre éste. De modo semejante sucedió con María Antonieta y la Postura del Árbol, la cual ha pasado a ser con el tiempo su ejercitación de Zhan Zhuang preferida.


A veces, uno se queda en el umbral de la “puerta de las maravillas indescriptibles” porque no está, sencillamente, preparado para traspasarla y conocer el “otro lado”. Se debe entonces perseverar y esperar el momento propicio. El Zhan Zhuang, como todo arte, es exigente, y, como señala Camus, “no hay arte allí donde no hay nada que vencer”. En mi práctica de “Abrazar el Árbol” no encontré un obstáculo físico específico como le pasó a María Antonieta, pero existen resistencias de otro tipo, que sólo una práctica cotidiana, como la gota de agua que horada la roca, logra ir desanudando –desnudando.

“En un primer nivel, si la postura estática y el Taiji se hacen correctamente, se eliminan los bloqueos que existen en la estructura corporal, y de esa forma puede llegar a unificarse. Ocurre algo similar a nivel psicológico una vez que el objetivo no es sólo buscar un desbloqueo físico, sino vaciar la mente. Cuando la mente está tranquila tu percepción del mundo y de la gente que te rodea, cambia.” (Entrevista a Sam Tam y Jan Diepersloot por Teresa Rodríguez. Revista Tai Chi Chuan No. 6 Invierno 2005)

Si la dificultad inicial de la posición de abrazar el árbol es básicamente mantener la postura correcta e ir aumentando progresivamente el tiempo de ejercitación, los obstáculos que van apareciendo más adelante en el camino del practicante son de otro orden. Yo diría, generalizando, que se trata de una resistencia a un proceso de transformación que quizá se acerque demasiado a -inventando un neologismo- la “dendrantropía” (“dendrontropismo”), es decir, a la transformación del humano en árbol. Así como existe la teriantropía (teriomorfismo), la transformación de un hombre en animal, también existe la del hombre en árbol, y como tal aparece en muchas creencias antiguas y mitologías. “Déndron” es la palabra griega antigua para “árbol”, y “antropos” significa “hombre”.

Los dos cuerpos de creencias más antiguos son el animismo y el chamanismo, los cuales muchas veces se han presentado -históricamente hablando- superpuestos o yuxtapuestos. En ambas creencias, el árbol aparece como un elemento de suma importancia. En el chamanismo,* uno de los componentes importantes de su cosmovisión es el “árbol de mundo”, que funge de Axis Mundi, permitiendo el viaje del chamán tanto al inframundo, a visitar el alma de los muertos, como al cielo, para comunicarse con el “Señor del Mundo”. Es un árbol, como señala Mircea Eliade, que vive y que hace vivir.


En el complejo cultural animista, los espíritus de los árboles llegan a tomar tal importancia que pasan a formar parte de los tótems tribales. Asimismo, cada nacimiento está regido por un animal y también por un árbol u otro vegetal. Cuando se trataba de un árbol, al morir la persona en cuestión, se le quemaba con madera de ese árbol, o se le colocaba en las ramas, para que lo devoraran las aves carroñeras, o se hacía una canoa con el tronco y se le enviaba por un río corriente abajo. También solía ser enterrado el difunto entre sus raíces.

Una de las culturas antiguas a la que más se asocia con el animismo arbóreo es la de los celtas. Aunque, según Robert Graves, todo el mundo antiguo neolítico, europeo y mediterráneo, adorador de la Diosa Blanca o Diosa Madre, sustentaba un conjunto de creencias que giraban en torno a calendarios lunares y calendarios de árboles.**

Gastón Bachelard afirma que los bosques sagrados existieron antes que los dioses, y podemos decir también que antes del bosque sagrado existió el árbol sagrado. Un árbol sagrado en particular siempre es investido como tal por ser receptáculo de un espíritu o fenómeno no perteneciente al mundo ordinario.

Desarrollándose simbólicamente a partir de las matrices animistas y chamánicas encontramos el “árbol cósmico”, el árbol que es el pilar central del mundo, como el fresno Yggdrassill de la mitología germánica. También el “árbol de la vida”, principio vital de regeneración de la vida toda, como el “Soma” védico o el árbol de la diosa griega arcaica Rhea. Y, finalmente, el “árbol del conocimiento”, del cual el bíblico “árbol de la ciencia del bien y del mal” representa una variante.


Algunos afirman que el alma se haya entreverada en el todo. Posiblemente por este motivo es por el que Tales pensó que todo estaba lleno de dioses.”

Esta afirmación de Aristóteles sobre Tales de Mileto, ya nos señala las pervivencias animistas en una religión de tipo politeísta, conformada por panteones de dioses y diosas, como lo era la griega de la época clásica.

La mitología guaraní muestra el paso de una concepción chamánico-animista del árbol sagrado a su representación como deidad. Ñamandú, el dios principal de esa mitología, se crea a sí mismo siguiendo una pauta vegetal: sus pies son raíces, sus miembros ramas, y su cabeza la copa, irguiéndose finalmente como un árbol.

En la mitología griega encontramos la asociación de los dioses con determinados árboles: Zeus y el roble, Poseidón y el fresno, Hades y el mirto, Hera con el manzano (también el peral y el sauce), Atenea y el olivo, Apolo y el laurel (también la palma, el tamarindo y el olivo), Dionisos y la vid (también la higuera, el pino y la hiedra), Perséfone con el álamo (también el sauce), por nombrar las más conocidas.

Entre las deidades menores, las Dríades son las ninfas de los robles en particular y de los árboles en general. Eran muy longevas pero no inmortales. Provenían del “Árbol de las Hespérides” ubicado en el jardín homónimo, que daba manzanas de oro, y otorgaba la inmortalidad a quien las consumiera. Las hemadríades son también ninfas de los árboles, pero están relacionadas con uno en particular, y desaparecen cuando éste muere.


En la mitología greco-latina encontramos numerosas metamorfosis de deidades menores y mortales en vegetales en general, y árboles en particular. En primer lugar, esas transformaciones se producen como una manera de evadir un gran peligro, de modo que la quietud y la otredad extrema de lo vegetal ofrecen una “línea de fuga”, como la llamaría el filósofo Gilles Deleuze, ante la amenaza de violencia o de dominación. De esa índole es la transformación de Dafne en laurel, al ser perseguida por Apolo; Lauke transformada en álamo de plata, al ser acosada por Hades; Filira transformada en sauce, por temor al padre de su hijo Quirón, Cronos; y Siringa, transformada en cañaveral para poder huir de Pan.

Otras metamorfosis ocurren por sublimación, digámoslo así: Karia, transformada en nogal por Dionisos, al morir de pena ante el fallecimiento de sus hermanas; Filemón transformado al morir en roble por Zeus, e igualmente Baucis en tilo por Hermes. Jacinto, al morir, fue transformado en flor por Apolo y lo mismo hizo con Acanta, a quien transformó en hierba solar. Pitis fue transformada en pino por Gea, al ser asesinada por el celoso Bóreas (o Pan, en otra versión del mito).

 Apolo y Dafne

En ambos casos, la transformación en vegetal no es un castigo sino una vía de escape al seno del mundo natural y/o un camino de inmortalidad, en el sentido de participación en el principio vital germinativo de lo vegetal, de la “natura naturante” (Natura Naturans), la actividad auto-causante de la naturaleza.

El Zhan Zhang ofrece al buscador, la experiencia-raíz que colma de sentido esa conexión pluridimensional, pero radicalmente existencial, con la natura naturante. Pero digámoslo de entrada, es una experiencia primordialmente “microcósmica”, que comienza en la austeridad de nuestra condición erguida, con sus limitaciones y especificidades humanas, signadas por nuestra mortalidad.

En otras palabras, la especial “dendrantropía” que agencia el Zhan Zhuang tiene que ver, en tanto trabajo interno, con una relación simpática y alquímica (que abre procesos de transmutación) con el “árbol microcósmico”, con el “árbol de nuestra vida” y con el “árbol del auto conocimiento”. Solo así se puede llegar a ser una especie de “Árbol de las Herpérides” taoísta, donde los espíritus y las deidades que se manifiestan habitan primeramente nuestros órganos y entrañas, y cada región de nuestro cuerpo.

La ejercitación Zhan Zhuang revela al practicante algo esencial de nuestra condición que la ciencia ficción, la NASA y Roscosmos no tomaron en cuenta durante mucho tiempo: nuestro diseño gravitatorio.***

Cuando algo se me cae desde la ventana,
Aunque sea lo más menudo,
¡Cómo se precipita la ley de gravedad,
Fuerte cual el viento del mar,
Sobre cada brizna, sobre cada baya,
Y las conduce al corazón del mundo!
Cada cosa está vigilada
Por un hada pronta a volar:
Tal cada piedra, y cada flor
Y cada niño por la noche.
Solamente nosotros, henchidos de soberbia,
Nos urge abandonar estas correspondencias,
Para ir al vano espacio de alguna libertad,
En lugar de entregarnos a las fuerzas prudentes
Y de elevarnos como un árbol.
En vez de acomodarnos, dóciles y tranquilos
A las rutas amplísimas,
Nos enlazamos de muchas maneras,
Y el que se aparta de los círculos
Queda indeciblemente solo.
Debe aprender entonces, de las cosas,
A empezar nuevamente como un niño.
Pues ellas que pendían del corazón de Dios
De Él nunca se alejaron.
El que osó superar
En el vuelo a los pájaros,
Otra vez una cosa debe saber: ¡caer!
Pacientemente descansar
En la gravedad.
R. M. Rilke

Todo ente terráqueo está signado por el principio de individuación y por su diseño gravitatorio. Es decir, existen como entidades unitarias condicionados por el espacio-tiempo. El diseño gravitatorio establece un “centro de gravedad” (unificador) para todo ente. De modo que para hundirse hasta el “corazón del mundo” como dice el verso de Rilke, a la vez hay que dejarse caer sobre nuestro propio centro de gravedad (Dan Tien o Hara). Si algo hay que aprender de los árboles, es que para poder erguirse hay que dejarse caer, desde su propio centro, hacia el corazón del mundo: “Pacientemente descansar / en la gravedad”.

“Descansar”, en chino se escribe así: , un hombre recostado de un árbol, o un hombre en intimidad con el árbol, compartiendo su esencia. Llama la atención que el ideograma no señale un hombre acostado o sentado, o recostado de una pared o de una piedra. Se trata de un hombre erguido que descansa sobre sí mismo tal como lo hace un árbol.

Esta alquimia que se cultiva en el Zhan Zhuang es esencialmente poética (poiesis: hacer existir, traer a la existencia), tomando en cuenta que siempre la alquimia superior es la poesía. En un famoso verso del poeta chino Wang Wei (el “Buda poeta” / 701-761), de la dinastía Tang, analizado por François Cheng en su libro La escritura poética china, se describe desde el interior del árbol el florecimiento de la magnolia, habitándolo.




Escribe Cheng:

“El verso se traduce: ‘En la punta de las ramas, flores de magnolia’. […] Al leer los ideogramas según su orden, tiene uno en efecto la impresión de asistir al proceso de expansión de un árbol que florece: primer ideograma, un árbol desnudo; segundo ideograma, algo nace en la punta de las ramas; tercer ideograma, brota un capullo, pues es la clave hierba u hoja; cuarto ideograma, estallido del capullo; quinto ideograma, un flor en su plenitud. Pero detrás de lo mostrado (aspecto visual) y de lo denotado (sentido normal), asoma además en los ideogramas, para el lector que conoce la lengua, una idea sutilmente velada, la del hombre que se introduce espiritualmente en el árbol y participa de su metamorfosis. El tercer carácter , un árbol que retoña, contiene también el elemento ‘hombre’ , que contiene a su vez el elemento ‘homo’. Así, el árbol de los dos primeros ideogramas está habitado, a partir del tercero, por la presencia del hombre. El cuarto carácter contiene el elemento ‘rostro’ (el capullo se abre en forma de rostro), que contiene el elemento ‘boca’ (‘ello habla’): la eclosión de la flor es la eclosión de la palabra. Por último, el quinto ideograma la flor en su plenitud, contiene el elemento ‘transformación’: el hombre que participa de la transformación universal.”****

La más relevante transformación cíclica de la naturaleza esta signada por la sucesión de las estaciones, que se expresa en el tiempo (clima, temperatura) y en la vegetación, sobre todo en los árboles. De ahí los calendarios de árboles sagrados neolíticos. El hombre moderno ha perdido la percepción de los cambios estacionales, que influyen decididamente en su humor y estado de ánimo. Pero, según la Medicina Tradicional China, ese “impedimento” no lo salva de sufrir trastornos de salud que provienen de su falta de adaptación a los cambios de la temperatura y el tiempo, y, también, del temperamento.

Las cuatro estaciones. Antonio Vivaldi.

En su libro, El camino de la energía, Lam Kam Chuen expone como el árbol se adapta a cada estación, sufriendo para ello una mutación. El árbol entonces funge como arquetipo mutacional para los seres erguidos entre la tierra y el cielo, el cual puede ser alcanzado íntimamente –dejándonos habitar por él- gracias al Zhan Zhuang.*****

EL ÁRBOL EN INVIERNO
“Esta es la época de la regeneración oculta. […] El árbol está inmóvil. Se alza solo y tranquilo. […] El árbol está silencioso en la oscuridad como una piedra: como un pilar en el patio de un templo vacío. […] Un caminante podría preguntarse si el árbol vivirá en primavera. Pero por debajo del suelo la tierra es cálida. El peso de todo el árbol desciende a las raíces, que son indiferentes al suelo helado, crecen hacia el centro de la tierra.”

ÁRBOL EN FLOR
[Primavera]
“[…] El árbol permanece inmóvil, pero está cambiando. […] Las crecidas raíces del árbol se extienden en la tierra, llenas de incontables cambios en su mundo oscuro y húmedo. […] En el interior de su poderoso tronco, la vida se estremece y despierta. Inmenso y solitario, el árbol está dando a luz.”

EL ÁRBOL EN LA COSECHA
[Verano]
“[…] Es la época de dar fruto. El árbol se ha transformado. […] La tierra da sus productos, como una ofrenda. […] Inmóvil, el árbol ha permanecido solitario, rodeado únicamente por el universo. Ha realizado su trabajo en silencio. Ahora todas sus fibras almacenan la esencia que tan profundamente ha destilado de la luz solar y el aire.”

Lam Kam Chuen no escribió un texto específico sobre el árbol en el otoño, quizá porque, al menos de una manera inversa, está estación sea para el árbol, como otra primavera.

“El otoño es una segunda primavera, cuando cada hoja es una flor.” (Albert Camus)


Wang Wei expresa una idea similar en su poema “Noche otoñal en la montaña”:

La lluvia sacude la cañada
en la fresca noche
en que a través del brillo lunar
y el manantial surgiente entre los bambúes
caminan alegremente las lavanderas.
Los sampanes hacen resbalar
las flores de loto mientras
que una fragancia primaveral
inunda todo el lugar, tanto
que los viajeros quieren quedarse allí
equivocando la temporada.”

No obstante, el árbol en primavera comienza a retoñar y florece, dando paso a la producción de frutos y semillas del verano, donde el árbol alcanza su máxima exuberancia. En cambio, el otoño implica para el árbol el despojamiento de las hojas y la actividad exterior, para favorecer el recogimiento interior, y el descenso hacia ese “corazón del mundo” protector, hundiéndose hacia la fragua del centro y la protección del cálido subsuelo, necesaria para poder sobrevivir al largo descanso invernal, y su cielo oscuro y helado.

Ese cambio lo insinúa el maestro Lam Kam Chuen al final de un texto titulado “Estar de pie como un árbol”:

“El viento aumenta y las nubes de tormenta amenazan lluvia. […] Ahora la lluvia y el viento se apoderan del cielo. Los árboles, igual que tú, no tienen ningún deseo de escapar. Como tú, están preparados para notar los más profundos cambios de la tierra.”

El gran filósofo francés Jaques Derrida escribió un libro hermoso e inquietante titulado El animal que luego estoy si(gui)endo. En éste ofrece al discurrir deconstructivo los textos claves que han forjado, desde Descartes hasta Heidegger y Levinas, la separación jerárquica entre hombre y animal, abriéndonos a la incertidumbre sobre nuestra condición en relación con las otras formas de vida en nuestro planeta. Ese libro, tomado de una serie de conferencias, quedó parcialmente inconcluso. Derrida, el “ángel deconstructor”, murió en el 2004. De modo que es tarea nuestra continuar esa obra, llevar a cabo una indagación que pudiéramos titular El vegetal que luego estoy si(nti)endo.

Ha pasado mucho tiempo desde aquellos experimentos donde por primera vez se tuvo evidencia que las plantas sentían en una gama perceptiva bastante amplia. En los años sesenta del pasado siglo, Cleve Backster realizó los primeros experimentos rigurosamente científicos colocando un polígrafo para detectar las reacciones de las plantas ante diversos estímulos.

Hoy día, la ecóloga Mónica Gagliano de la Universidad de Australia Occidental, ha seguido realizando experimentos con aparatos mucho más sofisticados que el polígrafo. En estos experimentos, así como los realizados por otros especialistas, pudo comprobarse que las plantas tienen una especie de sentido del oído por el cual guían sus raíces hacia fuentes de agua. También tienen memoria y capacidad de relacionar los diferentes estímulos del ambiente. Entre otras capacidades detectadas, los vegetales pueden “ver” a otras plantas gracias a sensores infrarrojos, “huelen” a sus vecinos y enemigos, pueden comunicarse con otras plantas, toman decisiones respecto a sus posibilidades con respecto al ambiente circundante, “recuerdan” condiciones climáticas pasadas y ataques de herbívoros, y utilizan a los animales con fines defensivos y de procreación. Ya no hay duda de que las plantas tienen inteligencia y que las llamadas superiores tienen más inteligencia que algunos animales primitivos. El principal problema de estas investigaciones es que abre campos de estudio inéditos, donde por ahora se utilizan términos y conceptos “zoocéntricos”, que no dejan de entorpecer, más que favorecer, los campos de estudio nacientes.******

En su famosa serie documental, La vida privada de las plantas (BBC / 1995), David Attenborough ya destacaba como el movimiento, en múltiples modos, es inherente a la vida de las plantas, tanto para diseminarse y viajar, crecer, buscar luz, agua y nutrientes, y para defenderse. Así mismo, mostraba las diversas estrategias reproductivas de las plantas, las cuales involucran a un gran número de animales tanto para la dispersión de semillas como para la polinización. Y, en general, aunque la competencia también forma parte de su mundo, las plantas prefieren la colaboración y alianza con otras plantas y animales, al combate para sobrevivir.

Nosotros los humanos consideramos al mundo vegetal apenas por encima del de las cosas y los minerales. Pero es ese orbe olvidado e ignorado el que ha hecho habitable la Tierra para todos los seres vivos, al punto que la evolución zoológica y la hominización son impensables sin las plantas.

“Desde que llegamos a este planeta como una especie, los hemos derribado, desenterrado, quemado y envenenado, hoy lo hacemos a mayor escala que nunca. Nuestro peligro ... Ni nosotros ni ningún otro animal podremos sobrevivir sin ellos ... Ahora ha llegado el momento de acariciar nuestra herencia verde, no de saquearla, porque sin ella, ciertamente moriremos”.
David Attenborough, al cierre de la serie

El Zhan Zhuang conforma una vía interior de comunión con el universo de las plantas en general, y con los árboles en particular, pues posibilita el establecimiento de una participación armónica con el mundo vegetal, siempre y cuando se logre contactar en la práctica aquello de ese orbe viviente que forma parte esencial de nuestra propia existencia.


Para Gaston Bachelard, la alquimia fundamental de las plantas, y la alquimia superior de la poesía se fertilizan e imbrican en el ánima del hombre. Destaca como una verdad del ánima un dístico alquimista que dice: “Ven y ruega conmigo, hermana mía, / Para encontrar la vegetal permanencia”. El ánima sería el principio de la ensoñación del ser (donde el hombre es un ser por imaginar), de un ser que aspira a la tranquilidad, el reposo y la continuidad. Jung definió al ánima como “arquetipo de la vida”.

Bachelard pregunta, al hablar del ánima: “si en nosotros no existiera un ser femenino, ¿cómo descansaríamos?” De ahí que inscriba todos nuestros ensueños, especialmente los poéticos, bajo el signo del ánima. “El ánima, principio de nuestro reposo, es la naturaleza que se basta a sí misma”.

El ánima (yin) no es la contraparte especular, simétrica, del ánimus (yang). Posee una primacía fundamental, fundacional. El ánima “se profundiza y reina descendiendo hacia la gruta del ser. Descendiendo, descendiendo siempre se descubre la ontología de los valores del ánima”.******* Son obvias las resonancias de estas ideas sobre el ánima, con la teoría de Robert Graves de que la poesía está ligada esencialmente al culto de la Diosa Blanca neolítica (de la cual las musas no son sino personificaciones posteriores) y al lenguaje mágico utilizado en sus rituales, que muchas veces hace referencia a los calendarios de árboles sagrados.

De ahí que tome un especial sentido en esta indagación el mito de Pan y Syrinx (Siringa). Pan, el dios de la naturaleza salvaje, se enamora de la ninfa Syrinx. Ella huye espantada, pero acorralada por aquel, pide ayuda a sus hermanas las ninfas de los ríos, quienes la transforman en un cañaveral. Pan alcanza a abrazar las cañas mecidas por el viento, y el sonido que estas producían le agradó de tal manera que construyó con las cañas la flauta siringa o “flauta de Pan”.


En las imágenes de este mito podemos ver como la poderosa y avasallante fuerza vital de la naturaleza se conecta por obra del amor, con los aspectos más vegetales, fértiles y germinativos del ánima en reposo, de la cual brota fecunda la poiesis artística, el “arte de las musas” (música), único camino para trasmutar el destino, abriéndolo a sus posibilidades más hermosas y sorprendentes.


Syrinx, para flauta sola. Claude Debussy. Imágenes de Ryan Larkin.

También una artista del Zhan Zhuang es musical a su manera: como una cuerda tendida y afinada entre el Cielo y la Tierra, corda que vibra por resonancia con la música de las esferas, cuyas notas armoniosas descienden a lo profundo de la gruta del reposo ser y se elevan desde ahí en busca del infinito recóndito.


Roberto Chacón

(Continuará…)

Notas:
*El chamanismo se caracteriza por específicas técnicas de éxtasis (trance) que permiten al chamán -como mediador que es- viajar y comunicarse con espíritus de la naturaleza, almas de difuntos, demonios y “señores del mundo”. Ver al respecto El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, de Mircea Eliade.

**Un desarrollo mito-ficcional del animismo arbóreo son los Ents de J. R. R. Tolkien, los “pastores de árboles” que habitan la Tierra del Medio.

***Hoy día sabemos que el primer impedimento para la exploración espacial, que supone largos viajes, es nuestro diseño gravitatorio, que se descompensa alarmantemente en condiciones de gravedad cero.

****Cursivas nuestras. El elemento “homo” es sólo la parte inferior del ideograma ren: “hombre”.

*****Ver especialmente el Capítulo 9: “Ciclos de la vida”. Lam Kam Chuen recomienda la práctica del Zhan Zhuang desde la niñez hasta la ancianidad. El Zhan Zhuang constituye un “camino”.



*******Todas las citas de Bachelard están tomadas de su libro La poética de la ensoñación. Capítulo: “Ensoñaciones sobre la ensoñación. Animus-anima.