THEODOR ADORNO Y SU APOLOGÍA DEL TIEMPO LIBRE
Esta es la sutil y radical diferencia entre tener un hobby y ejercer
libremente el tiempo libre.
En el lenguaje coloquial muchas veces confundimos
un “hobby” con tiempo libre. Un hobby, según parece de
primera intención, es precisamente algo que hacemos durante nuestro tiempo
libre, una actividad, un aprendizaje o un tipo de entretenimiento al que
reservamos una parte del tiempo que no utilizamos en trabajar o estudiar (es
decir, en participar en el circuito de producción de capital). Pero esta
semejanza entre los hobbies y el tiempo libre no sólo es
aparente, sino que no resiste un análisis directo.
El filósofo de origen alemán Theodor Adorno
consagró su pensamiento a la sociología, la psicología y la estética; su
crítica al tiempo libre pone
de relieve de qué manera el capitalismo o las estructuras de poder dominantes
de las sociedades regulan increíblemente nuestro uso y aprovechamiento del
tiempo libre, para concluir que, de hecho, la promoción de hobbies es
contraria al ocio mismo y en cierto sentido, incluso a la libertad.
Adorno se desmarca muy pronto de una posible
acusación de “workaholismo” afirmando que incluso las actividades que
realiza fuera de su profesión son tomadas “todas ellas, sin excepción, muy
seriamente”. Por ejemplo, “hacer música, escuchar música, leer con toda mi
atención, estas actividades son parte y parcela de mi vida; llamarlas hobbies sería
burlarme de ellas.”
“I take them all, without exception, very seriously” “Making music, listening to music, reading with all my attention, these activities are part and parcel of my life; to call them hobbies would make a mockery of them.”
Sin embargo, Adorno es consciente también de que en
su caso se trata de un privilegio, pues aquello que le da placer a sus horas de
esparcimiento puede terminar formando parte de su actividad crítica y
académica, al no poder dividir con toda propiedad las actividades destinadas a
la producción de saber y el tiempo libre como tal.
En un escrito de fines de los 60, Adorno opone a la
noción de tiempo libre la de “industria del entretenimiento” [leisure
industry], la cual, como toda industria, se organiza en torno a la
ganancia. Actividades aparentemente tan libres como hacer excursiones de
campismo o ir de vacaciones no responden tanto a necesidades específicas de la
gente, sino que crean esas mismas expectativas de disfrute, pues, “de acuerdo
con la ética laboral predominante, el tiempo libre fuera del trabajo debería
ser utilizado en la recreación del poder laboral gastado”. Aun más, la gente no
parece ser capaz de tomar sus propias decisiones acerca de qué hacer con el
tiempo fuera del trabajo, pues al vivir en una repetición de rutinas
interminables lo que se produce es aburrimiento. “El aburrimiento”, dice
Adorno, “es el reflejo de la monotonía objetiva. Como tal, ocupa una posición
similar a la apatía política”.
El hecho de que muchos habitantes de sociedades
supuestamente democráticas sientan que tienen poca injerencia o capacidad de
decisión en la transformación de sus sociedades parece estar íntimamente
ligado, según Adorno, a la manera en que somos adiestrados para utilizar
nuestro tiempo libre en actividades previamente diseñadas, las cuales
consumimos en forma de productos o servicios, sin cuestionar ni aprovechar el
potencial de “libertad” implícito en la frase “tiempo libre”. Para Adorno, la
poca imaginación para utilizar el tiempo libre está ligada a la falta de
imaginación política generalizada.
A la gente se le ha negado la libertad y el valor de ésta se ha menospreciado desde hace tanto tiempo, que a la gente dejó de gustarle. Necesitan el entretenimiento superficial, por medio del cual el conservadurismo cultural los fomenta y humilla, con el fin de atraer la fuerza para el trabajo, la cual se requiere de ellos bajo el arreglo social que el conservadurismo cultural defiende. Esta es una buena razón por la que la gente se ha mantenido encadenada a su trabajo, y a un sistema que los entrena para trabajar, mucho después de que dicho sistema ha dejado de requerir sus trabajos.
Aunque el análisis de Adorno comienza solamente
considerando las diferencias entre el tiempo libre y el hobby, sus
consecuencias son tremendas cuando las sigue hasta sus consecuencias lógicas.
Por lo pronto, podemos comenzar a pensar que el uso que hacemos de nuestro
tiempo libre también es una cuestión y un problema político, en tanto que no
puede existir una verdadera libertad envasada, empaquetada y mercadeada como
uno más de los productos de consumo.
Faena Aleph
Mayo 01, 2017
Mayo 01, 2017
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