martes, 5 de junio de 2018

EDITORIAL (Magazine No. 594)


Debido principalmente a problemas con Internet y, en general, a la situación país, no pudimos publicar el Magazine Nei Dan en el mes de Mayo. Pedimos excusas a nuestros lectores por este inconveniente.


En Nei Wai Jia Venezuela estamos desarrollando el Proyecto «Diarios de los Danzantes de la Energía», en los próximos días crearemos la entrada correspondiente en el Blog "Tai Chi para Todos", está abierto a que participe cualquier practicante de Tai Chi Chuan, no importa su escuela, estilo, etc.

En diversas ocasiones hemos establecido paralelismos entre la escritura, el Tai Chi Chuan y el Chi Kung. También he insistido en la necesidad, desde el punto de vista del trabajo interno, de llevar un diario relativo a las experiencias que se tienen en las prácticas, personales y grupales, de Tai Chi y/o Chi Kung.

Con vistas a incentivar esta vía de canalizar la exploración de sí mismos, estamos creando el proyecto «Diarios de los Danzantes de la Energía». El mismo consistirá en lo siguiente:

-Puede participar en el mismo cualquier persona perteneciente a Nei Wai Jia Venezuela y, en general, practicantes de Tai Chi y/o Chi Kung que escriban sobre sus experiencias en estas artes, lleven o no un diario sobre el tema.

-En el Blog “Tai Chi para Todos” abriremos una entrada por mes donde iremos publicando los textos que nos envíen con tal fin. Estos textos tendrán las siguientes características:

1. Fecha de realización
2. Pueden o no ir firmados por el autor (es decir, pueden ser publicados como anónimos, si el autor así lo desea)
3. El máximo permitido será de una cuartilla de 26 líneas a doble espacio. Letra tipo Times New Roman 12.
4. La temática del texto tiene que circunscribirse a las experiencias y vivencias relativas al Tai Chi y/o Chi Kung, y a sus resonancias en la vida. Deberá evitarse el estilo sentencioso o de consejo moralista típico de memes.

En nuestras secciones quincenales, presentamos "365 Meditaciones Tao", de Ming Dao Deng, con el texto "Disonancia". En la sección "Poema" traemos un texto del poeta de Nei Waijia Caracas, Pablo Gonzáles: "A Las Corocoras".

En este número del boletín Nei Dan, traemos, en nuestra sección Videos del Mes: Como no todo es Tai Chi: 
-Colaboraciones: "Alice Keys Whitney Houston's funeral" / "Cómo nace el fanatismo" / "Cuando la vida se enamora de la muerte".
-Música: Dafnis Prieto: Mother Nature / About The Monk / Blah Blah.

En las secciones de autor traemos: "Tai Chi Soul" (Roberto Chacón), con la tercera parte del escrito "La paz sea contigo". En esta serie de escritos, nos interrogamos por el sentido de la paz, tanto por ser el Taijiquan un arte marcial de paz, como por la situación socio política de Venezuela. Nuestro país vive en un estado psíquico de guerra civil no declarada que nos afecta a todos. En esta guerra los propios ciudadanos del país son los enemigos, siendo este sentimiento fratricida, de "guerra a muerte" entre paisanos, impulsado principalmente por el Estado y su aparato de propaganda. Las consecuencias de esta política extremista es la exclusión, la persecución y encarcelamiento, y el exilio por motivos políticos; desafueros que esperamos no sean la antesala de la guerra declarada y el exterminio. En algún punto esto debe detenerse, empezando en el corazón y ánimo de cada uno de nosotros, de manera que volvamos a ver a nuestros conciudadanos como personas, y no como enemigos, traidores o apátridas.

En la sección "Artículo" les ofrecemos "Qigong, ejercicio para el despertar (y Fin)" (Hu Yue Xian).

También les traemos hoy, en nuestra sección "Artículos del Archivo Nei Dan" el texto "La turquesa" (Anuchy Ulloa).

NOTICIAS NEI WAI JIA Y MÁS (Magazine No. 594)

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NOTICIAS NEIWAIJIA VENEZUELA


NEI WAI JIA VENEZUELA

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Profesor:
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  • Sábados de 11:30 AM a 12.30 PM
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OTRAS NOTICIAS
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LECTURA DEL I CHING Y CARTAS ASTRALES: HERIBERTO STARS AND CHANGES


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ARTÍCULO (Magazine No. 594)


QIGONG, EJERCICIOS PARA EL DESPERTAR (y Fin)

AUTOMASAJE PARA EL DESPERTAR

(Continuación)

Ejercicio nº 6
Coloca las manos sobre la cara, con los dedos medio, anular y meñique juntos sobre la nariz, los índices en el ángulo externo de los ojos y los pulgares junto a las orejas. Frótate la cara de abajo arriba y de arriba abajo nueve veces.



Ejercicio nº 7
Frótate nueve veces las orejas, tanto por la cara exterior como por la interior.




Ejercicio nº 8
Golpea suavemente con los dedos nueve veces la zona detrás de las orejas, en los huesos temporales. Para preparar la percusión, el dedo medio se monta sobre el índice, formando una tijera que se abrirá al golpear.



Ejercicio nº 9
Haz chocar los dientes 36 veces. Haz nueve círculos con la lengua hacia la izquierda y seis hacia a la derecha presionando con ella los labios desde dentro.



Ejercicio nº 10
Frota circularmente 100 veces en sentido contrario a las agujas del reloj el centro de la planta de cada pie (punto Yongquan) con el centro de la palma de la mano contraria (punto Laogong).



Ejercicio nº 11
Frótate cada pierna nueve veces desde el tobillo a la rodilla, empezando de abajo arriba, primero la cara interna y después la externa.




Ejercicio nº 12
Lanza cada pierna nueve veces con fuerza como si dieras una patada con el talón.


La doctora Hu Yue Xian se inició en el Qi Gong y la Medicina Tradicional China a través de su padre, Hu Yao Zhen, gran artista marcial versado en las prácticas taoístas y budistas y eminente doctor en Medicina China. Ha dirigido varios hospitales en China y ha sido invitada a ejercer su profesión en otros países como Italia, Libia y Brasil. Actualmente tiene su consulta en Barcelona, donde también enseña la práctica del Qi Gong.

Traducción: Luis Roncero
Revista TAI CHI CHUAN, No. 1, otoño 2004



TAI CHI SOUL Roberto Chacón (Magazine No. 594)


LA PAZ SEA CONTIGO (III)

El Arte de la Paz comienza contigo.”
Morihei Ueshiba

El hombre feliz es aquel que siendo rey o
campesino, encuentra paz en su hogar.”
J. W. Goethe

Algunos críticos describen el tipo de improvisación de Peace Piece como “pastoral”. Esto en el jazz de la época (años cincuenta) era muy raro, debido a la influencia que todavía significaba la revolución be-bop y su sonoridad frenética y nerviosa.

Dizzy Gillespie – Bebop

 La palabra “pastoral” nos hace recordar la Sexta Sinfonía de Beethoven, y otras piezas del repertorio clásico-romántico cuyo sonido evoca la naturaleza y una vida sencilla al aire libre.

Sinfonía No. 2 en Do Mayor Op.  73, de Johannes Brahms, llamada "Pastoral". Berlín Philharmonic Orchestra. Dirige Karl Böhm.



Una pieza de Debussy, de su “Children’s Corner”, The Little Sheperd, también nos puede dar otra perspectiva, quizá menos grandilocuente y más íntima, de la atmósfera sonora del tipo “pastoral”.

Claude Debussy: The Little Shepherd. De la Suite para piano The Children’s Corner. Interpreta Sakiko Matsui.

Pero el mismo Poe señala que:

“Si yo fuera un misántropo –dijo mi amigo- ese lugar me convendría. (1) El absoluto aislamiento, la reclusión y la dificultad para entrar y salir serían en ese caso el encanto de los encantos; pero todavía no soy Timón. (2) Deseo la serenidad, pero no la opresión de la soledad. Debe quedarme cierto dominio sobre el alcance y la duración de mi reposo. Habrá momentos frecuentes en que necesitaré la simpatía de espíritus poéticos hacia lo que he realizado. Buscaré entonces un lugar no alejado de una ciudad populosa, cuya vecindad, además me permita ejecutar mejor mis planes.” (“El dominio de Arnheim o el jardín-paisaje”)

Este texto perecería escrito contra la idea de la “isla-paraíso” de Melville. Cosa que habría que matizar, puesto que esa “isla”, de la que hablamos en la primera parte de esta serie de anotaciones, expresa una idea-raíz arquetipal con relación a la paz.

Se cuenta que Evans se negó a tocar en vivo Peace Piece, argumentando que se trataba de la irrepetible inspiración de un momento, que no podía volver a recrearse. Sin embargo, tocando con su trío en una discoteca, se decidió a interpretarla. Una vez finalizada, un adolescente se precipitó extasiado hasta el piano donde estaba Evans, y le dijo que cuando escuchó la pieza, sintió que estaba completamente solo en la ciudad de New York, la megalópolis por antonomasia. Esta historia es citada para ilustrar la profunda soledad que inspira la escucha de la obra de Evans de la que hablamos.

Ciertamente. Interpreto Peace Piece una vez más. Mi ánimo se sumerge en la atmósfera introspectiva de la pieza y lentamente se va empapando de ésta. El alma se mece suavemente bajo el suave ir y venir de los acordes y el desgranarse arrullador de las notas melódicas, como si descansara en los brazos de tenues torbellinos que llevan al corazón de la paz -o a la paz del corazón (como prefieran).

Al terminar de tocar, me vino a la mente un muy antiguo poema de la India, que dice así:

En el intervalo entre disolución y creación, Vishnú Shesha reposaba en su propia sustancia, luminoso de energía durmiente, entre los gérmenes de las vidas venideras.” (3)

La psicología de masas, ensalzada por las ideologías colectivistas dominantes en nuestro tiempo, nos hace creer que la soledad del hombre, inherente a su condición de mortal (dado que la muerte de cualquier hombre es un acontecimiento completamente suyo, único e intransferible), no sólo es moralmente “inapropiada” (como mínimo), sino prácticamente imposible. Es visto como “egoísta” el desear algo sólo para uno, pues nada más puede ser bueno lo que se desea para todos. De ahí que hasta Camus, el mismo que describe al artista como un “solitario-solidario” (Jonás o el artista trabajando), diga con resignado pesimismo que “ya nunca seremos solitarios”, como si nuestro tiempo estuviese marcado irreversiblemente por el “espíritu histórico” (la glorificación del hombre-masa y la exclusión de todo aquel que sea refractario a la colectivización forzada), reservando sólo para un futuro posible y promisor, el triunfo de los artistas sobre la “filosofía de las tinieblas” (El destierro de Helena).

La mente colectiva es el tipo de mentalidad más bajo, es la mente del rebaño humano. Heidegger la considera un existenciario, es decir, inherente a nuestro “ser en el mundo”. Pero también es el tipo de mentalidad que, de predominar absolutamente sobre nuestra existencia, nos convierte en seres unidimensionales, en el “hombre de la multitud”. Esta mente es la raíz de la inautenticidad, de la negación de nuestra condición mortal y de sus implicaciones éticas y ontológicas.

Pero la asunción de nuestra soledad radical implica el sumergirnos completamente y sin retorno en la sustancia fundamental del ethos humano: la soledad como condición esencial del creador y del buscador auténtico, y la soledad como pasión del alma –siendo el Mal una “pasión del alma solitaria” (Arthur Machen). Lo primero tiende a ser un fluir reposado hacia las grutas del ser; lo segundo, un reflujo inquietante que lleva al “corazón de las inmensas tinieblas”. En la encrucijada de nuestro ser-ahí –estando arrojado al mundo-, un camino puede conducirnos a donde mora el solitario-solidario o el santo sin dios de Camus, mientras que otro sendero, en dirección contraria al primero, parece llevarnos al encuentro con el infausto Fausto o el siniestro Otto Dietrich Zur Linde. (4)

Y ojalá las cosas fueran tan fáciles como lo es tomar una ruta en un cruce de dos caminos, pues la mayoría de las encrucijadas del vivir son dédalos de señalizaciones engañosas, laberintos con senderos que se bifurcan, calles ciegas y caminos sin terminar, retornos sin sentido, vías que se yuxtaponen y atajos que sólo conducen al extravío.

Un texto de Edgar Allan Poe nos recuerda la esencial convergencia entre soledad y placer estético:
 “Pero hay un placer al alcance de la humanidad caída, y quizá solo uno, que debe aún más que la música a la accesoria sensación de aislamiento. Me refiero a la felicidad experimentada en la contemplación de un paisaje natural. En verdad, el hombre que quiere contemplar plenamente la gloria de Dios en la tierra debe contemplarla en soledad. Para mí, al menos, la presencia, no sólo de vida humana, sino de cualquier otra clase que no sea la de los seres verdes que brotan del suelo y no tienen voz, es una mancha en el paisaje, está en pugna con su genio.” (E. A. Poe. “La isla del hada”).

De ahí que, para Poe, el jardinero-paisajista esté a la misma altura que el poeta y el músico, en cuanto a una poiesis artística asistida por la Musa correspondiente. (5) En otro de sus textos, “El alce”, Poe nos habla de que los “verdaderos edenes de la tierra” están muy lejos de las rutas trilladas recorridas por las multitudes. Esto, que es cierto a nivel del paisaje natural, lo es también a nivel metafórico, en cuanto remite a la contraposición entre la mente colectiva, reproductiva y normalizadora, y la individuación inherente a toda poiesis auténtica y a una visión estética de la vida. Por ende, no es descabellado inferir, como sentencia Camus en El destierro de Helena, que luchar por la libertad sea combatir, en última instancia, por la belleza.

En la soledad de nuestra más profunda intimidad entablamos el diálogo esencial, ese que sólo puede darse entre el verbo y el silencio, donde la palabra entra en la escucha de lo sagrado, adentrándose en el ámbito de lo más ajeno al hombre, y por ello, vital para su existencia sobre la tierra. Ese es el diálogo poiético primordial. En esa conversa inefable, inexpresable y, sin embargo, donde surge, sugestiva y avasalladora, una interpelación enigmática que sólo podemos responder con otros acertijos, seguramente se forjó, a pulso entre cifras y ditirambos, Peace Piece, “Pieza de paz”.

Ese diálogo íntimo y solitario está tan presente en Evans que hizo tres álbumes como solista titulados “Conversaciones conmigo mismo”: “Conversations with Myself” (1963), “Further Conversations with Myself” (1967) y “New Conversations” (1978). En los tres álbumes utilizó la técnica de overdubingg, que consiste en grabar la ejecución de la pieza en varias pistas de grabación, superponiéndolas en la mezcla final. En el primer álbum señalado, utilizó el piano del gran pianista clásico Glenn Gould. Este álbum le hizo acreedor de su primer premio Grammy.

Round Midnight de Thelonius Monk. Interpreta el piano Bill Evans. Álbum “Conversations with Myself”.



Bill Evans era un melancólico. Su arte, como un cuadro de Dorian Gray inverso, era más excelso y delicioso mientras más dolor y tristeza arrinconaban y deterioraban al pianista de jazz. Evans nunca hizo nada por ocultar los defectos de carácter y los vicios que le aquejaban. Era un genio lacerado por la inseguridad, pues siempre fue el primero en poner en duda su talento. También sufrió el rechazo racial de algunos importantes músicos de jazz de color, como fue el caso de Jhon Coltrane cuando grabaron junto a Miles Davis “The Kind of Blue”.

Pero fueron las pérdidas de seres queridos las que aportaron las cargas más pesadas de penas y tristezas para su alma sensible, alimentando su carácter sombrío y melancólico. Entre las más notables: su novia Ellaine, quien se suicidó lanzándose a las vías del metro; su compañero de trío más entrañable y compenetrado, el contrabajista Scott La Faro, quien falleció en un accidente de automóvil, (6) y, sobre todo, el suicidio de su hermano Harry. Entonces, como dijera su ex compañera Nenette, él urdió un plan para huir definitivamente del dolor. Se trataba de un lento suicidio bajo los efectos de la heroína, cocaína y alcohol, sustancias que, como puede verse en la portada de algunos de sus álbumes, hinchaban sus manos, y terminarían finalmente destruyendo su hígado y provocándole una hemorragia interna fatal.

Sigmund Freud dijo que mientras más perfecto lucía uno por fuera, más demonios se tenían adentro. Imaginamos entonces que, desde el punto de vista de la relación de la persona y su arte, también es posible lo contrario. Por eso creemos que muchos de los demonios de Evans –cuya persona parecía marcada por el estigma del “juguete roto”- eran más bien daimones (del Daimón de los antiguos griegos), quizá algo “endiablados” como dejan entrever sus improvisaciones al piano; estos diablillos, genios y duendes hacían ronda en su espíritu junto a las musas y los ángeles, señales inequívocas de que lo sagrado irrumpe en el alma de un mortal.

Heidegger estableció la relación esencial entre los estados de ánimo del hombre (inherentes a su carácter temporal) y las modalidades en que nos relacionamos con el ser y le comprendemos, siendo la angustia el estado de ánimo que nos patentiza la nada. Por su parte, el filósofo japonés, Tetsuro Watsuji, en su obra Antropología del paisaje, también establece la relación entre los estados de ánimo y el paisaje.

La isla-paraíso de Melville es una metáfora del estado de ánimo que nos abre las puertas a un paisaje interior, en el sentido de un ámbito poiético del alma, el santuario que guarda el pozo del Ser, como bien supo describirlo María Margarita López en su texto “El jardín interior”.

Debussy, el maestro de las atmósferas y los ámbitos de ensueño, evoca deliciosamente un jardín bajo la lluvia en una de sus Estampes para piano.

Claude Debussy: Jardins sous la pluie. Estampes III. Interpreta al piano Sviatoslav Richter.

Escribe Michel Onfray:

“Cuando mi espíritu divaga y vagabundea porque llueve en mi campiña, acudo a Debussy para acompañar mis ensueños. Por supuesto, porque en una de sus Estampes hay una pieza titulada Jardins sous la pluie […].” (Michel Onfray. “Metamorfosis de las aguas”. En El deseo de ser un volcán.)


Mis ensoñaciones sobre jardines bajo la lluvia prefieren a la exquisita Cloches à travers les feuilles (“Campanas a través de las hojas”), la primera composición del Libro II de Images para piano de Debussy. Desde el ventanal de la sala de mi apartamento, en las Residencias “Venezuela” de Coche, obra de Carlos Raúl Villanueva, los árboles y arbustos de los jardines interiores de mi edificio y los aledaños, se superponen de tal manera que las edificaciones que nos rodean desaparecen. Bajo la lluvia, que aviva el color de los vegetales y termina por hacer desaparecer de la vista todo rastro urbano, ese jardín parece un pedacito del Edén perdido en el trópico, confundiéndose en la ensoñación que sugiere su vista, el sonido de la lluvia con las notas acampanadas que se desgranan en la obra de Debussy.

Claude Debussy: Cloches à travers les feuilles. Images Libro II. Interpreta al piano Sviatoslav Richter.

Hermann Melville es el autor de la gran tragedia estadounidense: Moby Dick. Obra que muchos todavía creen un simple relato de aventuras. Sabía bien Melville lo que significaba esa isla interior, ubicada en el ojo del huracán de las vicisitudes del destino.

Los latinoamericanos queremos esgrimir nuestra  sangre indígena –real o simbólica- contra la cultura europea, de la que deseamos ser independientes por heredar justamente todos los complejos coloniales, no sabiendo hacer de nuestra europeidad fronteriza, con las excepciones del caso, un fatum y una cultura generosa y hospitalaria, no resentida. Los anglosajones de América son distintos, han buscado no una diferencia de sangre con los europeos, sino una diferencia de “estado de ánimo” y carácter, diferencia que arraiga en los paisajes primigenios de los Estados Unidos. Henry James es el gran novelista de esa contraposición entre la inocencia e ignorancia del estadounidense, y la malicia refinada y mundana del europeo.


LA PAZ DE LAS COSAS SALVAJES
Cuando el temor por el mundo crece en mí
y despierto en la noche ante el menor sonido,
preocupado por qué será de mi vida y de las vidas de mis hijos,
voy y me acuesto allí donde el pato
descansa en su belleza en el agua, y la garza real se alimenta.
Entro en la paz de las cosas salvajes
que no ponen a prueba sus vidas con la anticipación del dolor.
Entro en la presencia del agua quieta.
Y siento sobre mi cabeza a las estrellas ciegas al día
esperando con su luz. Por un momento,
descanso en la gracia del mundo, y soy libre.
Wendell Berry (EEUU / 1934-)

Los grandes ensayistas estadounidenses, como Emerson y Thoreau; sus poetas, como Dickinson y Frost; incluso E. A. Poe, nos hablan de una naturaleza que puede purificarnos, entregarnos la inocencia primordial y la posibilidad de un recomenzar desde lo más prístino y originario, aunque la natura también tenga, como todo ámbito sacralizado, sus aristas tenebrosas y siniestras. El fotógrafo Ralph Eugene Meatyard, junto al poeta Wandel Berry, realizó un libro sobre el desfiladero del Red River en Kentucky, The Unforeseen Wilderness, donde fotografió ambientes naturales especialmente lóbregos y amenazantes, revelando al buen entendedor que la naturaleza debe ser amada también en sus aspectos sombríos e inquietantes. Y, sin embargo, aún en esos sitiales de expresiva letalidad, la naturaleza silvestre siempre tiene algo de remanso, reposando en el silencio y la paz que caracteriza a las “cosas salvajes”.

Fotografía de Meatyard del desfiladero del Red River en Kentucky.

Evans admiraba los filmes animados clásicos de Disney. Pero Walt Disney está en las antípodas de Meatyard y Melville. Disney hace todo lo posible por expurgar lo trágico en el arte que promueve, especialmente si se trata de la naturaleza. Pero una misma “pasión americana” por la inocencia pérdida (la “caída” bíblica) y su recuperación posible –al menos como promesa- en el contacto pleno con la naturaleza –el Edén reencontrado-, une al productor cinematográfico, al fotógrafo y al escritor.

He aquí la Sinfonía No. 6 Opus 68 “Pastoral” de Beethoven, obra sobre la cual los Estudios Disney realizaron una animación basada en la mitología griega como naturaleza idealizada en el filme Fantasía:

Sinfonía No. 6 Opus 68 "Pastoral" de Beethoven. Philarmonia Orchestra. Dirije: Herbert Von Karajan. Para ver la versión de la película Fantasíahttps://www.youtube.com/watch?v=iqK9I0W5TSY Para ver la película Fantasía completa: https://www.youtube.com/watch?v=wAgc2_QankM

En el arte del Tai Chi Chuan también vemos un movimiento neutralizador del pathos trágico inherente a todo arte, especialmente al arte marcial. Si el Tai Chi Chuan es un arte para la paz, lo es porque es una vía de transmutación de la violencia -la propia, esencialmente-, y, por ende, no parte de su negación y rechazo, sino, como en la alquimia, de considerar la violencia inherente a nuestra condición homínida, como la materia prima para el proceso de sublimación artístico (en el sentido alquímico de la transformación de la materia a través del fuego del espíritu): la nigredo, asociada a la putrefacción y al dios Saturno (Cronos).

Estas vías anti trágicas quieren expurgar al Tai Chi de sus aspectos marciales. En occidente, la corriente más poderosa de esta castración del Taijiquan proviene de New Age. Desde esos predios se ha pretendido lanzar un Tai Chi desprovisto del “Chuan” (boxeo o lucha), reducido a gimnasia terapéutica y meditación en movimiento, a práctica favorecida por la “nueva espiritualidad”. La otra corriente, aupada por la República China, es la conversión del Taijiquan en mero deporte. De ahí que las formas o rutinas (taolu) creadas con vistas a la masificación deportiva, sean consideradas por algunos estudiosos del arte marcial como versiones “descafeinadas”, aunque ellos refieran equívocamente este término más a la diferencia estilística entre el Tai Chi Chuan continental, signado por la suavidad, contraponiéndolo a las versiones híbridas del Tai Chi Chuan de ultramar (donde los aspectos marciales inherentes al Tai Chi se confunden con el de artes marciales de tipo duro), y no a la crítica fundamental respecto a la conversión deportiva: que la construcción de las rutinas de Taijiquan de esa vertiente, obedece, la más de las veces, a aspectos deportivos (más rápido, más alto, más fuerte, y también más espectacular) y de divulgación (simplificación), que a reales aportaciones marciales.

C. S. Lewis y R. R. Tolkien consideraban que Disney era un peligroso corruptor cultural, al simplificar e infantilizar al extremo los cuentos de hadas, que para ellos simbolizaban historias iniciáticas y parábolas mistéricas. Disney representa la versión ingenua y edulcorada –“gringa”, casi kitsch- de la peligrosa corrupción cultural que de manera más sofisticada e inquietante representa en la cultura moderna la música de Richard Wagner o el cine de Leni Riefenstahl.

El problema que la crítica meramente política a Disney pasa por alto, como en Para leer al Pato Donald (Dorfman y Mattelart), (7) es justamente el tremendo poder artístico de sus producciones, la seducción sin par que emana de sus filmes animados, a pesar de estar imbuidos en el “sueño americano”, y ser portavoces aparentemente inofensivos y encantadores de la weltanschauung del WASP (white, anglo-saxon and protestant).

Pero así como Nietzsche y Debussy nunca dejaron de admirar el Preludio de Amor y Muerte de Tristán e Isolda, de Wagner, y así como Orson Welles se quitaba el sombrero ante los filmes de Riefenstahl, en especial Olympia y El triunfo de la voluntad, de la misma manera, Tolkien y Lewis, no dejaron de admirar los no tan escasos aciertos del filme Blanca Nieves de Disney. Todos ellos, artistas y críticos de arte consumados, sabían que lo verdaderamente peligroso estaba allí, en el arte genial que hacía invisible e indetectable el veneno cultural, en especial la resolución anti trágica de los conflictos inherentes a la condición humana.

Evans debe haber sentido ese conflicto latente en los filmes animados clásicos de Disney, la irresolución entre inocencia e ingenuidad, sencillez e ignorancia, pureza e infantilidad. Pero siendo un artista cabal, no tomó una vía crítica doctrinaria y externa hacia la obra de Disney. Al igual que Picasso, Evans pensaba que no había nada por encima del arte, razón por la cual quería visitar la URSS, pues creía poder tender puentes duraderos con su música, allí, donde los conflictos políticos del momento sólo ofrecían distanciamiento, recelo y discordia con las personas de su país.

De modo que Evans hizo, como buen jazzista, una crítica inmanente, en el sentido de una transmutación del material musical, de por lo menos algunas de las piezas emblemáticas de los filmes de Disney. En esto daba un paso incluso más allá del que había dado su amado Debussy, quien también hizo una transmutación artística del Preludio de Amor y Muerte wagneriano en su ragtime Golliwoog’s Cakewalk, pero no dejó de caricaturizarlo en el mismo proceso. Lo que Evans hizo con las canciones de las películas animadas de Disney, fue patentizar la inocencia de la belleza virginal de éstas hospedándola en medio de la mundanidad y el dolor, obsceno y sublime al mismo tiempo, que ofrece el jazz, haciéndolos conversar y danzar juntos gracias a la espontaneidad inherente al género.

When You Wish Upon A Star (de Pinocho). 1962. Quinteto de Bill Evans.

 Someday My Prince Will Come (de Blanca Nieves). 1960. Trío de Bill Evans.

Alice in Wonderland (de la película homónima). 1961. Trío de Bill Evans.

Al arte de Disney lo asiste el ángel, o, al menos, los querubines y serafines. Vuelan demasiado alto, la más de las veces, para evitar el demonio que se esconde en los detalles. Representan simbólicamente ese anhelo estadounidense de ganar las guerras sin despeinarse, asépticamente, desde muy arriba en el aire, con su fuerza aérea y sus satélites, para después bajar a ofrecerle curitas a los sobrevivientes bombardeados, como se parodia en Apocalypse Now de Coppola. Evans quería bajar a esos querubines y serafines rollizos, para ponerlos a dialogar con el ángel de la melancolía y los ángeles terrenos de Poe, para que también desciendan al inframundo, junto a Odiseo y Orfeo, y salgan renovados como Perséfone al volver de los avernos. Así, el “sueño de Disney”, quizá demasiado yanqui a fin de cuentas, puede ser transmutado en una ensoñación poética generosa, vital y enigmática, y seguramente más bella, pues lo hermoso se nos revela mejor y nos alcanza con pasmosa certeza, cuando resalta sobre el fondo terrible de lo trágico.

Si Peace Piece tiene algo de “pastoral”, no lo tiene en el sentido cristiano ni en la acepción bucólica que dicha palabra arrastra, más bien lo tiene en el sentido del poema de Berry, de la “paz de las cosas salvajes”. Pues sólo los animales salvajes tienen alma plena, según los hindúes, espontaneidad vital. Siendo el hombre, a fin de cuentas, una especie no domesticada ni domesticable.

Para Poe, el jardinero-paisajista, en tanto poeta cabal, posee una particularidad única, pues su trabajo conjuga y armoniza la creatividad humana con la que es propia de la naturaleza (natura naturans). En términos chinos (y quizá heideggerianos), este artista patentiza la necesaria conversación íntima entre el Cielo y la Tierra. Para ello, siguiendo a Poe, se necesita de intermediarios entre los designios de las deidades y el arte de los hombres. Dice Heidegger: “En el Cielo los divinos; en la Tierra los mortales”.

“Supongamos ahora que este sentido del propósito del Todopoderoso descienda un grado, llegue en cierto modo a una armonía o acuerdo con el sentido del arte humano que constituya un intermediario entre ambos; imaginemos, por ejemplo, un paisaje cuya amplitud y limitación combinadas, cuya belleza, magnificencia y extrañeza reunidas provoquen la idea de preocupación, de cultura y dirección de parte de seres superiores, pero análogos a la humanidad; así se mantiene el sentimiento de interés, mientras el arte implícito llega a cobrar el aspecto de un intermediario o naturaleza secundaria, una naturaleza que no es de Dios ni una emanación de Dios, pero que sigue siendo naturaleza, en el sentido de una obra salida de manos de ángeles que se ciernen entre el hombre y Dios.” (E.A. Poe. El dominio de Arnheim o el jardín-paisaje).

Si esto es cierto para el jardinero-paisajista, lo es aún más para aquel que, descubriendo el jardín interior que guarda el manantial poiético, el pozo del Ser, se dedica al cultivo de sus atmósferas y ámbitos de intimidad a través de los ensueños que evoca su arte. En ese jardín edénico, que recuerda la isla-paraíso de Melville, el “poeta del piano” que tocaba el alma de sus oyentes, transfiguraba el pesado ángel de la melancolía a través de lo que Osho llamó “la ley de la Gracia”

“Hay momentos en los que tienes una sensación de ingravidez. Caminas en la tierra, pero aún así, no te sientes que estás tocando la tierra; estás diez centímetros por encima. Momentos de alegría, momentos de oración, momentos de meditación, momentos de celebración, momentos de amor… y no tienes peso, te sientes elevado.” (Osho. Creatividad).

Michel Onfray lo llama el “principio de delicadeza”:

“Resiste a lo peor con lo mejor: el arte. Esa resistencia exige lo que llamo el principio de delicadeza, la voluntad de contraponer a la realidad deletérea, contra viento y marea, a pesar de todo, la elegancia y la belleza, incluso en medio de las ruinas. […] El principio de delicadeza […]: la dignidad y el deseo de oponer permanentemente lo celeste a lo terrenal, lo angélico a lo infernal, la elegancia a la torpeza.” (Michel Onfray. “El principio de delicadeza. En El deseo de ser un volcán).

Consideramos entonces, que estas palabras que Onfray le dedica a Benjamín Britten, también se corresponden con el arte de Bill Evans;

“Toda su música es una variación sobre el tema del ángel, forma alada del principio de delicadeza, cuya etimología nos muestra, como una recurrencia, su proximidad con lo que se vuelve líquido, lo que fluidifica, vaporiza hasta el éter. El estilo de […] magnifica el refinamiento sin el exceso de rebuscamiento, la elegancia sin afectación, la gracia y la sutileza sin inconsistencia” (M. Onfray, Ob. Cit.)

ENSUEÑO
Para fugarnos de la tierra
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el más brioso y rápido corcel

Aun el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.
Emily Dickinson


Roberto Chacón

(Continuará…)

Notas:
(1) Una isla en los Mares del Sur.
(2) Timón de Atenas es una de las tragedias más pesimistas y amargas de Shakespeare, que a su vez es una parodia de la misantropía.
(3) En el hinduismo, Shesha es una serpiente divina, rey de todas las serpientes (nagas), también es una de las formas de Visnú (Ananta Shesha). Su nombre significa, en sanscrito “lo que queda” (al final de cada ciclo de creación y destrucción universal). En el trimurti indio, las tres deidades más importantes del hinduismo, Visnú (Vishnu) es el “preservador”, mientras Brahmá es el “creador” y Shiva el “destructor”. A Visnú se le representa acostado sobre Shesha, que flota enroscada sobre el océano universal que hay al fondo del huevo cósmico. En el sueño yógico (yoga-nidra) de Visnú, su respiración esparce millones de partículas de las cuales nacerán los infinitos universos materiales.
(4) Protagonista nazi del cuento “Deutsches Requiem” de J. L. Borges.
(5) E. A. Poe. “El dominio de Arnheim o el jardín-paisaje”.
(6) A partir de la muerte de La Faro, Evans estuvo un año sin presentarse en público.
(7) Y en buena medida lo pasa por alto porque culturalmente esos críticos comparten con el personaje criticado una visión anti trágica de la vida.