martes, 6 de agosto de 2019

EDITORIAL (Magazine No. 604)


Ya comenzamos las lecturas de "Pensamientos" en nuestras clases de Taiji-Qigong (https://taichiparatodos.blogspot.com/2019/07/nei-waijia-caracas-lecturas-de.html). Denominamos "pensamientos" a las frases cortas que motiven la reflexión, siguiendo el modelo de las secciones rotativas del boletín (Poesía, Pensamiento, Cuento y Humor).

En nuestras secciones quincenales, presentamos "365 Meditaciones Tao", de Ming Dao Deng, con el texto "Impermanencia". En la sección "Pensamiento", ofrecemos un proverbio del antiguo Egipto.

En este número del boletín Nei Dan, traemos, nuestras secciones mensuales, que además de videos y música, trae también reseña de libro.
Videos (colaboraciones y música) y Reseña de Película:

-Videos (Colaboraciones): You Are Sunshine On My Life (Steve Wonder) / "Alejandro Aravena gana el Premio Pritzker 2016" / "Chaos condensed: la escuela invisible".
-Música: "Lagrimas negras": Vete de mí / Eu sei que voi te amar / Lagrimas negras.
-Reseña de Libro:  La muerte: un amanecer (Elizabeth Kübler).

Nuestras secciones de autor están de vacaciones.

En la sección "Artículo" les ofrecemos la cuarta parte de "¿Por qué leemos poesía en las clases de Taiji-Qigong?" (Roberto Chacón), con una sección sobre Bruce Lee como poeta.

También les traemos hoy, en nuestra sección "Artículos del Archivo Nei Dan" el texto "Naranjo" (Raimundo J. Largo y Francisco Ruiz de Sola).



NEI-WAIJIA NOTICIAS Y MÁS (Magazine No. 604)

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LECTURA DEL I CHING Y CARTAS ASTRALES: HERIBERTO STARS AND CHANGES


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ARTÍCULO (Magazine No. 604)


¿POR QUÉ LEEMOS POESÍA EN LAS CLASES DE TAIJI-QIGONG?
(IV)
Poesía, el Lenguaje Secreto
“Todos ellos no son conscientes del agua,
y los escaladores no conocen el sendero
Todo porque cruzan aguas sin conocer el vado,
escalan una montaña sin el conocimiento del camino.”
Anónimo (China)

“No se le puede enseñar nada a nadie,
sólo se le puede ayudar a que lo
encuentre dentro de sí”.
Galileo Galilei

Jet Li
 Si el lenguaje fue la creación de los primeros poetas, los cazadores, guerreros y chamanes del paleolítico, la poesía, en tanto arte pleno, nació como lenguaje secreto ritual: la lengua críptica, esotérica y mistérica dónde se decía lo sagrado, en las palabras arcanas de la tribu.


Robert Graves nos dice, en su libro La diosa blanca, que el nacimiento de la poesía en la cuenca del Mediterráneo, antes y después de la llegada de los indoeuropeos, está ligada a los cultos a la Diosa Blanca neolítica o Gran Madre, a la cual podemos observar en estatuillas prehistóricas como la Venus de Willendorf. La poesía sería el lenguaje iniciático y hermético de los oficiantes de los rituales de la fertilidad y los cultos lunares dedicados a la Gran Madre.

Venus de Willendorf

El paso del chamanismo a los cultos agrarios debió de acontecer de un modo similar en todo el orbe, bajo la universalidad de la revolución neolítica.

El arte marcial está ligado, en su origen, a las danzas guerreras y los rituales marciales, dentro de los cultos a las deidades de la guerra y los señores del inframundo. En esos tiempos, poesía, música y baile eran una y la misma cosa. De modo que el nacimiento mismo del arte marcial es poético.

En la China antigua, las artes marciales tienen como uno de sus ejes de desarrollo, las sociedades secretas. De manera que se unió, a la preeminencia del lenguaje poético en el seno de El Celeste Imperio, la necesidad de usar tanto sus poderes evocativos e inspiradores, como sus virtudes crípticas, como lenguaje secreto.

Entonces, en todas las artes marciales chinas (Wu Shu), la poesía configura el modo primordial de la transmisión de cada arte, dentro del mundo tradicional. A veces, a esos cánones poéticos se les denomina “fórmulas de carácter” (zijue), “fórmula mental” (xinfa) o “fórmula secreta” (bijue).

La enseñanza tradicional no trata de la transmisión exacta e inmutable de un legado ancestral –aunque muchos lo entiendan así, incluso dentro de la misma enseñanza tradicional. No, la enseñanza tradicional consiste en descubrir (o redescubrir) –por parte del estudiante- los principios del arte en cuestión y, luego, sus derivaciones técnicas. En las artes chinas, el legado tradicional –debido a la antigüedad del país- es demasiado vasto como para que un maestro lo maneje en toda su extensión y profundidad, y un alumno sea capaz de asimilarlo cabalmente, de modo que el descubrimiento de los principios del arte, de la esencia del mismo, es vital para la continuidad de la tradición, para mantener vivo el legado, encarnándolo en cada generación.

Como dijo Daniel Barenboim en una de sus master class de piano, el arte no se puede enseñar. Se enseñan las técnicas, pero como el arte las trasciende, si no se ha alcanzado éste aquellas carecen de sentido, no logran levantar por sí solas, por mejor realizadas que estén, el vuelo hacia la poiesis artística. De modo que el maestro del arte señala el camino al discípulo, pero éste, solo y desnudo, tendrá que recorrerlo por sí mismo, en la vía estrictamente personal que debe seguirse para descubrir la esencia de lo artístico.

La poesía se hace esencial, entonces, para la transmisión de las artes tradicionales, al menos en China, dado que de todos los actos de habla y tipos de discursos humanos, es la elaboración del lenguaje que logra mayor reverberación y resonancia del sentido, puesto que, como cualquier arte verdadero, está hecha para viajar en el tiempo y entregar su “mensaje” (jamás mero significado o información) a la humanidad venidera.

Lo que el discípulo de un arte tradicional quiere finalmente, no es el decálogo completo de los principios, ni el manual definitivo de todas las técnicas, sino el sentido del arte, y así tener la oportunidad de hacer de eso esencial, también su sentido, parte vital de su camino.

También la poesía se presta a ser el lenguaje enigmático en el cual los estudiantes tienen que descubrir el sentido de los principios más allá de las aplicaciones evidentes sugeridas por las imágenes poéticas. Muchos de los cánones poéticos de las artes marciales funcionan como koans (1) dentro de sus disciplinas respectivas, impulsando al estudiante no sólo a descubrir las posibilidades técnicas y los principios de su arte, sino aquello que está por debajo y le confiere coherencia y propósito heurístico al mismo.

La poesía también cumple con el poder servir como lenguaje hermético, para cuya interpretación hay que conocer las claves del mismo –cosa que los maestros sólo revelan a los discípulos probados. De ese modo se resguardaba la esencia del arte no sólo de escuelas rivales y enemigos diversos, sino también, de advenedizos y pretendientes indignos.

Cuando la transmisión del arte tradicional era solamente oral, técnicas poéticas muy usadas en los idiomas chinos, como la homofonía (palabras de distinto significado que se pronuncian igual), las polaridades del sentido (Yin y Yang) y el falso oxímoron (contradicción en los términos), entre otras, ayudaban a hacer ininteligible a los extraños el corpus poético de la enseñanza del arte, y a servir como enigmas y acertijos estimulantes para los estudiantes.

Durante la Dinastía Ming (1368-1644) comienzan a popularizarse los manuales en las artes marciales chinas. De manera que los cánones poéticos de las artes marciales comenzaron a ser escritos ideográficamente, aunque jamás publicados en el sentido que hoy le damos al termino (masificación de la información). Sin embargo, con la decadencia de las artes marciales -debido entre otras razones a las armas de fuego, los manuales comenzaron a ser publicados masivamente, ya que las artes marciales sólo pudieron sobrevivir siendo vulgarizadas como un pasatiempo para el común de las personas.

  
No obstante, en los textos poéticos relativos a las artes marciales podemos encontrar las mismas dificultades de interpretación que en sus versiones orales. La pérdida de contexto para muchas palabras e imágenes (cosa que se agrava cuando el texto viaja fuera de China y es traducido a otras lenguas), puede hacerlos todavía más crípticos. La oralidad de la transmisión reservaba posibles explicaciones añadidas por los maestros a expresiones poéticas cuyo sentido era difícil de captar fuera de la localidad donde fueron creadas (y traducidas por ende, a nuevos dialectos), o por el paso del tiempo desde el momento que fueron dichas por primera vez. Con el texto escrito eso no se puede hacer, a menos que la transmisión oral sea mantenida, cosa que se hizo cada vez más difícil con la vulgarización de las artes marciales y con los diversos acontecimientos que modificaron la sociedad tradicional hasta transformarla en la China moderna de hoy día.

Pero así como la oralidad y su continuidad dentro del orbe tradicional aseguraba la posibilidad de las claves de interpretación y los comentarios, el manual impreso confiere mayor durabilidad a la transmisión de los cánones poéticos de las artes marciales, incluso luego de que el contexto tradicional donde fue creado esté hecho ruinas o desaparecido para siempre.

Por supuesto, conforme se avanzó hacia el presente, los manuales de artes marciales fueron cambiando, si al principio eran meras transcripciones de los cánones poéticos, hoy día llegan a ser tratados extensos o manuales de divulgación sobre dichas artes, escritos bajo la metodología moderna relativa al trabajo corporal, la anatomía y fisiología, el deporte y materias afines. A lo que se suma hoy el apoyo audiovisual.




Pero incluso para poder escribir un tratado o manual moderno sobre artes marciales, es necesario una hermenéutica poética sobre los antiguos cánones versificados de estas artes, para poder traducir nociones esenciales a nuestro modo discursivo moderno. Más todavía cuando dichos cánones no eran recopilaciones de rutinas, técnicas o ejercitaciones, sino un resumen de los principios fundamentales de cada arte.

Esa hermenéutica poética tiene que sumar, a las dificultades ya vistas de la oralidad, las propias de la escritura ideográfica, como lo son la descomposición de los caracteres para ampliar y matizar su significado (como vimos anteriormente con el verso de Wang Wei), las diferentes posibilidades de lectura del texto poético, donde a veces el sentido se mueve hacia atrás o salta y resuena a través de los versos (2), las diversas posibilidades combinatorias de los caracteres, los caracteres no escritos (pero sugeridos para el lector atento), y sobre todo, los diversos significados que se le pueden dar a un mismo verso.

Alan Watts ejemplifica muy bien esta última aseveración en su texto “Fluyendo con el Tao” (El futuro del éxtasis), donde habla de todas las posibles traducciones del verso inicial del Dao Dejing (Tao Te King): 道可道,非恆道 / Tao puede tao no eterno Tao (traducción literal) / “El Tao que puede llamarse Tao no es el verdadero Tao”.

“El Sendero que puede describirse no es el Sendero Eterno. 
El Curso que puede ser discurseado no es el eterno Curso. 
El Camino que puede ser medido no es el Camino adecuado. 
El Flujo que se puede seguir no es el verdadero flujo. 
La Energía que es energética no es verdadera Energía. 
La Fuerza forzada no es Fuerza.”
“Curiosamente –hace notar Watts con humor- los caracteres cuarto y quinto aparecen en los trenes y aviones orientales seguidos por un caracter muy sencillo que significa ‘boca’ o ‘puerta’ []. Estos tres ideogramas reunidos significansalida de emergencia. Así pues:
El Ir que puede irse es un Ir de emergencia
 Volviendo a los procedimientos de ampliación o transmutación del sentido a través de la homofonía, Frédéric Majid Hrayssi explica el procedimiento usando también como ejemplo los dos primeros versos del Dao Dejing: 道可道非常道,名可名非常名 (“El Tao que puede llamarse Tao no es el verdadero Tao. El nombre que se le puede dar no es su verdadero nombre.”). Si por homofonía cambiamos el ideograma Dao (Tao / ), “camino”, por su homófono Dao (Tao / ), “robar”, y el caracter Ming (), “nombre”, por su homófono Ming (), “brillante”, los dos primeros versos del Dao Dejing serían así: “El Robar que puede llamarse robar no es el verdadero Robar. La brillantez que se le puede dar no es su verdadero brillo.”

La relación entre las artes marciales y la poesía, es expresada por el maestro Nan Lu (3) de la siguiente forma:

“Las artes marciales están relacionadas con la poesía de una manera única. Hay muchas formas hermosas asociadas con la poesía. Un poeta puede escribir: ‘El tigre alerta ronda la montaña’. Detrás de este lenguaje hay una imagen de enorme poder. El verdadero artista marcial se conecta a las palabras y, lo más importante, a la imagen detrás de las palabras. Él o ella se conectan con la energía de los movimientos sigilosos del tigre, ya que elige cuidadosamente su camino a través del medio ambiente. Así como el poema se construye, línea por línea, la forma también se construye, movimiento por movimiento, hasta que cada uno se convierte en un todo sin fisuras. Si el artista marcial se conecta con el espíritu del poema, él o ella entenderán el aspecto más profundo de la forma. Verdaderamente dominar el material requiere algo mucho más complejo, incluso multidimensional. El espíritu es la esencia detrás de todas las artes marciales de China, las bellas artes, así como el arte médico de la medicina tradicional china.”

Como ya se dijo con anterioridad, en las artes y corpus de sabiduría tradicionales, la esencia de las mismas no es un conjunto de axiomas de los cuales se pueden derivar técnicas y procedimientos; es decir, no es un sistema (en el sentido que le damos modernamente). Se trata más bien de corpus poéticos, o simplemente poéticas aplicadas (si puede decirse algo así y que no suene “impoético”).

En los sistemas, las partes del conjunto deben estar relacionadas, al menos con algún otro elemento. En el corpus poético, privan las relaciones y de éstas se conforman los diversos elementos, no hay “cosas” que se relacionan, sino relaciones que se cristalizan y transmutan. Los “campos” relacionales son holísticos, integrales. Los principios que rigen está pluralidad cambiante de relaciones no son del orden axiomático, sino más bien arquetipos: Archai, las esencias fundamentales y las fuerzas primordiales que animan el cosmos, inseparables de los patrones más profundos y arcaicos de la vida psíquica.

Por analogía con los axiomas del sistema, la realidad descrita partiendo de sistemas de conocimiento, la explican unívocamente a partir de causas que producen efectos. De ahí que pueda aislarse sus elementos y las causas, para ser estudiadas “sistemáticamente”. La sistemática moderna es hija del “método” cartesiano.

En el corpus poético, por el contrario, no hay causas ni ningún otro signo privilegiado, sino patrones a descifrar, configuraciones a interpretar, líneas de sentido que abren caminos o cierran compuertas.

Wu Guan: la escuela de artes marciales.




En el mundo tradicional, los corpus de saber poetizante (que no son los únicos modos de conocimiento tradicional, por supuesto) no intentan producir conocimientos abstractos, válidos para cualquier tiempo y lugar, sino sabidurías adaptativas, que operan en determinado tiempo y lugar, pero que poseen archai -modelos mutacionales y nudos de relaciones esenciales- que le abren posibilidades de adaptación para tiempos y lugares diferentes.

Desde esa perspectiva, los saberes y artes poetizantes pertenecen a una cultura que ha entendido que el habitar humano –ese abrirse un “mundo” sobre el “cierre” (lo que se oculta) de una tierra determinada (Heidegger)- sólo es posible poéticamente, como dijera el poeta de poetas, Hölderlin.

Las artes chinas se cultivan en centros específicos, establecimientos o Guán (Kwoon) (). La ideografía hace referencia a un restaurante o tienda, un lugar público para comer, y en sentido figurado, consumir (comprar). Por extensión señala un lugar público donde se nutren el cuerpo y el espíritu. El homófono Guan () refiere a una casa oficial, relevante o distinguida: representa dos bocas bajo techo, que indican salones continuos, pero también alimento (el nutrirse) y palabra, voz (la voz más excelsa es la poesía, la voz del sentido).

Estos centros de arte y sabiduría funcionan como extensiones del hogar familiar, en el sentido de un habitar más elevado, donde hay una nutrición superior. La forja educativa bajo la figura del maestro, implica, para el aprendiz, el ser aceptado por un nuevo padre y una nueva familia.

El hogar (Jia / ), representa un cerdo bajo techo. El cerdo es considerado en China, un animal feliz y afortunado, asociado a la fertilidad y la virilidad, virtudes esenciales en el mundo agrario. En la leyenda de los doce animales, el cerdo llega de último en la carrera organizada por el mítico Emperador de Jade, para escoger lo animales que estarían en el zodiaco chino. El cerdito se había quedado durmiendo la siesta después de darse un suculento banquete. Esto nos dice que la buena vida, la que se obtiene con el resultado del habitar, sólo es posible al final del ciclo, cuando los humanos se han asentado y disfrutan de los bienes de la tierra y la familia.

Wu Guan o Wu Kwoon () es el establecimiento para entrenar, para aprender artes marciales. Su ideograma está constituido por dos caracteres que ya hemos visto: Wu: arte marcial (que está compuesto de dos alabardas chinas o Guan Dao [Kwan Tao] y el carácter de detener el combate); y Guan: establecimiento.

Como en el gymnasion griego, el entrenamiento en el Wu Guan no es exclusivamente corporal. El ser humano en su integridad es educado bajo los principios armónicos de lo que se conoce como los “Tres Tesoros” (San Bao): Jing, Chi y Shen (cuerpo, energía y mente, o, en términos más arcaicos: cuerpo, alma y espíritu).

El Wu Guan es un templo de aprendizaje profundo, de temple para el alma y el cuerpo. Fuera de éste deben dejarse las preocupaciones mundanas y el Ego. La actitud del aprendiz es la del cuenco vacío. Se trabaja duro para mejorar las habilidades marciales y las capacidades corporales, a la par de nuestra alerta, capacidad de centrarse, observación, atención, actitud y fuerza interna. Disciplina, respeto, dignidad, contención, mesura, perseverancia, honradez e integridad, también forman parte de la formación en el seno del Wu Guan.

Pero estaríamos equivocados si pensáramos que el Wu Guan es sólo un “sitio” o “local” para aprender y practicar artes marciales. El Wu Guan es la escuela de artes marciales, en tanto es la concreción formativa de una determinada poética de combate. En otras palabras, una Escuela de Artes Marciales es más que un compendio de rutinas y prácticas, es más que la transmisión literal de técnicas y ejercitaciones. Un Wu Guan es donde se educa integralmente para la vida, en base a unos principios esenciales expresados poéticamente, bajo la interpretación que de éstos hace determinado maestro, que pertenece a un linaje definido que sustenta su perspectiva del arte. (4)

En este sentido, cada Wu Guan o escuela marcial, es única (aunque pensemos, como humanos modernos, que determinado arte marcial siempre es el mismo no importa quién lo imparta). Por otra parte, las poéticas del combate no están hechas para la mera destrucción o cultivo de la violencia, sino para darle forma y sentido a la destructividad humana, a la pulsión de muerte (Tánatos). De modo que las artes marciales, como el resto de las artes del hombre, están al servicio del vivir y del habitar, son artes de vida, artes del camino.

Bruce Lee, el Poeta
  


En occidente existe el estereotipo de que un artista marcial tiene que ser alguien muy rudo, de carácter brusco, de escasa sensibilidad y un cultivo intelectual, cultural y espiritual elemental. El machismo latinoamericano todavía confiere mayor crudeza y bastedad a ese estereotipo.

Esta descripción del artista marcial sería, para un chino tradicional, la caracterización de un bárbaro, jamás la de alguien que pudiese ser llamado “artista” en algún sentido. Como señalamos al hablar de Confucio, Zheng Manqing y Wong Kiew Kit, el ideal del caballero chino es muy diferente del de un matón o un palurdo.

En Oriente y Occidente, el artista marcial más admirado y conocido es sin duda alguna Bruce Lee. Sus películas han contribuido a la difusión y conocimiento del Wushu, pero desgraciadamente, debido a la actitud arrogante de algunos de sus personajes cinematográficos, también contribuyó a esa imagen del artista marcial como hombre pendenciero y desalmado. Haciéndose eco de esa falsa imagen, en la película Érase una vez en Hollywood, de Quentin Tarantino, Bruce Lee aparece como un fanfarrón engreído y un buscabullas, cosa que ha criticado su hija Shannon Lee.

Sorprende saber, entonces, que Bruce Lee, además de artista marcial y actor, era filósofo y poeta. Bruce Lee como poeta dejó una obra de gran nivel, muy personal y, a la vez, erudita, ya que Lee era un apasionado lector. Fue, además, traductor de grandes poetas orientales, especialmente chinos, al idioma inglés.

Lee no fue un simple aficionado a la poesía. Como estudiante de las sabidurías orientales, descubrió la esencia poética que anima a las mismas. Su entusiasmo por la poesía llegó a tal punto que escribió el guión de una película basado en su poema “La flauta silenciosa”, el cual daba nombre al filme proyectado (5), y cuyas palabras constituían, además, el monólogo final que expresaba el héroe de la historia.

“Now I see that I will never find the light
Unless, like the candle, I am my own fuel,
Consuming myself.”

(Ahora veo que nunca encontraré la luz. 
A menos que, como la vela, yo sea mi propio combustible. 
Consumiéndome a mí mismo.)

Según Dave Landsberger, conocedor de la obra poética de Lee, “La flauta silenciosa” tiene resonancias con “Invictus” de William Ernest Hensley (1849-1903), poema que Lee admiraba desde que era un estudiante en China. Como sabemos, “Invictus” era el poema preferido del “Madiba”, Nelson Mandela.

Invictus
Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.

(En la noche que me cubre,
negra como el abismo de un polo a otro,
agradezco a los dioses que puedan existir,
por mi alma inconquistable.

En las crueles garras de las circunstancias
nunca me he lamentado, ni llorado en alto.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas,
donde yacen los horrores de la sombra,
la amenaza de los años, sin embargo, 
me encuentra y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargado de castigos el viaje...
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.)

Sin embargo, son poetas orientales, no sólo chinos, sino también coreanos, japoneses e indios, los que resuenan en los primeros poemas de Bruce Lee, como si mantuviera una conversación íntima con la tradición poética del Asia oriental. En su escrito “Poetry Kung Fu: Breaking Boards with Your Head is Dumb, Write Poems Instead” (“Poesía Kung Fu: romper tablas con la cabeza es tonto, mejor escribe poemas”), Dave Landsberger pone como ejemplo de sus influencias extremo orientales, dos poemas de Lee: “Night Rain” y “Boating on Lake Washington”.

Night Rain
Sadness broods
over the world
I fear to walk in my garden,
lest I see
a pair of butterflies
disporting in the sun
among the flowers.

(Noche de lluvia
Crías de tristeza 
sobre el mundo 
Temo caminar en mi jardín, 
para que no vea 
un par de mariposas 
divirtiéndose en el sol 
entre las flores.)

En este poema Landsberger escucha el rumor de la voz del maestro del haiku japonés Kobayashi Issa (1763-1827). Dos haiku de Kobayashi:

La mariposa revoloteaba
Como desesperada
De este mundo.

La mariposa voladora:
Yo me siento
Una criatura del polvo.

El otro poema de Lee es

Boating on Lake Washington
When the clouds float past the moon,
I see them floating in the lake,
And I feel as though I were rowing in the sky.
Suddenly I thought of you—mirrored in my heart.

(Canotaje en el lago Washington
Cuando las nubes flotan más allá de la luna, 
Las veo flotando en el lago, 
Y me siento como si estuviera remando en el cielo. 
De repente pensé en ti, reflejado en mi corazón.)

En este poema, Landsberger encuentra las huellas del poeta coreano Yun Dong-ju (1917-1945). Un poema del trágico Dong-yu:

Prólogo
 Hasta el día en que muera,
anhelo no tener ni una pizca de vergüenza
cuando miro hacia el cielo,
así que me he atormentado a mí mismo,
incluso cuando el viento agita las hojas.
Con un corazón que canta las estrellas,
amaré todas las cosas que mueren.
Y caminaré por el camino
que se me ha dado.
Esta noche, de nuevo, el viento roza las estrellas.

Como todo hombre de nuestro tiempo, Bruce Lee estaba lleno de contradicciones. Era un hombre que amaba la tradición, pero quería a la vez trascenderla. Era un chino de Cantón nacido en el Chinatown de San Francisco (EEUU), de ahí su espíritu moderno y cosmopolita. Recordemos que Lee aprendió Judo y Kárate japonés, Taekwondo y Hapkido coreano, Wing Chun chino, eskrima filipino y esgrima occidental, entre otros estilos. Fue discípulo del gran maestro Ip Man (Yip Man) y, por otra parte, amigo de las estrellas hollywoodenses Steve McQueen y James Courbon, lo que revela el rango de relaciones e influencias de Lee. Era un gigante con un pie en la tradición milenaria de China y el otro en una nación que nace con la misma Era en que vivimos: EEUU.

Como ejemplo de la modernidad poética de Lee, Landsberger escoge el poema “All Streams Flowing East or West”.

All Streams Flowing East or West
All streams flowing East or West
Must flow into the sea;
The current from the middleland
Sweeps by the lonely island.

Gold and silver pebbles mingle,
Seaweed and kelp interlace.
Streams born from mountain snows
Grow to swelling wave.

The full—blown arc of new moves
In race against the grey
Caps of white like beats of heart
Are pulled within the wave.

The wave from mountain peaks becomes
Hammer to sculpture rocks,
To leave chiseled shapes and polished surfaces.
From boulder to rock to sand.
And with the final thrust the sun
Throws wave upon the shore
The jellyfish in weariness
Nestles in a pool.

(Todas las corrientes que fluyen al este o al oeste
Todas las corrientes que fluyen hacia el este o el oeste
Deben fluir hacia el mar;
La corriente de la tierra media.
Barridos por la isla solitaria.

Guijarros de oro y plata se mezclan,
Entrelazadas de algas y algas.
Arroyos nacidos de las nieves de la montaña.
Crecer a ola hinchada.

El arco completo de nuevos movimientos
En carrera contra el gris.
Gorros de color blanco como latidos de corazón.
Se tiran dentro de la ola.

La ola de los picos de las montañas se convierte
Martillo para esculpir rocas.
Para dejar formas cinceladas y pulir superficies.
De roca a roca y arena.
Y con el empuje final el sol.
Arroja ola a la orilla
La medusa en el cansancio.
Enclavado en una piscina.)

Gongfu o Kungfu, se puede traducir literalmente como “logro humano”. En las artes marciales se refiere al entrenamiento continuo con vista a mejorar las propias habilidades y fortalecer al máximo posible la relación entre cuerpo y psique. En poesía, dice Landsberger, el Gongfu está en su práctica, en sus imitaciones, en sus lecturas y en la revisión continua de su poesía.

Es interesante saber que Lee gustaba de traducir la obra de grandes poetizas, como Tzu-yeh Siglos III y IV D.C.), autora de la “Balada de Mulan” y de Guan Daosheng (1262-1319), esposa del famoso pintor de la dinastía Yuan, Zhao Mengfu.

De Tzu-yeh, Bruce Lee tradujo su poema “La escarcha”:

La escarcha
Si no me crees
Mira allí, en el patio,
¿Cómo la escarcha
Brilla blanca en el frío y cruel
En el césped que una vez fue verde.

¿No ves
Que tú y yo
Somos como las ramas
De un árbol?

Con tu alegría,
Viene mi risa,
Con tu tristeza
Se inician mis lágrimas.

Amor,
¿Podría ser la vida de otra manera
Contigo y conmigo?

De Madame Guan (Kuan), Lee tradujo su poema “Despedida”, escrito para su esposo, quien estaba decidido a tomar una amante, cosa que, finalmente, no llegó a hacer.

Parting
(By Madame Guan, translated by Bruce Lee)
Who knows when meeting shall ever be.
If might be for years or
It might be forever.

Let us then take a lump of clay,
Wet it, pat it,
And make an image of you
And an image of me.
Then smash them, crash them,
And, with a little water,
Knead them together.

And out of the clay we’ll remake
An image of you, and an image of me.
Thus in my clay, there’s a little of you,
And in your clay, there’s a little of me.
And nothing will ever set us apart.

Living, we’ll be forever in each other’s heart,
and dead, we’ll be buried together.

(Despedida
Quién sabe cuándo se reunirán alguna vez. 
Si pudiera ser por años o 
Puede ser para siempre.

Tomemos entonces un trozo de arcilla, 
Mojarlo, acariciarlo 
Y haz una imagen tuya 
Y una imagen mía. 
Luego aplastarlos, estrellarlos, 
Y con un poco de agua 
Amasarlos juntos.

Y de la arcilla rehaceremos 
Una imagen tuya y una imagen mía. 
Así, en mi arcilla, hay un poco de ti, 
Y en tu arcilla, hay un poco de mí. 
Y nada nos distinguirá jamás.

Viviendo, estaremos para siempre en el corazón del otro 
y muertos, seremos enterrados juntos.)

Bruce Lee parecía juguetear como un semidios entre dos mundos, Oriente y Occidente, pero a veces esos mundos parecían jugar también con él. Como poeta pertenecía a la generación estadounidense de los sesenta y setenta, enormemente influenciada por el movimiento beat, la poesía de Allen Ginsberg y las novelas de Jack Kerouac y William S. Burroughs. La poesía de Gingsberg y Kerouac toma inspiración tanto del jazz como del budismo. De Kerouac presentamos un fragmento de su “Coro 113” (Mexico City Blues):

Everything
Is Ignorant of its own emptiness—
Anger
Doesnt like to be reminded of fits—

(fragment from 113th Chorus)


(Todo
Es ignorante de su vacío—
Enojo
No le gusta que le recuerden los ataques—)

(Fragmento del Coro 113)

Como todas las vanguardias del siglo XX, los poetas beat querían refundar la poesía, reinventarla prácticamente desde cero. Lo mismo quería hacer Lee no sólo con su poesía, sino también con las artes marciales. Tradiciones, formas y estilos tenían que ser destruidos para liberar a los hombres de las cadenas del pasado. Según narra Landsberger, Lee se entristecía “al ver filas de hombres jóvenes siendo taladrados por opresivos sensei en movimientos que no hablaban más que de repetición y conformidad.” Y tenía razón, puesto que, cuando la tradición no es (re) descubierta, sino se repite como literalidad sin sentido, termina convertida en prácticas rutinarias, obsoletas, absurdas y despóticas. Lee asistía al ocaso del mundo tradicional, arruinado y arrasado por la modernidad industrial. Como Nietzsche, cuando dijo que “Dios ha muerto”, sólo constataba que el mundo tradicional se encontraba moribundo en el mismo corazón de sus contemporáneos, incluso de los hombres que decían defenderlo.

Sin embargo, para Landsberger, la poesía de Lee presenta cierta dificultad para los lectores occidentales,  algo que él llama “una característica decepcionante”:

“Quizás la característica más decepcionante de la poesía de Lee es que incluso en un hombre tan positivo, un hombre que fue una dinamo y una fuerza creativa y positividad en su vida real, su poesía tiende a centrarse en el anhelo por el amado y del yo incompleto. En el pensamiento oriental, esto en realidad no es un tema deprimente, ya que simplemente se refiere a la finalización y la armonía dependiente de las cosas: lo material y lo inmaterial, el yin, el yang. Pero para el público occidental esto a menudo se lee como inseguridad y ‘algo está mal en mi vida’. Supongo que esto no es culpa del Maestro Lee, sino de nosotros, como poetas occidentales, y de cómo tendemos a ver nuestros problemas en los demás.”

Así como su arte marcial, el Jeet Kune Do, la poesía de Lee seguía ligada a las tradiciones-madre del lejano oriente y a la visión del mundo tradicional. A la vez, como todo creador moderno, creía que el pasado era, como mínimo, “desordenado” y que los métodos modernos permitían encontrar y desarrollar la esencia de lo marcial y lo poético (de lo poiético en la palabra y el combate), que siglos de conservadurismo y formalismo no hacían más que ocultar y empobrecer. Pero también tenía serías dudas tanto de la literatura radicalmente experimental, así como de los sistemas marciales modernos, meramente funcionales, sin arte –sin alma.

T. S. Eliot, quizá el poeta modernista más grande del siglo XX, nos entrega ideas e imágenes con las cuales intentar solucionar ese enigma de Lee –poético y marcial- en su ensayo La tradición y el talento individual.

“Ningún poeta, ningún artista, posee la totalidad de su propio significado. Su significado, su apreciación, es la apreciación de su relación con los poetas y artistas muertos. No se le puede valorar por sí solo; se le debe ubicar, con fines de contraste y comparación, entre los muertos.”

Eso lo sabía seguramente Bruce Lee, como poeta y artista marcial, hombre del Gongfu, y es lo que hace que él pertenezca con propiedad a la corriente inmemorial de los poetas y los artistas del combate, con los cuáles nunca dejó de conversar y medirse, aún en el meollo mediático de nuestro mundo, harto banal e “impoético”.

El último poema de Lee que Landsberger cita es “Since Your Left” (“Desde que te fuiste”), que recitaba de memoria a su esposa Linda:

My boat glides down the tranquil river,
Beyond the orchard which borders the bank.

I leave you my poems.
Read them.

(Mi bote se desliza por el tranquilo río 
Más allá del huerto que bordea el banco.

Os dejo mis poemas. 
Léelos.) (6)

Bruce y Linda

Así escribía Bruce Lee, el poeta.
Roberto Chacón

(Continuará…)

Notas
(1) Gongan, es el equivalente chino (Chan) de la palabra “Koan” japonesa (Zen). Ambas significan “problema” o “enigma” (a ser resuelto por los alumnos de Chan o Zen).
(2) En las páginas 22, 23 y 24 del libro de François Cheng, La escritura poética china, se puede leer como en la poesía china el sentido establece diversos tipos de correspondencia entre versos distintos dentro del poema.
(3) Extraído de Digesting the Universe, de Nan Lu, OMD (https://www.tcmworld.org/the-poetry-behind-martial-arts/)
(4) Esta verdad del orbe tradicional, desgraciadamente, se transforma en fuente de incomprensión, irrespeto y desprecio dentro del mundo marcial, al ser usada como fuente del “linaje-centrismo”, por fanáticos, fundamentalistas e ignorantes.
(5) El proyecto de La flauta silenciosa fue aprobado por Warner Brothers, pero por diversos inconvenientes no pudo realizarse en vida de Lee. Después de la muerte de Lee, se hizo la película, pero con muchos cambios de guión. También se le cambió el nombre: Circle of Iron (Círculo de hierro). Se mantuvo el contenido filosófico de Lee y eso la convirtió en una de las mejores películas de artes marciales, aunque sus coreografías de combate fueron mal diseñadas y realizadas.
(6) Los poemas de Bruce Lee se pueden encontrar en Bruce Lee: Artist of Life, escrito por el famoso biógrafo de Lee, John Little. (Nota de Landsberger).



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