¿POR QUÉ LEEMOS POESÍA EN LAS
CLASES DE TAIJI-QIGONG?
(IV)
Poesía, el Lenguaje Secreto
“Todos
ellos no son conscientes del agua,
y
los escaladores no conocen el sendero
Todo
porque cruzan aguas sin conocer el vado,
escalan
una montaña sin el conocimiento del camino.”
Anónimo (China)
“No
se le puede enseñar nada a nadie,
sólo
se le puede ayudar a que lo
encuentre
dentro de sí”.
Galileo Galilei
Jet
Li
Robert
Graves nos dice, en su libro La diosa
blanca, que el nacimiento de la poesía en la cuenca del Mediterráneo, antes
y después de la llegada de los indoeuropeos, está ligada a los cultos a la
Diosa Blanca neolítica o Gran Madre, a la cual podemos observar en estatuillas
prehistóricas como la Venus de Willendorf. La poesía sería el lenguaje
iniciático y hermético de los oficiantes de los rituales de la fertilidad y los
cultos lunares dedicados a la Gran Madre.
Venus
de Willendorf
El
paso del chamanismo a los cultos agrarios debió de acontecer de un modo similar
en todo el orbe, bajo la universalidad de la revolución neolítica.
El
arte marcial está ligado, en su origen, a las danzas guerreras y los rituales
marciales, dentro de los cultos a las deidades de la guerra y los señores del
inframundo. En esos tiempos, poesía, música y baile eran una y la misma cosa.
De modo que el nacimiento mismo del arte marcial es poético.
En
la China antigua, las artes marciales tienen como uno de sus ejes de
desarrollo, las sociedades secretas. De manera que se unió, a la preeminencia del
lenguaje poético en el seno de El Celeste Imperio, la necesidad de usar tanto
sus poderes evocativos e inspiradores, como sus virtudes crípticas, como
lenguaje secreto.
Entonces, en todas las artes marciales chinas (Wu Shu), la poesía configura el modo primordial de la transmisión
de cada arte, dentro del mundo tradicional. A veces, a esos cánones poéticos se
les denomina “fórmulas de carácter” (zijue),
“fórmula mental” (xinfa) o “fórmula
secreta” (bijue).
La
enseñanza tradicional no trata de la transmisión exacta e inmutable de un
legado ancestral –aunque muchos lo entiendan así, incluso dentro de la misma
enseñanza tradicional. No, la enseñanza tradicional consiste en descubrir (o
redescubrir) –por parte del estudiante- los principios del arte en cuestión y,
luego, sus derivaciones técnicas. En las artes chinas, el legado tradicional
–debido a la antigüedad del país- es demasiado vasto como para que un maestro
lo maneje en toda su extensión y profundidad, y un alumno sea capaz de
asimilarlo cabalmente, de modo que el descubrimiento de los principios del arte,
de la esencia del mismo, es vital para la continuidad de la tradición, para
mantener vivo el legado, encarnándolo en cada generación.
Como
dijo Daniel Barenboim en una de sus master
class de piano, el arte no se puede enseñar. Se enseñan las técnicas, pero
como el arte las trasciende, si no se ha alcanzado éste aquellas carecen de
sentido, no logran levantar por sí solas, por mejor realizadas que estén, el
vuelo hacia la poiesis artística. De
modo que el maestro del arte señala el camino al discípulo, pero éste, solo y desnudo, tendrá
que recorrerlo por sí mismo, en la vía estrictamente personal que debe seguirse para descubrir la
esencia de lo artístico.
La
poesía se hace esencial, entonces, para la transmisión de las artes
tradicionales, al menos en China, dado que de todos los actos de habla y tipos
de discursos humanos, es la elaboración del lenguaje que logra mayor
reverberación y resonancia del sentido,
puesto que, como cualquier arte verdadero, está hecha para viajar en el tiempo
y entregar su “mensaje” (jamás mero significado o información) a la humanidad
venidera.
Lo
que el discípulo de un arte tradicional quiere finalmente, no es el decálogo
completo de los principios, ni el manual definitivo de todas las técnicas, sino
el sentido del arte, y así tener la
oportunidad de hacer de eso esencial, también su sentido, parte vital de su camino.
También
la poesía se presta a ser el lenguaje enigmático en el cual los estudiantes
tienen que descubrir el sentido de los principios más allá de las aplicaciones
evidentes sugeridas por las imágenes poéticas. Muchos de los cánones poéticos de
las artes marciales funcionan como koans
(1) dentro de sus disciplinas respectivas, impulsando al estudiante no sólo a
descubrir las posibilidades técnicas y los principios de su arte, sino aquello
que está por debajo y le confiere coherencia y propósito heurístico al mismo.
La
poesía también cumple con el poder servir como lenguaje hermético, para cuya
interpretación hay que conocer las claves del mismo –cosa que los maestros sólo
revelan a los discípulos probados. De ese modo se resguardaba la esencia del
arte no sólo de escuelas rivales y enemigos diversos, sino también, de
advenedizos y pretendientes indignos.
Cuando
la transmisión del arte tradicional era solamente oral, técnicas poéticas muy
usadas en los idiomas chinos, como la homofonía (palabras de distinto
significado que se pronuncian igual), las polaridades del sentido (Yin y Yang)
y el falso oxímoron (contradicción en los términos), entre otras, ayudaban a
hacer ininteligible a los extraños el corpus poético de la enseñanza del arte,
y a servir como enigmas y acertijos estimulantes para los estudiantes.
Durante
la Dinastía Ming (1368-1644) comienzan a popularizarse los manuales en las
artes marciales chinas. De manera que los cánones poéticos de las artes
marciales comenzaron a ser escritos ideográficamente, aunque jamás publicados
en el sentido que hoy le damos al termino (masificación de la información). Sin
embargo, con la decadencia de las artes marciales -debido entre otras razones a
las armas de fuego, los manuales comenzaron a ser publicados masivamente, ya
que las artes marciales sólo pudieron sobrevivir siendo vulgarizadas como un
pasatiempo para el común de las personas.
No
obstante, en los textos poéticos relativos a las artes marciales podemos
encontrar las mismas dificultades de interpretación que en sus versiones
orales. La pérdida de contexto para muchas palabras e imágenes (cosa que se
agrava cuando el texto viaja fuera de China y es traducido a otras lenguas),
puede hacerlos todavía más crípticos. La oralidad de la transmisión reservaba
posibles explicaciones añadidas por los maestros a expresiones poéticas cuyo
sentido era difícil de captar fuera de la localidad donde fueron creadas (y
traducidas por ende, a nuevos dialectos), o por el paso del tiempo desde el
momento que fueron dichas por primera vez. Con el texto escrito eso no se puede
hacer, a menos que la transmisión oral sea mantenida, cosa que se hizo cada vez
más difícil con la vulgarización de las artes marciales y con los diversos
acontecimientos que modificaron la sociedad tradicional hasta transformarla en
la China moderna de hoy día.
Pero
así como la oralidad y su continuidad dentro del orbe tradicional aseguraba la
posibilidad de las claves de interpretación y los comentarios, el manual
impreso confiere mayor durabilidad a la transmisión de los cánones poéticos de
las artes marciales, incluso luego de que el contexto tradicional donde fue
creado esté hecho ruinas o desaparecido para siempre.
Por
supuesto, conforme se avanzó hacia el presente, los manuales de artes marciales
fueron cambiando, si al principio eran meras transcripciones de los cánones
poéticos, hoy día llegan a ser tratados extensos o manuales de divulgación sobre
dichas artes, escritos bajo la metodología moderna relativa al trabajo corporal,
la anatomía y fisiología, el deporte y materias afines. A lo que se suma hoy el
apoyo audiovisual.
Pero
incluso para poder escribir un tratado o manual moderno sobre artes marciales,
es necesario una hermenéutica poética sobre los antiguos cánones versificados
de estas artes, para poder traducir nociones esenciales a nuestro modo
discursivo moderno. Más todavía cuando dichos cánones no eran recopilaciones de
rutinas, técnicas o ejercitaciones, sino un resumen de los principios
fundamentales de cada arte.
Esa
hermenéutica poética tiene que sumar, a las dificultades ya vistas de la
oralidad, las propias de la escritura ideográfica, como lo son la
descomposición de los caracteres para ampliar y matizar su significado (como
vimos anteriormente con el verso de Wang Wei), las diferentes posibilidades de
lectura del texto poético, donde a veces el sentido se mueve hacia atrás o
salta y resuena a través de los versos (2), las diversas posibilidades
combinatorias de los caracteres, los caracteres no escritos (pero sugeridos
para el lector atento), y sobre todo, los diversos significados que se le
pueden dar a un mismo verso.
Alan
Watts ejemplifica muy bien esta última aseveración en su texto “Fluyendo con el
Tao” (El futuro del éxtasis), donde
habla de todas las posibles traducciones del verso inicial del Dao Dejing (Tao Te King): 道可道,非恆道 / “Tao
puede tao no eterno Tao” (traducción literal) / “El Tao que puede llamarse Tao no es el verdadero
Tao”.
“El Sendero que puede describirse no es el Sendero Eterno.
El Curso que puede ser discurseado no es el eterno Curso.
El Camino que puede ser medido no es el Camino adecuado.
El Flujo que se puede seguir no es el verdadero flujo.
La Energía que es energética no es verdadera Energía.
La Fuerza forzada no es Fuerza.”
“Curiosamente –hace notar Watts con humor- los caracteres cuarto y quinto aparecen en los trenes y aviones orientales seguidos por un caracter muy sencillo que significa ‘boca’ o ‘puerta’ [口]. Estos tres ideogramas reunidos significan‘salida de emergencia’. Así pues:
El Ir que puede irse es un Ir de emergencia”
La
relación entre las artes marciales y la poesía, es expresada por el maestro Nan
Lu (3) de la siguiente forma:
“Las artes marciales están relacionadas con la poesía de una manera única. Hay muchas formas hermosas asociadas con la poesía. Un poeta puede escribir: ‘El tigre alerta ronda la montaña’. Detrás de este lenguaje hay una imagen de enorme poder. El verdadero artista marcial se conecta a las palabras y, lo más importante, a la imagen detrás de las palabras. Él o ella se conectan con la energía de los movimientos sigilosos del tigre, ya que elige cuidadosamente su camino a través del medio ambiente. Así como el poema se construye, línea por línea, la forma también se construye, movimiento por movimiento, hasta que cada uno se convierte en un todo sin fisuras. Si el artista marcial se conecta con el espíritu del poema, él o ella entenderán el aspecto más profundo de la forma. Verdaderamente dominar el material requiere algo mucho más complejo, incluso multidimensional. El espíritu es la esencia detrás de todas las artes marciales de China, las bellas artes, así como el arte médico de la medicina tradicional china.”
Como
ya se dijo con anterioridad, en las artes y corpus de sabiduría tradicionales, la
esencia de las mismas no es un conjunto de axiomas de los cuales se pueden
derivar técnicas y procedimientos; es decir, no es un sistema (en el sentido que
le damos modernamente). Se trata más bien de corpus poéticos, o simplemente
poéticas aplicadas (si puede decirse algo así y que no suene “impoético”).
En
los sistemas, las partes del conjunto deben estar relacionadas, al menos con
algún otro elemento. En el corpus poético, privan las relaciones y de éstas se
conforman los diversos elementos, no hay “cosas” que se relacionan, sino
relaciones que se cristalizan y transmutan. Los “campos” relacionales son
holísticos, integrales. Los principios que rigen está pluralidad cambiante de
relaciones no son del orden axiomático, sino más bien arquetipos: Archai, las
esencias fundamentales y las fuerzas primordiales que animan el cosmos,
inseparables de los patrones más profundos y arcaicos de la vida psíquica.
Por
analogía con los axiomas del sistema, la realidad descrita partiendo de
sistemas de conocimiento, la explican unívocamente a partir de causas que
producen efectos. De ahí que pueda aislarse sus elementos y las causas, para
ser estudiadas “sistemáticamente”. La sistemática moderna es hija del “método”
cartesiano.
En
el corpus poético, por el contrario, no hay causas ni ningún otro signo
privilegiado, sino patrones a descifrar, configuraciones a interpretar, líneas
de sentido que abren caminos o cierran compuertas.
Wu Guan: la escuela de artes
marciales.
En
el mundo tradicional, los corpus de saber poetizante (que no son los únicos
modos de conocimiento tradicional, por supuesto) no intentan producir
conocimientos abstractos, válidos para cualquier tiempo y lugar, sino
sabidurías adaptativas, que operan en determinado tiempo y lugar, pero que
poseen archai -modelos mutacionales y
nudos de relaciones esenciales- que le abren posibilidades de adaptación para
tiempos y lugares diferentes.
Desde
esa perspectiva, los saberes y artes poetizantes pertenecen a una cultura que
ha entendido que el habitar humano –ese abrirse un “mundo” sobre el “cierre” (lo
que se oculta) de una tierra determinada (Heidegger)- sólo es posible poéticamente, como dijera el poeta de
poetas, Hölderlin.
Las
artes chinas se cultivan en centros específicos, establecimientos o Guán (Kwoon) (馆). La ideografía hace referencia a
un restaurante o tienda, un lugar público para comer, y en sentido figurado,
consumir (comprar). Por extensión señala un lugar público donde se nutren el
cuerpo y el espíritu. El homófono Guan (官)
refiere a una casa oficial, relevante o distinguida: representa dos bocas bajo
techo, que indican salones continuos, pero también alimento (el nutrirse) y
palabra, voz (la voz más excelsa es la poesía, la voz del sentido).
Estos
centros de arte y sabiduría funcionan como extensiones del hogar familiar, en
el sentido de un habitar más elevado, donde hay una nutrición superior. La
forja educativa bajo la figura del maestro,
implica, para el aprendiz, el ser aceptado por un nuevo padre y una nueva
familia.
El
hogar (Jia / 家), representa un cerdo bajo techo. El cerdo es
considerado en China, un animal feliz y afortunado, asociado a la fertilidad y
la virilidad, virtudes esenciales en el mundo agrario. En la leyenda de los
doce animales, el cerdo llega de último en la carrera organizada por el mítico
Emperador de Jade, para escoger lo animales que estarían en el zodiaco chino.
El cerdito se había quedado durmiendo la siesta después de darse un suculento
banquete. Esto nos dice que la buena vida, la que se obtiene con el resultado
del habitar, sólo es posible al final del ciclo, cuando los humanos se han
asentado y disfrutan de los bienes de la tierra y la familia.
Wu Guan
o Wu Kwoon (館) es el establecimiento para entrenar,
para aprender artes marciales. Su ideograma está constituido por dos caracteres
que ya hemos visto: Wu: arte marcial
(que está compuesto de dos alabardas chinas o Guan Dao [Kwan Tao] y el
carácter de detener el combate); y Guan:
establecimiento.
Como
en el gymnasion griego, el
entrenamiento en el Wu Guan no es
exclusivamente corporal. El ser humano en su integridad es educado bajo los
principios armónicos de lo que se conoce como los “Tres Tesoros” (San Bao): Jing, Chi y Shen (cuerpo, energía y mente, o, en
términos más arcaicos: cuerpo, alma y espíritu).
El
Wu Guan es un templo de aprendizaje
profundo, de temple para el alma y el cuerpo. Fuera de éste deben dejarse las
preocupaciones mundanas y el Ego. La actitud del aprendiz es la del cuenco
vacío. Se trabaja duro para mejorar las habilidades marciales y las capacidades
corporales, a la par de nuestra alerta, capacidad de centrarse, observación,
atención, actitud y fuerza interna. Disciplina, respeto, dignidad, contención,
mesura, perseverancia, honradez e integridad, también forman parte de la
formación en el seno del Wu Guan.
Pero
estaríamos equivocados si pensáramos que el Wu
Guan es sólo un “sitio” o “local” para aprender y practicar artes marciales.
El Wu Guan es la escuela de artes
marciales, en tanto es la concreción formativa de una determinada poética de
combate. En otras palabras, una Escuela de Artes Marciales es más que un
compendio de rutinas y prácticas, es más que la transmisión literal de técnicas
y ejercitaciones. Un Wu Guan es donde
se educa integralmente para la vida, en base a unos principios esenciales
expresados poéticamente, bajo la interpretación que de éstos hace determinado
maestro, que pertenece a un linaje definido que sustenta su perspectiva del
arte. (4)
En
este sentido, cada Wu Guan o escuela
marcial, es única (aunque pensemos, como humanos modernos, que determinado arte
marcial siempre es el mismo no importa quién lo imparta). Por otra parte, las
poéticas del combate no están hechas para la mera destrucción o cultivo de la
violencia, sino para darle forma y sentido a la destructividad humana, a la
pulsión de muerte (Tánatos). De modo que las artes marciales, como el resto de
las artes del hombre, están al servicio del vivir y del habitar, son artes de
vida, artes del camino.
Bruce Lee, el Poeta
En
occidente existe el estereotipo de que un artista marcial tiene que ser alguien
muy rudo, de carácter brusco, de escasa sensibilidad y un cultivo intelectual,
cultural y espiritual elemental. El machismo latinoamericano todavía confiere
mayor crudeza y bastedad a ese estereotipo.
Esta
descripción del artista marcial sería, para un chino tradicional, la
caracterización de un bárbaro, jamás la de alguien que pudiese ser llamado
“artista” en algún sentido. Como señalamos al hablar de Confucio, Zheng Manqing
y Wong Kiew Kit, el ideal del caballero chino es muy diferente del de un matón
o un palurdo.
En
Oriente y Occidente, el artista marcial más admirado y conocido es sin duda
alguna Bruce Lee. Sus películas han contribuido a la difusión y conocimiento del
Wushu, pero desgraciadamente, debido
a la actitud arrogante de algunos de sus personajes cinematográficos, también
contribuyó a esa imagen del artista marcial como hombre pendenciero y desalmado.
Haciéndose eco de esa falsa imagen, en la película Érase una vez en Hollywood, de Quentin Tarantino, Bruce Lee aparece
como un fanfarrón engreído y un buscabullas, cosa que ha criticado su hija
Shannon Lee.
Sorprende
saber, entonces, que Bruce Lee, además de artista marcial y actor, era filósofo
y poeta. Bruce Lee como poeta dejó una obra de gran nivel, muy personal y, a la
vez, erudita, ya que Lee era un apasionado lector. Fue, además, traductor de
grandes poetas orientales, especialmente chinos, al idioma inglés.
Lee
no fue un simple aficionado a la poesía. Como estudiante de las sabidurías
orientales, descubrió la esencia poética que anima a las mismas. Su entusiasmo
por la poesía llegó a tal punto que escribió el guión de una película basado en
su poema “La flauta silenciosa”, el cual daba nombre al filme proyectado (5), y
cuyas palabras constituían, además, el monólogo final que expresaba el héroe de
la historia.
“Now I see that I will never find the light
Unless, like the candle, I am my own fuel,
Consuming myself.”
(Ahora veo que nunca
encontraré la luz.
A menos que, como la
vela, yo sea mi propio combustible.
Consumiéndome a mí
mismo.)
Según
Dave Landsberger, conocedor de la obra poética de Lee, “La flauta silenciosa”
tiene resonancias con “Invictus” de William Ernest Hensley (1849-1903), poema
que Lee admiraba desde que era un estudiante en China. Como sabemos, “Invictus”
era el poema preferido del “Madiba”, Nelson Mandela.
Invictus
Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
(En
la noche que me cubre,
negra
como el abismo de un polo a otro,
agradezco
a los dioses que puedan existir,
por
mi alma inconquistable.
En
las crueles garras de las circunstancias
nunca
me he lamentado, ni llorado en alto.
Sometido
a los golpes del destino
mi
cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más
allá de este lugar de cólera y lágrimas,
donde
yacen los horrores de la sombra,
la
amenaza de los años, sin embargo,
me
encuentra y me encontrará sin miedo.
No
importa cuán estrecho sea el camino,
cuán
cargado de castigos el viaje...
soy
el amo de mi destino,
soy
el capitán de mi alma.)
Sin
embargo, son poetas orientales, no sólo chinos, sino también coreanos,
japoneses e indios, los que resuenan en los primeros poemas de Bruce Lee, como
si mantuviera una conversación íntima con la tradición poética del Asia
oriental. En su escrito “Poetry Kung Fu: Breaking Boards with Your Head is
Dumb, Write Poems Instead” (“Poesía Kung Fu: romper tablas con la cabeza es
tonto, mejor escribe poemas”), Dave Landsberger pone como ejemplo de sus
influencias extremo orientales, dos poemas de Lee: “Night Rain” y “Boating on
Lake Washington”.
Night
Rain
Sadness broods
over the world
I fear to walk in my garden,
lest I see
a pair of butterflies
disporting in the sun
among the flowers.
(Noche de lluvia
Crías de tristeza
sobre el mundo
Temo caminar en mi
jardín,
para que no vea
un par de
mariposas
divirtiéndose en el
sol
entre las flores.)
En
este poema Landsberger escucha el rumor de la voz del maestro del haiku japonés
Kobayashi Issa (1763-1827). Dos haiku de Kobayashi:
La mariposa revoloteaba
Como desesperada
De este mundo.
La mariposa voladora:
Yo me siento
Una criatura del polvo.
El
otro poema de Lee es
Boating
on Lake Washington
When the clouds float past the moon,
I see them floating in the lake,
And I feel as though I were rowing in the sky.
Suddenly I thought of you—mirrored in my heart.
(Canotaje en el lago Washington
Cuando las nubes flotan
más allá de la luna,
Las veo flotando en el
lago,
Y me siento como si
estuviera remando en el cielo.
De repente pensé en ti,
reflejado en mi corazón.)
En
este poema, Landsberger encuentra las huellas del poeta coreano Yun Dong-ju
(1917-1945). Un poema del trágico Dong-yu:
Prólogo
Hasta el día en
que muera,
anhelo no tener ni una
pizca de vergüenza
cuando miro hacia el
cielo,
así que me he
atormentado a mí mismo,
incluso cuando el
viento agita las hojas.
Con un corazón que
canta las estrellas,
amaré todas las cosas
que mueren.
Y caminaré por el
camino
que se me ha dado.
Esta noche, de nuevo,
el viento roza las estrellas.
Como
todo hombre de nuestro tiempo, Bruce Lee estaba lleno de contradicciones. Era
un hombre que amaba la tradición, pero quería a la vez trascenderla. Era un
chino de Cantón nacido en el Chinatown de San Francisco (EEUU), de ahí su espíritu
moderno y cosmopolita. Recordemos que Lee aprendió Judo y Kárate japonés,
Taekwondo y Hapkido coreano, Wing Chun chino, eskrima filipino y esgrima
occidental, entre otros estilos. Fue discípulo del gran maestro Ip Man (Yip
Man) y, por otra parte, amigo de las estrellas hollywoodenses Steve McQueen y
James Courbon, lo que revela el rango de relaciones e influencias de Lee. Era
un gigante con un pie en la tradición milenaria de China y el otro en una nación
que nace con la misma Era en que vivimos: EEUU.
Como
ejemplo de la modernidad poética de Lee, Landsberger escoge el poema “All
Streams Flowing East or West”.
All Streams Flowing East or
West
All streams flowing East or West
Must flow into the sea;
The current from the middleland
Sweeps by the lonely island.
Gold and silver pebbles mingle,
Seaweed and kelp interlace.
Streams born from mountain snows
Grow to swelling wave.
The full—blown arc of new moves
In race against the grey
Caps of white like beats of heart
Are pulled within the wave.
The wave from mountain peaks becomes
Hammer to sculpture rocks,
To leave chiseled shapes and polished surfaces.
From boulder to rock to sand.
And with the final thrust the sun
Throws wave upon the shore
The jellyfish in weariness
Nestles in a pool.
(Todas
las corrientes que fluyen al este o al oeste
Todas las corrientes
que fluyen hacia el este o el oeste
Deben fluir hacia el
mar;
La corriente de la
tierra media.
Barridos por la isla
solitaria.
Guijarros de oro y
plata se mezclan,
Entrelazadas de algas y
algas.
Arroyos nacidos de las
nieves de la montaña.
Crecer a ola hinchada.
El arco completo de
nuevos movimientos
En carrera contra el
gris.
Gorros de color blanco
como latidos de corazón.
Se tiran dentro de la
ola.
La ola de los picos de
las montañas se convierte
Martillo para esculpir
rocas.
Para dejar formas
cinceladas y pulir superficies.
De roca a roca y arena.
Y con el empuje final
el sol.
Arroja ola a la orilla
La medusa en el
cansancio.
Enclavado en una
piscina.)
Gongfu
o Kungfu, se puede traducir literalmente
como “logro humano”. En las artes marciales se refiere al entrenamiento
continuo con vista a mejorar las propias habilidades y fortalecer al máximo
posible la relación entre cuerpo y psique. En poesía, dice Landsberger, el Gongfu está en su práctica, en sus
imitaciones, en sus lecturas y en la revisión continua de su poesía.
Es
interesante saber que Lee gustaba de traducir la obra de grandes poetizas, como
Tzu-yeh Siglos III y IV D.C.), autora de la “Balada de Mulan” y de Guan
Daosheng (1262-1319), esposa del famoso pintor de la dinastía Yuan, Zhao Mengfu.
De
Tzu-yeh, Bruce Lee tradujo su poema “La escarcha”:
La escarcha
Si no me crees
Mira allí, en el patio,
¿Cómo la escarcha
Brilla blanca en el
frío y cruel
En el césped que una
vez fue verde.
¿No ves
Que tú y yo
Somos como las ramas
De un árbol?
Con tu alegría,
Viene mi risa,
Con tu tristeza
Se inician mis
lágrimas.
Amor,
¿Podría ser la vida de
otra manera
Contigo y conmigo?
De
Madame Guan (Kuan), Lee tradujo su poema “Despedida”, escrito para su esposo,
quien estaba decidido a tomar una amante, cosa que, finalmente, no llegó a
hacer.
Parting
(By Madame Guan, translated by Bruce Lee)
Who knows when meeting shall ever be.
If might be for years or
It might be forever.
Let us then take a lump of clay,
Wet it, pat it,
And make an image of you
And an image of me.
Then smash them, crash them,
And, with a little water,
Knead them together.
And out of the clay we’ll remake
An image of you, and an image of me.
Thus in my clay, there’s a little of you,
And in your clay, there’s a little of me.
And nothing will ever set us apart.
Living, we’ll be forever in each other’s heart,
and dead, we’ll be buried together.
(Despedida
Quién
sabe cuándo se reunirán alguna vez.
Si
pudiera ser por años o
Puede
ser para siempre.
Tomemos
entonces un trozo de arcilla,
Mojarlo,
acariciarlo
Y
haz una imagen tuya
Y
una imagen mía.
Luego
aplastarlos, estrellarlos,
Y
con un poco de agua
Amasarlos
juntos.
Y
de la arcilla rehaceremos
Una
imagen tuya y una imagen mía.
Así,
en mi arcilla, hay un poco de ti,
Y
en tu arcilla, hay un poco de mí.
Y
nada nos distinguirá jamás.
Viviendo,
estaremos para siempre en el corazón del otro
y
muertos, seremos enterrados juntos.)
Bruce
Lee parecía juguetear como un semidios entre dos mundos, Oriente y Occidente,
pero a veces esos mundos parecían jugar también con él. Como poeta pertenecía a
la generación estadounidense de los sesenta y setenta, enormemente influenciada
por el movimiento beat, la poesía de Allen Ginsberg y las novelas de Jack Kerouac
y William S. Burroughs. La poesía de Gingsberg y Kerouac toma inspiración tanto
del jazz como del budismo. De Kerouac presentamos un fragmento de su “Coro 113”
(Mexico City Blues):
Everything
Is Ignorant of its own emptiness—
Anger
Doesnt like to be reminded of fits—
(fragment
from 113th Chorus)
(Todo
Es
ignorante de su vacío—
Enojo
No
le gusta que le recuerden los ataques—)
(Fragmento
del Coro 113)
Como
todas las vanguardias del siglo XX, los poetas beat querían refundar la poesía,
reinventarla prácticamente desde cero. Lo mismo quería hacer Lee no sólo con su
poesía, sino también con las artes marciales. Tradiciones, formas y estilos
tenían que ser destruidos para liberar a los hombres de las cadenas del pasado.
Según narra Landsberger, Lee se entristecía “al ver filas de hombres jóvenes
siendo taladrados por opresivos sensei en movimientos que no hablaban más que
de repetición y conformidad.” Y tenía razón, puesto que, cuando la tradición no
es (re) descubierta, sino se repite como literalidad sin sentido, termina
convertida en prácticas rutinarias, obsoletas, absurdas y despóticas. Lee
asistía al ocaso del mundo tradicional, arruinado y arrasado por la modernidad
industrial. Como Nietzsche, cuando dijo que “Dios ha muerto”, sólo constataba
que el mundo tradicional se encontraba moribundo en el mismo corazón de sus
contemporáneos, incluso de los hombres que decían defenderlo.
Sin
embargo, para Landsberger, la poesía de Lee presenta cierta dificultad para los
lectores occidentales, algo que él llama
“una característica decepcionante”:
“Quizás la característica más decepcionante de la poesía de Lee es que incluso en un hombre tan positivo, un hombre que fue una dinamo y una fuerza creativa y positividad en su vida real, su poesía tiende a centrarse en el anhelo por el amado y del yo incompleto. En el pensamiento oriental, esto en realidad no es un tema deprimente, ya que simplemente se refiere a la finalización y la armonía dependiente de las cosas: lo material y lo inmaterial, el yin, el yang. Pero para el público occidental esto a menudo se lee como inseguridad y ‘algo está mal en mi vida’. Supongo que esto no es culpa del Maestro Lee, sino de nosotros, como poetas occidentales, y de cómo tendemos a ver nuestros problemas en los demás.”
Así
como su arte marcial, el Jeet Kune Do,
la poesía de Lee seguía ligada a las tradiciones-madre del lejano oriente y a
la visión del mundo tradicional. A la vez, como todo creador moderno, creía que el pasado
era, como mínimo, “desordenado” y que los métodos modernos permitían encontrar
y desarrollar la esencia de lo marcial y lo poético (de lo poiético en la palabra y el combate), que siglos de conservadurismo
y formalismo no hacían más que ocultar y empobrecer. Pero también tenía serías
dudas tanto de la literatura radicalmente experimental, así como de los
sistemas marciales modernos, meramente funcionales, sin arte –sin alma.
T.
S. Eliot, quizá el poeta modernista más grande del siglo XX, nos entrega ideas
e imágenes con las cuales intentar solucionar ese enigma de Lee –poético y
marcial- en su ensayo La tradición y el
talento individual.
“Ningún poeta, ningún artista, posee la totalidad de su propio significado. Su significado, su apreciación, es la apreciación de su relación con los poetas y artistas muertos. No se le puede valorar por sí solo; se le debe ubicar, con fines de contraste y comparación, entre los muertos.”
Eso
lo sabía seguramente Bruce Lee, como poeta y artista marcial, hombre del Gongfu, y es lo que hace que él
pertenezca con propiedad a la corriente inmemorial de los poetas y los artistas
del combate, con los cuáles nunca dejó de conversar y medirse, aún en el meollo
mediático de nuestro mundo, harto banal e “impoético”.
El
último poema de Lee que Landsberger cita es “Since Your Left” (“Desde que te
fuiste”), que recitaba de memoria a su esposa Linda:
My boat glides down the tranquil river,
Beyond the orchard which borders the bank.
I leave you my poems.
Read
them.
(Mi bote se desliza por
el tranquilo río
Más allá del huerto que
bordea el banco.
Os dejo mis
poemas.
Léelos.) (6)
Así
escribía Bruce Lee, el poeta.
Roberto
Chacón
(Continuará…)
Notas
(1)
Gongan, es el equivalente chino
(Chan) de la palabra “Koan” japonesa (Zen). Ambas significan “problema” o
“enigma” (a ser resuelto por los alumnos de Chan o Zen).
(2)
En las páginas 22, 23 y 24 del libro de François Cheng, La escritura poética china, se puede leer como en la poesía china
el sentido establece diversos tipos de correspondencia entre versos distintos dentro del poema.
(3)
Extraído de Digesting the Universe,
de Nan Lu, OMD (https://www.tcmworld.org/the-poetry-behind-martial-arts/)
(4)
Esta verdad del orbe tradicional, desgraciadamente, se transforma en fuente de
incomprensión, irrespeto y desprecio dentro del mundo marcial, al ser usada
como fuente del “linaje-centrismo”, por fanáticos, fundamentalistas e
ignorantes.
(5)
El proyecto de La flauta silenciosa
fue aprobado por Warner Brothers, pero por diversos inconvenientes no pudo
realizarse en vida de Lee. Después de la muerte de Lee, se hizo la película,
pero con muchos cambios de guión. También se le cambió el nombre: Circle of Iron (Círculo de hierro). Se mantuvo el contenido filosófico de Lee y eso
la convirtió en una de las mejores películas de artes marciales, aunque sus
coreografías de combate fueron mal diseñadas y realizadas.
(6) Los poemas de Bruce
Lee se pueden encontrar en Bruce
Lee: Artist of Life, escrito por el famoso biógrafo de Lee, John Little.
(Nota de Landsberger).
Gracias, excelente articulo.
ResponderBorrarGracias Rafael
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