martes, 5 de noviembre de 2019

EDITORIAL (Magazine No. 610)


En nuestras secciones quincenales, presentamos "365 Meditaciones Tao", de Ming Dao Deng, con el texto "Desequilibrio". En la sección "Pensamiento", ofrecemos un pensamiento de J. L. Borges.

En este número del boletín Nei Dan, traemos, nuestras secciones mensuales, que además de videos y música, trae también reseña de libro.
Videos (colaboraciones), Música y Reseña de Libro:

-Videos (Colaboraciones): "Nat King Cole - Unforgettable" / "Por qué Sócrates odiaba la democracia - Scholl of Life" / "Cómo abrir tus 7 chakras segúnh lo explicado en una exposición para niños".
-Música: Celia y Johnny: Tremendo Caché: Tres días de carnaval / Sopita en botella / Los negros de la Verdegué.
-Reseña de Libro:  El camino de la energía (Master Lam Kam Chuen).

En nuestras Secciones de Autor traemos la sección Tai Chi Soul (Roberto Chacón), con la sexta  entrega de "La paz sea contigo".

En la sección "Artículo" les ofrecemos el artículo "Carlos Rangel: contra la mitología del resentimiento" (Wolfang Gil).

También les traemos hoy, en nuestra sección "Artículos del Archivo Nei Dan" el texto "El Tai Chi Chuan y la salud".



NOTICIAS NEI-WAIJIA Y MÁS (Magazine No. 610)

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LECTURA DEL I CHING Y CARTAS ASTRALES: HERIBERTO STARS AND CHANGES


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ARTÍCULO (Magazine No. 610)

CARLOS RANGEL: CONTRA LA MITOLOGÍA DEL RESENTIMIENTO

¿Qué que es lo que somos? ¿Personas? ¿O animales? ¿O salvajes?
Williiam Golding: El señor de las moscas (1954)



Hay un selecto grupo de intelectuales que se resistió al canto de sirenas de las ideologías autoritarias del siglo XX. Dentro de dicho grupo, quienes lograron mayor éxito de audiencia fueron los literatos, esencialmente aquellos cuyas metáforas sobre el terror del totalitarismo quedaron grabadas en el imaginario mundial. Es difícil pensar en Stalin y sus herederos sin que venga a nuestra mente el recuerdo de la obra de George Orwell, 1984, así como La rebelión en la Granja. Ambas han quedado como arquetipos para comprender a las dictaduras revolucionarias. 

Encontraron menos receptividad los filósofos que trataron de hacer esa misma advertencia a nivel conceptual. Un buen ejemplo de esto fue Raymond Aron, quien denunció el carácter opiáceo de la ideología, y mostró cuál era la moral apropiada para un intelectual democrático. Lamentablemente, su estilo prudente y moderado quedó apocado por la demencial glorificación de la violencia revolucionaria de Sartre. 

Una excepción fue Albert Camus, quien unió a su trabajo filosófico un gran talento literario para denunciar las amenazas de las ideologías mesiánicas. Pero igualmente, su gran libro, El hombre rebelde, fue muy desprestigiado por la intelectualidad de izquierda y no logró producir el impacto que se merecía.

Las glorificaciones de la violencia redentora, tal como la sartreana, se alimentan del resentimiento. Si alguna cosa buena tiene Nietzsche es una profunda agudeza psicológica. En tal sentido, uno de sus mayores aciertos fue el determinar que el resentimiento era la peor enfermedad para el alma. Lo formula de genialmente en La genealogía de la moral como el “paralogismo del corderito”. Un paralogismo es un argumento falaz donde me engaño a mí mismo. El corderito piensa que el águila que se lo va a comer es malvada, mientras que él se considera bueno porque no come corderitos. Esta es la lógica del victimismo.  

El victimismo puede afectar a una sola persona, pero también puede afectar toda una civilización, tal como lo muestra el éxito de un libro: Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, texto que ha promovido el resentimiento hasta conducirlo al cauce de la tentación totalitaria.

Existe un verdadero bloqueo mental para entender que somos responsables de nuestras acciones, y con ellas, de nuestro destino. Es mucho más fácil culpabilizar a otros de nuestros fracasos. En este sentido, los sospechosos habituales son el fantasma del imperialismo norteamericano, y lo que Antonio Negri llama “el Imperio”, como conjunto difuso de todo el capitalismo mundial. Estos son los chivos expiatorios que le dan sentido a nuestras desdichas, en vez de asumir la responsabilidad de que somos dueños de nuestro destino. 

La ingrata tarea de inducirnos a reconocer y asumir nuestra responsabilidad histórica ha sido asumida por egregios intelectuales. Entre ellos, destaca el venezolano Carlos Rangel (1929-1988), periodista y ensayista, sobre todo, en su libro Del buen salvaje al buen revolucionario, publicado por Monte Ávila en 1976. Una obra que ya cumplió más de cuarenta años y cuya pertinencia histórica se ha hecho evidente con el paso del tiempo. Lamentablemente, todo eso no parece compadecerse con su poco éxito de lectura en las universidades latinoamericanas. 

El origen del mito
El trabajo crítico de Rangel comienza con la genealogía de la mitología del resentimiento. En primer lugar, nos aclara que los mitos sobre América no son autóctonos, son un producto europeo, como el relato griego de la Edad de Oro. En definitiva, son proyecciones del inconsciente colectivo del viejo continente sobre el nuevo. En nuestros hombros recae la carga de la utopía de Tomás Moro y de otros muchos escritores que pensaban escapar a las miserias europeas a través del hallazgo del paraíso perdido en las tierras recientemente descubiertas. 

“Cuando los latinoamericanos despiertan (en el siglo XIX) a la conciencia nacional, van a encontrar hecha una base mítica que les servirá para intentar reivindicar como propio el pasado precolombino de América; y más recientemente, hoy mismo, para intentar excusar o enmascarar el fracaso relativo de Latinoamérica, hija del Buen Salvaje, esposa del Buen Revolucionario, madre predestinada del Hombre Nuevo.” (Del buen Salvaje, p. 28).

Si bien Marx comparte el mito que supone que con la revolución se recuperará la sociedad originaria anterior a la lucha de clases, en este autor no hay rastro de justificación de que el atraso secular de algunos países se deba al desarrollo de otros.  

“(A Marx) no se le ocurrió jamás sostener que el desarrollo de los países imperialistas y el atraso de los territorios coloniales se debiera en forma sensible a las relaciones (por otra parte odiosas, quién lo duda) de dominación de los primeros sobre los segundos, nexos en los cuales veía más bien Marx la única promesa de progreso para las áreas que hoy llamamos “Tercer Mundo”. (Del buen salvaje, p. 173).

Para un pensamiento de estirpe roussoniana, nuestros aborígenes, aunque no eran civilizados, poseían almas nobles. Ellos representaban la inocencia perdida por el pecaminoso devenir de la civilización. A partir de allí, es fácil fantasear que la inocencia originaria puede ser recuperada por la vía de la violencia redentora. De ese modo, el inicio de la historia se reconectará con la recuperación del paraíso perdido. Tal advenimiento será posible gracias a la acción liberadora del moderno revolucionario como heredero legítimo del buen salvaje.  

“Para entender la transmutación del Buen Salvaje en el Buen Revolucionario, notemos que hay no sólo relación, sino identidad entre el estado del hombre antes de la caída y después de la salvación. El intermedio es un paréntesis en la beatitud natural. Los últimos días, serán como los primeros; el fin de la historia será el regreso a la Edad de Oro.” (Del buen salvaje, p. 37).

Tras la idea del cambio social mesiánico hay toda una teología histórica, la cual parece copiada del filósofo medieval Joaquín de Fiore, quien profetizó que la historia humana culminará en una etapa de paz perpetua debido a la realización perfecta del Espíritu Santo. 

Las distorsiones
Rangel reconoce la prepotencia política y económica de los Estados Unidos de América sobre todo el continente, pero también considera que esa primacía no es la causa del retraso latinoamericano. Debemos estar alerta acerca de que uno de los recursos de la ideología es invertir las relaciones de causalidad, es decir, poner los caballos detrás de la carreta:

“El imperialismo norteamericano en América Latina no es, desde luego, ningún mito. Sólo que es una consecuencia y no una causa del poder norteamericano y de nuestra debilidad. Hasta el despojo más inicuo, por reprobable que sea, no excusa de buscar una explicación racional para la fuerza del ladrón y la debilidad de su víctima.” (Del buen salvaje, p. 55)

Desde que la América Española comenzó su vida independiente, ha tenido problemas para encauzarse en sociedades republicanas saludables. No ha logrado formas de gobiernos democráticos estables, sino que su historia ha estado plagada de caudillos militares y revoluciones que han conspirado contra su evolución política, económica y social: 

“Hacia fines de 1822, la independencia de la América Española estaba prácticamente consumada. A la vez, la debilidad, vulnerabilidad y nula preparación para la vida autónoma de las nuevas repúblicas, eran perfectamente aparentes para los contemporáneos, y preocuparon a los norteamericanos.” (Del buen salvaje, p. 57).

Rangel enfatiza cómo el atraso de la región ha sido un problema no solo para nosotros, los directamente afectados, sino también para los mismos Estados Unidos, pues eso causa un desequilibro regional.

La inversión de los valores
Después de la independencia, hubo muchas guerras civiles en la América Española, las cuales tomaron la forma de confrontación entre liberales y conservadores. Dichas denominaciones eran más nominales que reales. Así que los liberales resultaron tan retrógrados como sus rivales conservadores. 

“No surgió, no podía surgir ninguna burguesía ilustrada de esas reformas liberales, puramente teóricas, letra muerta en códigos importados, y en ningún caso reflejo de las verdaderas relaciones de producción y de las verdaderas estructuras de poder.” (Del buen salvaje, p. 130).

La ausencia de un sector realmente ilustrado, que fuese capaz de liderar a nuestras naciones, provocó que nos convirtiésemos en adictos a las mitologías resentidas y a las ideologías antiliberales. 

“La verdad es demasiado desagradable, y por eso Latinoamérica es extremadamente vulnerable a las interpretaciones históricas y a los proyectos políticos construidos sobre la mentira, o que apelan a la verdad sólo a medias. Y en esa forma llegamos a declarar execrable a lo mejor de nosotros mismos (e.g. Sarmiento o Jorge Luis Borges) y admirable lo peor (e.g. Juan Manuel de Rosas o Perón).” (Del buen salvaje, p. 133).

El miedo a la verdad, y también a la libertad, han conducido a un tóxico resultado en nuestra cultura: hemos terminado glorificando a nuestros villanos, a los destructores, y despreciando todo aquello que buscase una fórmula de superación. 

Educación para la libertad
En estos momentos, cuando muchas ciudades latinoamericanas arden en el resentimiento populista, el pensamiento de Carlos Rangel tiene un peso inobjetable para evitar quedar atrapado por las pasiones políticas. 

Rangel coadyuva a pensar el porvenir desde el liberalismo político, la ideología más benigna de todas, pues la democracia es, tal como afirmaba Churchill, el menos malo de los sistemas de gobierno. Es difícil pensar una vida civilizada sin los logros históricos del pensamiento ilustrado: elecciones libres, parlamentos, separación entre iglesia y Estado, y, sobre todo, las libertades. 

Es importante señalar que Rangel no parece ser neoliberal, o lo que es lo mismo, un defensor a ultranza de los privilegios capitalistas a costa del bien común. Más bien se presenta preponderadamente como un liberal político. El neoliberal está más preocupado de las libertades del mercado que del bienestar social y de las libertades políticas. Este no es el caso de Rangel, quien hace una defensa histórica del APRA, partido peruano que se erigió en decano de la socialdemocracia latinoamericana. Un neoliberal ortodoxo no se permitiría expresar tal tipo de simpatías.  

Tanto el populismo como neoliberalismo piensan en términos de “enemigos complementarios”, en el sentido que le asigna Todorov: o ustedes o nosotros. Por eso, a la larga, son peligros para la democracia. Esto pone en riesgo el Ethos democrático, el cual está constituido por el respeto mutuo, la compasión y el diálogo. 

Las nuevas generaciones pueden aprender de Rangel a distinguir y neutralizar las ideologías mesiánicas, que aspiran a la utopía, al costo de sacrificar la ética en nombre del poder, lo cual tiene como resultado tanto la tiranía como el genocidio. 

En contraste, desde la perspectiva del humanismo y el liberalismo político, Carlos Rangel denunció la mitología autoritaria que constituye un peligro para los derechos humanos. En conclusión, este importante pensador venezolano nos ha enseñado a no añorar el salvajismo resentido, cuando lo que necesitamos es preservar la dignidad propia de la civilización democrática. 
Wolfgang Gil Lugo
PRODAVINCI
27/10/2019


ARTÍCULOS (ÍNDICE)

TAI CHI SOUL Roberto Chacón (Magazine No. 610)


LA PAZ SEA CONTIGO (VI)

“Si no te has vinculado a ti mismo al verdadero vacío,
nunca entenderás el Arte de la Paz.”
Dicho del Aikido

“Nunca podremos obtener la paz en el mundo exterior
 hasta que no hagamos las paces
con nosotros mismos.”
Dalai lama


He podido leer completa la partitura de Peace Piece. No se puede decir todavía que la “interpreto” en alguna medida, y menos aún que la domino. Las dos últimas páginas, con sus escalas y arpegios alterados y mordientes en el registro sobre agudo del piano, muy rápidos para ejecutar, me costaron bastante. Nada comparable a la tranquilidad amable de las primeras páginas. Para los que saben hacer Tai Chi, tocar Peace Piece es como si interpretáramos las dos primeras rutas de la forma 24 manos libres de Yang Simplificado y luego termináramos con las tres últimas rutas de la Forma 56 manos libres del estilo Chen contemporáneo (taolu de competencia).

Según los analistas de la obra de Evans, por los días en que se gestaba Peace Piece, el jazzista escuchó el Cuarteto del fin de los tiempos, de Oliver Messiaen (1908-1992). Esta obra fue escrita y estrenada en un campo de concentración nazi (1941). La pieza está compuesta para clarinete en Si bemol, violín, violonchelo y piano. Parte importante de los recursos musicales de la obra son cantos de pájaros transcritos a notación musical por Messiaen. El compositor era ornitólogo y el uso de cantos de aves en sus creaciones es una característica resaltante en toda su obra.

Parte de la inspiración para sus improvisaciones con escalas y arpegios alterados en registros muy agudos parece deberse a la audición de la pieza de Messiaen. Como si Evans, en su imagen de la paz, se hubiese conectado con la visión paradisíaca de las aves que tenía Oliver Messian, para quien todos los pájaros eran “Aves del Paraíso”. Para él, como para el sufismo, el lenguaje de los pájaros es la lengua de los ángeles.

Oliver Messiaen: Oiseaux Exotiques (1955)

Para los que no lo saben, investigaciones recientes señalan que el lenguaje humano y el canto de las aves tienen un mismo origen evolutivo y que los genes que posibilitan nuestra habla son los mismos que permiten a los pájaros cantar. Son todavía mucho más profusas las relaciones simbólicas que hemos establecido a lo largo de nuestra existencia sobre la Tierra entre el lenguaje humano y el canto de las aves. En todo el mundo, mitos, leyendas, saberes ocultistas, etc., nos refieren que el canto de los pájaros es un lenguaje mágico, secreto, y sólo posible de entender a cabalidad por iniciados o grandes sabios.

En particular llama la atención que durante una de las breves cumbres culturales que ha disfrutado la humanidad, la Provenza de la poesía trovadoresca y los cátaros, el lenguaje de los pájaros (la langue des oiseaux) haya sido considerado la lengua secreta de los trovadores y la base del trobar clus, estando estrechamente relacionada con el Tarot. Nuestra palabra “lenguaje” viene del latín lingua y del provenzal lenguatge.

Puede que por esa afinidad del lenguaje, el paraíso y las aves, simbolicemos la paz con una paloma blanca, el ave mensajera por antonomasia. En la Biblia judeo-cristiana, Dios (Jehová) estaba iracundo por la maldad de los hombres, de manera que desencadenó el diluvio universal como castigo, exceptuando a Noé, su familia y los animales del Arca. A los cuarenta días del terrible diluvio, Noé lanzó una paloma para ver si las aguas habían bajado. Al cabo de siete días, la paloma regresó con una rama de olivo en el pico, lo que significaba que Dios estaba en paz con el hombre.


Pablo Picasso (1881-1973): Paloma de la paz (1961)

En la mitología griega, la paloma es el animal que acompaña a Afrodita, la diosa del amor y la belleza. A pesar de ser la gran amante de Ares, el guerrero, Afrodita no es una diosa que guste de la confrontación, aunque ésta la persigue, como en el episodio mitológico de la boda de Peleo y Tetis. A la fiesta no fue invitada la diosa Eris (Discordia). Esta se vengó creando una disputa por la belleza entre Afrodita, Hera y Atenea, que ganó la primera de las diosas nombradas. Dicha disputa se extendería luego al mundo humano por el rapto de la mujer más bella, Helena, lo cual generó la guerra de Troya. Afrodita que había ganado la disputa celeste, perdió la terrestre al ser vencidos los troyanos, muerto Paris, su protegido, y capturada Helena por su esposo Menelao.

La relación entre Afrodita y Ares (Venus y Marte) –los grandes amantes de la mitología- nos recuerda la conexión estrecha que hay entre la cólera y el deseo sexual, y, también, como el amor puede trocarse fácilmente en celos, odio y rivalidad. Los hijos que ambos tuvieron nos muestran estas conexiones: Eros (amor y sexo), Anteros (amor correspondido y vengador del no correspondido), Deimos (terror), Fobos (horror), (1) Harmonía (armonía y concordia) e Hímero (deseo sexual y lujuria).

Sandro Botticelli (1445-1510): Venus y Marte (1483) (2)

A la manera de Montaigne, ensayamos sobre la imagen de paz de Evans, expuesta en su obra Peace Piece. La exploramos esperando des-cubrir algunas resonancias con nuestra propia imagen de paz, y con las posibilidades de la pax en el Imago Mundi. Por imagen entendemos

“[…] la imagen […] en el contexto artístico, no tiene el sentido que normalmente le damos, de representación visual. Significaría, más bien, la tensión dinámica donde se le des-oculta la ‘verdad’ –profunda e inmediata- a cada hombre, que posibilita y modula su experiencia con el mundo, rigiendo sus transformaciones”. (María Fernanda Palacios: Saber y sabor de la lengua).

Según hemos ventilado, en Peace Piece se nos ofrece la malicia (el swing), pero nunca se nos invita al Mal (“la pasión del alma solitaria” / A. Machen), y menos a su “banalidad” (H. Arendt). Como en esa extraordinaria película de Clint Eastwood, Medianoche en el jardín del bien y del mal, al decir de la “hechicera vudú” Minerva, si se llega poco antes de la medianoche al cementerio, puede que te encuentres al daimon, pero si llegas después, de seguro te sorprenderá el demonio.

“(Minerva)

−Muy bien. Ahora tú ya sabes cómo va el tiempo de los muertos. El tiempo de los muertos no dura más de una hora, desde media hora antes de medianoche hasta media hora después. La media hora de antes es para hacer cosas buenas; la media hora de después es para lo malo.”

El daimon reparte los dones, pero el diablo te quita el alma, engañándote con las “cuentas de vidrio” de ilusorios poderes materiales. Bien que Evans conocía a los dos, pero nunca los confundía. ¿Cuántos Raskolnikov conocemos que por jugar a ir más allá del bien y del mal quedaron convertidos en villanos o en desalmados?

Liz Story (“Solid Colors” / Windham Hill Recors): Peace Piece
https://www.youtube.com/watch?v=KYeeNtYH_78

La “banalidad del mal” no está lejos de la ingenuidad del hombre masa. En la película La hora 25 (Henry Verneuil / 1967) observamos los avatares del rumano Janitz Moritz (Anthony Quinn), quien por desposarse con una hermosa mujer (Suzanne, representada por Virna Lisi) es acusado de ser judío, siendo confinado a un campo de trabajos forzados. Luego de una serie de vicisitudes, Janitz llega a un campo de concentración alemán. Ahí, un experto nazi en razas lo cataloga como ario puro, de modo que pasa de prisionero a ser guardia del campo. Es fotografiado con su uniforme de las SS y aparece sonriente en la portada de la revista Signal. Por ello, al caer el Reich hitleriano, es acusado en los Juicios de Nuremberg. Su abogado defensor logra probar que Janitz sólo ha sido una víctima más de las circunstancias extremas y azarosas de la guerra. Pero al volver a su Rumania natal este hombre al inicio ingenuo y risueño, es incapaz de sonreír cuando le van a fotografiar. (3)


De lo que es incapaz el hombre masa es de realizar su destino como amor fati. Como escribió el poeta William Ernest Hensley (1849-1903) en su célebre poema Invictus:


“No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargado de castigos el viaje...
soy el amo de mi destino,
       soy el capitán de mi alma.”

En la parábola bíblica de “El hijo pródigo”, el primogénito se molesta porque nunca ha hecho nada malo, y no se le premia con festejos, en cambio, su hermano menor pecó, y sí se festeja su regreso. Él es un ingenuo, un buenazo, no ha sido tentado, no ha sido puesto a prueba por el destino. Su hermanó cayó y se levantó, conoció las mieles del mal, pero supo rechazarlo a tiempo y enderezar la ruta. Esa es la diferencia.

J. S. Bach: Jesús Alegría de los hombres, Cantata 147.
Concierto por la paz, Madrid, 2008.


El ingenuo es moralista y cree que el apego a la moralidad compartida por todos, le preservará de conflictos con el prójimo y le asegurará un puesto prominente en su comunidad. El moralista rechaza la ambigüedad del mundo y, con ello, el pathos trágico. Pero en su ingenuidad, se expone a ser seducido y tomado por todo aquello que rechaza y maldice. Unilateral y unidimensional, fácilmente puede ser atrapado por cualquier doctrina con esas mismas características. Así se origina la “banalidad del mal” y el “fascismo ordinario”.





Las posturas morales estrechas y fanáticas también son tentadas fuertemente por aquello que rechazan, y, la más de las veces, terminan cediendo ante aquello que más desprecian. En la película Miss Sadie Thompson (Curtis Bernhardt / 1953), basada en el cuento Rain, de Somerset Maugham, un misionero (Alfred Davidson / José Ferrer) quiere –de manera obsesiva- limpiar la isla de Pago Pago (Samoa Americana) expulsando a una prostituta: Sadie Thomson (Rita Hayworth). Si ella vuelve a San Francisco puede ser encarcelada, así que decide cambiar de vida y redimirse sinceramente bajo la guía del misionero. Pero en la cercanía de la mujer, el misionero también cambia, y poco a poco el espíritu de la lujuria lo va carcomiendo. Finalmente, termina violando a Sadie. Luego, al no poder soportar haber cometido tal monstruosidad, contraria a la prédica de toda su vida, se suicida.



Ante las historias sobre los santos tentados por apariciones de mujeres seductoras, Osho dice:



“En realidad a esos santos no se les ha aparecido nadie, lo que ocurre es que están proyectando sus represiones. Se trata de sus deseos, sus deseos reprimidos, los han reprimido durante tanto tiempo que acaban adquiriendo mucha fuerza y les hacen soñar incluso con los ojos abiertos.” (Osho. Bienestar emocional).

El hombre-masa, preso de todos los mitos de restauración (el escape al pasado ante el nihilismo consumado del presente), es dócilmente atraído al mal por los ideales de pureza e inocencia. En la película Cabaret (Bob Fosse), tenemos una imagen de esto cuando en un restaurante de la Alemania de Weimar aparece un joven de la Juventud Hitleriana cantando “El mañana me pertenece”:

“Tomorrow Belongs to Me”

Estremece la escena porque sabemos lo que pasó después, como se quiso purificar el mundo a base de fuego y sangre, en nombre de esos ideales de supuesta inocencia recuperada, puestos al servicio de perversos y demagogos. (4) Nos damos cuenta, entonces, que el decadente y depravado cabaret es mucho mejor que la utopía de mil años soñada por “el hombre que juega con sierpes… es la muerte un maestro venido de Alemania”, de los versos de Paul Celan.

Para esa escena se quiso utilizar la Horst-Wessel Lied, el himno del partido Nazi. Pero problemas con los derechos de autor y la prohibición de la misma en Alemania y Austria, obligaron a usar una pieza similar compuesta para la ocasión.

La música puede unir a las personas y también separarlas; y puede hacer esto al mismo tiempo. La Marsellesa, el himno de Francia, es realmente una marcha de guerra que se popularizó durante la Revolución Francesa, el acontecimiento que abre nuestro tiempo. Himnos y marchas partidistas y nacionales, nos unen para enfrentar a los otros. Y así vamos, “matando canallas con nuestro cañón de futuro”, hasta que el destino nos alcance…

Pero también la música puede unirnos sobre nuestras diferencias, como en la Navidad de 1914, cuando británicos y alemanes entonaron juntos el villancico Noche de paz y salieron de sus trincheras para compartir la maravillosa tregua de Navidad de la Gran Guerra.

Cuando las canciones de Navidad son interpretadas por jazzistas, las mismas se colorean de una intimidad y un pathos que conmueve y hermana aún más los corazones.

Have Yourself A Merry Little Christmas. Cecile McLorin Salvant and Jazz at Lincoln Center Orchestra. 13-12-2013.

En Así habló Zaratustra, Nietzsche nos presenta en imágenes el camino de la humanidad hacia la supra-humanidad, la “humanidad después de la humanidad” (súper-hombre): al principio el hombre es un camello, ingenuo lo carga todo sobre sí, todo lo cree y a todo obedece. Luego se transforma en un león, es el hombre rebelde, que ya nada cree y a todo se opone con su fuerza y poder; pero esto lo condiciona, lo limita y lo hace inflexible. Por último, el león se transfigura en niño. Este es verdaderamente inocente, espontáneo, e incondicionado en gran medida. Él juega y crea, es poiético por propia naturaleza. En la creación todos volvemos a ser niños. Como el “recién nacido” de Lao Tsé, se es puro, sutil y flexible. Como el niño Dioniso de los mitos órficos, sabe huir de los titanes y renacer a cada instante. (5)

Richard Strauss. Also Sprach Zarathustra. Op. 30. Introducción.

Quizá uno de los hechos que demuestra la bajeza a que ha llegado nuestro tiempo es la conversión de los niños en fanáticos y asesinos. Hannah Arendt dice que dos de las tres “liberaciones” modernas (trabajadores y mujeres) han sido correctas y beneficiosas, pero la tercera, la de los niños y jóvenes, no. Esa “liberación” se basa en la no aceptación de ninguna autoridad, incluso un tipo que es esencial para la educación: la autoridad por reconocimiento, la excelencia como valor de valores. Sin ésta dominan el número y la fuerza.

Los totalitarismos clásicos llevaron su control total sobre el hombre a la utilización de los niños, a los cuales pervirtieron con sus ideales torcidos, adoctrinándolos para cumplir misiones abyectas que incluían vigilar y delatar a sus padres y maestros: Hitler Jugend, Giovanni Facisti, Guardias Rojos y Khmers Rojos (Jemeres rojos), son un ejemplo de esto. No obstante, tras la caída de los regímenes asociados a estos “movimientos”, los niños hoy día siguen siendo adoctrinados y usados para la guerra: “niños bomba” (ISIS y otros grupos fundamentalistas islámicos), niños guerrilleros y niños reclutados por ejércitos, grupos paramilitares, etc., pandillas de niños y niños utilizados por organizaciones de narcotráfico, bandas criminales y mafias, y niños entrenados para el sicariato.

Gustav Mahler. Kindertotenlieder (Canciones de los niños muertos), Ciclo de canciones sobre poemas de Friedrich Rückert.

Ciertamente, la familia y la educación están en crisis, pero no parece una solución el lanzarlos a la calle, abandonados a su suerte. En el mundo antiguo, la estepa de los nómadas se oponía a la ciudad de los sedentarios, siendo la estepa donde eran creadas las “máquinas de guerra” (Guilles Deleuze). Hoy día, la estepa está dentro de la ciudad: calles, terrenos baldíos y barrios bajos, las zonas urbanas “sin ley”.

En una inquietante versión cinematográfica del famoso cuento Otra vuelta de tuerca, de Henry James, que hoy podríamos catalogar como una “precuela” -The Nightcomers (Michael Winner / 1971), protagonizada por Marlon Brando (Peter Quinn) y Stephanie Beacham (Jessel)-, dos niños, Flora y Miles, reciben del jardinero de su padre (Quinn), sus ideas bastante extrañas sobre la vida y el amor. Jessel (la institutriz) y Quinn establecen una relación altamente sadomasoquista que los niños imitan, casi hasta poner en peligro sus vidas. Ante la amenaza del ama de llaves de notificar al padre de Flora y Miles lo que sucede entre Jessel y Quinn, de manera que sean despedidos, los niños deciden actuar para evitar la separación de los amantes, según lo aprendido de Quinn: que todo amor es odio y que sólo en la muerte las personas se unen verdaderamente. Bajo esas creencias, terminan asesinando a Jessel y a Quinn.


Formar a un niño no es “informarlo” (la palabra “informar” etimológicamente significa “meter una forma dentro” y al mismo tiempo “sin forma”, informe). La palabra “ingenuo” hace referencia también a la falta de experiencia, sobre todo, a la falta de maceración y destilación de dicha experiencia. Como no se ha formado en el “mundo de la vida” (lebenswelt), iniciándose en el vivir bajo una guía atenta, el joven tiene una deficiente comprensión, hay desinteligencia. Trata de saltar esa carencia siendo literal, pues no se entienden segundos sentidos, sobre entendidos y metáforas, ni se tiene buen criterio sobre nada. Sin límites de ningún tipo, se llega al crimen, aunque los jóvenes, al cometerlos, estén “preñados de buenas intenciones”. Ya sabemos de qué está empedrado el largo y tortuoso camino al infierno.

Antes habíamos hecho referencia a la influencia que tuvo sobre Peace Piece la Berceuse Opus No. 57 de Chopin. Hay algo en la pieza de Evans, daimónico (el swing) y también elegíaco. Pero indudablemente tiene, a la par, algo fresco, inocente y juguetón.

La simbología de elevación espiritual de las aves y la pureza del niño se unen en la iconografía sobre los ángeles. El querubín siempre ha sido representado como un niño angelical, casi un bebé, dotado de pequeñas alas. Esta conexión sacra entre el niño, las aves y lo divino, nos recuerda las palabras de Rilke: “La verdadera patria del hombre es la infancia.”

Johannes Brahms: Lullaby (Wiegenlied / Canción de cuna), Op. 49 No. 4.

Tenemos ángeles que ya no pueden volar, como el de Durero (La melancolía), y también ángeles caídos, como Lucifer. Pero, por otra parte, tenemos a los “ángeles terrestres” de Poe, que habiendo sido humanos alguna vez, se mantienen cerca de los hombres.

La etimología de “ángel” nos revela que también son mensajeros divinos, mensajeros celestes. Un mensajero es una relación en sí mismo, una configuración dada por quien envía el mensaje y por quien lo recibe. Indudablemente esto lo dota de poderes “herméticos”, por más que la pureza del ángel pretenda distanciarse de las cualidades del dios Hermes, el mensajero de los dioses pagano.

En las películas de Wim Wenders El cielo sobre Berlín (1987) y ¡Tan lejos!,¡tan cerca! (1993), se nos narra la historia de ángeles que por amor a la humanidad, abandonan su condición divina y se transforman en hombres comunes. En esas películas, la visión de los ángeles es monocroma, y sólo perciben colores al convertirse en seres humanos, en mortales. Seguramente nuestra mortalidad reduce nuestra perspectiva, en comparación con los divinos, pero nuestra mirada debe ser más vívida.


Parece extraño pues, según García Lorca, en arte, el ángel da el don de las “luces”. Para nosotros, “luces” pueden ser cosas brillantes, como las luces de la bóveda celeste nocturna, y también de colores, como el “traje de luces” del torero. Lo que si es poco factible es que esas “luces” hagan referencia, por lo menos de manera privilegiada o exclusiva, a las luces de la razón, a la “época de las luces” (Ilustración), tal como aparece en la frase de Bolívar “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”.


“Mariana, ¿qué es el hombre sin libertad? ¿Sin esa
luz armoniosa y fija que se siente por dentro?
¿Cómo podría quererte no siendo libre, dime?”
Federico García Lorca

“El ángel guía y regala como San Rafael, defiende y evita como San Miguel, y previene como San Gabriel. El ángel deslumbra, pero vuela sobre la cabeza del hombre, está por encima, derrama su gracia, y el hombre, sin ningún esfuerzo, realiza su obra o su simpatía o su danza.” (Federico García Lorca. Juego y teoría del duende).

La gracia, el don de la “elevación” de que habla Osho, es un don angelical. El ángel nos alumbra y deslumbra. La Musa da formas (ritmos y euritmia, de ahí los “números” de la “tragedia de la sangre” / Camus) ya que su voz proviene del “velarse” u “ocultarse” del ser en su de-velamiento (Aletheia), de las resonancias de la “oscuridad audible” (el magma poiético). Por ello ambas vienen de “afuera”, al decir de Lorca, el ángel es celeste, y la Musa viene de donde el ser nace de la nada. El duende (daimon), viene del interior, se despierta en las “últimas habitaciones de la sangre”, (6) porque es tan terrestre como nosotros, aunque pueda que esté más cerca de la tierra y de los sitiales sagrados que el Homo Sapiens.

“¡Todo hombre es un ángel! ¡El vago es tan sagrado como el serafín! ¡El demente es tan santo como tú mi alma eres santa!
¡Santos los horribles ángeles humanos!
¡Santo el argonauta solitario!”
(Allen Ginsberg, Sagrado / Aullido)

En el arte del Tai Chi Chuan y también en muchas ejercitaciones Chi Kung (especialmente el Zhan Zhuang), debemos mantenernos enraizados, pegados a la tierra, pero nuestra coronilla tiene que ser literalmente halada desde el cenit de la bóveda celeste. Tierra y Cielo, ser, hombres y divinos entran en juego de mil formas diferentes cuando jugamos al arte, cualquiera.

En Peace Piece sentimos la tierra, lo que cae y se cierra obstinadamente, y también la gracia de los juegos, algunos maliciosos (con swing), y otros más brillantes, como el lenguaje de los pájaros. La mano derecha parece entregarse a improvisaciones que crean atmósferas y momentos, que la mano izquierda, que danza la cadencia del ritual, amarra en ciclos diversos.

André Mehmari: Peace Piece

Un ángel que siempre está cerca de los seres humanos es el “ángel custodio” o “ángel de la guarda”. Especialmente es activo en la niñez, el momento en que somos más vulnerables y necesitamos más protección y guía. Recuerdo que en las “comiquitas” que veía cuando niño, representaban los dilemas de la consciencia como un angelito que te daba consejos buenos, sentado sobre tu hombro derecho, mientras los consejos malos te los daba un diablillo sentado en el izquierdo. Para los darwinianos, esto también pudiera ser representado por un bonobo (el “chimpancé del amor”) a la diestra y un chimpancé a la siniestra. Tiene ahora más sentido la bendición de Zorba: “¡Qué Dios te cuide, y el diablo también!”


El misterio de la poiesis descansa sobre la enigmática Diosa Blanca neolítica, la Diosa Triple (doncella, madre y anciana / bruja). De ahí la Triple Musa de la época arcaica de los griegos. No extrañe que el misterio del arte también repose sobre otra trinidad, la del ángel, la musa y el duende -¿el ser, el cielo y el hombre (ser ahí)?

Existe en Múnich, Alemania, una famosa estatua del Ángel de la Paz. Pero como en casos similares ventilados anteriormente, se trata de una representación de la diosa griega de la victoria, Niké, realizada para conmemorar el triunfo de Prusia sobre Francia en 1871. La estatua celebra la paz del vencedor, no una paz verdadera, más profunda y menos cínica.

En cambio, el Ángel de la Paz se aparece ante unos niños elegidos para anunciar la venida de la Virgen de Fátima. Creamos o no en las apariciones marianas, su Ángel de la Paz simboliza una conexión sacra con la imagen de la paz, que no tienen los monumentos a la paz de los Estados victoriosos.

En Inglaterra hay una escultura gigante conocida como el Ángel del Norte, obra de Antony Gormley (1950 -). Esta obra fue realizada con un fin particular: devolver al arte de carácter cívico el trabajo escultórico del cuerpo humano en gran formato. Desde los tiempos del faraón Ramsés II, la escultura de grandes proporciones del cuerpo humano ha servido principalmente como propaganda para el poder de grandes Estados y sus soberanos despóticos. Y esto es la base de “lo enorme” en el arte, que tiene que ser vencido por la belleza para que surja el “gran estilo”, al decir de Nietzsche. En nuestro caso, la representación de la paz de los vencedores, siempre colosal y pomposa, debe ceder ante la “imagen” de paz, más íntima y conmovedora. Puede que por eso capture el alma una obra sin pretensiones como Peace Piece. Como dijera Debussy, este es uno de los casos donde una sencilla pieza de un género popular como el jazz (no por ello menos artístico), llega más al corazón del asunto sugerido, que una rimbombante sinfonía alegórica.

Como artista, Evans era modesto, y siempre trataba de esquivar el remoquete de “genio” que sus admiradores le endilgaban.

“Yo en lo que creo es en las cosas desarrolladas a través del trabajo duro. Siempre simpatizo con quienes se han desarrollado larga y trabajosamente, y especialmente a través de la introspección y mucha dedicación. Creo que lo que logran es algo usualmente mucho más profundo y hermoso que lo logrado por quienes pareciera que tienen esa habilidad y fluidez desde el principio. Digo esto porque es un buen mensaje para los jóvenes talentos que se sienten como yo solía sentirme.”

El genio moderno se cristaliza, como estereotipo, alrededor del intelecto y la voluntad. En la política y en el arte militar surge también como cualidad del genio el instinto, la intuición genial. Como los taoístas, Evans creía que todos tenemos dones, pero que es responsabilidad de cada quien entregarse lo más fiel posible a su pulimento y decantación, lo que en China llaman Gongfu (Kung Fu).

Pero esa larga decantación también es un proceso artístico sobre uno mismo, como si el arte que se practica asiduamente terminara trabajando, a la vez, al artista. Se atisba el interior como si bajásemos al Hades bajo la guía paciente de Homero, el aedo ciego. Mencio dice que la dificultad del autoconocimiento es que comienza sólo después de estar libres de sí mismos y de los demás, cuando podemos vislumbrar más allá de la persona que creemos ser y del Uno, la voz omnipresente del rebaño humano. Sin uno mismo y sin los “otros” entramos a lo desconocido.

Osho, como otros mistagogos, dice que el camino hacia el interior es la vía a lo sagrado. Para los taoístas, el centro de uno mismo es como el centro del todo, Wuji, vacío, nada. Wuji es la isla del paraíso taoísta, en el centro del mar universal con sus infinitos avatares del Yin y del Yang. La paradoja que sabe el taoísta es que para estar en el paraíso no debes concebir ninguna idea de Jardín del Edén y de bienaventuranza: el paraíso es Wuji, el silencio vacío donde se fermentan las infinitas posibilidades.

De ese silencio emerge la palabra poética. El ideograma de poesía (), significa la “palabra” ( / abreviatura) en el “templo” (), un indicativo de la conexión de la poiésis con lo sagrado.

La poesía también es música, canto. El ideograma de Medicina Tradicional, es el mismo que el de música, con la diferencia que el de MTC lleva indicadores de hierbas, ya que esa medicina es, ante todo, una fitoterapia. Esto también señala el papel altamente sanador del arte.

El ideograma de “paz” también es interesante. (), paz, armonía, significa que un grano de cereal () en la boca () es la garantía, la condición de la paz. Parece que apunta a todo lo contrario de lo que dijo Napoleón sobre los ejércitos, que caminaban sobre sus estómagos, lo que demuestra porque China fue un imperio burocrático, más no militar, como el romano.

“Recuerda, la consciencia nace de los alimentos. En Oriente decimos «Annam bram», el alimento es Dios. ¿Cómo es posible afirmar que el alimento es Dios? Lo inferior está ligado a lo más elevado, lo más superficial está ligado a lo más profundo.” (Osho. Ob. Cit.).

Importante acotar que para Osho, la iluminación es encontrar la consciencia.

Si a (Paz) se le agrega el ideograma “Ping” () –“balanza equilibrada”, “nivelado”, “tranquilo”, tenemos “Héping”: paz y tranquilidad

Como no sólo de pan vive el hombre, podemos pensar que el arte es la ambrosía del alma. Peace Piece es el maná que Evans nos ha dejado para que alimentemos esa paz que nos habita e ilumina, pero que fácilmente se extravía en los laberintos recónditos de nuestra psique.

“Los poetas seremos viejos y solitarios.
Bajo el olivo añoso cantaremos la Paz”.
Federico García Lorca

(Continuará…)

Notas:
(1)   Fobos y Deimos son los nombres de los dos satélites de Marte, descubiertos por Asaph Hall (1829-1907) el 18-08-1877. Sin embargo, ambos satélites habían sido descritos con bastante exactitud 200 años antes por Jonathan Swift en su libro Los viajes de Gulliver. Existe una leyenda que dice que Hall no los nombró “Miedo” y “Terror” por ser los hijos mitológicos de Marte (Ares) sino porque el astrónomo conocía la obra de Swift y, además, ambos satélites aparecieron en su telescopio como salidos de la nada.
(2) Como puede verse en la obra de Boticelli, la belleza siempre vence a la guerra.
(3) En la escena final de La hora 25, cuando Janitz Moritz (Anthony Quinn) se encuentra con su esposa Suzanne en una estación de tren, se puede ver un afiche que dice “Sin hogar, Venezuela te da la bienvenida”.



(4) “Un demagogo es aquél que predica doctrinas que sabe que son falsas, a personas que sabe que son idiotas”. H. L. Mencken.
(5) En el Orfismo, los titanes (bestiales y soberbios), capturan al niño Dioniso, lo descuartizan, lo cocinan y se lo comen. Zeus como castigo los fulminó con su rayo, quedando únicamente a salvo el corazón de Dioniso, de donde Zeus lo resucitó íntegramente. De las cenizas de los titanes y del niño Dioniso surgieron los hombres, que por ende son en parte titánicos y en parte dionisiacos, mitad bestiales y mitad divinos. En variantes del mito, el niño Dioniso escapa a tiempo de los titanes.
(6) La tragedia de la sangre dionisiaca tiene mucho de “duende” pero también de Musa, pues gracias a la poesía se hace del lenguaje “la sangre del espíritu” (Unamuno). “Sangre” siempre remitirá a inconsciente colectivo (familia, tribu, paisanos, etc.), a “imágenes compartidas” y a sufrimientos sin nombre. Esta “sangre” no tiene el mismo sentido reductor y disociativo que tiene para Lezama Lima la expresión “mestizaje”, y que se asocia de modo “polar” y especular con la noción de “sangre” tal como era usada en el nacionalsocialismo.




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