LA
PAZ SEA CONTIGO (VI)
“Si
no te has vinculado a ti mismo al verdadero vacío,
nunca
entenderás el Arte de la Paz.”
Dicho del Aikido
“Nunca
podremos obtener la paz en el mundo exterior
hasta que no hagamos las paces
con
nosotros mismos.”
Dalai lama
He podido leer
completa la partitura de Peace Piece.
No se puede decir todavía que la “interpreto” en alguna medida, y menos aún que
la domino. Las dos últimas páginas, con sus escalas y arpegios alterados y
mordientes en el registro sobre agudo del piano, muy rápidos para ejecutar, me
costaron bastante. Nada comparable a la tranquilidad amable de las primeras
páginas. Para los que saben hacer Tai Chi, tocar Peace Piece es como si interpretáramos las dos primeras rutas de la
forma 24 manos libres de Yang Simplificado y luego termináramos con las tres
últimas rutas de la Forma 56 manos libres del estilo Chen contemporáneo (taolu
de competencia).
Según los
analistas de la obra de Evans, por los días en que se gestaba Peace Piece, el jazzista escuchó el Cuarteto del fin de los tiempos, de
Oliver Messiaen (1908-1992). Esta obra fue escrita y estrenada en un campo de
concentración nazi (1941). La pieza está compuesta para clarinete en Si bemol,
violín, violonchelo y piano. Parte importante de los recursos musicales de la
obra son cantos de pájaros transcritos a notación musical por Messiaen. El
compositor era ornitólogo y el uso de cantos de aves en sus creaciones es una
característica resaltante en toda su obra.
Parte de la
inspiración para sus improvisaciones con escalas y arpegios alterados en
registros muy agudos parece deberse a la audición de la pieza de Messiaen. Como
si Evans, en su imagen de la paz, se hubiese conectado con la visión
paradisíaca de las aves que tenía Oliver Messian, para quien todos los pájaros
eran “Aves del Paraíso”. Para él, como para el sufismo, el lenguaje de los
pájaros es la lengua de los ángeles.
Para los que no
lo saben, investigaciones recientes señalan que el lenguaje humano y el canto
de las aves tienen un mismo origen evolutivo y que los genes que posibilitan
nuestra habla son los mismos que permiten a los pájaros cantar. Son todavía
mucho más profusas las relaciones simbólicas que hemos establecido a lo largo
de nuestra existencia sobre la Tierra entre el lenguaje humano y el canto de
las aves. En todo el mundo, mitos, leyendas, saberes ocultistas, etc., nos
refieren que el canto de los pájaros es un lenguaje mágico, secreto, y sólo
posible de entender a cabalidad por iniciados o grandes sabios.
En particular
llama la atención que durante una de las breves cumbres culturales que ha
disfrutado la humanidad, la Provenza de la poesía trovadoresca y los cátaros,
el lenguaje de los pájaros (la langue des
oiseaux) haya sido considerado la lengua secreta de los trovadores y la
base del trobar clus, estando
estrechamente relacionada con el Tarot. Nuestra palabra “lenguaje” viene del
latín lingua y del provenzal lenguatge.
Puede que por
esa afinidad del lenguaje, el paraíso y las aves, simbolicemos la paz con una
paloma blanca, el ave mensajera por antonomasia. En la Biblia judeo-cristiana,
Dios (Jehová) estaba iracundo por la maldad de los hombres, de manera que
desencadenó el diluvio universal como castigo, exceptuando a Noé, su familia y
los animales del Arca. A los cuarenta días del terrible diluvio, Noé lanzó una
paloma para ver si las aguas habían bajado. Al cabo de siete días, la paloma
regresó con una rama de olivo en el pico, lo que significaba que Dios estaba en
paz con el hombre.
Pablo Picasso (1881-1973): Paloma de la paz (1961)
En la mitología
griega, la paloma es el animal que acompaña a Afrodita, la diosa del amor y la
belleza. A pesar de ser la gran amante de Ares, el guerrero, Afrodita no es una
diosa que guste de la confrontación, aunque ésta la persigue, como en el
episodio mitológico de la boda de Peleo y Tetis. A la fiesta no fue invitada la
diosa Eris (Discordia). Esta se vengó creando una disputa por la belleza entre
Afrodita, Hera y Atenea, que ganó la primera de las diosas nombradas. Dicha
disputa se extendería luego al mundo humano por el rapto de la mujer más bella,
Helena, lo cual generó la guerra de Troya. Afrodita que había ganado la disputa
celeste, perdió la terrestre al ser vencidos los troyanos, muerto Paris, su
protegido, y capturada Helena por su esposo Menelao.
La relación
entre Afrodita y Ares (Venus y Marte) –los grandes amantes de la mitología- nos recuerda la
conexión estrecha que hay entre la cólera y el deseo sexual, y, también, como
el amor puede trocarse fácilmente en celos, odio y rivalidad. Los hijos que
ambos tuvieron nos muestran estas conexiones: Eros (amor y sexo), Anteros (amor
correspondido y vengador del no correspondido), Deimos (terror), Fobos
(horror), (1) Harmonía (armonía y concordia) e Hímero (deseo sexual y lujuria).
A la manera de
Montaigne, ensayamos sobre la imagen de paz de Evans, expuesta en su obra Peace Piece. La exploramos esperando des-cubrir algunas resonancias
con nuestra propia imagen de paz, y con las posibilidades de la pax en el Imago Mundi. Por imagen entendemos
“[…] la imagen […] en el contexto artístico, no tiene el sentido que normalmente le damos, de representación visual. Significaría, más bien, la tensión dinámica donde se le des-oculta la ‘verdad’ –profunda e inmediata- a cada hombre, que posibilita y modula su experiencia con el mundo, rigiendo sus transformaciones”. (María Fernanda Palacios: Saber y sabor de la lengua).
Según hemos
ventilado, en Peace Piece se nos
ofrece la malicia (el swing), pero nunca se nos invita al Mal
(“la pasión del alma solitaria” / A. Machen), y menos a su “banalidad” (H.
Arendt). Como en esa extraordinaria película de Clint Eastwood, Medianoche en el jardín del bien y del mal,
al decir de la “hechicera vudú” Minerva, si se llega poco antes de la
medianoche al cementerio, puede que te encuentres al daimon, pero si llegas
después, de seguro te sorprenderá el demonio.
“(Minerva)
−Muy bien. Ahora tú ya sabes cómo va el tiempo de los muertos. El tiempo de los muertos no dura más de una hora, desde media hora antes de medianoche hasta media hora después. La media hora de antes es para hacer cosas buenas; la media hora de después es para lo malo.”
El daimon
reparte los dones, pero el diablo te quita el alma, engañándote con las “cuentas
de vidrio” de ilusorios poderes materiales. Bien que Evans conocía a los dos,
pero nunca los confundía. ¿Cuántos Raskolnikov conocemos que por jugar a ir más
allá del bien y del mal quedaron convertidos en villanos o en desalmados?
https://www.youtube.com/watch?v=KYeeNtYH_78
La “banalidad del mal” no está lejos de la ingenuidad del hombre masa.
En la película La hora 25 (Henry
Verneuil / 1967) observamos los avatares del rumano Janitz Moritz (Anthony
Quinn), quien por desposarse con una hermosa mujer (Suzanne, representada por
Virna Lisi) es acusado de ser judío, siendo confinado a un campo de trabajos
forzados. Luego de una serie de vicisitudes, Janitz llega a un campo de
concentración alemán. Ahí, un experto nazi en razas lo cataloga como ario puro,
de modo que pasa de prisionero a ser guardia del campo. Es fotografiado con su
uniforme de las SS y aparece sonriente en la portada de la revista Signal. Por ello, al caer el Reich
hitleriano, es acusado en los Juicios de Nuremberg. Su abogado defensor logra
probar que Janitz sólo ha sido una víctima más de las circunstancias extremas y
azarosas de la guerra. Pero al volver a su Rumania natal este hombre al inicio
ingenuo y risueño, es incapaz de sonreír cuando le van a fotografiar. (3)
De lo que es incapaz el hombre masa es de realizar su destino como amor fati. Como escribió el poeta William
Ernest Hensley (1849-1903) en su célebre poema Invictus:
“No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargado de castigos el viaje...
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.”
soy el capitán de mi alma.”
En la parábola bíblica de “El hijo pródigo”, el primogénito se molesta
porque nunca ha hecho nada malo, y no se le premia con festejos, en cambio, su
hermano menor pecó, y sí se festeja su regreso. Él es un ingenuo, un buenazo, no ha sido tentado, no ha sido
puesto a prueba por el destino. Su hermanó cayó y se levantó, conoció las
mieles del mal, pero supo rechazarlo a tiempo y enderezar la ruta. Esa es la
diferencia.
Concierto por la paz,
Madrid, 2008.
“Tomorrow Belongs to Me”
Have Yourself A Merry Little Christmas. Cecile McLorin Salvant and Jazz at
Lincoln Center Orchestra. 13-12-2013.
Richard
Strauss. Also Sprach Zarathustra. Op. 30.
Introducción.
Gustav Mahler. Kindertotenlieder (Canciones de los niños muertos), Ciclo de canciones sobre poemas de
Friedrich Rückert.
Johannes Brahms: Lullaby (Wiegenlied / Canción de cuna), Op. 49 No. 4.
André Mehmari: Peace Piece
El ingenuo es moralista y cree que el apego a la moralidad compartida
por todos, le preservará de conflictos con el prójimo y le asegurará un puesto prominente
en su comunidad. El moralista rechaza la ambigüedad del mundo y, con ello, el pathos trágico. Pero en su ingenuidad,
se expone a ser seducido y tomado por todo aquello que rechaza y maldice. Unilateral
y unidimensional, fácilmente puede ser atrapado por cualquier doctrina con esas
mismas características. Así se origina la “banalidad del mal” y el “fascismo
ordinario”.
Las posturas morales estrechas y fanáticas también son tentadas
fuertemente por aquello que rechazan, y, la más de las veces, terminan cediendo
ante aquello que más desprecian. En la película Miss Sadie Thompson (Curtis Bernhardt / 1953), basada en el cuento Rain, de Somerset Maugham, un misionero
(Alfred Davidson / José Ferrer) quiere –de manera obsesiva- limpiar la isla de
Pago Pago (Samoa Americana) expulsando a una prostituta: Sadie Thomson (Rita
Hayworth). Si ella vuelve a San Francisco puede ser encarcelada, así que decide
cambiar de vida y redimirse sinceramente bajo la guía del misionero. Pero en la
cercanía de la mujer, el misionero también cambia, y poco a poco el espíritu de
la lujuria lo va carcomiendo. Finalmente, termina violando a Sadie. Luego, al
no poder soportar haber cometido tal monstruosidad, contraria a la prédica de
toda su vida, se suicida.
Ante las historias sobre los santos tentados por apariciones de mujeres
seductoras, Osho dice:
“En realidad a esos santos no se les ha aparecido nadie, lo que ocurre es que están proyectando sus represiones. Se trata de sus deseos, sus deseos reprimidos, los han reprimido durante tanto tiempo que acaban adquiriendo mucha fuerza y les hacen soñar incluso con los ojos abiertos.” (Osho. Bienestar emocional).
El hombre-masa, preso de todos los mitos de restauración (el escape al
pasado ante el nihilismo consumado del presente), es dócilmente atraído al mal
por los ideales de pureza e inocencia. En la película Cabaret (Bob Fosse), tenemos una imagen de esto cuando en un
restaurante de la Alemania de Weimar aparece un joven de la Juventud Hitleriana
cantando “El mañana me pertenece”:
Estremece la escena porque sabemos lo que pasó después, como se quiso
purificar el mundo a base de fuego y sangre, en nombre de esos ideales de
supuesta inocencia recuperada, puestos al servicio de perversos y demagogos. (4)
Nos damos cuenta, entonces, que el decadente y depravado cabaret es mucho mejor
que la utopía de mil años soñada por “el hombre que juega con sierpes… es la
muerte un maestro venido de Alemania”, de los versos de Paul Celan.
Para esa escena se quiso utilizar la Horst-Wessel
Lied, el himno del partido Nazi. Pero problemas con los derechos de autor y
la prohibición de la misma en Alemania y Austria, obligaron a usar una pieza
similar compuesta para la ocasión.
La música puede unir a las personas y también separarlas; y puede hacer
esto al mismo tiempo. La Marsellesa,
el himno de Francia, es realmente una marcha de guerra que se popularizó durante
la Revolución Francesa, el acontecimiento que abre nuestro tiempo. Himnos y
marchas partidistas y nacionales, nos unen para enfrentar a los otros. Y así
vamos, “matando canallas con nuestro cañón de futuro”, hasta que el destino nos
alcance…
Pero también la música puede unirnos sobre nuestras diferencias, como en
la Navidad de 1914, cuando británicos y alemanes entonaron juntos el villancico
Noche de paz y salieron de sus
trincheras para compartir la maravillosa tregua de Navidad de la Gran Guerra.
Cuando las canciones de Navidad son interpretadas por jazzistas, las
mismas se colorean de una intimidad y un pathos que conmueve y hermana aún más
los corazones.
En Así habló Zaratustra,
Nietzsche nos presenta en imágenes el camino de la humanidad hacia la
supra-humanidad, la “humanidad después de la humanidad” (súper-hombre): al
principio el hombre es un camello, ingenuo lo carga todo sobre sí, todo lo cree
y a todo obedece. Luego se transforma en un león, es el hombre rebelde, que ya
nada cree y a todo se opone con su fuerza y poder; pero esto lo condiciona, lo
limita y lo hace inflexible. Por último, el león se transfigura en niño. Este
es verdaderamente inocente, espontáneo, e incondicionado en gran medida. Él
juega y crea, es poiético por propia
naturaleza. En la creación todos volvemos a ser niños. Como el “recién nacido”
de Lao Tsé, se es puro, sutil y flexible. Como el niño Dioniso de los mitos
órficos, sabe huir de los titanes y renacer a cada instante. (5)
Quizá uno de los hechos que demuestra la bajeza a que ha llegado nuestro
tiempo es la conversión de los niños en fanáticos y asesinos. Hannah Arendt
dice que dos de las tres “liberaciones” modernas (trabajadores y mujeres) han
sido correctas y beneficiosas, pero la tercera, la de los niños y jóvenes, no.
Esa “liberación” se basa en la no aceptación de ninguna autoridad, incluso un
tipo que es esencial para la educación: la autoridad por reconocimiento, la
excelencia como valor de valores. Sin ésta dominan el número y la fuerza.
Los totalitarismos clásicos llevaron su control total sobre el hombre a la
utilización de los niños, a los cuales pervirtieron con sus ideales torcidos,
adoctrinándolos para cumplir misiones abyectas que incluían vigilar y delatar a
sus padres y maestros: Hitler Jugend, Giovanni Facisti, Guardias Rojos y Khmers
Rojos (Jemeres rojos), son un ejemplo de esto. No obstante, tras la caída de
los regímenes asociados a estos “movimientos”, los niños hoy día siguen siendo
adoctrinados y usados para la guerra: “niños bomba” (ISIS y otros grupos
fundamentalistas islámicos), niños guerrilleros y niños reclutados por
ejércitos, grupos paramilitares, etc., pandillas de niños y niños utilizados
por organizaciones de narcotráfico, bandas criminales y mafias, y niños
entrenados para el sicariato.
Ciertamente, la
familia y la educación están en crisis, pero no parece una solución el lanzarlos
a la calle, abandonados a su suerte. En el mundo antiguo, la estepa de los
nómadas se oponía a la ciudad de los sedentarios, siendo la estepa donde eran
creadas las “máquinas de guerra” (Guilles Deleuze). Hoy día, la estepa está
dentro de la ciudad: calles, terrenos baldíos y barrios bajos, las zonas urbanas
“sin ley”.
En una
inquietante versión cinematográfica del famoso cuento Otra vuelta de tuerca, de Henry James, que hoy podríamos catalogar
como una “precuela” -The Nightcomers
(Michael Winner / 1971), protagonizada por Marlon Brando (Peter Quinn) y
Stephanie Beacham (Jessel)-, dos niños, Flora y Miles, reciben del jardinero de
su padre (Quinn), sus ideas bastante extrañas sobre la vida y el amor. Jessel (la
institutriz) y Quinn establecen una relación altamente sadomasoquista que los
niños imitan, casi hasta poner en peligro sus vidas. Ante la amenaza del ama de
llaves de notificar al padre de Flora y Miles lo que sucede entre Jessel y
Quinn, de manera que sean despedidos, los niños deciden actuar para evitar la
separación de los amantes, según lo aprendido de Quinn: que todo amor es odio y
que sólo en la muerte las personas se unen verdaderamente. Bajo esas creencias,
terminan asesinando a Jessel y a Quinn.
Formar a un niño
no es “informarlo” (la palabra “informar” etimológicamente significa “meter una
forma dentro” y al mismo tiempo “sin forma”, informe). La palabra “ingenuo”
hace referencia también a la falta de experiencia, sobre todo, a la falta de
maceración y destilación de dicha experiencia. Como no se ha formado en el
“mundo de la vida” (lebenswelt), iniciándose
en el vivir bajo una guía atenta, el joven tiene una deficiente comprensión,
hay desinteligencia. Trata de saltar esa carencia siendo literal, pues no se
entienden segundos sentidos, sobre entendidos y metáforas, ni se tiene buen
criterio sobre nada. Sin límites de ningún tipo, se llega al crimen, aunque los
jóvenes, al cometerlos, estén “preñados de buenas intenciones”. Ya sabemos de
qué está empedrado el largo y tortuoso camino al infierno.
Antes habíamos
hecho referencia a la influencia que tuvo sobre Peace Piece la Berceuse
Opus No. 57 de Chopin. Hay algo en la pieza de Evans, daimónico (el swing) y
también elegíaco. Pero indudablemente tiene, a la par, algo fresco, inocente y
juguetón.
La simbología de
elevación espiritual de las aves y la pureza del niño se unen en la iconografía
sobre los ángeles. El querubín siempre ha sido representado como un niño
angelical, casi un bebé, dotado de pequeñas alas. Esta conexión sacra entre el
niño, las aves y lo divino, nos recuerda las palabras de Rilke: “La verdadera patria del
hombre es la infancia.”
Tenemos ángeles
que ya no pueden volar, como el de Durero (La melancolía), y también ángeles
caídos, como Lucifer. Pero, por otra parte, tenemos a los “ángeles terrestres”
de Poe, que habiendo sido humanos alguna vez, se mantienen cerca de los
hombres.
La etimología de
“ángel” nos revela que también son mensajeros divinos, mensajeros celestes. Un
mensajero es una relación en sí mismo, una configuración dada por quien envía
el mensaje y por quien lo recibe. Indudablemente esto lo dota de poderes
“herméticos”, por más que la pureza del ángel pretenda distanciarse de las
cualidades del dios Hermes, el mensajero de los dioses pagano.
En las películas
de Wim Wenders El cielo sobre Berlín
(1987) y ¡Tan lejos!,¡tan cerca!
(1993), se nos narra la historia de ángeles que por amor a la humanidad,
abandonan su condición divina y se transforman en hombres comunes. En esas
películas, la visión de los ángeles es monocroma, y sólo perciben colores al
convertirse en seres humanos, en mortales. Seguramente nuestra mortalidad
reduce nuestra perspectiva, en comparación con los divinos, pero nuestra mirada
debe ser más vívida.
Parece extraño
pues, según García Lorca, en arte, el ángel da el don de las “luces”. Para
nosotros, “luces” pueden ser cosas brillantes, como las luces de la bóveda
celeste nocturna, y también de colores, como el “traje de luces” del torero. Lo
que si es poco factible es que esas “luces” hagan referencia, por lo menos de
manera privilegiada o exclusiva, a las luces de la razón, a la “época de las
luces” (Ilustración), tal como aparece en la frase de Bolívar “Moral y luces
son nuestras primeras necesidades”.
“Mariana, ¿qué es el hombre sin libertad? ¿Sin esa
luz armoniosa y fija que se siente por dentro?
¿Cómo podría quererte no siendo libre, dime?”
Federico
García Lorca
“El ángel guía y regala como San Rafael, defiende y evita como San Miguel, y previene como San Gabriel. El ángel deslumbra, pero vuela sobre la cabeza del hombre, está por encima, derrama su gracia, y el hombre, sin ningún esfuerzo, realiza su obra o su simpatía o su danza.” (Federico García Lorca. Juego y teoría del duende).
La gracia, el don de la “elevación” de que
habla Osho, es un don angelical. El ángel nos alumbra y deslumbra. La Musa da
formas (ritmos y euritmia, de ahí los “números” de la “tragedia de la sangre” /
Camus) ya que su voz proviene del “velarse” u “ocultarse” del ser en su
de-velamiento (Aletheia), de las resonancias de la “oscuridad audible”
(el magma poiético). Por ello ambas vienen de “afuera”, al decir de
Lorca, el ángel es celeste, y la Musa viene de donde el ser nace de la nada. El
duende (daimon), viene del interior, se despierta en las “últimas habitaciones
de la sangre”, (6) porque es tan terrestre como nosotros, aunque pueda que esté
más cerca de la tierra y de los sitiales sagrados que el Homo Sapiens.
“¡Todo hombre es un ángel! ¡El vago es tan sagrado como el serafín! ¡El demente es tan santo como tú mi alma eres santa!
¡Santos los horribles ángeles humanos!
¡Santo el argonauta solitario!”
(Allen Ginsberg, Sagrado / Aullido)
En el arte del
Tai Chi Chuan y también en muchas ejercitaciones Chi Kung (especialmente el
Zhan Zhuang), debemos mantenernos enraizados, pegados a la tierra, pero nuestra
coronilla tiene que ser literalmente halada desde el cenit de la bóveda
celeste. Tierra y Cielo, ser, hombres y divinos entran en juego de mil formas
diferentes cuando jugamos al arte, cualquiera.
En Peace Piece sentimos la tierra, lo que
cae y se cierra obstinadamente, y también la gracia de los juegos, algunos
maliciosos (con swing), y otros más brillantes, como el lenguaje de los
pájaros. La mano derecha parece entregarse a improvisaciones que crean
atmósferas y momentos, que la mano izquierda, que danza la cadencia del ritual,
amarra en ciclos diversos.
Un ángel que
siempre está cerca de los seres humanos es el “ángel custodio” o “ángel de la
guarda”. Especialmente es activo en la niñez, el momento en que somos más
vulnerables y necesitamos más protección y guía. Recuerdo que en las
“comiquitas” que veía cuando niño, representaban los dilemas de la consciencia
como un angelito que te daba consejos buenos, sentado sobre tu hombro derecho,
mientras los consejos malos te los daba un diablillo sentado en el izquierdo. Para
los darwinianos, esto también pudiera ser representado por un bonobo (el
“chimpancé del amor”) a la diestra y un chimpancé a la siniestra. Tiene ahora
más sentido la bendición de Zorba: “¡Qué Dios te cuide, y el diablo también!”
El misterio de
la poiesis descansa sobre la
enigmática Diosa Blanca neolítica, la Diosa Triple (doncella, madre y anciana /
bruja). De ahí la Triple Musa de la época arcaica de los griegos. No extrañe
que el misterio del arte también repose sobre otra trinidad, la del ángel, la
musa y el duende -¿el ser, el cielo y el hombre (ser ahí)?
Existe en
Múnich, Alemania, una famosa estatua del Ángel de la Paz. Pero como en casos
similares ventilados anteriormente, se trata de una representación de la diosa
griega de la victoria, Niké, realizada para conmemorar el triunfo de Prusia
sobre Francia en 1871. La estatua celebra la paz del vencedor, no una paz
verdadera, más profunda y menos cínica.
En cambio, el
Ángel de la Paz se aparece ante unos niños elegidos para anunciar la venida de
la Virgen de Fátima. Creamos o no en las apariciones marianas, su Ángel de la
Paz simboliza una conexión sacra con la imagen de la paz, que no tienen los
monumentos a la paz de los Estados victoriosos.
En Inglaterra
hay una escultura gigante conocida como el Ángel
del Norte, obra de Antony Gormley (1950 -). Esta obra fue realizada con un
fin particular: devolver al arte de carácter cívico el trabajo escultórico del
cuerpo humano en gran formato. Desde los tiempos del faraón Ramsés II, la
escultura de grandes proporciones del cuerpo humano ha servido principalmente como
propaganda para el poder de grandes Estados y sus soberanos despóticos. Y esto
es la base de “lo enorme” en el arte, que tiene que ser vencido por la belleza
para que surja el “gran estilo”, al decir de Nietzsche. En nuestro caso, la
representación de la paz de los vencedores, siempre colosal y pomposa, debe
ceder ante la “imagen” de paz, más íntima y conmovedora. Puede que por eso
capture el alma una obra sin pretensiones como Peace Piece. Como dijera Debussy, este es uno de los casos donde una
sencilla pieza de un género popular como el jazz (no por ello menos artístico),
llega más al corazón del asunto sugerido, que una rimbombante sinfonía
alegórica.
Como artista,
Evans era modesto, y siempre trataba de esquivar el remoquete de “genio” que sus
admiradores le endilgaban.
“Yo en lo que creo es en las cosas desarrolladas a través del trabajo duro. Siempre simpatizo con quienes se han desarrollado larga y trabajosamente, y especialmente a través de la introspección y mucha dedicación. Creo que lo que logran es algo usualmente mucho más profundo y hermoso que lo logrado por quienes pareciera que tienen esa habilidad y fluidez desde el principio. Digo esto porque es un buen mensaje para los jóvenes talentos que se sienten como yo solía sentirme.”
El genio moderno
se cristaliza, como estereotipo, alrededor del intelecto y la voluntad. En la
política y en el arte militar surge también como cualidad del genio el
instinto, la intuición genial. Como los taoístas, Evans creía que todos tenemos
dones, pero que es responsabilidad de cada quien entregarse lo más fiel posible
a su pulimento y decantación, lo que en China llaman Gongfu (Kung Fu).
Pero esa larga
decantación también es un proceso artístico sobre uno mismo, como si el arte
que se practica asiduamente terminara trabajando, a la vez, al artista. Se
atisba el interior como si bajásemos al Hades bajo la guía paciente de Homero,
el aedo ciego. Mencio dice que la dificultad del autoconocimiento es que
comienza sólo después de estar libres de sí mismos y de los demás, cuando
podemos vislumbrar más allá de la persona que creemos ser y del Uno, la voz
omnipresente del rebaño humano. Sin uno mismo y sin los “otros” entramos a lo
desconocido.
Osho, como otros
mistagogos, dice que el camino hacia el interior es la vía a lo sagrado. Para
los taoístas, el centro de uno mismo es como el centro del todo, Wuji, vacío,
nada. Wuji es la isla del paraíso taoísta, en el centro del mar universal con
sus infinitos avatares del Yin y del Yang. La paradoja que sabe el taoísta es
que para estar en el paraíso no debes concebir ninguna idea de Jardín del Edén
y de bienaventuranza: el paraíso es Wuji, el silencio vacío donde se fermentan
las infinitas posibilidades.
De ese silencio
emerge la palabra poética. El ideograma de poesía (诗), significa la
“palabra” (词 / abreviatura讠) en el “templo” (寺), un indicativo de la conexión de
la poiésis con lo sagrado.
La poesía
también es música, canto. El ideograma de Medicina Tradicional, es el mismo que
el de música, con la diferencia que el de MTC lleva indicadores de hierbas, ya
que esa medicina es, ante todo, una fitoterapia. Esto también señala el papel
altamente sanador del arte.
El ideograma de
“paz” también es interesante. Hé (和), paz,
armonía, significa que un grano de cereal (禾) en la
boca (囗) es la garantía, la condición de la paz. Parece que apunta a
todo lo contrario de lo que dijo Napoleón sobre los ejércitos, que caminaban
sobre sus estómagos, lo que demuestra porque China fue un imperio burocrático,
más no militar, como el romano.
“Recuerda, la consciencia nace de los alimentos. En Oriente decimos «Annam bram», el alimento es Dios. ¿Cómo es posible afirmar que el alimento es Dios? Lo inferior está ligado a lo más elevado, lo más superficial está ligado a lo más profundo.” (Osho. Ob. Cit.).
Importante
acotar que para Osho, la iluminación es encontrar la consciencia.
Si a Hé (Paz) se le agrega el ideograma “Ping” (平) –“balanza
equilibrada”, “nivelado”, “tranquilo”, tenemos “Héping”: paz y tranquilidad
Como no sólo de pan vive el hombre, podemos pensar que el arte es la
ambrosía del alma. Peace Piece es el
maná que Evans nos ha dejado para que alimentemos esa paz que nos habita e
ilumina, pero que fácilmente se extravía en los laberintos recónditos de
nuestra psique.
“Los poetas seremos
viejos y solitarios.
Bajo el olivo añoso
cantaremos la Paz”.
Federico
García Lorca
(Continuará…)
Notas:
(1)
Fobos y Deimos son los nombres de los dos satélites de Marte,
descubiertos por Asaph Hall (1829-1907) el 18-08-1877. Sin embargo, ambos
satélites habían sido descritos con bastante exactitud 200 años antes por
Jonathan Swift en su libro Los viajes de
Gulliver. Existe una leyenda que dice que Hall no los nombró “Miedo” y
“Terror” por ser los hijos mitológicos de Marte (Ares) sino porque el astrónomo
conocía la obra de Swift y, además, ambos satélites aparecieron en su
telescopio como salidos de la nada.
(2) Como puede
verse en la obra de Boticelli, la belleza siempre vence a la guerra.
(3) En la escena
final de La hora 25, cuando Janitz Moritz (Anthony Quinn) se encuentra con su esposa Suzanne en una
estación de tren, se puede ver un afiche que dice “Sin hogar, Venezuela te da
la bienvenida”.
(4) “Un demagogo
es aquél que predica doctrinas que sabe que son falsas, a personas que sabe que
son idiotas”. H. L. Mencken.
(5) En el
Orfismo, los titanes (bestiales y soberbios), capturan al niño Dioniso, lo
descuartizan, lo cocinan y se lo comen. Zeus como castigo los fulminó con su
rayo, quedando únicamente a salvo el corazón de Dioniso, de donde Zeus lo
resucitó íntegramente. De las cenizas de los titanes y del niño Dioniso
surgieron los hombres, que por ende son en parte titánicos y en parte
dionisiacos, mitad bestiales y mitad divinos. En variantes del mito, el niño
Dioniso escapa a tiempo de los titanes.
(6) La tragedia
de la sangre dionisiaca tiene mucho de “duende” pero también de Musa, pues
gracias a la poesía se hace del lenguaje “la sangre del espíritu” (Unamuno).
“Sangre” siempre remitirá a inconsciente colectivo (familia, tribu, paisanos,
etc.), a “imágenes compartidas” y a sufrimientos sin nombre. Esta “sangre” no
tiene el mismo sentido reductor y disociativo que tiene para Lezama Lima la
expresión “mestizaje”, y que se asocia de modo “polar” y especular con la
noción de “sangre” tal como era usada en el nacionalsocialismo.
TAI CHI SOUL (ÍNDICE)
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