TAI CHI: EL EJERCICIO SUPREMO
PARA TERAPEUTAS MASAJISTAS
(Y PARA TODO EL MUNDO)
Mis
profesores asistentes y yo hemos enseñado en varias Escuelas de Masaje
Terapéutico, en universidades públicas y privadas, y sin embargo no estoy
entrenado en esa materia, pues soy instructor de Tai Chi y de Chi Kung. Muchos
se preguntarán qué tienen que ver estas dos disciplinas con el masaje, y la
mejor respuesta es: absolutamente todo. El Tai Chi y el Chi Kung están
diseñados para ayudar a evitar la recurrencia de lesiones debidas al estrés,
para reducir o eliminar dolores crónicos, bajar niveles de estrés, mejorar el
humor, optimizar equilibrio y fuerza, y centrar la atención, de manera de
maximizar la ejecución, en todas las formas concebibles. Pueden también
expandir ampliamente la práctica y la plenitud del masaje.
El
Tai Chi y el Chi Kung proporcionan simultáneamente varios beneficios que enaltecen
la experiencia del masaje en varios niveles, no sólo para los clientes sino
también para el masajista. Los sanadores deben primero sanarse a ellos mismos,
de lo contrario sus habilidades sanadoras se debilitan. El doctor Andrew Weil, exitoso autor y médico
educado en Harvard, quien ahora promueve las terapias holísticas, integradoras,
ilustra este punto dirigiendo nuestra atención al corazón humano. El corazón
humano primero se alimenta a sí mismo con oxígeno, antes de alimentar
cualquiera otra parte del cuerpo y no es porque el corazón sea egoísta sino
porque es sabio. En algún nivel el corazón sabe que él no puede servir
verdadera y efectivamente a sus clientes (los órganos del cuerpo), a menos que
él, el corazón, esté operando en su nivel mas alto de funcionamiento.
Los
buenos maestros de Tai Chi y Chi Kung rápidamente descubren que la calidad de
la instrucción que ofrecen a sus estudiantes o clientes depende absolutamente
del tiempo que se tomen para sanarse a sí mismos con las herramientas que enseñan.
Esto significa que debemos disponer de tiempo para lograr nuestra propia
sanación. A menudo, inconscientemente, pensamos que si hemos escogido como
vocación las artes sanadoras, entonces, estaremos sanados por ósmosis. En
realidad, en esto hay un núcleo de verdad, porque las investigaciones indican
que cuando estamos comprometidos en labores altruistas, nuestra salud puede
mejorar, pero hasta dónde, es algo relativo. Ya se trate de un masajista
terapéutico o de un maestro de Tai Chi, el tomar tiempo para hacer verdad el
“sánate a ti mismo”, es la clave de la calidad como profesional.
El
sistema nervioso central es la puerta a través de la cual debe pasar todo lo
que generamos, lo que somos. Si el sistema nervioso está sobrecargado con el
estrés del día o de la semana, todo lo que ofrezcamos a nuestros clientes o
allegados, será sombrío, nublado. Todos sabemos que en algunos días estamos “en
nivel máximo” y que los estudiantes o clientes se quedan con la sensación de
haber vivido una verdadera experiencia de cambio favorable. Sin embargo, en
otros días, apenas encontramos ese lugar de claridad. En los deportes este
estado se llama estar “en la zona”. Todos sabemos de qué se trata, pero no
sabemos cómo lograrlo. La práctica del Tai Chi y el Chi Kung está específicamente
diseñada para ayudarnos, no para llegar a esa zona ocasionalmente, sino para,
en forma creciente, movernos y vivir en la zona todos los días.
¿Cómo
sucede esto? El Tai Chi y el Chi Kung
pertenecen a la
Medicina Tradicional China, como la acupuntura (ahora
reconocida por la
Asociación Médica Americana) y la medicina china basada en el
uso de yerbas. Lo que los tres tienen en común en la comprensión de la
existencia del flujo de energía sutil que se mueve a través del cuerpo. Es la
bio-energía, que anima los tejidos, en forma parecida a la electricidad que da
energía a su hogar o computador. Cuando el flujo natural de energía vital, o
Chi, como lo llaman los chinos, está bloqueado, nuestros sistemas de salud
disminuyen. Hay dos razones para que esta energía se bloquee. Una, por
accidentes externos, pues, por supuesto, si una pierna se nos rompe, el flujo
de energía se afecta. Pero la razón número uno es un estrés interno mal
manejado.
La
foto Kirlian ilustra este punto, mostrando cómo el estrés corporal producido
por la nicotina y la cafeína perturba el flujo de la energía vital. Un estado
relajado está representado por el flujo suave e igual del Chi o energía vital
exhibido.
De
manera que sabemos lo que es estar “en la zona” y sabemos que el estrés y los
químicos que lo producen pueden llevarnos a estar “fuera de la zona”. Pero,
¿cómo estar “en la zona”? La práctica del Tai Chi y el Chi Kung produce lo que
los chinos llaman Chi suave, lo cual nos da la manera de cultivar ese estado de
estar “en la zona”. La práctica diaria le da al ejecutante la sensación de
estar más y más en la zona, verdaderamente, y no como un encuentro accidental y
ocasional.
Un
efecto colateral de este estado relajado es que más Chi, o bio energía, está
fluyendo a través de nosotros, lo cual puede ser medido por varios aparatos. No
es sólo que fluye más energía sino que lo hace de una manera balanceada. El
resultado es que nos sentimos mejor y pensamos más claramente y que además la
energía que el cliente recibe de nosotros es más clara y saludable. Quizás no
se sepa por qué lo que emana del trabajo corporal de una persona se siente
mejor que el de otra, pero con el paso de los meses de práctica, podemos sentir
que nuestro toque personal tiene cada vez mayor demanda.
Una
de mis antiguas estudiantes tiene tal demanda que está obligada a seleccionar a
sus clientes; si después de unas pocas semanas sus clientes no están
practicando Tai Chi, Qigong, Yoga u otro arte marcial interno, para manejar su
propio estrés, ella no los admite en su clase, pues con razón ella dice: ¿por
qué gastar mis tendones trabajando el estrés acumulado que se ha ignorado en
toda la semana? Exigiendo que sus clientes manejen su propia energía interna y
su estrés, ella puede llevar la práctica a un nivel más profundo y sutil. En
lugar de vivir inconscientemente y acumulando las mismas cargas, una y otra
vez, sus clientes hacen equipo con ella para ser llevados a niveles cada vez
más altos de salud y crecimiento personal.
Al
estar en una clase de Tai Chi, estamos en una situación de interconexión. En
mis clases públicas de Tai Chi le pido a los terapeutas masajistas que traigan
sus tarjetas y las repartan entre los estudiantes de Tai Chi y comento que es
excelente que los masajistas estén en la clase porque allí están mejorando sus
instrumentos. En mi libro mejor vendido, The
Complete Idiot’s Guide to Tai Chi & Qigong le pido a los instructores
que refieran a sus estudiantes a terapias de masajes y a los masajistas que
refieran a sus clientes a las clases de Tai Chi.
Además
de optimizar la efectividad a través del flujo de energía expandido y al uso
ideal por parte de los clientes de herramientas de manejo del estrés diario, el
Tai Chi y el Qigong pueden añadir poder y reducir la posibilidad de lesión en
la práctica. Los maestros de Tai Chi se paran con las rodillas ligeramente
dobladas y el sacro ligeramente caído, lo cual borra un poco la curva de la
espalda baja y transfiere la presión de la parada y del trabajo de la espalda a
los muslos. Esto puede hacer que los muslos se sientan un poco tensos al
principio, pero eso está bien, porque los muslos tienen los huesos y los
músculos más fuertes del cuerpo.
Otro
aspecto fortalecedor del Tai Chi y el Qigong es la enseñanza del “poder sin
esfuerzo”. En Tai Chi enseñamos el ejercicio llamado “el brazo que no se
dobla”. Después de aprender cómo facilitar el flujo de Chi o energía vital a
través del cuerpo, con terapias de relajación sentado llamadas “Qigong
sentado”, se aprende un ejercicio físico que enseña cómo resistir la presión en
un estado de relajación. Un estudiante dobla el brazo de otro estudiante, aún
cuando éste resista con todo su poder muscular, pero luego, el mismo estudiante
se relaja, respira, cierra sus ojos y visualiza un sedoso flujo de energía que
entra en su cabeza, a través de su cuello, hombro, brazo y finalmente sale de
sus dedos relajados. Entonces el otro estudiante trata de nuevo de doblarle el
brazo, pero no puede. Esto permite la práctica del esfuerzo sin esfuerzo. Los
movimientos de Tai Chi al principio parecen causar tensión, porque el
aprendizaje de algo nuevo es estresante, pero con el tiempo, el estudiante
aprende a realizar todos los movimientos vitales de una manera relajada y, sin
embargo, poderosa.
A
medida que se aprende el arte del poder sin esfuerzo, se encuentra que uno
puede trabajar, no sólo más profunda y prolongadamente sino también con menos
daño residual. Los ligeros ajustes posturales que el Tai Chi enseña le quitan
mucha presión al cuerpo durante el día. Por ejemplo, al dejar caer el sacro, y
doblar las rodillas en la postura de movimiento llamada “posición de jinete” (Mabu), se alivia la presión sobre
hombros y cuello, porque a medida que uno baja, se relaja o se hunde en esa
posición, los hombros bajan con respecto al cuello y la cabeza se levanta, al
mismo tiempo que el mentón se mete un poco.
Digamos
que la cabeza es un melón que pesa unos cuatro kilos y que ese peso presiona
sobre hombros y cuello. Durante el día, en forma inconsciente, “sacamos” la
cabeza más allá del nivel de los hombros; en el Tai Chi, cuando elevamos la
cabeza y metemos el mentón, la presión sobre los hombros inmediatamente
comienza a disminuir.
Otra
previsión de daño por estrés repetido es logrado por el Tai Chi a través del
suave flujo, sin impactos, de sus movimientos, que rotan el cuerpo, abarcando
un 95% de las formas en que el cuerpo humano puede moverse. Ningún otro
ejercicio, aún el nado, que solamente emplea el 65% de las rotaciones posibles,
llega al nivel del Tai Chi en ese sentido. Resultado: estimulación del flujo de
energía, de la circulación y la micro-circulación, desprendimiento de depósitos
de calcio, estímulo del flujo de los aceites y químicos naturales hacia las
diversas articulaciones y tejidos a través del cuerpo.
Finalmente,
y como algo muy importante, la práctica diaria del Tai Chi y el Qigong limpia
el sistema nervioso, o la mente, de las tensiones y estrés acumulados, lo cual
causa el 70% de todas las enfermedades, de la mayoría de las muertes y le
cuesta a la industria trescientos billones de dólares, solamente en EEUU.
Limpiando el estrés, con un recreo de Tai Chi antes del trabajo, nos preparamos
para tomar en menor cantidad las cargas que traen clientes y compañeros de
trabajo. Esto es importante para todo el que esté en cualquiera de las
actividades de sanación. Los psicólogos tiene la más alta rata de suicidio
entre los profesionales, porque acumulan las cargas de sus pacientes, que se
descargan en ellos todo el día. No están entrenados para “descargar”. Tai Chi y
Qigong son los supremos “descargadores” y “descargadores preventivos” que el
hombre conoce. Por supuesto, también podemos querer una terapia de masaje
semanal para complementar del diario régimen de Tai Chi y Qigong.
Al
des-estresarnos, encontraremos que todo lo que hagamos será más suave, fácil y
libre de esfuerzo. El cuerpo no sólo funcionará mejor, sino que también nos
hará conscientes de problemas mucho antes de que ellos se vuelvan
irreversibles. Las interacciones humanas se enriquecerán y se expandirán, personalmente,
y en la práctica profesional. Si las personas pueden elegir entre un excelente
terapeuta masajista, relajado y agradable y un excelente terapeuta masajista,
distante y distraído, siempre elegirán al primero.
Tai
Chi y Qigong pueden ser la más sencilla y efectiva decisión, (también de tipo
económico), que pudiéramos hacer por nosotros mismos.
El
autor: Bill Douglas es un experto en Tai Chi, coautor de varios libros,
incluyendo un best seller: Guía de Tai
Chi y Qigong para el idiota perfecto. Es autor del libro Cómo ser un exitoso profesor de Tai Chi.
Contáctelo en http://www.worldtaichiday.org/
(Traducción: María Margarita López)
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