martes, 19 de junio de 2018

DEL DIARIO DE NANI María Margarita López (Magazine No. 595)

SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LOS PÁJAROS Y LOS ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS (II)

Por Christopher M. Moreman
Universidad de California, East Bay


Pájaros de Vida y de Muerte
La conexión dual de los pájaros con la vida y con la muerte, es común. Los buitres, por ejemplo, juegan un papel central en costumbres funerarias que comprenden la exposición del cuerpo, tal como en la “torre del silencio” zoroastriana y los “entierros celestes” del budismo tibetano. El gran carroñero está también asociado con el simbolismo de la vida.

Los árabeas pre-islámicos reconocían al buitre por su longevidad, cualidad que obtenían devorando la sangre de los cadáveres; para quizás encarnar a los ancestros fallecidos, devoraban las comidas que como sacrificios eran preparadas a sus nombres.

En el folklore tibetano, a través del acto de consumir el cadáver, se creía que los buitres llevaban al muerto a un sitio transitorio en el cielo, antes del renacimiento, y se consideraba que eran la encarnación terrenal del principio femenino divino, dakini. La diosa madre egipcia, Mut, está también asociada con el buitre. Se ha sugerido que la asociación entre maternidad y el buitre, nace de un tiempo en el que no se comprendía el papel del hombre en el proceso creativo. Creyéndose que el consumo de la carne llevaba a la gestación de una nueva vida. También se creyó que los buitres eran hembras y las impregnaba el viento.

La historia del legendario flautista Lan Tsái-ho es sobre una cigüeña tan encantada con la música del hombre, que lo sacó de la tierra para que tocara en el cielo. Por igual en China y en Japón, se dice que las grullas llevan las almas de aquellos que han alcanzado la inmortalidad, a los cielos.

Las cigüeñas (que traen los bebés, no sólo en el folklore europeo sino también entre los Sioux) y las grullas están también entre los pájaros que más a menudo simbolizan fertilidad y longevidad. 

Algunos investigadores han sugerido que el patrón migratorio de las cigüeñas, que indica el retorno de la primavera, puede ser el origen de su asociación con la fertilidad, pero esa sugerencia puede también aplicarse a un amplio espectro de pájaros. Las grullas le añaden a su patrón migratorio una peculiar danza de acoplamiento asociada con varios ciclos de la naturaleza, incluyen los de las estaciones y los de vida y muerte.

La danza ha sido también imitada por humanos, siendo “comunes a los rituales que tienen lugar en laberintos funerarios y en túmulos en varias partes del mundo. Todavía en el siglo dieciocho los Ostiks de Siberia vestían a los que danzaban con pieles de grullas. La dualidad de significado ha hecho “difícil y algunas veces imposible distinguir elementos funerarios y de fertilidad”, según alguna opinión. El cucú comúnmente es reconocido en Europa como el emisario de la primavera, porque es visto como responsable por el retorno del sol, el triunfo de la vida sobre la muerte y las esperanzas de una abundante cosecha por venir. A pesar de las asociaciones afirmativas de la vida, una superstición inglesa afirma que el que oye la primera llamada del cucú, estando todavía en la cama, debe prepararse para morir. Un informe del siglo XIX opina que esta creencia pudo haber sido una agradable fábula inventada para que las ordeñadoras se levantaran temprano en la mañana.

Justamente lo que parece haber sido una yuxtaposición paradójica de vida y muerte tiene sentido cuando la llamada fúnebre del cucú es vista más positivamente como una llamada a una actividad que afirma la vida.

En otras instancias, en las islas Faroe, Siberia, y entre los Ipiutak de Alaska, por ejemplo, se piensa que los pájaros que se zambullen transportan los espíritus de los muertos al próximo mundo, situado bajo el agua y no en el cielo. Es importante notar que las mismas culturas tienen mitos del origen en los que los pájaros que se zambullen crean la tierra, trayéndola del fondo del mar; leyendas similares persisten en otras culturas, como por ejemplo en Sonora, México, que le otorgan al pelícano un papel central en la Creación.
Mientras que los pájaros actúan como psycopompos, a menudo pueden ser aptos para representar vida, como lo son para representar muerte.

Los Pájaros como encarnación de los Espíritus de los Muertos
A menudo los pájaros se les cree realmente capaces de encarnar los espíritus de los muertos, creencia muy antigua y muy esparcida en el mundo.

Un autor describe cómo las ofrendas de arroz que los budistas hacen a los espíritus ancestrales del hogar, son consumidas por los pájaros. En partes de la India son los cuervos los que las consumen.

En la parte norte de la India, los búhos y los murciélagos pueden encarnar a los “muertos malévolos”.Los mongoles Buryats de Siberia creen que sus seres queridos pueden retornar en la forma de pájaros que se zambullen y los soldados aztecas, como pájaros pica flor. Entre los tlascaltecas de Centro América, la transmigración estaba estratificada de acuerdo con las clases: los comunes se convertían en escarabajos y los nobles, en pájaros hermosos. Algunos indios Pima creían que el alma encarnaba en el cuerpo de un búho, cuyo ulular anuncia muerte, pues está llamando a un alma para que habite en él. Creencias similares pueden también encontrarse en culturas normalmente no asociadas con la reencarnación. Ezequiel 13:20 iguala el nephesh (el alma o principio animador) con los pájaros, por lo que, si son capturados, se les libera. El folklore de Virginia describe los gritos de los búhos como “viejos conversando”.

Varias clases de pájaros encarnan los espíritus de los muertos en Brasil y Paraguay y entre los asabano de Papúa Nueva Guinea. El norte americano Osage describe varios mundos del espíritu, el más alto de los cuales está poblado por pájaros que encarnan almas humanas. Las gaviotas, y otros pájaros del mar, a menudo son tenidos, en muchas culturas modernas y antiguas, como espíritus de marineros fallecidos.

En Suecia, los cuervos graznando en la noche son las almas de las víctimas de asesinatos, ocultas en los bosques, mientras que una tradición de Nueva Inglaterra sostiene que los azulejos canadienses encarnan a los leñadores muertos mientras trabajaban.

Los Siete Silbadores mencionados antes son a veces descritos como las almas de los bebés muertos sin bautizo o como las almas de los siete judíos que ayudaron en la crucifixión de Cristo. En Inglaterra, Cornwall e Irlanda, del legendario rey Arturo se dice que había sido transformado en cuervo, chova piquirroja o frailecillo. En el folklore irlandés, los frailecillos son la reecarnación de los espíritus de los monjes, mientras que en Francia, los cuervos son los espíritus de las monjas y sacerdotes corruptos.

De acuerdo con el folklore de Eslovenia, los niños se manifiestan como pajaritos y en Rusia, los niños fallecidos regresan como golondrinas para consolar a sus padres. Una leyenda de Yorkshire explica alternativamente que los niños no bautizados regresan como aguaitacaminos y en las noches gritan lamentando su destino.

Entre los daneses, se dice que las aves frías son las almas de las mujeres que murieron solteronas, mientras que los pájaros lavandera verdes son las almas de los solterones; se entiende que los gritos de los pájaros dicen, respectivamente: “Por qué?’ y ‘Porque no nos atrevimos”.

Una tradición pre-islámica que ha sobrevivido en algunas partes del mundo árabe explican que la víctima de un homicidio regresará como un búho blanco, chillando para vengarse. Más aún, los mártires islámicos son descritos como bandadas de pájaros verdes.

A los espíritus se les describe como si fueran pájaros: para los hawaianos las almas “aletean” fuera del cuerpo; en la Ilíada de Homero, “aletean”, liberadas del cuerpo para volar al inframundo; y en Fedra, Platón describe la lucha del alma para tener de nuevo sus alas. Las leyendas de Algonquin, finlandesas y polinesias, todas, describen fantasmas que chillan, silban o crirrían.  

El alma egipcia, llamada ba, se describe como un pájaro con cabeza humana. Entre los antiguos griegos, los pájaros con cabeza humana también aparecen como sirenas, o pájaros-(seelenvogel).


Discusión
Explicando la Conexión entre Pájaros y Muerte
Muchos investigadores han explicado esa relación en términos naturalísticos, un acercamiento limitado, sin embargo, a pájaros específicos, ignorando en consecuencia el problema de la universalidad de esa relación. El búho, por ejemplo, aparece como el más común de los símbolos de la muerte. Algún autor explica: “Las características naturales del búho, su repentino abalanzarse sobre sus víctimas, su grito misterioso, su preferencia por la oscuridad y el olor a carroña de su nido, hacen de él un siniestro mensajero”.

Otros pájaros como el zarapito, el atajacaminos y el avetorillo, también están relacionados con la muerte, no sólo porque están activos en la noche, sino también porque tienen voces siniestras.

Se sugiere que la similitud de las voces de algunos pájaros con las voces humanas, causan una perturbadora sensación de afinidad, que se acrecienta por el bipedalismo de los pájaros, y el hecho de que algunos pájaros, con su visión binocular, pueden mirar a una persona directo en el rostro. Esas explicaciones naturalísticas sirven para puntualizar que ninguna de ellas se aplica universalmente a todos los pájaros.

Sin duda podrían encontrarse explicaciones individualizadas para cada pájaro, y ciertamente aquellos interesados en culturas específicas, encontrarán útiles tales particularidades, pero son inútiles para determinar una explicación general para la asociación pájaro-muerte, arriba identificada.

Una respuesta alternativa de sentido común sugeriría que la conexión es simple: los pájaros vuelan lejos, hacia el cielo. Sus alas les bastarían para conectarlos con la muerte. Impresionan su movimientos rápidos, sus apariciones y desapariciones repentinas y la sugerida comunión con poderes que están en lo alto, implícitos en su poder de vuelo.

Se ha llegado a sugerir, incluso, que los pájaros fueron la causa de que el hombre mirara más allá de sus entornos inmediatos y que en último término, fueron los que originaron la creencia de que el alma vuela hacia los cielos.

Esa explicación falla porque a través de las culturas, así como existe la creencia en el viaje del alma hacia el cielo, existen las que sitúan a los muertos en el inframundo, como en el ciclo de Homero, o debajo del agua, como en Siberia. El argumento de que el vuelo de los pájaros hacia el cielo indica un vuelo al más allá se afinca en el hecho de que ha sido la explicación más común, pero la conexión pájaro-muerte existe, no importa en dónde se sitúe el más allá, si es que existe un lugar en dónde situarlo.

Permaneciendo en la dimensión “viajes de los pájaros”, su rapidez indica no sólo su sentido hacia arriba, sino su capacidad de cubrir grandes distancias y de ahí, su habilidad para moverse a través de los mundos.

Esto no es enteramente convincente, sin embargo, ya que hay muchos otros animales rápidos que no comparten la ubicuidad de los pájaros entre los símbolos de la muerte;  los caballos y los chitas no llevan a los muertos y los peces no son psycopompos y junto a ellos existen pájaros que se zambullen, cuya locomoción permite sólo un acceso parcial a las profundidades en el agua.

Entonces qué distingue al pájaro de las otras criaturas para que esté más asociado que ellas, y en forma ubícua, con la muerte?

Hay una respuesta que apunta a los arquetipos de Jung. Un análisis transcultural de los pájaros, especialmente en su conexión con el alma humana, invoca los arquetipos, aún cuando no se sugiera qué pueda indicar el arquetipo, pues no es suficiente invocar los arquetipos de Jung para simplemente indicar que hay rasgos comunes a través de las culturas. Más bien, debemos comprender la naturaleza del arquetipo subyacente en lo común. Jung reconoce los pájaros como presagios de muerte, pero usa los ejemplos como ocurrencias de sincronicidad, apuntando, sin elaborarlo, a un arquetipo de renacimiento. En una de las pocas referencias a los pájaros, Jung resalta la presencia de ellos como imágenes del alma, en el sueño de un paciente, aunque su análisis no va más allá que a señalar las asociaciones antes indicadas.

Jung explica los arquetipos como estructuras inherentes compartidas por todos los humanos; la habilidad para crear lenguaje, hacer música, y aún sonreír, son ciertos aspectos de la humanidad, que son instintivos. Jung sugiere que hay estructuras simbólicas instintivamente compartidas. Son los arquetipos. Cuando uno encuentra un símbolo común que es reconocido a través de un amplio espectro de tradiciones culturales, así como la relación de los pájaros con la muerte, estaríamos ante tal arquetipo. Esto no significa que un pájaro es el arquetipo sino que algo acerca de los pájaros manifiesta el arquetipo.

En palabras de Hillman “una serpiente no es un símbolo”. Dar significado al pájaro como si fuera meramente un significante de sentidos proyectados, elimina la necesitad del pájaro mismo. Más bien,  Hillman está de acuerdo en “animar la imagen”, permitiendo al pájaro tener su propia voz, de modo que pueda comunicar su significado efectivamente. No es que haya una imagen instintiva del pájaro metida en la psique humana sino que hay contenidos instintivos inconscientes, particulares, que son evocados por las características propias de los pájaros. No proyectamos significados sobre el animal, sino que reconocemos “la voz del animal, lo que significa, en un nivel inconsciente”.   

Cuál es entonces el arquetipo evocado por los pájaros? La pregunta no puede responderse con términos pertenecientes a las creencias de una cultura determinada, o en términos naturalísticos, sino entendiendo el significado de las interacciones simbólicas, en una forma general. Para entender qué son los animales y qué hacen… primero que todo debemos mirar la imagen y prestar menos atención a nuestras propias reacciones ante ella…Luego debemos ser capaces de entender qué  significa para nosotros…Pero ningún animal significa una sola cosa, y ningún animal significa simplemente muerte…

Otro autor dice que, en vuelo, el pájaro es el símbolo más adecuado de la trascendencia, relacionándolo con los viajes espirituales tipo shamánico, a través de todo el mundo. A través de las culturas las experiencias como viajes espirituales, vuelos shamánicos o viajes astrales, son relativamente comunes. Aún cuando no todas las culturas localizan el mundo de los muertos en el cielo, hay estudios de casos reportados de experiencias “fuera del cuerpo”, que describen, casi universalmente la visión del propio cuerpo desde arriba. Parece que este fenómeno ratifica lo que Eliade llamó vuelo shamánico. La cualidad noética inherente en tal experiencia puede ser lo suficientemente fuerte como para que sea tenida como objetiva, a pesar de evidencias empíricas que la contradicen. Ciertamente una experiencia humana relativamente común, de tener la sensación de volar fuera del cuerpo, lleva la atención hacia una conexión personal con los pájaros.

Queda sin embargo en pie la cuestión de “transcendencia”, dado que los pájaro ascienden pero no transcienden. La experiencia de vuelo fuera del cuerpo ofrece la sensación de transcender los confines del propio cuerpo y si uno hace equivalente esa experiencia al vuelo natural de los pájaros, entonces, nos acercamos a pensar que este último es también transcendente. Pero los pájaros no son las únicas criaturas que vuelan, los insectos y los murciélagos raramente son invocados como espíritus de los muertos, los segundos, como encarnaciones del mal que ha sido castigado.

Para examinar plenamente el significado de pájaros específicos, tenemos que ver todos los aspectos de sus simbolismos y no limitarnos a la conexión ascensión/transcendencia.

Un autor ofrece más detalles acerca del significado transcendente de los pájaros, al explicar que representa la naturaleza peculiar de la intuición que trabaja a través de un médium, es decir, un individuo que es capaz de obtener conocimiento de eventos distantes, o hechos de los que, conscientemente, no sabe nada. Como se ha demostrado, los pájaros se han considerado mensajeros divinos. De la misma manera, los vuelos shamánicos en gran medida tienen por objetivo recolectar información de fuentes oscuras. El vuelo, más que hacer una necesaria conexión con el más allá, provee un fácil acceso hacia lugares de otra manera inaccesibles, y un punto de vista desde lo alto, define una ventaja adicional para la obtención de información.

La facilidad con la que un pájaro puede llegar a tal visión comparada con los esfuerzos que tiene que hacer una persona para ascender una montaña o trepar un árbol, claramente le dan ventaja al pájaro. Más aún, un murciélago puede volar, pero no llegar a las alturas a las que llega un pájaro; y si los insectos pueden volar tal alto como un pájaro, sus tamaños los hacen invisibles a distancia, otorgándoles entonces a los pájaros una aparente ventaja tanto en altura como en distancia. Que ciertos pájaros también actúen sobre el agua y aún bajo su superficie, les permite un mayor acceso al conocimiento.

Cuando alguien analizó su propia experiencia fuera del cuerpo, se inclinó a probar la validez de la misma, volando a lugares inaccesibles, pero resultó que sus visiones no tenían conexión con la realidad objetiva. 

Los pájaros son emblemáticos en lo que se refiere a lugares y a conocimientos que son difíciles, si no imposibles, para el acceso humano. El misterio de la muerte cabe en esta descripción. 


Traducción MM


(Continuará...)





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