SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LOS PÁJAROS Y LOS ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS (II)
Por Christopher M. Moreman
Universidad de California, East Bay
La
conexión dual de los pájaros con la vida y con la muerte, es común. Los
buitres, por ejemplo, juegan un papel central en costumbres funerarias que
comprenden la exposición del cuerpo, tal como en la “torre del silencio”
zoroastriana y los “entierros celestes” del budismo tibetano. El gran carroñero
está también asociado con el simbolismo de la vida.
Los
árabeas pre-islámicos reconocían al buitre por su longevidad, cualidad que
obtenían devorando la sangre de los cadáveres; para quizás encarnar a los ancestros
fallecidos, devoraban las comidas que como sacrificios eran preparadas a sus
nombres.
En
el folklore tibetano, a través del acto de consumir el cadáver, se creía que
los buitres llevaban al muerto a un sitio transitorio en el cielo, antes del
renacimiento, y se consideraba que eran la encarnación terrenal del principio
femenino divino, dakini. La diosa madre egipcia, Mut, está también asociada con
el buitre. Se ha sugerido que la asociación entre maternidad y el buitre, nace
de un tiempo en el que no se comprendía el papel del hombre en el proceso
creativo. Creyéndose que el consumo de la carne llevaba a la gestación de una
nueva vida. También se creyó que los buitres eran hembras y las impregnaba el
viento.
La
historia del legendario flautista Lan Tsái-ho es sobre una cigüeña tan
encantada con la música del hombre, que lo sacó de la tierra para que tocara en
el cielo. Por igual en China y en Japón, se dice que las grullas llevan las
almas de aquellos que han alcanzado la inmortalidad, a los cielos.
Las
cigüeñas (que traen los bebés, no sólo en el folklore europeo sino también
entre los Sioux) y las grullas están también entre los pájaros que más a menudo
simbolizan fertilidad y longevidad.
Algunos
investigadores han sugerido que el patrón migratorio de las cigüeñas, que
indica el retorno de la primavera, puede ser el origen de su asociación con la
fertilidad, pero esa sugerencia puede también aplicarse a un amplio espectro de
pájaros. Las grullas le añaden a su patrón migratorio una peculiar danza de
acoplamiento asociada con varios ciclos de la naturaleza, incluyen los de las
estaciones y los de vida y muerte.
La
danza ha sido también imitada por humanos, siendo “comunes a los rituales que
tienen lugar en laberintos funerarios y en túmulos en varias partes del mundo.
Todavía en el siglo dieciocho los Ostiks de Siberia vestían a los que danzaban
con pieles de grullas. La dualidad de significado ha hecho “difícil y algunas
veces imposible distinguir elementos funerarios y de fertilidad”, según alguna
opinión. El cucú comúnmente es reconocido en Europa como el emisario de la
primavera, porque es visto como responsable por el retorno del sol, el triunfo
de la vida sobre la muerte y las esperanzas de una abundante cosecha por venir.
A pesar de las asociaciones afirmativas de la vida, una superstición inglesa
afirma que el que oye la primera llamada del cucú, estando todavía en la cama,
debe prepararse para morir. Un informe del siglo XIX opina que esta creencia pudo
haber sido una agradable fábula inventada para que las ordeñadoras se
levantaran temprano en la mañana.
Justamente
lo que parece haber sido una yuxtaposición paradójica de vida y muerte tiene
sentido cuando la llamada fúnebre del cucú es vista más positivamente como una
llamada a una actividad que afirma la vida.
En
otras instancias, en las islas Faroe, Siberia, y entre los Ipiutak de Alaska,
por ejemplo, se piensa que los pájaros que se zambullen transportan los
espíritus de los muertos al próximo mundo, situado bajo el agua y no en el cielo.
Es importante notar que las mismas culturas tienen mitos del origen en los que
los pájaros que se zambullen crean la tierra, trayéndola del fondo del mar;
leyendas similares persisten en otras culturas, como por ejemplo en Sonora,
México, que le otorgan al pelícano un papel central en la Creación.
Mientras
que los pájaros actúan como psycopompos, a menudo pueden ser aptos para representar
vida, como lo son para representar muerte.
Los
Pájaros como encarnación de los Espíritus de los Muertos
A
menudo los pájaros se les cree realmente capaces de encarnar los espíritus de
los muertos, creencia muy antigua y muy esparcida en el mundo.
Un
autor describe cómo las ofrendas de arroz que los budistas hacen a los
espíritus ancestrales del hogar, son consumidas por los pájaros. En partes de
la India son los cuervos los que las consumen.
En
la parte norte de la India, los búhos y los murciélagos pueden encarnar a los
“muertos malévolos”.Los mongoles Buryats de Siberia creen que sus seres
queridos pueden retornar en la forma de pájaros que se zambullen y los soldados
aztecas, como pájaros pica flor. Entre los tlascaltecas de Centro América, la
transmigración estaba estratificada de acuerdo con las clases: los comunes se
convertían en escarabajos y los nobles, en pájaros hermosos. Algunos indios
Pima creían que el alma encarnaba en el cuerpo de un búho, cuyo ulular anuncia
muerte, pues está llamando a un alma para que habite en él. Creencias similares
pueden también encontrarse en culturas normalmente no asociadas con la
reencarnación. Ezequiel 13:20 iguala el nephesh (el alma o principio animador)
con los pájaros, por lo que, si son capturados, se les libera. El folklore de
Virginia describe los gritos de los búhos como “viejos conversando”.
Varias
clases de pájaros encarnan los espíritus de los muertos en Brasil y Paraguay y
entre los asabano de Papúa Nueva Guinea. El norte americano Osage describe
varios mundos del espíritu, el más alto de los cuales está poblado por pájaros
que encarnan almas humanas. Las gaviotas, y otros pájaros del mar, a menudo son
tenidos, en muchas culturas modernas y antiguas, como espíritus de marineros
fallecidos.
En
Suecia, los cuervos graznando en la noche son las almas de las víctimas de
asesinatos, ocultas en los bosques, mientras que una tradición de Nueva Inglaterra
sostiene que los azulejos canadienses encarnan a los leñadores muertos mientras
trabajaban.
Los
Siete Silbadores mencionados antes son a veces descritos como las almas de los bebés
muertos sin bautizo o como las almas de los siete judíos que ayudaron en la
crucifixión de Cristo. En Inglaterra, Cornwall e Irlanda, del legendario rey
Arturo se dice que había sido transformado en cuervo, chova piquirroja o
frailecillo. En el folklore irlandés, los frailecillos son la reecarnación de
los espíritus de los monjes, mientras que en Francia, los cuervos son los
espíritus de las monjas y sacerdotes corruptos.
De
acuerdo con el folklore de Eslovenia, los niños se manifiestan como pajaritos y
en Rusia, los niños fallecidos regresan como golondrinas para consolar a sus
padres. Una leyenda de Yorkshire explica alternativamente que los niños no
bautizados regresan como aguaitacaminos y en las noches gritan lamentando su
destino.
Entre
los daneses, se dice que las aves frías son las almas de las mujeres que
murieron solteronas, mientras que los pájaros lavandera verdes son las almas de
los solterones; se entiende que los gritos de los pájaros dicen,
respectivamente: “Por qué?’ y ‘Porque no nos atrevimos”.
Una
tradición pre-islámica que ha sobrevivido en algunas partes del mundo árabe
explican que la víctima de un homicidio regresará como un búho blanco,
chillando para vengarse. Más aún, los mártires islámicos son descritos como
bandadas de pájaros verdes.
A
los espíritus se les describe como si fueran pájaros: para los hawaianos las
almas “aletean” fuera del cuerpo; en la Ilíada de Homero, “aletean”, liberadas
del cuerpo para volar al inframundo; y en Fedra, Platón describe la lucha del
alma para tener de nuevo sus alas. Las leyendas de Algonquin, finlandesas y
polinesias, todas, describen fantasmas que chillan, silban o crirrían.
El
alma egipcia, llamada ba, se describe como un pájaro con cabeza humana. Entre
los antiguos griegos, los pájaros con cabeza humana también aparecen como
sirenas, o pájaros-(seelenvogel).
Discusión
Explicando
la Conexión entre Pájaros y Muerte
Muchos
investigadores han explicado esa relación en términos naturalísticos, un
acercamiento limitado, sin embargo, a pájaros específicos, ignorando en
consecuencia el problema de la universalidad de esa relación. El búho, por
ejemplo, aparece como el más común de los símbolos de la muerte. Algún autor
explica: “Las características naturales del búho, su repentino abalanzarse
sobre sus víctimas, su grito misterioso, su preferencia por la oscuridad y el
olor a carroña de su nido, hacen de él un siniestro mensajero”.
Otros
pájaros como el zarapito, el atajacaminos y el avetorillo, también están
relacionados con la muerte, no sólo porque están activos en la noche, sino
también porque tienen voces siniestras.
Se
sugiere que la similitud de las voces de algunos pájaros con las voces humanas,
causan una perturbadora sensación de afinidad, que se acrecienta por el
bipedalismo de los pájaros, y el hecho de que algunos pájaros, con su visión
binocular, pueden mirar a una persona directo en el rostro. Esas explicaciones
naturalísticas sirven para puntualizar que ninguna de ellas se aplica
universalmente a todos los pájaros.
Sin
duda podrían encontrarse explicaciones individualizadas para cada pájaro, y
ciertamente aquellos interesados en culturas específicas, encontrarán útiles
tales particularidades, pero son inútiles para determinar una explicación
general para la asociación pájaro-muerte, arriba identificada.
Una
respuesta alternativa de sentido común sugeriría que la conexión es simple: los
pájaros vuelan lejos, hacia el cielo. Sus alas les bastarían para conectarlos
con la muerte. Impresionan su movimientos rápidos, sus apariciones y desapariciones
repentinas y la sugerida comunión con poderes que están en lo alto, implícitos
en su poder de vuelo.
Se
ha llegado a sugerir, incluso, que los pájaros fueron la causa de que el hombre
mirara más allá de sus entornos inmediatos y que en último término, fueron los
que originaron la creencia de que el alma vuela hacia los cielos.
Esa
explicación falla porque a través de las culturas, así como existe la creencia
en el viaje del alma hacia el cielo, existen las que sitúan a los muertos en el
inframundo, como en el ciclo de Homero, o debajo del agua, como en Siberia. El
argumento de que el vuelo de los pájaros hacia el cielo indica un vuelo al más
allá se afinca en el hecho de que ha sido la explicación más común, pero la
conexión pájaro-muerte existe, no importa en dónde se sitúe el más allá, si es
que existe un lugar en dónde situarlo.
Permaneciendo
en la dimensión “viajes de los pájaros”, su rapidez indica no sólo su sentido
hacia arriba, sino su capacidad de cubrir grandes distancias y de ahí, su
habilidad para moverse a través de los mundos.
Esto
no es enteramente convincente, sin embargo, ya que hay muchos otros animales
rápidos que no comparten la ubicuidad de los pájaros entre los símbolos de la
muerte; los caballos y los chitas no
llevan a los muertos y los peces no son psycopompos y junto a ellos existen pájaros
que se zambullen, cuya locomoción permite sólo un acceso parcial a las
profundidades en el agua.
Entonces
qué distingue al pájaro de las otras criaturas para que esté más asociado que
ellas, y en forma ubícua, con la muerte?
Hay
una respuesta que apunta a los arquetipos de Jung. Un análisis transcultural de
los pájaros, especialmente en su conexión con el alma humana, invoca los
arquetipos, aún cuando no se sugiera qué pueda indicar el arquetipo, pues no es
suficiente invocar los arquetipos de Jung para simplemente indicar que hay
rasgos comunes a través de las culturas. Más bien, debemos comprender la
naturaleza del arquetipo subyacente en lo común. Jung reconoce los pájaros como
presagios de muerte, pero usa los ejemplos como ocurrencias de sincronicidad,
apuntando, sin elaborarlo, a un arquetipo de renacimiento. En una de las pocas
referencias a los pájaros, Jung resalta la presencia de ellos como imágenes del
alma, en el sueño de un paciente, aunque su análisis no va más allá que a
señalar las asociaciones antes indicadas.
Jung
explica los arquetipos como estructuras inherentes compartidas por todos los
humanos; la habilidad para crear lenguaje, hacer música, y aún sonreír, son
ciertos aspectos de la humanidad, que son instintivos. Jung sugiere que hay
estructuras simbólicas instintivamente compartidas. Son los arquetipos. Cuando
uno encuentra un símbolo común que es reconocido a través de un amplio espectro
de tradiciones culturales, así como la relación de los pájaros con la muerte,
estaríamos ante tal arquetipo. Esto no significa que un pájaro es el arquetipo
sino que algo acerca de los pájaros manifiesta el arquetipo.
En
palabras de Hillman “una serpiente no es un símbolo”. Dar significado al pájaro
como si fuera meramente un significante de sentidos proyectados, elimina la
necesitad del pájaro mismo. Más bien, Hillman está de acuerdo en “animar la imagen”,
permitiendo al pájaro tener su propia voz, de modo que pueda comunicar su
significado efectivamente. No es que haya una imagen instintiva del pájaro
metida en la psique humana sino que hay contenidos instintivos inconscientes,
particulares, que son evocados por las características propias de los pájaros.
No proyectamos significados sobre el animal, sino que reconocemos “la voz del
animal, lo que significa, en un nivel inconsciente”.
Cuál
es entonces el arquetipo evocado por los pájaros? La pregunta no puede
responderse con términos pertenecientes a las creencias de una cultura
determinada, o en términos naturalísticos, sino entendiendo el significado de
las interacciones simbólicas, en una forma general. Para entender qué son los
animales y qué hacen… primero que todo debemos mirar la imagen y prestar menos
atención a nuestras propias reacciones ante ella…Luego debemos ser capaces de
entender qué significa para
nosotros…Pero ningún animal significa una sola cosa, y ningún animal significa
simplemente muerte…
Otro
autor dice que, en vuelo, el pájaro es el símbolo más adecuado de la
trascendencia, relacionándolo con los viajes espirituales tipo shamánico, a
través de todo el mundo. A través de las culturas las experiencias como viajes
espirituales, vuelos shamánicos o viajes astrales, son relativamente comunes.
Aún cuando no todas las culturas localizan el mundo de los muertos en el cielo,
hay estudios de casos reportados de experiencias “fuera del cuerpo”, que
describen, casi universalmente la visión del propio cuerpo desde arriba. Parece
que este fenómeno ratifica lo que Eliade llamó vuelo shamánico. La cualidad
noética inherente en tal experiencia puede ser lo suficientemente fuerte como
para que sea tenida como objetiva, a pesar de evidencias empíricas que la
contradicen. Ciertamente una experiencia humana relativamente común, de tener
la sensación de volar fuera del cuerpo, lleva la atención hacia una conexión
personal con los pájaros.
Queda
sin embargo en pie la cuestión de “transcendencia”, dado que los pájaro
ascienden pero no transcienden. La experiencia de vuelo fuera del cuerpo ofrece
la sensación de transcender los confines del propio cuerpo y si uno hace
equivalente esa experiencia al vuelo natural de los pájaros, entonces, nos
acercamos a pensar que este último es también transcendente. Pero los pájaros
no son las únicas criaturas que vuelan, los insectos y los murciélagos
raramente son invocados como espíritus de los muertos, los segundos, como
encarnaciones del mal que ha sido castigado.
Para
examinar plenamente el significado de pájaros específicos, tenemos que ver
todos los aspectos de sus simbolismos y no limitarnos a la conexión
ascensión/transcendencia.
Un
autor ofrece más detalles acerca del significado transcendente de los pájaros,
al explicar que representa la naturaleza peculiar de la intuición que trabaja a
través de un médium, es decir, un individuo que es capaz de obtener
conocimiento de eventos distantes, o hechos de los que, conscientemente, no
sabe nada. Como se ha demostrado, los pájaros se han considerado mensajeros
divinos. De la misma manera, los vuelos shamánicos en gran medida tienen por
objetivo recolectar información de fuentes oscuras. El vuelo, más que hacer una
necesaria conexión con el más allá, provee un fácil acceso hacia lugares de
otra manera inaccesibles, y un punto de vista desde lo alto, define una ventaja
adicional para la obtención de información.
La
facilidad con la que un pájaro puede llegar a tal visión comparada con los
esfuerzos que tiene que hacer una persona para ascender una montaña o trepar un
árbol, claramente le dan ventaja al pájaro. Más aún, un murciélago puede volar,
pero no llegar a las alturas a las que llega un pájaro; y si los insectos
pueden volar tal alto como un pájaro, sus tamaños los hacen invisibles a
distancia, otorgándoles entonces a los pájaros una aparente ventaja tanto en
altura como en distancia. Que ciertos pájaros también actúen sobre el agua y
aún bajo su superficie, les permite un mayor acceso al conocimiento.
Cuando
alguien analizó su propia experiencia fuera del cuerpo, se inclinó a probar la
validez de la misma, volando a lugares inaccesibles, pero resultó que sus
visiones no tenían conexión con la realidad objetiva.
Traducción MM
(Continuará...)
DEL DIARIO DE NANI (ÍNDICE)
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