DESCUBRIR EL ZHAN ZHUANG GONG
En verano del 2004 viajé por primera vez a China
para buscar una formación seria en las prácticas energéticas.
Eso me llevó a
descubrir un mundo de total contraste al conocer a profesores de diferentes
escuelas y métodos. Unos eran médicos investigadores y otros artistas marciales
con habilidades realmente sorprendentes.
Todos ellos basaban
su práctica en el Zhan Zhuang.
Para mi sorpresa y
frustración descubrí que cada profesor tiene su propia forma de enfocar la
práctica, a veces muy distinta de la de otros expertos e incluso, en ocasiones,
radicalmente contradictoria.
Estas diferencias
son más acusadas entre las prácticas terapéuticas y las marciales, donde
existen puntos considerados esenciales para una de las tendencias que resultan
totalmente despreciados por la otra.
Dentro de la rama
marcial e incluso de una misma disciplina también encontramos estas diferencias
de opinión entre los profesores.
Me encontré entonces
frente a una verdadera labor de investigación, en la que aprendía técnicas y
después las practicaba a diario durante un año.
De esta manera, al
tratar de comprender los motivos por los que un profesor en concreto concedía
tanta importancia a un punto u otro de la práctica, pude ir sacando mis propias
conclusiones.
Aunque generalmente
existen razones puramente marciales que considero poco equilibradas porque me
han generado problemas. Suelo valorar también lo que este enfoque pueda tener
de positivo y adapto entonces esos aspectos a mi práctica.
Mi idea es presentar
el Zhan Zhuang en este artículo siguiendo mi propia experiencia, conclusiones y
práctica personal.
Espero dar a
conocer de esta forma un enfoque correcto de un sistema mucho más difundido que
practicado, y que, en la medida de lo posible, contribuya a proporcionar
contenido a la actividad energética que cada cual realiza.
Principios
fundamentales
La práctica básica
del Zhan Zhuang es sencilla, consiste en elegir una postura dentro de la gran
variedad existente y mantenerla permaneciendo inmutable durante un tiempo
determinado.
Podemos comenzar por
cinco o diez minutos hasta llegar a un mínimo de veinte. Lo ideal es permanecer
en la postura cuarenta minutos o llegar a completar una hora.
Consiste en «dejar
que se haga». Si partimos de la base de que la energía tiene la capacidad de
regularse y cultivarse por sí misma, podemos decir que uno de los fundamentos
del Zhan Zhuang consiste en «dejar que la práctica se haga sola». Entender esto
es el mayor reto con el que nos vamos a encontrar.
«Si no se hace nada, todo
se hace», es una frase que en el Zhan Zhuang de base adquiere un enorme
significado. Esto es lo que nos confunde y no terminamos de entender.
Conocemos también la
influencia de la mente sobre la actividad energética y sabemos que cuando
adoptamos una actitud mental de tensión la energía se estanca en los órganos y
en la estructura del cuerpo.
Estas tensiones
pueden originarse por diferentes causas que provienen de las situaciones a las
que nos vemos expuestos durante nuestra vida diaria. Con la relajación del
cuerpo y la mente el Qi puede liberarse, cultivarse y así regular el sistema.
Practicar a partir de la
energía, no de la tensión
La tensión produce
sensaciones como tirantez, dolor, calor, entumecimiento, emociones bloqueadas,
etc... Todas estas manifestaciones tienen que ver con una acumulación de
energía que se ha estancado.
En cuanto a la
relajación, no consiste solamente en aflojar los músculos. La verdadera
relajación es la liberación de la energía en cualquier postura o actividad
física.
Por esa razón no
podemos empezar a cultivar la energía desde la tensión y, sin embargo, cuando
abordamos la práctica de Zhan Zhuang la tendencia general es comenzar con la
postura del «abrazo del árbol».
Esto resulta sorprendente,
no tanto por la popularidad de esta postura, sino más bien porque trabajar la
energía partiendo de esta base conduce a la mente del practicante a un
auténtico campo de batalla.
Solo hay un desafío
entre él y la tensión que él mismo genera, y la actividad energética que pueda
surgir se queda bloqueada en el pecho y la cabeza.
De esta forma el
practicante puede llegar a obtener sensaciones básicas de Chi a las que suele
dar una importancia que no tienen realmente y apegarse a ellas sin evolucionar
más allá.
Establecer una base
sólida
La práctica
energética debe comenzar por posiciones básicas, cómodas y estructuralmente
correctas, y dejar que la mente sea libre de abandonarse a experimentar,
reconocer y descubrir.
La primera etapa
consiste en esto, descubrimiento y reconocimiento, y esta fase es primordial
puesto que prepara el sistema.
Una vez superada
esta etapa, el entrenamiento energético se orienta hacia la práctica personal,
bien sea marcial o con otros fines, pero para ello se necesita que el trabajo
de preparación sea metódico y muy cuidado.
En esta primera fase
surgen los mayores cambios, las sensaciones evolucionan cada día, los órganos
internos se activan naturalmente y los canales se desbloquean y preparan para
un movimiento energético de mayor volumen.
La energía surge de
lugares donde lleva estancada mucho tiempo y esto permite unificar y afianzar
la raíz en dan tian.
Si admitimos que la
práctica del Zhan Zhuang es energéticamente eficaz, que nos puede llevar a
trabajos realmente fuertes y que se trata de nuestra salud, entenderemos por
qué necesitamos un sistema energético adecuado que lo asimile y también la
importancia de dedicarle tiempo y atención.
Para ello el sistema del
Zhan Zhuang comprende diferentes posturas que podemos adecuar a las
limitaciones de cada persona.
Esto puede ir desde
adoptar la posición de tumbados o sentados hasta prácticas con un enfoque
marcial de alto nivel y dificultad, cada cual, evidentemente, con distintos
grados de eficacia.
En cualquiera de las
formas o posturas es importante mantener una estructura física correcta donde
los meridianos, los músculos y el esqueleto formen un conjunto idóneo para el
movimiento libre del Qi.
¿Qué sucede entonces?
Los órganos internos se
activan y comienzan a mover Qi por los meridianos.
Esto requiere
ciertas precauciones, porque al adoptar posturas cómodas las sensaciones que
surgen cautivan al principiante y muchas veces alarga demasiado el tiempo de
mantenimiento de la postura.
Si esto ocurre puede
pasar que al día siguiente o incluso a los dos días no pueda levantarse del
sofá, no tenga energía vital ni fuerza para mantenerse en pie y anímicamente se
quiera morir. Ha
dejado a los órganos internos exhaustos, les ha exigido en exceso.
La práctica correcta se
asemeja al desarrollo de la capacidad muscular. Si trabajamos metódicamente, su
desarrollo será el adecuado, pero si el primer día hay un exceso de
entrenamiento, en los días siguientes los músculos no van a responder.
Aunque no nos damos
cuenta, es muy importante saber que estamos solicitando a los órganos internos
un verdadero esfuerzo para mover energía. Trabajar con un importante volumen de
Qi requiere ejercitarlos con método y ciertos ritmos.
Los órganos activan la
energía por los meridianos, que se mantienen relajados y libres de tensiones y
dejan espacio al Qi para que llene el cuerpo.
Entonces comenzamos a
percibir con claridad sensaciones que evolucionan continuamente. Por regla
general y durante una misma práctica, podemos apreciar un cambio significativo
cada diez minutos, pero esto constituye todo un proceso.
Primero necesitamos un
tiempo para adquirir la postura correcta y centrarnos en lo que hacemos.
Después se activan los órganos y el Qi va abriendo los canales hasta llegar a
la piel y al interior del cuerpo y, más tarde, se expande hacia fuera.
Cada fase nos genera
unas sensaciones diferentes, que varían en cada práctica y, llegado el momento,
hay algunas de ellas que no vuelven a aparecer y otras que parecen
estabilizarse. La respiración y el ritmo cardíaco también se estabilizan, esto
significa que el sistema está listo y que se pueden acometer trabajos más
intensos.
Este proceso, por ser el
más delicado y complejo, requiere de la atención y la supervisión de una
persona experimentada para no caer en errores que puedan desviarnos.
Cada día surgen
nuevas sensaciones y experiencias, unas agradables y otras no tanto. Muchas
veces el principiante queda desconcertado y le surgen dudas, o saca
conclusiones propias que le llevan a experimentar por su cuenta apartándose del
camino correcto.
La
práctica terapéutica
El Chi Kung forma uno de
los pilares de la medicina tradicional china junto con la acupuntura, el
masaje, la dietética y la fitoterapia.
Se estudia en
distintos países con el apoyo de organismos oficiales, tomando técnicas
antiguas de salud, prácticas marciales y aquellas orientadas hacia la
espiritualidad y la regulación emocional.
La elaboración de
sistemas con resultados evidentes proviene de la experiencia con los
pacientes.
De ella se sacan
conclusiones, se toma lo que se muestra realmente efectivo y se descartan
aspectos considerados más afines a la tradición que a su eficacia real.
Esto es uno de los motivos
por los que la ciencia médica entra en conflicto con las prácticas marciales
más tradicionales.
El método terapéutico
básico del Zhan Zhuang pretende mantener el sistema energético repleto y activo
para evitar disfunciones y potenciar la salud.
La práctica que yo he
estudiado trabaja desde el exterior hacia el interior, evitando que la energía
salga del cuerpo y se disperse. Es primordial comenzar con posturas básicas y
situar las manos a la altura del vientre para desarrollar una raíz firme en el
dan tian.
Al principio, el nivel al
que colocamos las manos determina la altura donde se genera una mayor actividad
energética.
Esto se debe, entre
otras razones, al fuerte vínculo que hemos creado a lo largo de la evolución
humana entre la mente y la actividad manual. Inconscientemente las manos
mantienen la atención en la zona donde se sitúan y ésta atrae al Qi.
Una práctica con las
manos a la altura del pecho sin haber desarrollado primero la raíz en el dan
tian genera tensión en los hombros, espalda, costados y pecho.
Esta tensión supone
una acumulación de energía en la zona más alta del cuerpo que cuando se libera
es atraída por la fuerza del corazón y produce taquicardias.
Si se aloja en la
cabeza provoca falta de sueño, nerviosismo, hiperactividad mental, etc...
Cuando el volumen energético aumenta puede traer problemas más serios.
Este es un motivo
importante por el que debemos comenzar la práctica situando las manos a la
altura del vientre durante el tiempo necesario para que la raíz pueda
desarrollarse.
Cuando ya es firme podemos
adoptar otras posiciones con la seguridad de que la energía está debidamente
asentada. De esta forma el Qi permanece unificado y estable y la mente se
mantiene muy tranquila y centrada.
Mi profesor, el doctor Han
Bin del Beijing Traditional Medicine Training Centre es médico e investigador.
Ha dirigido por encargo del gobierno chino programas de investigación sobre los
efectos del Chi Kung en determinadas enfermedades.
El profesor insiste
en que la práctica debe realizarse en estado de calma. A menudo me dice que
debe ser como pasear por un bonito parque, cuando la mente está muy tranquila y
abierta observando y disfrutando, uno se siente parte de la experiencia pero
sin involucrarse o apegarse a ella, dejando que fluya.
Esa es la manera
natural que conduce a grandes logros.
La
práctica del profesor Han
En un principio mantenemos
la atención y la respiración en el vientre. Los ojos permanecen cerrados y
orientados hacia la punta de la nariz o bien entreabiertos y con la mirada
dirigida hacia el suelo, en un punto situado a unos dos metros de distancia.
La finalidad de todo consiste en focalizar
la atención y mantener una consciencia del dan tian. Como resultado, la energía
se concentra, el sistema energético se vuelve hacia el interior y almacenamos
Qi.
En una segunda fase ya
tenemos energía disponible, una raíz formada en el dan tian y el sistema
repleto.
Entonces podemos
llevar la atención al cuerpo de una forma más generalizada, tanto a los
músculos, huesos y órganos como a la piel.
Cuando logramos un estado
del sistema energético donde los meridianos están activados y podemos mantener
la conciencia del cuerpo físico, el Qi penetra y nutre cada célula, energizando
también la sangre y los fluidos corporales.
Hasta este momento hemos
estado preparando el sistema interno, el microcosmos, y después pasamos a
enfocar el entrenamiento hacia una interacción energética con el universo del
que formamos parte y con el que nos relacionamos de manera directa.
Uno de los sistemas
de trabajo más conocidos concede un papel relevante a la respiración. La
utiliza para mantener la mente centrada en el ejercicio y así darle una
referencia importante sobre la actividad que debe llevar a cabo en la expansión
y concentración del Qi.
La respiración supone una
ayuda inicial para la mente hasta que somos capaces de diferenciar las
sensaciones de Qi y trabajar directamente con ellas.
Entonces la
respiración pasa a otro plano y podemos emplearla de distintas formas dentro
del mismo ejercicio.
Así se induce el
movimiento del Qi hacia dentro y hacia fuera buscando una conexión entre lo
externo y lo interno por medio de los meridianos.
Una vez lograda esta
conexión permanecemos en calma con la atención en el dan tian o en el cuerpo
permitiendo que el intercambio de Qi se produzca naturalmente y disfrutando de
la sensación de la regulación del sistema «como si observáramos un bonito
paisaje».
Cuando somos capaces de
centrar la atención en un punto del vientre y al tiempo mantener una conciencia
de todo el conjunto, las energías que nos rodean comienzan a fluir en nosotros
hacia el dan tian.
Esto es posible
desde un estado de conciencia sin pensamientos, donde los sentidos pueden estar
ausentes o bien volverse extremadamente agudos y el concepto de tiempo
desaparece.
A esto le llamamos
«estado Chi Kung»,en el que estamos mirando dentro y descubriendo desde la
observación multitud de sensaciones y reacciones internas que practicando de
otra manera se pasan por alto.
Eso proporciona
mucha información acerca del estado físico, energético y emocional que tenemos.
Dentro de la rama
terapéutica se diseñan posturas con la finalidad de estimular los meridianos a
partir de la postura estática, teniendo en cuenta la patología, estación del
año, la predisposición natural de cada cual, etc.
Muchas veces
necesitamos hacer más hincapié en terrenos específicos y para ello combinamos
diferentes posturas de brazos y piernas donde queda más patente la estimulación
de meridianos concretos.
La mente se dedica a
la visualización y relajación de los mismos a la vez que mantenemos un cierto
estiramiento, y así estos canales energéticos se activan especialmente sobre el
resto del sistema.
Personalmente no me
produce gran interés la práctica marcial pero creo que el entrenamiento del Da
Cheng Zhuang puede aportar aspectos muy destacables al sistema terapéutico.
Es una práctica que
trabaja desde adentro hacia afuera y abre rápidamente los canales, fortalece
los órganos internos y permite exteriorizar Qi.
Esto conlleva un
efecto de limpieza en todos los sentidos. En esta modalidad los órganos
internos movilizan Qi en los meridianos generando una fuerza externa.
Por eso es importante
preparar correctamente el sistema energético y, sobre todo, entrenar la
capacidad de los propios órganos, ya que van a estar sometidos a un trabajo
considerable.
En un primer nivel de este
sistema la actividad mental está centrada únicamente en la relajación del
cuerpo y de los pensamientos.
Entonces la energía surge,
llena el cuerpo de manera gradual y ocupa el lugar de las tensiones.
Debido a esto la
relajación se hace más natural, y poco a poco la sensación del cuerpo físico y
material va siendo sustituida por otra de plenitud, de energía y
expansión.
La mente se transforma en
conciencia, ya no hay pensamientos, sólo es conciencia abierta de energía.
Esto también incluye
a los sentidos, y podemos llegar a tener los cinco sentidos completamente
presentes.
La presencia
posibilita el cultivo de un sexto sentido, la intuición, y entonces somos
capaces de percibir un ataque inesperado y reaccionar.
En la práctica marcial es
de vital importancia la capacidad de reacción, por eso se diseñan ejercicios
para potenciar esta habilidad. El Zhan Zhuang, en sus niveles más elevados,
puede dotar al practicante de capacidad de intuición y reacción instintiva.
La práctica del Da Cheng
Zhuang genera sólidos vínculos entre el cuerpo, la mente y la energía. En ella
mantenemos cada una de las diferentes posturas, la mente las asimila y surge el
desarrollo de la energía en sintonía con la estructura física y mental.
Los tres aspectos se
fusionan y crecen juntos, creando un conjunto en perfecta armonía de poder y
eficacia, de forma que el mínimo estímulo en cualquiera de los tres aspectos
hace que surja una reacción instantánea del conjunto, expresándose con fuerza
explosiva en un ataque o inhibiéndose y desapareciendo si es atacado.
En este sistema se
practican de esta manera diferentes posturas.
No son un gran
número habida cuenta de que debe entrenarse cada una durante el tiempo
suficiente, en contraste con otros estilos internos donde se invierte mucho
tiempo en aprender series de movimientos con todas sus aplicaciones y
variantes.
En ellos el
practicante invierte su energía en técnicas, agilidad, potencia, elasticidad,
movimiento, respiración, ataques y defensas... Sin embargo, las prácticas como
el Yi Quan se fundamentan en el desarrollo del verdadero poder en detrimento de
la variedad de ejercicios.
Este poder solo
puede obtenerse practicando las posturas estáticas con tiempo y dedicación.
Una vez asimilado este
trabajo se entrena Shi Li.
Podemos definir este
término como la aplicación del Zhan Zhuang al movimiento.
Practicándolo
desarrollamos la capacidad para movilizar todo ese potencial energético en una
actividad marcial. Y una vez dominamos el Shi Li llega el Fa Li, o fuerza
explosiva.
Shi Li es un
entrenamiento de gran dificultad ya que debemos unificar perfectamente el
cuerpo y el movimiento manteniendo una actitud mental muy concreta, bien
asimilada primero en el Zhan Zhuang, y una armonía total entre el pensamiento y
el no pensamiento, entre la actividad y la quietud, el estar y el no estar.
El entrenamiento Shi Li
consta de ejercicios de repetición muy básicos que, practicados con disciplina,
se convierten en una verdadera expresión del poder interno, de eficacia
sorprendente.
Mi maestro Jin me
decía: «Shi Li son muchos Zhan Zhuang, uno después del otro. Tai Chi son muchos
Shi Li. Se debe comenzar así por la postura estática, luego Shi Li y después el
Tai Chi Chuan».
Así, la práctica verdadera
y tradicional del Tai Chi Chuan comienza también por desarrollar un buen
sistema energético.
Cultivar la energía
significa permitir que se desarrolle naturalmente, despacio, con atención
constante, cada día durante varios años, hasta que el dan tian y los vasos
estén repletos y nuestro Qi se unifique con el de la naturaleza, con el cielo y
la tierra.
Esto ocurre porque los
órganos internos se fortalecen, la médula se nutre y el espíritu se eleva.
Los pasos de la práctica del Tai
Chi Chuan incluyen el Zhan Zhuang Gong en la postura Ma Bu y la postura Quan en
sus diferentes variantes.
En la antigüedad,
los practicantes del Tai Chi Chuan debían primero practicar estas posturas
durante años para reunir más poder en las extremidades inferiores, y después
entrenar con los ejercicios de empuje de manos.
En cualquier arte
marcial interno, el practicante debe saber que si no pasa por este refuerzo de
habilidades específicas, sus extremidades inferiores carecerán de poder y será
muy fácil que su centro de gravedad sea desviado.
En antiguos manuscritos se
encuentran referencias al Zhan Zhuang con respecto al Tai Chi como las que
siguen:
«Al principio se
requerirá sólo cinco minutos de entrenamiento y progresivamente se aumenta la
duración.
Más tarde, después de un
largo período de práctica, las extremidades inferiores reunirán un gran poder
interno, mientras que el dan tian estará lleno de Qi.»
«Practica esta postura, no
importa si puedes dedicar a otro entrenamiento mucho o poco tiempo. Si eres
perseverante conseguirás todos sus beneficios al mejorar tus órganos internos y
tu mente, y promover la circulación de Qi.
Tu cuerpo entero ganará
poder interno mientras la cintura y las piernas adquieren habilidades físicas
para las artes marciales.
El entrenamiento del
Zhan Zhuang incluye desplazamientos hacia delante, hacia atrás, derecha e izquierda,
centro, ataque y defensa, etc... Todas estas habilidades son esenciales en el
Tai Chi Chuan».
La práctica del Tai Chi
supone un método muy natural, armónico, suave y equilibrado de regulación en
todos los sentidos.
Hay que dedicarle
tiempo, ser perseverante y muy celoso en su aprendizaje. El practicante actual
busca lo interno desde lo externo, invierte gran dedicación a la correcta
ejecución de la forma buscando constantemente relajación y armonía, pero las
sensaciones internas no llegan.
Debe saber que se
necesitan quince años de práctica diaria de una misma forma de longitud media
para que surja por sí solo.
Por eso creo que el
practicante serio actual debe conocer métodos eficaces de desarrollo y manejo
de energía como son el Zhan Zhuang y el Shi Li, saber adaptarlos y comenzar un
verdadero cultivo interno.
Entonces la práctica tiene
sentido.
shenqiyi.com
ARTÍCULOS (ÍNDICE)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario