martes, 21 de marzo de 2017

TAI CHI SOUL Roberto Chacón (Magazine No. 566)

FORMA DE BEIJING: LA SERENA ARMONÍA DE LAS ESCALAS (II)


Cuando mi Shifu Javier Vásquez (Chen De) comenzó a estudiar y competir en la China Continental, a finales del siglo pasado, volvió con un mensaje de los maestros chinos que había conocido en aquellos días. Estos estaban preocupados por lo que habían palpado de muchos artistas marciales occidentales que visitaban China. Los occidentales se presentaban como maestros no sólo en múltiples estilos de Wushu chino, sino también en artes marciales coreanas, japonesas, filipinas, indonesias, etc. Mostraban curruculum impresionantes, pero buena parte de ellos era fácilmente derrotados cuando se les ponía a combatir con alumnos de Wushu chinos promedio o, incluso, con principiantes.

A los maestros chinos que Javier conoció en aquel entonces, no sólo les preocupaba la desmedida arrogancia de los occidentales, habida cuenta que muchos reputados maestros chinos a veces no practicaban más que un estilo marcial, y algunos hasta sólo una forma (taolu) dentro de un estilo, o un reducido número de técnicas, llevando la especialización a niveles de profundidad admirables; les preocupaba también el tiempo perdido, que los occidentales dedicaran tanto tiempo de sus vidas a estudiar sólo la superficie de múltiples estilos sin llegar a dominar realmente ninguno.

Como esos maestros sabían que Javier era profesor de Taijiquan, le aconsejaron que únicamente enseñara la Forma de Beijing, que hiciese a sus alumnos verdaderos maestros en la Forma 24 de Yang Simplificado.

Javier se tomó el consejo en serio. Los que estudiábamos con Javier en aquel entonces estuvimos cerca de cuatro años practicando solamente la Forma de Beijing.* Muchos alumnos compañeros nuestros, tentados por programas de rico contenido en enseñanza de formas de otras escuelas, desertaron del Instituto Sieng Cheng durante aquel tiempo. Pocos fuimos los que nos quedamos y, como aconseja el I Ching, perseveramos.

Nunca consideré esos años invertidos en la práctica del 24 como tiempo perdido. Los que perseveramos entendimos que para ser maestros en una forma –para no hablar de una variante o estilo completo- hay que tener mucha paciencia y tesón, y trabajar concienzudamente un largo tiempo en cada aspecto de la misma: enraizamiento, armonías, jibengong, aplicaciones, energías, aspectos estilísticos y medicales, etc., etc., hasta llegar a un conocimiento natural y profundo de la forma en cuestión. La ambición también debe mesurarse: aplicarse sobre la calidad y la profundidad, y no sobre la cantidad y la inmediatez.

J. Justin Meehan puede que sea un estupendo artista marcial, y sus artículos sobre Taijiquan y otros aspectos de la cultura china, transmiten una gran sensibilidad y aguda inteligencia. Pero estoy seguro que Meehan conoce poco del arte musical. Su símil de la Forma de Beijing y el hacer escalas musicales (y no melodías) puede que tenga algo de cierto, pero ello apunta más bien hacia revelaciones notables, en nada peyorativas o desmerecedoras para el viejo “24”.

Cuando se comienza a estudiar piano, el pan de cada día lo conforma la práctica de escalas y arpegios. El profesor insistirá una y otra vez en que las escalas suenen parejas, sin alteraciones rítmicas o dinámicas (a menos que la ejercitación las indique), que las digitaciones sean las correctas para alcanzar ese objetivo, que se puedan dominar tanto en legato (ligado) como en staccato (notas bien separadas), etc. Este aspecto de la enseñanza del piano es afín con el Jibengong de las artes marciales chinas.

Luego vendrán los Estudios para principiantes, que hacen énfasis en la práctica de determinados rudimentos técnicos. El autor de Estudios con el cual comenzamos a practicar los principiantes de piano es, casi inevitablemente, Carl Czerny (Austria / 1791-1857). Si escuchamos los primeros Estudios de Czerny, apreciaremos la distancia que existe entre una pieza musical y los Estudios para aprendices.

Czerny-Germer: Estudios 1, 2, 5, 6, 9, 10, 11 y 15.

La Humming Song (In Do Mayor, Op. 68, No. 3, Álbum para los Jóvenes) de Robert Schumann posee la sencillez armónica diatónica de los primeros Estudios de Czerny, pero de las escalas y armonías arpegiadas presentes en su creación (tipo bajo Alberti) brota una musicalidad superior, encantadora.

Humming Song

Una versión de la Humming Song más expresiva y musical

Después de estudiar Czerny, uno comenzaba con los estudios musicales de Gradus ad Parnassum y las Sonatinas de Muzio Clementi (Italia: 1.752-1.832). En una carta dirigida a su padre, Mozart escribe sobre Clementi:

Clementi toca bien, tanto como la ejecución con su mano derecha le permite. Su mayor potencial reside en sus pasajes en terceras. Aparte de eso, no tiene el valor de Kreuser en cuanto al gusto y la sensibilidad — resumiendo él es muy técnico.”


Una parodia célebre de los estudios de Clementi es la que hace Debussy en la primera pieza de Children’s Corner, su célebre suite para niños: Dr. Gradus ad Parnassum. Escuchando esta deliciosa pieza, podemos evocar un niño que practica alguno de los estudios de Clementi, a partir del cual, a través de la ensoñación poética, va construyendo una variación pícara y brillante. También hay reminiscencias en esta obra del Preludio en Do Mayor del Libro I del Clave bien temperado de J. S. Bach, como si en el estadio más rico y lejano de la ensoñación, el estudio de Clementi se transformara en la hermosa creación de Juan Sebastian.

Claude Debussy: Dr. Gradus ad Parnassum

La Sonata en Do Mayor No. 16 de Mozart, de la que hablamos en la primera parte de este texto, expone el primer tema de la sonata (muy rítmico) en los compases 1-4. La sección que le sigue es un puente modulante** para ir a la dominante (Sol mayor, compases 5-12), región armónica contrastante donde será expuesto el segundo tema, mucho más melódico (compases 14-25). Ahora bien, nótese al comienzo del puente modulante (compases 5-10) el uso de escalas como material musical (en este caso modulante): escalas en Do (compases 5-8), escala en La mayor (para ir a Re menor / compas 9), escala en Re (para ir a Sol mayor / compas 10). Los compases 11 y 12 componen la cadencia para reafirmar el cambio de tonalidad de Do mayor a Sol mayor.

Sonata No. 16 de Mozart con su partitura musical

El uso de las escalas como material musical está presente en casi toda la música tonal y modal. Las escalas sirven para hacer música (estructuras, melodías, puentes modulantes, etc.), pero, para su interpretación correcta en las piezas musicales, han debido ser practicadas exhaustivamente por el intérprete para que justamente no suenen como “escalas”, sino como música.

En el Taijiquan se practican rudimentos como las caminatas (xingfa), por ejemplo. Su práctica constante hace que el inconsciente (el cuerpo/el ser) se apropie de este modo armónico de desplazamiento, de manera que al hacer determinada forma (taolu), un tipo de desplazamiento en caminata (como puede ser la caminata Gongbu, para ejemplificar), sea realizado con enraizamiento y con fluidez, con armonía y solidez, y sea percibido también como un tipo de desplazamiento humano natural.

Un ejemplo de la Caminata Gongbu (Paso de Arco) del Taijiquan lo tenemos en este video de la escuela Mien Chuan-taiji del maestro Luis Javier Caballais:

“Gong Bu, el paso de Taiji tradicional”

En la Forma de Beijing, las caminatas Gongbu más largas aparecen en las secuencias “Peinar la Crin del Caballo Salvaje” y “Romper el Paso y Cepillar la Rodilla”.

“Peinar la Crin del Caballo Salvaje” (Desde 0’12’’ a 0’50’’)
Interpreta: Gran Maestro Li Deyin

“Romper el Paso y Cepillar la Rodilla” (Desde 0’25’’ a 1’45’’)
Interpreta Qiu Hui Fang

Las secuencias señaladas conforman la primera ruta de la forma 24. En ésta se dibuja una suave curva que asemeja la melodía de un perfecto tema mozartiano, con sus dos frases (pregunta y respuesta) claramente delineadas: “Peinar la Crin” (repetida tres veces) que concluye en “La Grulla Blanca Extiende las Alas” -clímax del “tema”; “Cepillar la Rodilla” (repetido tres veces) que concluye en “Tocar el Laúd”, donde culmina la ruta.

La frase del violinista Isaac Stern al contemplar una exhibición de artistas marciales chinos -“Sí, pero nosotros tenemos a Mozart”-, se entiende perfectamente al observar una ejecución de la Forma de Beijing. Pues así como Mozart personifica el equilibrio, la claridad y la transparencia musicales***, la estructura de 24 movimientos transmite también esa correspondencia de proporciones entre la parte y el todo que Pitágoras categorizó como “armonía de las esferas”, donde resuenan por simpatía microcosmos y macrocosmos.

(Continuará…)

Notas:
*El consejo de los maestros chinos era bien intencionado pero poco práctico para ser aplicado en occidente. Pero aquellos años reconcentrados en la forma 24 dieron una base excelente para que el Shifu Javier implementara la enseñanza del programa de Yang contemporáneo del instituto Sieng Cheng.

**Se dice del puente modulante que es una sección que, dentro de la forma sonata, enlaza el primer tema, presentando en tónica, con el segundo, casi siempre expuesto en una tonalidad cercana o la relativa mayor (si la tonalidad de la sonata es menor).


***En la obra de Mozart también hay pathos y demonio, así como la calma serena de la Forma de Beijing enmascara su poder marcial, como una aguja envuelta en algodón.



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