¿CÓMO ENCUENTRO UN MAESTRO?
Por Linda Myoki
Lehrhaupt
“La selección de un
maestro depende en gran medida de lo que deseas. Los maestros de Tai Chi pueden
enfatizar diferentes aspectos: salud, artes marciales, cualidades estéticas de
los movimientos, práctica espiritual, ejercicio físico. Es importante escoger a
un maestro cuya orientación corresponda a nuestras prioridades. Si te interesa
el Tai Chi como un arte de movimiento similar a la danza, no tiene sentido
seleccionar a un profesor que hace énfasis en el Tai Chi como un arte marcial o
que tiene antecedentes en boxeo de contacto. Si quieres estudiar Tai Chi como
un arte marcial, entonces no es oportuno trabajar con un maestro que no tiene
experiencia de combate. Por supuesto, las cosas pueden cambiar con el paso del
tiempo, pero al principio es importante encontrar alguien que coincida con
nosotros. Eso no niega la posibilidad de que aprendas algo positivo de
cualquier buen maestro. Pero no te comprometas a estudiar con alguien sólo
porque piensas que ese profesor es bueno para ti. En el fondo, debes sentir que
el maestro de tu elección es alguien a quien puedes respetar y seguir con
confianza durante el trabajo.
Muchas personas
piensan que deben estudiar con un gran maestro al iniciar su estudio del Tai
Chi. Esto no es necesario. De hecho, puede ser menos que satisfactorio.
Compáralo con el estudio del piano. ¿Podría un neófito del piano aprovechar
plenamente las enseñanzas de alguien como Arthur Rubinstein? ¿Y un gran
pianista tendría el tiempo, la paciencia y la voluntad de trabajar con un
estudiante que primero debe aprender las notas, desarrollar flexibilidad en los
dedos y tocar obras de Chopin y Beethoven sin mover una pestaña?
Busca profesores que
sientas que son honestos en la manera de presentarse, que pueden responder sin
titubeos cuando le preguntes con quién han estudiado. Hay muchos profesores que
se hacen llamar maestros pero en realidad no tienen nivel para ostentar ese
título. Cuando dudes, recuerda que en oriente un profesor nunca se hace llamar
maestro. Siempre es un título que sus colegas le otorgan.
Recuerda que los
planes de entrenamiento para maestros disponibles en la comunidad de Tai Chi,
van desde programas estructurados de años de duración a la simple aprobación de
un profesor que un buen día sugiere a su alumno: ‘¿Por qué no das clases?’ Los
certificados oficiales no son necesariamente confiables. Recomiendo aprender
con alguien que proceda de un linaje o tradición, que mantiene relación con su
profesor, y que da la impresión de formar parte de una gran familia con
hermanos y hermanas del Tai Chi.
Algo en lo que los
profesores difieren es la relación que tienen con sus alumnos. Algunos son
formales y sus entornos de entrenamiento muy estrictos: los estudiantes usan
uniformes, observan ciertos rituales en el entrenamiento y siguen un programa
de estudios estándar. Sus clases tienen una estructura definida; terminan
exactamente a tiempo. La atmósfera no alienta la conversación o el intercambio,
y por lo general, no tiene un tiempo designado para convivir y tomar el té
después de clase.
Esta formalidad se
aplica también a la actitud del profesor con respecto a lo que deben aprender
los estudiantes: sólo hay una manera de aprender y una manera de enseñar. Es
probable que este maestro no responda a la diversas necesidades de sus
estudiantes e insista en seguir un procedimiento determinado, sin importar lo
que suceda. Este planteamiento puede ser tan estricto que tenemos la impresión
de que el profesor dice: ‘Sólo hay una manera. ¡Mi manera!’
Otros maestros son
más espontáneos en sus presentación, y aunque tienen un programa de
actividades, están dispuestos a cambiarlo si la situación lo requiere. Sus
clases tienen un ambiente relajado y favorable para que los estudiantes puedan
platicar, tomar té y actuar con libertad. Todos se hablan por su nombre, los
estudiantes salen a celebrar juntos después del entrenamiento, y la enseñanza
se imparte a un ritmo relajado.
Podría parecer que
expongo al maestro espontáneo en términos más favorables que al formal, pero no
es así. Plantas diferentes necesitan distintas condiciones de crecimiento. Las
personas requieren distintos enfoques de entrenamiento. El tipo de suelo favorable
a nuestro florecimiento puede variar de una época a otra, o del nivel que
hayamos alcanzado con nuestra práctica.
Muchos maestros
enseñan Tai Chi exactamente como lo aprendieron. Esto no significa que sea poco
creativo, como podría parecer a la luz de la pedagogía occidental moderna.
Estos profesores creen en el método con que aprendieron; es algo que conocen
bien y están familiarizados con las etapas del proceso. La experiencia
necesaria para ayudar a otra persona durante el proceso de entrenamiento, proviene
de su confianza y profundo conocimiento resultado de haber recorrido el camino
ellos mismos. Estos maestros requieren que un estudiante muestre aprecio por la
tradición y sigan fielmente la ruta trazada. Cuando un estudiante cuestiona la
tradición o decide entrenar en otra parte, el profesor puede sentir que aquél
se ha insubordinado y defraudado su confianza.
Honrar una
tradición, procurando seguirla con fidelidad para descubrir su alcance, es una
cosa. La imitación mecánica y una insistencia servil en reproducir una forma de
Tai Chi, es otra. En el primer caso, se trata de un proceso mágico con el cual
recibimos una tradición, en el segundo, se nos instruye a repetir y emular,
para tener una relación muerta pero obediente con una forma aun más muerta. Hay
un mundo de diferencia entre ambos.
Al recibir una forma
de Tai Chi, hay un respeto mutuo no sólo por la tradición, sino por quien la
recibe y la conserva. Por tanto, cualquier intento del profesor por manipular,
intimidar, dominar o limitar a los estudiantes, no sólo es incompatible con el
espíritu del Tai Chi sino con las reglas básicas de la interacción humana. Es
evidente que hay situaciones en las que el llamado «amor estricto» puede ser
necesario, pero el espíritu con el que procede semejante entrenamiento siempre
tiende al bienestar del estudiante.
Como todos sabemos,
esto se puede deformar y por eso es importante no olvidar nuestro sentido
común, en especial cuando se refiere a la percepción del peligro. Muchas de las
cosas que se han escrito sobre la selección de un maestro espiritual se pueden
aplicar también a la selección de un profesor de Tai Chi. Jack Kornfiekld da
una buena descripción de las alegrías y los riesgos latentes en la selección y
el trabajo con un profesor en su libro Un
camino con corazón.
Otros profesores
enseñan además de la forma, ejercicios adicionales, de otras tradiciones de
movimiento. Cuando la introducción de dichos ejercicios en el entrenamiento de
Tai Chi tiene cimientos sólidos en la práctica y la experiencia, pueden ser
útiles para profundizar nuestra comprensión de la forma. En el mejor de los
casos, estos ejercicios coexisten en una relación simbiótica con el Tai Chi,
pero no son Tai Chi. No hay sustituto para la construcción cuidadosa y gradual
de la forma, ni para la práctica repetida de los movimientos.
Pienso
que un equilibrio saludable entre el entrenamiento continuo de la forma en
todos sus aspectos formales, y la introducción cuidadosa de ejercicios
auxiliares que tienen relación directa y clara con el Tai Chi, es una vía ideal
de entrenamiento. Cuanto más avanzado sea el estudiante de Tai Chi, mayor
capacidad tendrá en reconocer los vínculos entre las diferentes artes de
movimiento y experimentar los principios que comparten.
Tomado del libro Tai Chi.
Un camino de sabiduría para el crecimiento
personal,
De Linda Myoki Lehrhaupt
Nei Dan Magazine No. 229 (21-04-09)
Sección "Artículos"
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