martes, 17 de abril de 2018

ARTÍCULOS DEL ARCHIVO NEI DAN (Magazine No. 593)


LA SOMBRA

Uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad.
Carl Jung

La Sombra es un concepto que proviene del psicoanálisis, puede entenderse como el aspecto inconsciente de la personalidad, caracterizado por rasgos y actitudes que el Yo consciente no reconoce como propios. En este sentido, la sombra es la parte inferior de la personalidad, la suma de todas las disposiciones psíquicas personales y colectivas que no son asumidas por la consciencia por su incompatibilidad con la personalidad predominante en nuestra psique.


El encuentro con la sombra implica una confrontación con uno mismo en el más amplio sentido de la palabra. Es decir, un encuentro con lo inconsciente, con aquella parte de la personalidad de la cual no siempre nos damos cuenta, pero que ejerce un efecto en nuestra vida que puede llegar a sorprendernos.

De acuerdo con la psicología de Carl Jung, la sombra está constituida por el conjunto de las frustraciones, experiencias vergonzosas, dolorosas, temores, inseguridades, rencor, agresividad que se alojan en lo inconsciente del ser humano formando un complejo, muchas veces, disociado de la consciencia.

La sombra contiene todo lo negativo de la personalidad que el yo, que es el centro rector de la parte consciente, no está siempre en condiciones de asumir y que, por lo mismo, puede llegar a frenar la manifestación de nuestra auténtica forma de ser y de sentir. En términos generales la sombra corresponde a la parte oscura del alma de todo ser humano.

Expresado de otro modo podemos decir que, en esa parcela de lo inconsciente se reúnen todas las miserias humanas que atañen al individuo y a las colectividades; experiencias, sentimientos, imágenes, símbolos que pueden ser personales y universales:

La maldad, el egoísmo, la envidia, el ansia de poder, los celos, la avaricia, la cursilería, presuntuosidad, indolencia, negligencia, la manipulación, la cobardía y muchos de nuestros miedos son emociones y sentimientos que no resultan fáciles de reconocer como componentes de nuestra personalidad. Muchas veces nos damos cuenta de ellos cuando nos inducen a conflictos con los demás, a manifestaciones agresivas inesperadas, a sentimientos de culpa, a muestras de egoísmo, entre otras, que no encajan con la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Pero también debemos tomar en cuenta como aspecto oculto en la sombra, los talentos y dones que han sido anulados por prohibiciones, críticas y temores. Estos configuran lo que algunos autores llaman “Sombra Blanca” y si bien ésta se distingue en la clasificación, forma un conjunto con los aspectos más abyectos, por lo que no es fácil de discernir.

Los contenidos de la sombra están relacionados con los complejos y por lo tanto son de naturaleza emocional y autónoma. Cada vez que aparece un aspecto de la sombra, hay conflicto que invade total o parcialmente la conciencia. No son controlables voluntariamente, tienen más fuerza que el Yo y si bien son reprimibles no son aniquilables, no se los puede hacer desaparecer.

Todas estas cosas están allí en lo oculto y no son registradas por el sujeto excepto a través de los mecanismos de proyección, o sea aquello que percibimos en los otros y que nos resulta insoportable, censurable o amenazante. El hecho es, que esto nos pasa, porque el otro es un espejo en el cual nos reflejamos de alguna manera. El encuentro con la sombra genera resistencias.

En el campo de desarrollo propuesto por diversos movimientos, sean estos religiosos, de estudios esotéricos, o de evolución personal, se observa una marcada tendencia hacia el culto a lo positivo, entendido como las cualidades socialmente aceptadas que los adeptos deben cultivar para atraer “bendiciones” a su vida y lograr una existencia plena.

Lamentablemente se observa muchas veces que, así como se promueven valores y aptitudes constructivas en los individuos, poco o nada se hace para promover el encuentro y trabajo de los adeptos con la sombra personal. Situación que, tarde o temprano, muy por el contrario de atraer bendiciones, lo que causa es decepción y experiencias de fracaso en personas que abordan estos movimientos con la expectativa de estar ante verdaderos senderos de desarrollo humano.

Si bien el trabajo con la sombra puede parecer amenazador, es –a juicio de quien escribe- imprescindible para el logro de verdaderos avances en nuestro sendero de evolución personal. Es solamente a partir de la templanza que nos da la experiencia de contemplar, aceptar y aprender a relacionarnos con quienes somos en verdad que podemos disfrutar de una vida plena en bendiciones.

Ahora les dejo ante dos enseñanzas que bien pueden ilustrar, el trabajo con la sombra que todo buscador espiritual debe realizar. Estas reflexiones pertenecen a Sri Bhagavan, fundador junto con su esposa Ama de la Oneness University, ambos considerados por muchos como avatares para el despertar de la conciencia de la humanidad.

Sri Bhagavan, en relación a la aceptación interna
La comparación es esencialmente originada en la no aceptación hacia la vida de uno mismo, apariencia, cuerpo, capacidades, o pensamientos y emociones. Al resistirte al hecho y tratar de ser algo que no eres, sufres por las emociones destructivas como rabia, celos, odio, frustración, que a cambio te llevan a que tu inteligencia falle. Todos los problemas emergen del fracaso de la inteligencia.

Es la aceptación lo que te libera. Y, ¿cómo uno arriba a la aceptación? No es través del entendimiento, explicando o justificando la situación, sino experimentando el dolor atrás de esta. Al experimentar las emociones no resueltas que están atadas a la situación, toda resistencia se disuelve y naturalmente abrazas la situación. Esta aceptación interna lleva al despertar de la inteligencia, y el complejo de inferioridad naturalmente desaparecerá.

Sri Bhagavan, en relación a la ira
La ira es una emoción primaria natural, experimentada por todos los humanos en algún momento u otro. Puede movilizar recursos psicológicos para una acción correctiva. Desafortunadamente la ira se ha vuelto una respuesta incontrolable para muchos. Generalmente la gente intenta controlar su temperamento pero esforzarse para contener la ira puede tan solo empeorar el sentimiento, por lo tanto, uno debe desarrollar una perspectiva enteramente distinta para lidiar con ello. Una ira sin moderación es básicamente un síntoma de una carga profundamente arraigada que esta almacenada en tu inconsciente y ¿Qué es una carga? Es una experiencia incompleta de tu pasado que tiende a ser repetitiva. Por eso, las personas movidas por cargas desarrollan una perspectiva de vida muy estrecha. Cada situación, relación, se vuelve una plataforma para que las cargas muertas se expresen o manifiesten y consecuentemente se vuelven altamente susceptibles a reacciones. Si tienes que deshacerte de la ira, entonces trabaja en silenciar los demonios rugientes de tu inconsciente. Resuelve las cuestiones sin resolver de tu pasado, o relaciones, o problemas contigo mismo y ciertamente sentirás un cambio en tu respuesta. Tienes la oportunidad de experimentar la ira sin rencor. Es un estado que bien puede ser descrito como "ira sin ira" que no deja residuo.

Adaliz Buitriago
Nei Dan Magazine No. 277 (11-05-10)
Sección: "El sanador interno"



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