CONTENIDO:
- Recomendaciones del Magazine (Cine y TV)
- Blog de la Semana (Katherine Chacón)
- 365 Meditaciones Tao (Ming Dao Deng)
- Meditación: El arte de recordar quién eres (Osho)
- Cuento
RECOMENDACIONES
DEL MAGAZINE:
CINE
Y TV:
- El destino del guerrero (Jang Dong-gun y Geoffrey Rush / Dir. Sngmoo Lee / TV Filme / ISAT)
- Zatoichi (Takeshi Kitano y Tadabonu Asano / Dir.: Takeshi Kitano / TV Filme / Edge)
- La bruja de cabello blanco del reino lunar (Fan Bingbing y Huang Xiaoming / Dir.: Jacob Cheung / TV Filme / ISAT)
BLOG DE LA SEMANA (Por Katherine
Chacón):
https://www.quicoto.com/
Un Blog de fotografía muy interesante.
Walter de
María (EEUU / 1935-2013): The Lightning Field (1977)
365 MEDITACIONES TAO (Ming Dao Deng)
XXVI
崇拜
Adoración
Imágenes
en el altar,
O
imaginadas en nuestro interior:
Nosotros
les rezamos,
¿Pero
ellas responden?
Los
sabios nos dicen lo importante que es la adoración. Así que nos arrodillamos
ante los altares, damos ofrendas y hacemos sacrificios. En nuestras
meditaciones, se nos enseña a ver dioses dentro de nosotros mismos y a suplicar
para recibir poder y conocimiento. Hacemos esto con gran sinceridad, hasta que
los maestros nos dicen que no hay dioses. Entonces quedamos confundidos.
La
estatua en el altar es mera madera y oro laminado, pero nuestra necesidad de
reverencia es real. El dios en nuestro interior puede que no sea más que una
visualización, pero nuestra necesidad de concentración es real. Los atributos
del cielo son conjeturas utópicas, pero la esencia de esas parábolas es real.
Los dioses, entonces, representan ciertas filosofías y facetas extraordinarias
de la mente humana. Cuando nos dedicamos a los dioses, establecemos comunión
con estos aspectos más profundos.
El
pensar que estamos rindiendo culto a algo simbólico puede hacernos sentir
incómodos. Somos educados para aceptar sólo lo tangible, lo científico, lo
material. Dudamos de la eficacia de adorar lo meramente simbólico, y nos
confunde cuando tal reverencia trae consigo una genuina transformación
personal. Pero el rendir culto sí afecta nuestros sentimientos y pensamientos.
Cuando los sabios dicen que no hay dioses, quieren decir que la clave para
entender todas las cosas está dentro de nosotros mismos. El culto externo es
meramente un medio para señalar al interior, hacia la verdadera fuente de
salvación.
MEDITACIÓN: EL ARTE DE RECORDAR QUIÉN
ERES (Osho)
“El
no-hacer no tiene nada que ver con la pereza De hecho, una persona perezosa
nunca puede entrar en el no-hacer.
Un
apersona perezosa está cerrada; su energía no fluye.
Un
no-hacedor es una persona que fluye, viva.
Hace
muchas cosas, muchas más que los hacedores ordinarios, pero, aun así, sigue
siendo un no-hacedor.
Todo
lo que hace no es más que un suceso.
Nunca
piensa: ‘Lo estoy haciendo yo’.
A
lo sumo piensa: ‘¿Lo estoy permitiendo yo?’
Un
no-hacedor no se cansará porque no tendrá tensión. Un no-hacedor hará muchas
cosas y no acumulará nada de ego porque él no es quien hace.
Las
cosas simplemente suceden.”
CUENTO
EL CHACAL Y EL COCODRILO
Érase una vez un pequeño y astuto
chacal que muy hambriento rondaba por la orilla del gran río en busca de algún
pececillo o cangrejito con que alimentarse.
Pero en el fondo del río vivía un
enorme cocodrilo, que también estaba hambriento y que, escondido entre el barro
y las cañas, espiaba al chacal en espera de que en cualquier momento diese un
paso en falso y cayera al agua para comérselo.
En varias ocasiones a punto
estuvo el chacal de meterse precisamente en la boca del cocodrilo, pero
valiéndose de su astucia logró salvarse del mortal peligro.
Entonces, temeroso de ser
engullido por el feroz cocodrilo, el chacal decidió irse a pescar a otro lugar
del río, donde no estuviera bajo la constante amenaza del saurio. Pero éste,
muerto de hambre y loco de rabia al ver que se le escapaba tan rico bocado,
determinó salir del río e ir en busca de la guarida del chacal para vengarse de
él. Y ésa fue su perdición, porque enterado el astuto chacal de que el
cocodrilo aguardaba en el interior de su madriguera para comérselo, encendió
una enorme hoguera a la entrada hasta que el enemigo, impotente para franquear
la barrera de llamas, quedó reducido a un montón de cenizas.
El
elemento propio da fuerza y confianza; salirse de él es un riesgo imprudente.
Panchatantra
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