EL
FANATISMO
El fanatismo es el apasionamiento del fanático, una
persona que defiende con tenacidad desmedida sus creencias u opiniones. Un
fanático también es aquel que se entusiasma o preocupa ciegamente por algo. A
partir de esta definición, estudiosos en la materia abordan el presente tema
desde diversas perspectivas.
El fanatismo supone una adhesión incondicional a una
causa. La mencionada ceguera que produce el apasionamiento lleva a que el
fanático se comporte, en ocasiones, de manera violenta e irracional. El
fanático está convencido de que su idea es la mejor y la única válida, por lo
que menosprecia las opiniones de los demás.
La falta de racionalidad puede llegar a tal extremo
que, por el fanatismo, una persona mate a otra. Cuando el fanatismo llega al
poder político, suele desarrollar todo un sistema para la imposición de sus
creencias, castigando a los opositores con la cárcel o incluso la muerte.
Pero el fanatismo puede presentarse en distintos
aspectos de la vida: Hay fanáticos de algún equipo o club deportivo, de
cantantes y grupos musicales. También el fanatismo aparece en la religión, con
personas que no sólo piensan que sus creencias son las únicas válidas, sino que
–en situaciones extremas- persiguen y castigan a los que no creen lo mismo que
ellos.
La psicología afirma que el fanatismo surge a partir
de la necesidad de seguridad que experimentan las personas que, precisamente,
son inseguras. Se trata de una especie de compensación frente a un sentimiento
de inferioridad. En esta edición de El Sanador Interno abordaremos algunos
aspectos que nos permitirán identificar la presencia del fanatismo en algunos
grupos de “desarrollo espiritual”.
Antes de continuar, es preciso señalar que si bien
el fanatismo puede presentarse dentro de determinados movimientos de desarrollo
espiritual, es un fenómeno netamente humano y no siempre es inherente a la
naturaleza del movimiento en el que se presenta. Muchas veces la presencia de
fanáticos dentro de un grupo, al tergiversar las enseñanzas originales debido a
su inflexibilidad de pensamiento, hace que el mismo se desvíe de su orientación
original en la búsqueda del desarrollo humano.
Como se señaló anteriormente el fanático es una
persona insegura que puede llegar a determinado movimiento en busca de
seguridad, y con facilidad se aferra a cualquier sistema de creencias que
prometa colocarlo a salvo de su natural estado de incertidumbre más aún cuando
la puesta en práctica de estas creencias y enseñanzas del grupo le ha generado
una experiencia mística, o ha atraído lo que a su juicio son notables
bendiciones en su vida cotidiana.
Pero ¿qué es lo que hace que una persona se vuelva
un fanático? Para algunos estudiosos del tema el fanatismo es básicamente un ahorro de energía
psicológica. Para entenderlo pensemos en las sensaciones que producen las
dudas. Una persona que experimenta dudas en una situación determinada se
encuentra en la necesidad de realizar una elaboración compleja: ha de buscar
las distintas posibilidades, estudiarlas, sopesarlas, calcular los factores que
pueden intervenir, mirar el problema desde distintos puntos de vista, calcular
las posibilidades de éxito o fracaso (...)
Durante ese proceso el psiquismo
trabaja mucho, se experimenta una sensación de inseguridad, las acciones son
más lentas y la incertidumbre produce cierto temor (al fracaso, al error, a las
consecuencias).
El fanatismo
propone al psiquismo una solución rápida, contundente, eficaz, eliminando la
incertidumbre en su totalidad. Como consecuencia produce una sensación de
unidad, de coherencia personal que refuerza el mecanismo: el fanático se siente
seguro y su seguridad refuerza el fanatismo. Su certeza le libera del temor y esa liberación refuerza su fanatismo.
El fanatismo le ayuda a integrarse en un grupo con el que se identifica y que
le acoge con entusiasmo: esa integración también refuerza el fanatismo.
Por una parte
se podría afirmar desde un punto de vista psicológico que el fanatismo supone
un gran ahorro de energía que “impulsa” a la persona. Pero para hacer una
evaluación de este fenómeno se requiere considerar otras características que
nos permitan observarlo en su complejidad. En este sentido, tomemos en cuenta
algunos puntos que podrían revelarnos la presencia e influencia de elementos
fanatizados dentro de un grupo de desarrollo humano:
1. Son personas
que se creen en la posesión de la máxima verdad, o de la verdad absoluta. Si
por ejemplo llega alguien al grupo que tiene cierta disciplina espiritual
aprendida en otra escuela, tratan de todas las formas posibles de convencerlo
de que lo que ellos imparten es lo mejor y por lo tanto debe abandonar toda
práctica previa.
2. El fanático
siempre está comparando sus creencias, Gurús o Maestros, enseñanzas y prácticas
con las de los demás, tratando de demostrar que su escuela, su maestro, sus guías
espirituales son lo mejor y que fuera de ese campo de referencia no hay nada
que buscar.
3. El fanático de
un movimiento espiritual o de desarrollo humano busca por todos los medios
posibles de ganar adeptos a su causa. Es incansable en su labor
propagandística.
4. Tristemente,
cuando se trata de algún grupo formado en torno a un Gurú o Maestro Espiritual,
en ocasiones suele presentarse una tergiversación del mensaje original del Gurú
por parte de algunos adeptos fanatizados, que son incapaces de captar en
esencia la enseñanza del maestro.
5. En situaciones
extremas, el fanático llega a desarrollar una oratoria violenta dirigida a
destruir sistemas de creencias contrarios al suyo.
Sin lugar a dudas se puede
concluir que el fanatismo como fenómeno psicológico, tiene unos terribles
efectos en el individuo, tal y como lo han señalado algunos estudiosos del
tema: limita la libertad, empobrece el psiquismo, incomunica, limita la
autocrítica y el afán de superación, reduce la riqueza de matices de la vida y
en muchos casos desemboca en la negación de la dignidad humana de los otros.
Adaliz Buitriago
Nei Dan Magazine No. 273 (13-04-10)
Sección: "El sanador interno"
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