martes, 25 de abril de 2017

ARTÍCULOS DEL ARCHIVO NEI DAN (Magazine No. 570)

LA BATALLA SECRETA QUE CAMBIÓ LOS DESTINOS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, con la invasión a Polonia por parte de la Alemania hitleriana en septiembre de 1939, se produjo una importante batalla que cambió decisivamente los destinos de las grandes potencias y sus sistemas de alianzas de cara a la gran confrontación. La misma fue desconocida para todos los demás países, excepción hecha de las naciones directamente implicadas, donde, por diversas razones, tampoco tuvo gran publicidad, y luego fue olvidada rápidamente debido al comienzo de la guerra en Europa. Incluso hoy día, tal confrontación sigue siendo desconocida para el gran público, y aún más las decisivas implicaciones que tuvo en la historia del siglo XX. Se trata de la batalla de Jaljin Gol (Jalkin Gol, Khalkhin Gol, o “Incidente Nomonhan”), que en agosto de 1939, en Mongolia, decidió la guerra no declarada entre la Unión Soviética y el Imperio del Japón (del 11-05-39 al 16-09-39), y que se libró nominalmente a través de sus estados títeres en la región: la República Popular de Mongolia y el Gran Imperio Manchukuo.



Para entender mejor su importancia debemos situarnos en el contexto de los años treinta del siglo XX, con los sistemas de alianzas que terminarían uniendo a las potencias fascistas (Alemania Nazi, Italia Fascista e Imperio japonés) contra el Imperio Británico y la Commonwealth, Francia, EEUU, China y la Unión Soviética. El 25 de noviembre de 1936, la Alemania Nazi y el Imperio del Japón firman el Pacto Antikomintern, el cual era parte de la estrategia hitleriana de aislar a la URSS, bajo el pretexto del peligro comunista, dado que la Rusia soviética representaba el principal blanco de la expansión territorial continental que ambicionaba el Tercer Reich. De paso, esta alianza reconocía la existencia del estado títere del Manchukuo (gobernado nominalmente por el último emperador del Celeste Imperio: Puyi), la Manchuria china convertida en protectorado por el Japón. Ésta alianza se vería reforzada en septiembre de 1940, con la firma del Pacto Tripartito, que constituía formalmente el Eje Roma-Berlín-Tokio.

Como se sabe, dentro del Imperio japonés existían en aquel entonces dos tesis sobre la futura expansión del imperio: la que contaba con más adeptos y apoyo gubernamental en los años treinta era la tesis del Ejército, que consistía en atacar la Siberia soviética, de modo apoderarse de los inmensos recursos de la región, y también de proteger el flanco norte de Manchukuo y de las conquistas que se hacían en China (1). La tesis que se le oponía era la de la Marina Imperial, considerada mucho más arriesgada, que estribaba en un ataque hacia el sudeste asiático, enfrentando al Imperio Británico, al imperio colonial francés y los EEUU, para pasar a dominar el Océano Pacífico y apoderarse del petróleo de Indonesia y Birmania (pasando por la Indochina francesa), protegiendo así el flanco este y sur del imperio, y terminando de aislar a China.

Ya en 1938, Japón, aprovechando la poco clara demarcación entre las fronteras de Mongolia y Manchukuo, hizo cruzar la frontera a un fuerte contingente de tropas que fue rechazado por el ejército rojo, pero con grandes pérdidas por parte de éste último. Al punto que su comandante, Vasili Blücher, cayó en desgracia acusado de incompetencia (batalla del Lago Jasán o Incidente Changkufeng). Así que el Alto mando del Ejército japonés tomó la decisión de intentar un ataque mayor y más decisivo en 1939, con vistas de apoderarse de la Mongolia soviética.

El año 1939 comenzó siendo especialmente desfavorable para las fuerzas liberales, democráticas y progresistas del mundo: el 15 de marzo la Wehrmacht alemana invadió el resto de Checoslovaquia, luego de que el Pacto de Munich hubiera aprobado, con anuencia de Gran Bretaña y Francia, la anexión de la región de los Sudetes checoslovaca al Reich alemán en 1938; y el 01 de abril terminaba la guerra civil española con el triunfo del general Francisco Franco y el bando nacionalista, a quienes Alemania e Italia habían brindado un fuerte y decisivo apoyo.

El 11 de mayo comenzó la escalada de incidentes fronterizos que llevaron al Ejército del Kwantung (2) japonés, el mayor y más prestigioso del Imperio, a invadir Mongolia. Entre las unidades que participaban en esa incursión, se destacaba a la cabeza de la misma, un nuevo y potente ejército, el Sexto nipón. Pero se encontraron no sólo con un contingente mayor y mejor preparado y pertrechado de tropas soviéticas, sino con un extraordinario comandante. Se trataba de Georgi Zhukov, quizá el general más exitoso de la Segunda Guerra Mundial (3), al que se le adjudican victorias tan decisivas como Moscú (1941), Kursk (1943), Minsk (1944) y Berlín (1945).(4)

Zhukov

Zhukov era discípulo del Mariscal de la Unión Soviética Mijail Tujachevski, considerado uno de los más importantes innovadores del arte de la guerra, junto a los británicos Sir Basil Lidell Hart y J.F.C. Fuller, el francés Charles de Gaulle y el germano Heinz Guderian, quienes preconizaron en los años 20 y 30 el uso de tropas motorizadas y blindados, apoyados por fuertes contingentes de aviación, en operaciones militares de gran movilidad, velocidad y profundidad en el terreno enemigo. Tujachesvki creó el concepto estratégico de “Operaciones en Profundidad”, que dominaría la doctrina militar soviética en la Segunda Guerra y años posteriores. Dicha doctrina se parece mucho a la blitzkrieg alemana (“guerra relámpago”), pero está mejor definida en términos operacionales y estratégicos, liberándola de obsesiones típicamente alemanas como el énfasis en el aniquilamiento del ejército enemigo; abriendo posibilidades alternas como, por ejemplo, el ataque en profundidad hacia las zonas estratégicas industriales del oponente, que obligarían al mismo a abandonar la guerra, aún teniendo ejércitos operativos. Otra diferencia es que las “Operaciones en Profundidad” no tienen de suyo una orientación marcadamente ofensiva, pudiendo aplicarse en el marco de campañas defensivas. Desgraciadamente Tujachevski, amigo personal de Guderian y de Gaulle, cayó en desgracia durante las purgas stalinistas, siendo ejecutado en 1937.

Ejército del Kwantung

El concepto de “Operaciones en profundidad” fue el que utilizó Zhukov (5) para aniquilar al VI Ejército japonés en Jaljin Gol, en agosto de 1939, apenas unos días antes de que el mundo quedara paralizado de asombro con los resultados de la “guerra relámpago” alemana en Polonia. Zhukov distrajo al enemigo simulando un ataque frontal convencional, para luego envolver los flancos japoneses con fuerzas blindadas apoyadas por artillería móvil y aviación. El VI Ejército nipón, como años más tarde lo sería el VI Ejército alemán en Stalingrado, fue cercado y aniquilado. Las bajas japonesas superaron los 80.000 hombres entre muertos y heridos. Hasta las derrotas en Filipinas y Birmania, en 1944, en manos de estadounidenses y anglo-indios, respectivamente, Japón no recibiría pérdidas militares de esa cuantía en una sola batalla. Fue un desastre de tal magnitud que tendría consecuencias inmediatas que cambiarían el destino de la conflagración universal que se avecinaba.

Al tiempo que se desarrollaba la batalla de Jaljin Gol, se firmaba en Moscú el Pacto Ribbentrop-Mólotov (23-08-39): el Pacto de no agresión entre la Alemania Nazi y la Rusia stalinista, pacto que permitía a Hitler una rápida campaña en Polonia, para luego enfrentarse a los aliados occidentales sin temor a una guerra en dos frentes con Rusia. Si ese pacto fue oportuno para las ambiciones inmediatas del Tercer Reich en Europa, fue enormemente inoportuno con respecto a su estrategia a mediano plazo contra la Unión Soviética. Japón consideró ese pacto, en las circunstancias de su fallida campaña en Mongolia, como una traición de su aliado del antikomintern. De modo que, un año después, al firmar el Pacto Tripartito con Alemania e Italia, dejaba expresamente fuera del listado de “potenciales enemigos” de la alianza a la Unión Soviética, nación con la cual había firmado poco antes, un pacto de no agresión. De manera que el Pacto Tripartito estaba dirigido de facto contra los EEUU, nación a la cual la política exterior hitleriana quería dejar fuera del conflicto por sobre todas las cosas, y no contra la URSS, país que era el objetivo inmediato y más importante de la estrategia expansionista del Reich nazi.

Por otra parte, el informe del ejército japonés a su gobierno, sobre el “incidente Nomonhan”, era bastante escéptico con respecto a las ambiciones imperiales en Siberia: se consideró como impracticable una campaña exitosa contra el Ejército Rojo en Mongolia y la región siberiana. Además, la superioridad que éste había demostrado en Jaljin Gol, obligó en años posteriores a que el Ejército del Kwantung, herido en su prestigio, siguiera siendo el más grande y mejor pertrechado de los ejércitos japoneses de ultramar, mayor aún de los que se encontraban en campaña en China, Birmania, Nueva Guinea y Filipinas o el Pacífico insular, lo cual significó una evidente merma de recursos en esos teatros de operaciones.

Sin embargo, con el transcurso de la guerra, las derrotas niponas en otros frentes hicieron que los veteranos del Ejército del Kwantung fueran enviados a esos teatros de operaciones y sustituidos por reclutas inexpertos, de modo que al producirse el ataque del Ejército Rojo a Japón, el 08 de agosto de 1945, casi 6 años después de la batalla de Jaljin Gol, el ejército imperial en la región se encontró muy mermado en cuanto a calidad y cantidad de tropas y equipo, siendo desarticulado y acorralado rápidamente por los soviéticos. Las fáciles victorias soviéticas en la campaña del Extremo Oriente contribuyeron decisivamente, junto a los bombardeos nucleares de los estadounidenses, a la rendición incondicional del Imperio del Sol Naciente, el 15 de agosto de 1945.

Pero quizá la más importante consecuencia de la batalla de Jaljin Gol, fue que se desechó totalmente la tesis del Ejército imperial, de modo que Japón no ayudaría nunca a su aliado europeo atacando a la URSS en el Pacífico y Siberia. En cambio, el gobierno militarista japonés decidió arriesgarse decantándose por la temeraria tesis de la Marina de Guerra, lo cual culminó con el ataque a Pearl Harbor y la entrada de los EEUU, la mayor potencia industrial del orbe, en la guerra al lado de los aliados.

Debido a que los japoneses, por razones de prestigio, intentaron mantener en secreto lo ocurrido en Mongolia, nunca dijeron nada a sus aliados nazis sobre la tremenda efectividad de las fuerzas acorazadas rusas, del excelente equipamiento de las tropas del Lejano Oriente soviético, y de las innovaciones operativas, tácticas y estratégicas que había enseñado el ejército rojo y, especialmente, su comandante Zhukov. De modo que los alemanes atacaron a la URSS convencidos de su exclusividad en el manejo efectivo de la moderna guerra mecanizada, lo cual, aunado a prejuicios políticos y raciales, les hizo menospreciar al ejército soviético, hasta que las derrotas cada vez más frecuentes en el frente oriental les hicieron despertar a la realidad, y constatar en carne propia la formidable maquinaria de guerra en que se había convertido el Ejército Rojo.


Por otra parte, una vez que Alemania atacó la URSS (Operación Barbarroja de 1941), no sólo no contó con la ayuda de su aliado del Extremo Oriente, sino que, además, gracias a la red del espía soviético Richard Sorge en Tokio, los rusos se enteraron de que Japón no atacaría la URSS sino a los EEUU, por lo cual trasladaron gran parte de sus ejércitos siberianos, quizá los mejor entrenados y equipados que tenían los soviéticos en aquel entonces, a Moscú, en un momento crucial de la guerra, cuando los panzers de Guderian y Hoepner rodeaban ya la capital soviética. Allí, nuevamente fueron conducidos a la victoria por quien sería, luego de la muerte de Stalin, Ministro de Defensa de la URSS: el gran estratega ruso Georgi Zhukov, Mariscal de la Unión Soviética.
R. C.
Nei Dan Magazine No. 321 (25-05-11) 
Sección "Artículos"

Notas:
(1) Ya en 1918, a raíz de la revolución bolchevique y de la deserción de Rusia de la alianza contra los imperios centrales (Alemania y Austro-Hungría), el ejército japonés desembarco en Vladivostok, y ocupó Siberia hasta el Lago Baikal, junto a tropas aliadas. En 1920, al producirse la derrota del Ejército Blanco en los Urales, los japoneses se retiraron a los puertos rusos del pacífico, aunque el resto de las tropas aliadas evacuaron completamente la región. En 1922 los japoneses se retiraron por entero de los territorios de la URSS.

(2) Kwantung (Guandong): el nombre significa al “este del paso Shanhaiguan”, al oriente de dicho paso se encuentra Manchuria. El Ejército del Kwantung era el nombre oficial del ejército imperial acantonado principalmente en Manchukuo y, en menor medida, en Mengjiang o “Mongokuo” (el estado títere creado por Japón en el norte de China ocupada, en la región de Mongolia Interior).

(3) Los estudiosos militares consideran a Zhukov como uno de los grandes estrategas de todos los tiempos. Zhukov, el Mariscal inglés Sir William Slim (campaña de Birmania) y el almirante estadounidense Chester Nimitz (comandante del teatro de operaciones del Pacífico), son estimados como los tres más importantes estrategas surgidos de la Segunda Guerra Mundial.

(4) Zhukov fue el artífice de la planificación de la Operación Urano, que culminaría con la victoria de Stalingrado (1942-1943), pero la misma se le atribuye al Mariscal Aleksander Vasilevski, quien comandó las operaciones. Cuando la URSS le declaró la guerra al Japón, en 1945, sería Vasilevski el comandante del Ejército Rojo durante su gran ofensiva en el Manchukuo, el norte de China ocupada y Corea.

(5) Gracias a su victoria en Jaljin Gol, Zhukov recibió el título de “Héroe de la Unión Soviética”.



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