martes, 28 de marzo de 2017

ARTÍCULOS DEL ARCHIVO NEI DAN (Magazine No. 567)

“Estamos en septiembre y sin embargo mis flores están tan frescas como en junio. Amherst se ha convertido en el Edén. Cerrar los ojos es viajar. Las estaciones lo comprenden. !Qué triste ser un Artículo! Es decir, no tener alma.”
Emily Dickinson


EL PEQUEÑO MUNDO DE NUESTROS ASUNTOS COTIDIANOS ES EL COSMOS EN MINIATURA


Emily Dickinson fue uno de los artistas norteamericanos más profundos e imaginativos, y sin embargo vivió la mayor parte de su vida en los catorce acres de su hogar en Amherst, Massachussets. Desde allá contempló al mundo entero, naturaleza, cultura, pasiones humanas y expresión artística. En sus treinta tempranos, ella sintetizó su vida en una carta dirigida a Thomas Wentworth Higgison, quien fue el primero en reconocer su daimon y genio creativo. Escribió: “Usted me pregunta por las Colinas Compañeras, señor, y por el Ocaso… y un Perro”.

La absoluta transparencia y sofisticada inocencia que hay en esta carta se hacen potentes cuando la leemos en nuestro tiempo de engaños e intencionada opacidad. Higginson describió su primer encuentro con Dickinson en una carta: “Ella se acercó a mí con dos azucenas, que en una suerte de actitud infantil, puso en mi mano diciendo con una voz de niña asustada y sin aliento: “Ellas son mi presentación”. Sin duda esas azucenas venían de su jardín, que se extendía hacia un lado de su casa.

Durante nueve años practiqué la psicoterapia a una cuadra de la tumba de Emily Dickinson y viví cerca de su hogar. En un verano, mi esposa instaló su caballete en el jardín de Dickinson, pintando sus impresiones de un solo árbol. Solamente una vez hicimos un tour por la casa, con un talentoso y sensitivo irlandés, al cual ofendí sin intención. Dickinson fue igualmente sensitiva, tanto, que algunos eruditos han hecho carrera del estudio de sus neurosis.

Emily Dickinson vivió la filosofía de William Blake: Ver al mundo en un grano de arena y a la eternidad en una hora. El universo se extendía frente a ella en los catorce acres de jardines, céspedes y colinas que podía ver a la distancia, tal como hoy en día podemos hacerlo desde las habitaciones superiores de su hogar.

Cada artista parece tener acceso a una hendidura especial en la opacidad del cosmos, una grieta a través de la cual pueden percibir la totalidad para así construir su filosofía y su vida. ¿Acaso nosotros no podemos también ser capaces de mirar nuestros pequeños mundos percibiendo el Universo – el Todo, manifestado en lo ordinariamente Pequeño? De esa manera nuestras vidas recobrarían sus propias dimensiones, medidas por el tiempo y la eternidad, el lugar y el infinito.


Se requieren ojos calibrados para el ancho mundo que puedan observar el evento o artículo más común y vislumbrar en ellos las incursiones de la eternidad. Esta capacidad le otorga sentido a los días comunes y nos libera de la innecesaria tarea de encontrar sentido fuera de nuestras propias limitadas vidas. Todo lo que se requiere es imaginación, la perspectiva poética, ojos que a través de las sensaciones alcancen a ver la esencia emocional e intelectual.

Como la sensitiva y tímida de Amherst, si vivimos completa e intensamente podemos encontrar el sentido de la vida, aún dentro de los límites de nuestras ordinarias existencias particulares.

Thomas Moore
(Traducido de su obra Original Self)
Nei Dan Magazine No. 223 (03-03-09)
Sección: "Del diario de Nani" (María Margarita López)
Traducción MM



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