Debajo
de cada profundidad se abre otra más honda
Ralph Waldo Emerson
Cuando practicaba
terapia, una de mis “técnicas” era oír primero la historia que el cliente me
contaba para luego encontrar la manera de profundizar esa historia. Este
abordaje requería contención de mi parte, porque es siempre tentador, cuando
oímos expresar a otro su ficción acerca de la vida, contrastarla con la
nuestra. Esta lealtad al mito personal es comprensible porque nuestra historia
es la cosa más preciosa que tenemos. Nuestra vida depende de él. Sin embargo,
uno de los aspectos hermosos de la vida en sociedad es la oportunidad de
encontrarnos con otros seres, con ficciones diferentes a la nuestra.
Por ejemplo, una mujer
puede llegar a la terapia quejándose de que en su vida adulta nunca ha podido
tener una buena relación con los hombres porque en su infancia su padre había
sido emocionalmente frío y distante en su relación con ella. El relato es muy
convincente, y en algún nivel es sin duda verdadero. Ella lo cree con todo su
corazón, pero, pese a toda su validez y utilidad, puede tener consecuencias
negativas.
Ella puede, por ejemplo,
sentirse alienada de su padre porque la historia conlleva una culpabilización:
el peso de sus fallas en el amor lo pone en su padre. Habiendo desplazado la
responsabilidad, se siente aliviada, pero en realidad se ha colocado como una
versión espejo de su padre. Ahora es ella la fría y distante con respecto a él.
La historia está muy
lejos de ser completa, aún cuando pueda parecer una acabada explicación. Donde
quiera que una historia pone punto final a la reflexión y a narraciones
ulteriores, esa historia está sirviendo de defensa. Lo importante de una buena
narración es dar vida a otras y a ulteriores y más profundas reflexiones. En la
terapia, hora tras hora, tomo nota de la cualidad de lo que se me cuenta. Trato
de no tomarlo literalmente, como se presenta, porque entonces yo no sería más
que un componente de una estrategia defensiva. La poesía de la historia
personal es su apertura hacia la intuición, su invitación a ir más allá en la
reflexión. La terapia podría ser definida como una profundización de la
historia que se vive y se narra.
Para profundizar el
relato debo explorar ciertos temas y narraciones. “¿Qué hacía su padre cuando
se mostraba remoto y frío? ¿Cómo reaccionaban otras personas ante su frialdad?
¿Dónde piensa usted que nació su actitud o hábito? ¿En ese respecto, era su
madre diferente? ¿Sus familias paternas y maternas diferían en su tono
emocional? ¿Los abuelos paternos, eran como él? ¿Cómo reaccionó él al saberse
padre de una niña?”.
Con todas estas preguntas
no estoy buscando una explicación definitiva, sino más bien, expandiendo la
trama principal en sub tramas, buscando también personajes secundarios, no un
culpable. Sólo quiero la plenitud de la historia. Como punto de partida para el
diálogo pretendo conocer el paisaje imaginario en el cual mi cliente ha
construido su hogar emocional.
Otro abordaje podría ser
buscar en otras fuentes de narraciones en el momento presente de la vida de la
mujer. Usualmente encontramos riqueza de motivos en los sueños, que nos dirigen
hacia direcciones más sutiles. La mujer podría soñar que estaba siendo
conducida en un auto por un hombre desconocido o por su amante actual, y ello
podría llevarnos a relacionar su situación con el tema del control. Quizás ella
cae en el hábito cultural de concederle al hombre demasiado poder. A menudo las
mujeres me hablan de sueños en escaleras o ascensores, que indican que el
asunto tiene que ver con la verticalidad. Recuerdo el sueño de una mujer en el
cual ella estaba a medio camino subiendo en el ascensor y vio a su amado que
coincidía con ella, pero bajando por las escaleras. Todo el mundo habla de
“ascender” hacia el despertar y hacia la perfección, pero la vida que buscamos
puede estar más abajo de nuestra comprensión actual, y no más arriba de ella.
El relato que está dentro y por debajo de la historia familiar casi siempre está lleno de insight y de nuevas posibilidades. Puede requerir valor descender, abandonando la claridad, aunque sea ilusoria, cambiándola por confusión y perplejidad. Nuestros relatos nos protegen del misterio de nuestras vidas, pero siempre existe la oportunidad de llevar nuestra narración hacia lo profundo y la posibilidad de encontrar la inteligencia y la comodidad que hemos estado buscando, en algún nivel más bajo que el del "sótano" de nuestras expectativas.
Thomas Moore
(Traducido de su obra Original Self)
Nei Dan magazine No. 235 (02-06-09)
Sección: "Del diario de Nani" (María Margarita López)
Traducción MM
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