martes, 18 de julio de 2017

SECCIONES QUINCENALES (Magazine No. 580)

CONTENIDO:
Recomendaciones del Magazine
Blog de la Semana (Katherine Chacón)
365 Meditaciones Tao (Ming Dao Deng)
Meditación: El arte de recordar quién eres (Osho)
Cuento
___________________

RECOMENDACIONES DEL MAGAZINE:

CINE:
  • Puccini para principiantes (Elizabeth Reaser, Gretchen Mol y Justin Kirk / Dir.: Maria Maggenti / TV Filme / Sundance)
  • El submarino fantasma (Ed Harris y David Duchovny / Dir.: Todd Robinson / TV Filme / ISAT)
  • Trascender (Johnny Depp, Morgan Freeman y Rebecca Hall / Dir. Wally Pfister / TV Filme / Paramount)


BLOG DE LA SEMANA (Por Katherine Chacón): http://alluneedisbooks.blogspot.com/ “Un mundo de libros”, para los lectores…


Debra Bernier (Canadá)

365 MEDITACIONES TAO (Ming Dao Deng)

XXIII

Renovación

La ciudad sobre una colina,
Tierra intacta más allá.
Un campo en barbecho es
El secreto de la fertilidad.

En la ciudad, vemos millones de vidas representadas en las ventanas, puertas y muchos pisos de cada edificio. Vemos excitación y las glorias de la civilización. Pero no importa cuánto puedan disfrutar de la ciudad quienes siguen el Tao, entienden la necesidad de retirarse a la naturaleza.

En el campo encuentran la cualidad nutritiva de la libertad. Pueden ver nuevas posibilidades y pueden deambular sin imposiciones sociales. En el pasado, los pioneros veían las abiertas praderas y estaban llenos de sueños sobre dominar la naturaleza con las glorias del hombre. Ahora entendemos mejor: debemos preservar lo silvestre para nuestra supervivencia misma.

Necesitamos tiempo para tender el barbecho. Si no puedes dejar la ciudad, al menos encuentra un poco de tiempo cada día para retirarte dentro de ti mismo. Si puedes caminar en los campos o en las colinas, entonces mucho mejor. Pero ninguno de nosotros puede mantener la fertilidad de nuestro ser sin renovarnos.

MEDITACIÓN: EL ARTE DE RECORDAR QUIEN ERES (Osho)



“En tu conciencia meditativa, la muerte desaparece exactamente igual que la oscuridad desaparece cuando se deja entrar luz.

La meditación permite que entre la luz, y la muerte ha resultado ser la mayor ficción.

Solo desde el exterior parece que alguien está muriendo.

Desde el interior nadie ha muerto jamás, y ahí es donde está el origen de tu vida.”


CUENTO

LA CARNE DE LA LENGUA



Por Noemí Plaza
Hubo una vez en otro tiempo un rey rico y poderoso y una reina; una reina delgada, pálida y triste. No tenía apetito alguno, ni por los alimentos ni por la vida. El rey la observaba y no sabía cómo devolver la redondez al cuerpo que la reina había poseído años atrás.

Un día, mientras el rey miraba por la ventana de su palacio, vio pasar por el jardín una mujer que respiraba vitalidad, una mujer bien plantada, de hermosas carnes, de cuerpo generoso y mirada radiante. El rey reconoció en esa mujer a la esposa del jardinero y quedó estupefacto. Su propia esposa tenía todo lo que pudiera soñar, todo lo que una mujer pudiera desear y aun así, estaba flaca como un clavo herrumbroso. El jardinero, en cambio, no ganaba más de lo necesario para el sustento diario y tenía una mujer de formas abundantes...

El rey salió de su palacio al encuentro del jardinero, hablándole de este modo:
-Tu mujer está resplandeciente y la mía delgada al punto que parece enferma. Dime cómo, de qué manera, alimentas a tu esposa. 

-Yo -respondió el jardinero- alimento todos los días a mi mujer con la carne de la lengua.

-¿Eso es todo?

-Sí señor, eso es todo.

El rey entró precipitadamente al palacio en busca de su cocinero, a quién ordenó:
-Me vas a preparar un banquete a base de lenguas de todo tipo, sazonadas de todas las maneras posibles. ¡Quiero una gama de sabores que sea digna de los paladares más exigentes!

Al día siguiente, las mesas estaban cubiertas con toda suerte de platos con lenguas de buey, de ternera, lenguas de carnero, de conejo, de alondra, de gorrión y de garza real. Lenguas tostadas, cocidas, asadas, rellenas, hervidas, además de salsas confeccionadas con especias del mundo entero.

El rey fue en busca de la reina y la acompañó, orgulloso de sí, hasta el salón de banquetes. La invitó a servirse de los manjares, pero la desdichada, a la vista de todas las lenguas, bañadas en jugos de colores extraños, sintió náuseas y se retiró inmediatamente a su habitación.

El rey, despechado, acudió nuevamente a su jardinero y le dijo:
-¡Tú te llevarás a mi esposa, la reina, a tu casa por seis meses, y la tuya vendrá a vivir al palacio!

Los deseos de los reyes son órdenes. Así, a la mañana siguiente, se hizo el intercambio.

Hay que dejar correr el tiempo en la vida... en los cuentos, son suficientes dos palabras. He aquí que los seis meses pasan volando.

La reina regresó al palacio resplandeciente, con sus formas redondeadas y riéndole a la vida. En cuanto a la mujer del jardinero, era apenas la sombra de lo que fue. Estaba delgada y gris, su mirada estaba apagada y tenía un rostro que ya no sabía sonreír.

El rey, que no comprendió nada, pidió a las mujeres que le explicasen cómo era posible tanta transformación.

-Cuando mi marido regresa en la tarde -dijo la esposa del jardinero- está siempre de buen humor. Durante la cena, me va contando su jornada: las flores que han abierto sus pétalos, los arbustos que retoñaron, las frutas que maduraron, la luna llena en medio de la noche. Cuando termina de cenar, toca música y canta, cuenta historias y me recita poesía. Las veladas con él tienen la savia del paraíso.

-Así es -afirmó la reina-. Siempre tiene una bella historia o una palabra dulce que ofrecer y así embellecer la vida. Da, en fin, lo mejor de sí mismo, ¡la carne de la lengua!

Nadie sabe si el rey comprendió verdaderamente. Algunos dicen que desde ese día, las dos mujeres escogieron vivir con el jardinero. Otros, más optimistas, dicen que el rey aprendió a contar hermosos relatos… y que su reina vivió muy contenta el resto de sus días.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario