martes, 14 de marzo de 2017

ARTÍCULOS DEL ARCHIVO NEI DAN (Magazine No. 565)

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD DESDE UNA VISIÓN ESPIRITUAL Y CIENTÍFICA


El día 21 de diciembre, entre las 10 y las 12 de la noche desciende sobre la Tierra El Espíritu de la Navidad, una tradición perteneciente a los países nórdicos que se ha extendido por el mundo.

Según refiere la leyenda el espíritu llegó al planeta proveniente de una galaxia lejana y se instaló en la región Norte, en lo que hoy se conoce como la península escandinava. Este espíritu es más bien visto como una energía que viene desde del centro de nuestro sistema estelar y que llega año tras año para repartir: paz, amor, armonía y alegría.

Hoy en El Sanador Interno conoceremos la relación científica de este hecho espiritual que enmarca las tradiciones navideñas en muchos países del mundo.

Una vieja historia: ¿Quién es El Maestro Natividad?
Cuenta una antigua leyenda que hace muchos años, llegó al planeta Tierra un bello Ser proveniente de una galaxia muy lejana y evolucionada, quien se instaló en lo que conocemos hoy día como la península Escandinava, en la zona norte del planeta; era alto, delgado, de aspecto adolescente; su piel emanaba luz de tonalidad roja-dorada, su cabello larguísimo era castaño con destellos rojizos y sus ojos inmensos, rasgados, color ámbar como miel acabada de libar.

Este maravilloso Ser manifestaba un manejo absoluto del conocimiento de cómo traer al plano físico todo lo que deseamos en nuestro corazón, e impartía sus enseñanzas universales a través de fábulas, cuentos y anécdotas graciosas que hacían las delicias de todos los habitantes de las ciudades que con asiduidad y generosidad visitaba cada año.

Con su pericia en el manejo de la Sustancia Universal y su gran Amor a toda la humanidad, el Amado Maestro Natividad repartía regalos de gran valor, que eran energía pura y condensada provenientes del propio Creador, los cuales eran usados con gran sabiduría por los seres humanos que en esa época sólo conocían el Bien, el Amor, la Generosidad, la Sencillez, la Solidaridad y la Armonía en sus relaciones diarias como hermanos hijos de un solo Dios.

Con el transcurso de los años su generosa labor, amor y servicio se convirtieron en una leyenda extensiva a todo el planeta, tanto que hoy lo conocemos como un Ser que es todo Amor, Unidad y Compasión, siempre dispuesto a estar en cada hogar que le invoque desde el espacio del perdón, el amor, la misericordia, la hermandad, y la pureza.

De ahí que siempre se han tejido historias sobre personajes generosos y de gran bondad como Santa Claus, quien vive en el polo norte y "casualmente" en el día de Navidad viaja por todo el planeta cargado de regalos, dádivas y cosas buenas, para todos por igual. Pero más allá de las tradiciones que forman parte del acervo cultural de los pueblos, podemos apreciar que esta historia coincide perfectamente con un hecho astronómico real, una energía positiva que desde el polo norte se desplaza a todos los rincones del mundo.

El Maestro Natividad y El Solsticio de Invierno
Es bien conocido que todas o casi todas las culturas ancestrales celebraban los Solsticios ya que éstos marcaban hitos vitales en la supervivencia de estas culturas, indicando a sus miembros a través de los sacerdotes, la época de siembra o de cosecha, el cambio de estaciones con el renacimiento del sol después del invierno.

En el caso que nos ocupa abordaremos las implicaciones espirituales para el colectivo humano, asociadas al fenómeno astronómico conocido como el solsticio de invierno que se tiene lugar entre el 21 y el 24 de diciembre a la media noche, durante este tiempo, el sol pareciera detener su movimiento, de ahí la palabra solsticio, sol estático, para luego el día 25 volver a levantarse, renacer.
La tierra gira en una elipse y no en un círculo alrededor del sol, este movimiento llamado traslación dura 365 días y 6 horas. Por otra parte la tierra no está completamente vertical, sino que su eje está inclinado 23º 27' grados, y así viaja por la elipse con dicha inclinación, por lo que en los lados más alejados del ecuador la intensidad de luz y calor sea variable, en el día 22 de diciembre el sol apunta directamente al hemisferio sur, por lo que en el hemisferio norte es invierno, con días cortos, largas noches y mucho frío, del 22 al 25 de diciembre el sol aparece con su máxima declinación al sur, dando el aspecto de estático, para luego comenzar de nuevo su viaje hacia el norte, trayendo luz y calor.

De ahí vienen las celebraciones del 21 del Espíritu de la Navidad y el 25 del Nacimiento de Jesús, quien trajo la luz a la humanidad, por lo que ambas celebraciones son de carácter solar.

Siguiendo con los eventos astronómicos, notaremos que el eje terrestre del norte durante estos 3 días está dirigido o apuntando hacia el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, lo cual no sucede durante el solsticio de verano, este centro galáctico es el lugar de máxima concentración de estrellas y de energía.
Esta energía cósmica positiva penetra a nuestro planeta por el polo norte y luego irradia todo el poder de su electromagnetismo a toda la superficie del planeta, produciendo así el mejor efecto benéfico y positivo que recibe la tierra en todo el año. Esta energía la recibe tanto el planeta como todos los seres vivos que lo habitan.

De ahí que estas fechas sean ideales para cerrar ciclos, agradecer por las diversas experiencias por las que hemos transitado a lo largo del año, en fin para reflexionar y reencontrarnos con nuestra verdadera esencia. Estamos en una etapa del año que es ideal para tomar conciencia de nuestro lugar en el cosmos, aprovechando el ciclo terrestre para alinearnos con los procesos de depuración y de recarga energética que tienen lugar entre los días 21 y 25 de diciembre de cada año.

En este sentido, quisiera compartir un ritual personal con los lectores de esta columna. Se realiza entre los días 21 y 25 de diciembre. Al momento de hacer el ritual podemos encender tres velas anaranjadas y tres inciensos de mandarina, colocar una copa de agua y una mandarina, en representación de cada uno de los elementos de la naturaleza terrestre.

El primer día que es el 21 a las 10 de la noche, se invocará la presencia del Espíritu de la Navidad, le daremos la bienvenida y conversaremos internamente con él, como si se tratara de una persona pero sin perder la perspectiva de que estamos ante una presencia o Ser de alta jerarquía espiritual.

Los días siguientes 22, 23 y 24 dispondremos de un lapso de tiempo, preferiblemente a la misma hora, para a través de la meditación conversar internamente con el maestro Natividad respecto a las diversas experiencias por las que hemos atravesado a lo largo del año, dicha meditación debería comenzar con una visualización de purificación energética a través de una luz blanca y violeta que limpia nuestros cuerpos físico y sutiles, al tiempo que nos perdonamos por los errores cometidos y perdonamos a quienes consideremos nos hayan causado algún daño.

Una vez finalizada la limpieza, sellamos nuestro campo de energía en el rayo oro – rubí y profundizamos en nosotros mismos y en nuestra relación con el maestro Natividad desde nuestros corazones. Durante estos tres días el énfasis en la limpieza o purificación de nuestros sistemas físicos y sutiles es muy importante porque eso mismo está ocurriendo en el planeta tierra.

El día 25, después del tradicional abrazo navideño, es importante que hagamos un espacio por lo menos de 10 minutos para la meditación y recarga energética, porque recordemos que en este momento el sol renace, se levanta, comienza nuevamente su viaje hacia el norte trayendo calor, luz, energía y bendiciones al planeta Tierra.


¡A todos los lectores del Nei Dan Magazine les deseo una Feliz Navidad! ¡Y que el 2010 venga lleno de bendiciones!
Adaliz Buitriago
Nei Dan Magazine No. 261 (15-12-09)
Sección: "El sanador interno"



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