martes, 8 de noviembre de 2016

ARTÍCULOS DEL ARCHIVO NEI DAN (Magazine No. 552)

Te besaré
cuando haya destrozado
a doce hombres que aún no conozco
y cuando tú de algún modo hayas muerto
una y otra vez

Anne Sexton

LOS CELOS SON UNA EMOCIÓN HUMANA NATURAL Y CREATIVA QUE PUEDE ESCAPARSE DE NUESTRO CONTROL


La gran diosa Hera nos fue legada por los griegos como una imagen extraña y sin embargo hermosa de los celos. Honrada como el icono del matrimonio y la fidelidad, fue también conocida por sus arrebatos de celos salvajes y destructivos. A pesar de sus discusiones, que podían asumir proporciones colosales y devastadoras, Zeus y Hera, la pareja casada arquetípica, fue venerada como el ejemplo sumo de una relación íntima y duradera.

Esta vieja leyenda sugiere que los celos y la unión de los corazones van de la mano. Por supuesto, no disfrutamos el sentimiento de los celos y fácilmente podemos imaginarlo como una neurosis. Podríamos creer que los celos representan un fracaso personal y que deberíamos estar por encima de esa emoción indigna, pero una reflexión como ésta puede señalar que estamos maduros para recibir las lecciones de esa emoción.

Los diarios nos recuerdan a menudo cuán violentos pueden tornarse los celos, que frecuentemente pueden estar en la base del abuso doméstico y no pocas veces llevan al crimen. Es una emoción peligrosa. En la terapia me he enfrentado con celos que rayan en la violencia y de cerca he visto cómo la paranoia y la ira se unen en una amenazante trama. No es algo para ser tomado a la ligera, pero al mismo tiempo puede ser una tontería querer estar por encima de esa emoción.

Los celos están alimentados por un masoquismo poderoso y cegador, en el cual la persona ofendida se complace en su victimización. Una profunda satisfacción surge de cada nueva sospecha u ofensa. El masoquista busca tener la evidencia de lo que le infligirá el mayor sufrimiento y se deleita en descubrir lo que es cada vez más aborrecible. Los celos demuestran el goce de sufrir y el atractivo del dolor.

De acuerdo con el principio de que un síntoma siempre apunta a una carencia y a una necesidad, los celos vehementes revelan el hecho de que la persona celosa no va a someterse a los dictados de la vida. La víctima trata desesperadamente de no ser herida, no quiere que el otro tenga vida propia o que su voluntad sea libre y no puede tolerar la idea de que el ser amado pueda ser atraído por otra persona El celoso enloquecido quiere total control y posesión, no quiere nada que lo haga perder poder o que lo obligue a rendirse.

Si un amigo o terapeuta le sugiere dejar que la vida se aligere y siga su propio curso, la persona celosa no será persuadida porque su oscura pasión no es razonable. Es una expresión del alma, no del ego. Está en la naturaleza de las cosas, no es una opinión o una actitud que pueda ser cambiada fácilmente. Vemos los celos en los animales y algunas veces podemos pensar si acaso el tiempo lluvioso siente celos de la luz del sol. Giordano Bruno hizo un relato acerca de montañas en competencia mutua.

La solución podría estar en evitar resoluciones razonables y en su lugar permitir que los sentimientos y pensamientos destructivos hagan su tortuoso trabajo. Los celos nos inician en las leyes profundas de la vida, no simplemente enseñan sino que graban sus verdades particulares en el corazón, sorbiendo sangre emocional, un ingrediente presente en todas las iniciaciones genuinas.

De acuerdo con una historia, llena de celos y llevada por un espíritu de competencia con su esposo, Hera dio a luz un niño deforme, Hefestos, y se encolerizó tanto que lo lanzó para que cayera en las profundidades del mar. Esta caída mítica de Hefestos nos da una clave acerca de los celos. Usualmente buscamos sólo experiencias gratas y momentos armoniosos, especialmente en nuestras relaciones. Pero Hera, la diosa total del matrimonio y la vitalidad, engendra un niño dañado, que, gracias a la cólera de su madre, como Adán y Humpty-Dumpty, sufre una gran caída. Tornado inválido por este acceso de violencia, Hefestos es sin embargo el maestro artesano para el mundo y para los dioses. Nosotros también podemos resultar heridos por nuestros celos, pero eso no quiere decir que no estemos aptos para una vida creativa.

La historia implica que nuestra pasión por unirnos con otro, pasión que tiene sus celos, competitividad y deseos de posesión, es creativa precisamente en aquellas áreas en las cuales su forma no es perfecta, y tal vez ni siquiera aceptable. Junto con nuestros celos caemos en nuestra humanidad más profunda, justamente como Adán y Eva, cayeron en la vida humana por la fuerza de sus apetitos insuprimibles.

Los celos ciertamente no son algo de lo que podamos enorgullecernos o que debamos buscar. Pero cuando ocurren, podemos saber que nuestra pasión es fuerte y nuestra psique, pueril. Sólo necesitamos aprender lecciones profundas acerca del amor y la unión, y en especial, cómo rendirse ante los dones y las pérdidas que vienen de la abundante providencia. La vida da, pero también quita y es amargamente doloroso aprender esta lección, pero si nos resistimos demasiado fuertemente, saldrán a relucir en forma violenta nuestra ignorancia y nuestra inmadurez. De todos modos, cada punzada de los celos ofrece un camino para entrar más profundamente en una vida madura y en un amor que nos abra el corazón.
Thomas Moore

(Traducido de su obra Original Self)
Nei Dan Magazine No. 215: 03-12-08
Sección: "Del diario de Nani" (María Margarita López")
Traducción MM


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