TAI CHI EN EL PARQUE
ESPERANDO EN LA PUERTA (y
Fin)
Tomado de “Tai Chi as a
Path of Wisdom”
Por Marcela
Thesz
Cuando se comienza a practicar
tai chi, uno ingresa por una puerta. A medidas que pasan las semanas, las
cosas son fáciles, se siente el progreso en la práctica, especialmente cuando
uno va aprendiendo el final de una “Forma”. Repentinamente aparece allí otra
puerta. Es comúnmente cuando uno, luego de practicar 20 veces lo mismo aun lo
siente extraño o súbitamente se olvida de una parte de la Forma.
De repente, aquello que parecía
un gran emprendimiento se convierte en un gran lío y uno quiere tirar todo a la
basura. Ahora, la puerta que aparece es una salida a una vida más fácil, una
vida en la que no exista la tortura que implica aprender unos movimientos chinos
sin sentido! La única meditación en movimiento que uno quiere practicar
entonces, es la que conlleva llevar un vaso de vino a los labios, sentado en un
café mirando la gente pasar.
En este momento, uno se encuentra
parado ante una puerta que dice: “Impaciencia, Ilusión, Frustración”. ¿Podemos
quedarnos quietos sin cruzar esa puerta, sin regresar tampoco al lugar de donde
veníamos antes? ¿Podemos aceptar la invitación a aprender de uno mismo,
incluyendo absolutamente todo aquello que es parte de la situación, sin
rechazar lo que no nos gusta? ¿Podemos no apurarnos y no desear que finalice la
espera y en vez, vivir cada momento?
Potenciamos el poder de la espera
cuando intentamos acortarlo, prolongarlo o cambiarlo para otro día. Cuando
estamos realmente listos para solamente esperar en la puerta, comprendemos
que la espera misma es la entrada. Cuando esta puerta se abre, cruzamos y
nos sentamos. Cuando la reunión concluye, simplemente nos paramos y nos vamos.
Comenzar y terminar la Forma de tai chi es exactamente lo mismo.
Del libro
“Tai Chi as a Path of Wisdom” de Lynda Muoki Lehrhaupt – Ed. Shambala - ISBN
9781570624452.
(Cortesía de Ivonne Duhart)
MEDITACIÓN: EL ARTE DE RECORDAR QUIÉN ERES (Osho)
“La
experiencia del orgasmo no sólo te proporciona el máximo placer de que el
cuerpo es capaz, también te insinúa que esto no lo es todo.
Abre
una puerta. Te hace consciente de que has estado buscando fuera
innecesariamente, tu auténtico tesoro está dentro.
La
meditación fue descubierta por gente que tuvo profundas experiencias orgásmicas.
La
meditación es un derivado de la experiencia orgásmica.
No
existe otra manera de descubrir la meditación.”
H U M O R
CHISTE MARACUCHO
Se encuentran dos maracuchos, uno del Saladillo y otro
del Empedrao, y empiezan a caerse a mentiras… Al final, dice el del Saladillo:
“ve que molleja de arrecho canto yo, que una vez canté en la basílica y La
Chinita ¡lloró!” Y le responde el otro: “arrecho soy yo, que canté en la
catedral y se bajó Jesús de la cruz, me abrazó y me dijo: ‘vos si sabeis
cantar, no como el maldito ese del Saladillo que hizo llorar a Mamá’”.
(Cortesía de Pedro Torres)
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