INSPIRACIÓN SANADORA:
LA CLAVE PARA LOGRAR NUESTRAS METAS
¿Qué quiere usted en esta vida? ¿Salud? ¿Dinero? ¿Amor? ¿O todas las
anteriores expresadas a través de una existencia próspera y feliz? En la
mayoría de las escuelas de misterio y caminos de desarrollo espiritual, se
trabaja sobre el logro de las respuestas a las preguntas formuladas
anteriormente.
Trabajar sobre el logro de un objetivo es el primer paso de todo
buscador de la verdad y el sentido de su existencia en este plano de
manifestación. Para la sabiduría hermética, contenida en todas las escuelas de
desarrollo humano, el ser evoluciona en la medida en que se plantea y va
superando metas, logrando hacer realidad sus sueños y deseos.
Lo que se busca con el logro de las referidas metas es entrar en un
proceso alquímico de autoconocimiento y transformación interna, que lleve a la
persona a la identificación y consecución del deseo purificado, ese que está
conectado con las verdades más internas del ser, y con lo que vino a hacer en
esta vida. La consecuencia de este proceso alquímico es la manifestación de una
existencia plena y feliz.
Pero trabajar sobre el logro de los referidos deseos no siempre resulta
una tarea fácil. Uno de los mayores obstáculos que enfrentan los buscadores de
su verdad interna es que muchas veces no saben lo que quieren, en ocasiones
llegan a tener una vaga imagen de sus metas, y en el “mejor” de los casos sólo
creen saber lo que quieren.
En este contexto, muchos estudiantes de la sabiduría interna se pierden
en una búsqueda que no se corresponde con los deseos más profundos de su
corazón. Aquí está la clave de sus dificultades, éstas se deben a que están
trabajando a un nivel mental, sin saber lo que quieren en verdad, porque están
desconectados de sus emociones y sentimientos más elevados.
Esas emociones y sentimientos elevados son los que energizan todas
aquellas imágenes que sostenemos en nuestra pantalla mental, que a su vez son
ingrediente básico en el logro de una existencia plena.
De ahí que el camino para sanar y lograr nuestros deseos parte del
centro de nuestro corazón. Es a través de este centro que nos conectamos con la
energía curativa de la creación. Por eso en esta oportunidad les comparto una
sencilla técnica para conectarse con este importante centro de energía.
Reconectando nuestro corazón con la corriente infinita de la Creación
1. Toma consciencia de tu respiración. Respira en cuatro fases: Toma el
aire en cuatro tiempos, haz una pequeña pausa, bota el aire lentamente (en 8 a
10 tiempos), haz otra pequeña pausa y repite el ciclo. Completa diez ciclos
respirando de esta manera.
2. Una vez que tengas tiempo respirando de la manera arriba indicada,
ofrece las palmas de tus manos hacia el cielo solicitando inspiración divina,
siente la energía que viene del cielo y une tus manos a la altura del pecho a
manera de oración.
3. Toma consciencia de como tu conexión con la fuente infinita de
energía creadora se fortalece a cada instante, mantén la atención en tu
respiración y en la energía que se concentra en tus manos. Ahora puedes
llevarlas a cualquier parte de tu cuerpo donde sientas que hay un desbalance de
energía, dejándolas por varios minutos hasta que internamente sientas que se
corrigió el desbalance de energía.
4. Otra opción es posar las manos sobre el centro del corazón (a la
altura de la glándula timo) por un tiempo. Manteniendo la atención en la
respiración y la energía céntrate en la intención de conectar con tu verdad
interna, o con aquello que necesitas ver o saber en este momento.
5. También puedes aprovechar esa energía para hacer una rutina de
armonización general del campo energético, posando tus manos por unos minutos
en cada uno de los siete chakras o centro de energía principales.
La práctica diaria de este ejercicio es de gran ayuda para lograr la
sanación, armonización y alineación del ser con su propósito divino en esta
existencia, a través del fortalecimiento de la conexión con la consciencia
infinita. En consecuencia, cada día que pase se estará cada vez más conectado,
desde el amor y los sentimientos elevados, con nuestras verdaderas metas y
deseos purificados desde la alegría de vivir.
Adaliz Buitriago
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