FU SHENGYUAN: FIDELIDAD A LOS PRINCIPIOS (y Fin)
Luis Soldevila
¿Cómo
se trabaja el gongfu del Taijiquan?
Cualquier tipo de gongfu requiere
una gran cantidad de tiempo y de trabajo. Si uno quiere aprender el arte del
Taiji no puede tener demasiada prisa. No se puede forzar las cosas, sino que
hay que tomarse tiempo y practicar con regularidad, y permitir que nuestro gongfu evolucione
naturalmente. Cuando uno quiere absorberlo todo a la vez, es muy difícil
asimilarlo. Desarrollar el gongfu es un proceso continuo.
En primer lugar es fundamental
recibir la transmisión correcta de los principios. Como decía antes, en muchas
variantes del Taijiquan estilo Yang se ha desvirtuado la esencia. Si no nos
enseña los verdaderos principios alguien que los haya recibido personalmente y
los haya integrado en su cuerpo, no llegaremos a ninguna parte.
Una vez aprendidas las
posiciones, la forma Yang de 85 movimientos se ejecuta en unos veinte minutos.
Si uno quiere desarrollar gongfu, debe practicarla al menos tres veces
seguidas cada día, lo que equivale a una hora de ejercicio sin interrupción.
Con la práctica diaria vamos corrigiendo constantemente nuestra forma, y
descubrimos que cuanto más aprendemos más nos queda por aprender. Lo que al
principio parecía muy fácil, de repente ya no lo es tanto. Eso ocurre porque
empezamos a sentir los movimientos en profundidad. En esta fase es muy fácil
desanimarse, porque estamos siendo críticos con nuestra propia ejecución. Pero
en realidad es un signo de que estamos avanzando.
La perseverancia es fundamental.
Nunca insistiré bastante en la necesidad de la práctica diaria y consciente.
Muchos alumnos piensan, "Hoy no tengo tiempo, mañana practicaré el
doble", o bien "Hoy he ido a clase, ya no necesito practicar".
Pero hay que entender que cuando estamos en clase estamos aprendiendo, y
aprender no es practicar. Si no consolidamos el aprendizaje con la práctica, no
llegaremos a ninguna parte. La práctica de la forma debe hacerse en solitario y
concentrándonos plenamente en los movimientos.
Según van aumentando la
resistencia, la fuerza y la elasticidad, si queremos adquirir el verdadero gongfu del
Taijiquan, se debe aumentar el tiempo de práctica a cinco o seis horas diarias
y trabajar en posiciones cada vez más bajas y cada vez más despacio a fin de
fortalecer las piernas. Unas piernas fuertes son los cimientos que hay que
asentar para que nuestro Taiji sea efectivo como método de salud y como arte
marcial. Y en el trabajo de piernas hay que prestar especial atención a las
transiciones entre posiciones. En las transiciones es cuando somos más
vulnerables, y precisamente la lentitud en los movimientos es una forma de
eliminar esa debilidad. Trabajando de este modo la forma se va perfeccionando
sola, ya que cada vez somos más conscientes de nuestros errores y carencias. Y
por supuesto, la instrucción cambia según el gongfu va creciendo, y
se van incluyendo en la práctica las formas de armas, el empuje de manos y el
trabajo de fajin.
¿Podría
hablarnos un poco más sobre estos trabajos avanzados?
La forma de Taiji de mano vacía
es la base de los métodos de entrenamiento avanzados. Si se trabaja los
principios correctamente en la forma, el progreso en el empuje de manos será
rápido y firme. La práctica del tuishou exige un alto grado de relajación,
sensibilidad y coordinación, cualidades que se deben desarrollar primero en la
forma. De esta forma el empuje de manos será una herramienta de gran valor para el aspecto
marcial, pero también para profundizar en nuestro Taiji, ya que nos
revelará carencias y defectos que a su vez se deben corregir en la forma.
Por otra parte, el tuishou sirve
para desarrollar la capacidad de escucha, que nos permitirá "sentir"
el ataque del adversario cuando empieza a producirse y responder a él. Aprender
a escuchar exige una gran sensibilidad y la participación de todo el cuerpo.
Tampoco hay que olvidar que los movimientos del Taijiquan están concebidos para
emplear la fuerza estructural del cuerpo en su totalidad, y ese es un objetivo
que sólo se consigue trabajándolos con la máxima lentitud y con absoluta
precisión. Después de aprender a escuchar, es necesario adquirir la capacidad
de adherirse y de ceder. Sin estos dos tipos de jin, es muy difícil que
nuestro Taiji sea eficaz como arte de combate.
En cuanto al fajin, es la
emisión explosiva de fuerza interna. Este tipo de trabajo no se debe iniciar
hasta que ha madurado la forma y el alumno posee jin. Si hay tensión en
los músculos, si las articulaciones y los tendones no se han fortalecido o si
la columna no está bien alineada, es fácil hacerse daño al intentar
practicarlo. Las claves para conseguir un fajin poderoso son
unas piernas fuertes, una gran coordinación y poder mantener el qi asentado en
el dantian. Sin esos requisitos sólo estaremos utilizando la fuerza
externa. Pero al final, no se debe olvidar que todas esas cualidades se
cultivan practicando la forma correctamente.
Por
último, ¿cómo podemos saber si nuestra estructura es adecuada, si nuestra
práctica es correcta?
En la forma todo debe ser
redondo. Cuando se ven ángulos, picos, ahí no puede haber Taijiquan. Los
movimientos pueden ser pequeños o grandes, eso no importa. Lo normal es que al
principio sean grandes y poco a poco se hagan más pequeños y compactos. Pero no
deben ser demasiado grandes ni demasiado pequeños. Cuando se levanta una
pierna, todo el peso debe estar en la otra, el cuerpo no debe elevarse y se
mantiene la verticalidad sin esfuerzo. Si hay doble peso, no puede haber yin
yang y se pierden los principios. Y la forma debe ser fluida y continua. Cuando
se ha aprendido correctamente, se aprende a diferenciar. Y cuando se hace bien,
es la mejor medicina. La salud mejora y nos sentimos llenos de energía,
equilibrados y felices.
Este artículo se ha realizado
gracias a la colaboración de Diego Cáceres y la Asociación Yong Nian España (www.yongnian-es.org).
Luis Soldevila es traductor. Ha
estudiado Taijiquan de los estilos Yang y Chen. Es instructor de estilo Chen. luiso@taichichuan.com.es
Fotos: Teresa Rodríguez y archivo
de Fu Shengyuan.
Revista Tai Chi Chuan No. 6 Invierno 2005
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