EL BENEFICIO FUNDAMENTAL SUPREMO DEL T’AI CHI
Por Bill Douglas,
fundador del Día Mundial del Tai Chi y el Chikung
El nombre “Fundamento Supremo”
por el que se conoce al T’ai Chi, otorga una visión a la vez profunda e
ilimitada. Se habla mucho de sus beneficios para la salud mental y física de
los individuos, pero ¿qué acerca de su mayor potencial, de su propósito
fundamental supremo? Para un mundo agobiado por el peso de la explosión
poblacional, por el entorno exigente y por el ruido ensordecedor de la era de la
información, el taichi puede ofrecer mucho más que los beneficios que
corrientemente se exponen. Puede ayudar al mundo a seguir adelante hacia un
futuro que se anticipa precario, y no porque los maestros de taichi tengan las
respuestas, sino porque puede ayudar al mundo a abrirse a sus propias
respuestas. Sin embargo, aún cuando los maestros no tienen la responsabilidad
de esas respuestas, sus enseñanzas pueden ser enormemente enaltecidas si toman
en consideración lo que es la mayor promesa del taichi.
El taichi “no nos arregla”,
simplemente nos capacita para que permitamos que se vaya el peor de nuestros
funcionamientos errados, que es la inhabilidad para dejar ir todo lo que no es
saludable o útil en nuestras vidas. Internamente sentimos el bloqueo de la
energía como si fuera estrés. Lo que causa el bloqueo es nuestro aferrarnos a
lo que ya no es útil, ya sea un pensamiento o un sentimiento. Imaginemos un río
cambiante que fluye constantemente hacia nosotros, mientras tratamos de
aferrarnos al pasado o a los viejos modos; el río necesariamente nos golpearía.
Sin embargo, si dejamos que se vaya la roca del pasado y aprendemos a fluir, o
a surfear con la fuerza del cambio que va hacia el futuro, podemos prosperar
con esa fuerza y no ser destruidos sino elevados por ella. El taichi lubrica
nuestra habilidad para fluir con el cambio de manera que podamos aprender a
surfear hacia el futuro con energía y menor daño. La incomodidad y la
enfermedad, personal, ambiental o social, son el resultado de quedarnos paralizados
de forma tal que impedimos que el cambio inevitable fluya a través de nosotros.
La energía que fluye a través del mundo también fluye a través de nosotros, y
la incomodidad o la enfermedad que internamente sentimos cuando bloqueamos la
energía, también son sentidos por el mundo cuando éste se empeña en luchar
contra los cambios ineluctables.
Nunca antes el mundo había
necesitado con mayor desesperación ese efecto lubricante. Los tiempos modernos
nos exigen volverlos extremadamente fluidos en nuestra manera de vivir, a
medida que el cambio social se mueve a un paso ensordecedor. Bill Joy,
científico jefe de Sun Microsystems dijo recientemente que con el comienzo de
la era de la información, el cambio no sólo se duplica sino que se duplica
exponencialmente cada dieciocho meses, al tanto que la investigación
psicológica muestra que el cambio, aún el positivo, es estresante. El setenta
por ciento de todas las enfermedades, de acuerdo con el Instituto Nacional de
Salud Mental, es debido al estrés, pero en realidad el problema está en nuestra
incapacidad para adaptarnos al cambio. Por lo tanto, si la práctica del taichi
estuviera más ampliamente difundida, podría ahorrársele a la sociedad americana
setecientos mil millones de dólares en enfermedades evitables. Las
consecuencias de esta crisis debería empujarnos hacia las oportunidades del
taichi.
En chino, la palabra crisis se
compone de dos caracteres: “peligro” y “oportunidad”, significando que la
crisis envuelve peligro pero también oportunidad para el crecimiento; es decir,
el peligro del estrés moderno le da al mundo tal oportunidad. La expansión del
taichi en todo el planeta puede literalmente cambiar al mundo. En la medida en
que corporaciones, hospitales, escuelas y aún prisiones adoptan el taichi para
ayudar a las personas a enfrentarse al estrés del cambio vertiginoso, algo
profundo está ocurriendo, pues así como el aquietamiento de la mente que brinda
la práctica del taichi nos estimula a comer más sanamente, a mejorar nuestros
patrones de sueño y nuestros hábitos personales, también el taichi mueve a la
sociedad hacia cambios saludables. Cuando es practicado en corporaciones,
hospitales, escuelas y prisiones a través de todo el mundo, el taichi afecta
las decisiones que crean nuestra economía futura, nuestro entorno y al gobierno
y encamina a la sociedad en todos sus niveles, por caminos más saludables y
compasivos, de la misma forma en que ocurre en la vida personal de cada
practicante de taichi.
El autor: Bill Douglas es un experto en Tai Chi, coautor de
varios libros, incluyendo un best seller: Guía
de Tai Chi y Qigong para el idiota perfecto. Es autor del libro Cómo ser un exitoso profesor de Tai Chi.
Contáctelo en http://www.worldtaichiday.org/
(Traducción: María Margarita López)
Nei Dan Magazine No. 205. (23-09-08)
Sección: "La columna de Bill Douglas"
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