LO ESOTÉRICO DE LAS PLANTAS
Los seres vivos son
capaces de transformar una sustancia en otra. El hombre y el animal llevan en
su interior el poder de la alquimia. Es así como el hígado transforma lo que
ingerimos en sustancias o componentes que el cuerpo necesita para el trabajo o
el desenvolvimiento. Asimismo, las gallinas extraen de la tierra lo que
necesitan para formar las cáscaras de sus huevos. La naturaleza, en cada una de
sus criaturas, dedica todos sus procesos a la conservación de la vida; y de una
manera hermosa esto se desarrolla ante nuestros ojos, sin que podamos percibir
los cambios o transmutaciones que se suceden a cada instante. Debemos tomar a
la naturaleza como nuestra mejor escuela, como nuestro hogar, y estar
dispuestos a aprender de ella, ya que somos parte de un todo cósmico que nos
estimula y nos integra en un solo y único Ser.
LOS DUENDES DE LAS PLANTAS
Se cree que cada planta
posee un duende que es, por decirlo así, el alma externa de la misma, que actúa
como su protector, proporcionándoles lo que necesitan. Cuando una planta anual
termina su ciclo de vida, el duende la abandona y toma bajo su protección a
otra a la cual la primavera invita a desarrollarse. En los casos de las plantas
que tienen períodos de vida más largos, o son perennes, el duende permanece a
su lado por siempre.
Los duendes pueden
parecerse a los humanos en diversas cosas. De igual manera, suele suceder que
las personas tomen de estos algunos de sus modos. Se dice que cuando los
duendes danzan en círculo a la luz de la luna, con los brazos elevados, crean
una bola compuesta de prana (Chi), que luego pasa a las plantas,
convertida en fuerza vital. Esta fuerza también se forma en los bailes de
pareja, sean de salón o bailes populares; bailes que en otros tiempos eran
considerados actos religiosos: danzas de ofrenda sacras que llenaban de alegría
y felicidad al alma.
Los Duendes de las
plantas herbáceas suelen tener una apariencia femenina, y otras veces, la de
niños. Los árboles grandes tienen forma masculina, muy parecida a la de faunos
en las descripciones e ilustraciones de los antiguos griegos. Ellos permanecen
en la corona de los árboles y su radio de movilidad tiene por límite la
extensión de sus raíces. En las zonas boscosas donde las raíces de los árboles
se unen o se entrecruzan, los faunos o duendes de los árboles pueden moverse
por todo el bosque. Este desplazamiento sucede gracias al magnetismo que se
desprende de las raíces, que se asemejan a los cables de un tranvía; este
contacto facilita el movimiento del fauno.
Si nuestra mente permanece abierta, podemos
observar la fuerza que emana de los árboles. El ambiente del bosque tiene tanta
vida y solemnidad que cuando lo recorremos, solemos quedar en silencio, casi
sin respiración. “Antiguamente se plantaban los tilos co cada nueva casa de
campo, y un aliso en el jardín posterior. Los granjeros sajones rodeaban la
casa de robles. En la enfermedad, el trabajo o el dolor, la gente buscaba al
árbol y se abrazaba a su tronco, sentían entonces que fluía de ellos su
consuelo. Los jóvenes enamorados buscaban el tilo, los hombres que iban a la
guerra se abrazaban al roble, las personas perdidas en problemas de su mente se
acercaban al abedul. Y todo ello porque el tilo representa la fuerza de Venus,
el roble la de Marte y Júpiter, y el abedul la de Mercurio.
Mellie Uyldert
Nei Dan Magazines Nos.
252 (13-10-09) y 256 (10-11-09)
Sección: “De plantas y
algo más” (Yilda Conquista)
ARTÍCULOS
DEL ARCHIVO NEI DAN No. ANTERIOR
No. 539: “Hua Tuo y la peonía” (La Gran
Época) http://robertochikung.blogspot.com/2016/07/articulo-del-archivo-nei-dan-magazine.html
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