LA VERDADERA CONNOTACIÓN DE LOS TAOLU EN EL WUSHU
TRADICIONAL

La grafía de Chuan (傳) alude al acto de
transmitir, pasar o difundir un conocimiento. El concepto de
"tradición" conlleva justamente la responsabilidad de una adecuada
extensión de las herencias recibidas por vía oral. En el deporte y en las
tergiversadas versiones mercantiles el Wushu pierde el sentido de dicho
término.
Una cuestión que se torna controvertida en el ámbito del
Wushu (武術) es el tema de la incomprensión en los
códigos de transmisión. La realización de grandes eventos donde se exhiben
Taolu (formas clásicas de diversos estilos, 套路), aunados a las deformaciones deportivas y los combates basados en la
visión Occidental, concluyen por transformar los fundamentos antiguos.
Es necesario que recordemos, que en 1926 el presidente
Jiang Jieshi consolidó la creación de algunas asociaciones atléticas como el
Nanjing Zhong Yang Guo Shu Guan (南京中央國術館 – Instituto
Central de Guo Shu de Nanking), logrando aglutinar a muchos maestros. La
política de rescate de las artes boxísticas propició la colaboración de muchos
patriarcas y el término de Wushu fue modificado por el de Guo Shu (técnicas de
la nación, 國術).
En esta época –matizada por el rescate de los valores
combativos tras un período de guerras y divisiones políticas-, no solo se
juzgaba el nivel de un preceptor por las demostraciones personales, si no
también mediante la interacción entre los diversos estilos. Por lo tanto, la
ejecución de las formas tradicionales fue valorada como una fidedigna
exposición del pensamiento militar y un archivo de ingentes lecturas.
Ahora bien, ¿qué es en realidad un Taolu? ¿Cómo podemos
conceptualizarlo desde la perspectiva tradicional?
La cultura china inscribió en los movimientos físicos un
código de preservación de la ideología imperante durante notorias dinastías. De
manera que las estructuras marciales no sólo consolidaban las bases dinámicas y
directrices de un estilo, sino también contenían sus basamentos estratégicos y
la efectividad técnica que sus maniobras permiten establecer. Es evidente, que
cada Taolu posee diversos niveles de aplicabilidad y sutilidad de ejecución.
Por lo tanto, si un estudiante aprende la manera de manipular estos elementos,
¿cómo es posible que degenere su movilidad y su veracidad combativa? ¿Qué
necesidad tendría de refugiarse en otras artes marciales, teniendo en sus manos
la raíz que dio paternidad a dichos sistemas?
Un buen estudioso del Wushu profundiza en sus raíces, y si
estas se adentran en la ingeniosa creatividad humana, sus esfuerzos han de
socavar las grandes obras de los viejos maestros. La diferencia entre el camino
de un militar contemporáneo y un artista marcial de corte tradicionalista, se
define en estas breves palabras: “un soldado se prepara exclusivamente para
afrontar los niveles de una contienda dentro de la evolucionada tecnología de nuestra
época, mientras que un especialista de kungfu crea –a través de una constante
reorientación de la voluntad y un entrenamiento aguzado del cuerpo y la mente-,
una conciencia capaz de trascender sus pasiones y dominar sus instintos”.
Las armas son extensiones de los brazos y contienen en su
propia morfología la aplicabilidad que llevan intrínseca. Visto bajo esta
perspectiva, podríamos asegurar que un maestro no es sólo aquel que domina un
estilo, sino quien ha compenetrado su anatomía con la versatilidad de una
cultura que supo explotar durante 5000 años de contiendas físicas, las más
variadas y sofisticadas estrategias. Desechar estas enseñanzas sería tan
absurdo como mirar una biblioteca y no leer en sus páginas el contenido que sus
letras custodian.
Es algo incongruente que las modalidades como el Sanda (散打) trasluzcan aspectos del Judo (柔道), del
Boxeo (拳击) o del Kickboxing (泰拳) y ausenten la verdadera movilidad del Wushu. Otro punto importante es
la cuestión del Fa Jing (la explosión de Qi durante una ejecución, 發劲). En este caso, el Taolu es una vía para instaurar un ritmo energético
que nos permita acceder al control del Nei Qi (la energía interna desenvuelta
desde las piernas que por medio del movimiento de la cintura se extiende hacia
las extremidades del cuerpo, 內氣).
Como es un hecho que los pormenores históricos guardan el
paso de las épocas, es necesario que ahondemos en campos tan vastos como lo son
las ciencias médicas, la estrategia militar, la religión y la filosofía, si lo
que pretendemos es despertar la lucidez del entendimiento y clarificar los
aconteceres del pasado. En las artes marciales las falsedades son tan
abundantes que llegan a perturbar seriamente la formación ética de muchas
personas. Hay un proverbio chino que sentencia: “es fácil agrupar a 10.000
soldados, pero difícil encontrar a un buen general” (千 軍 易得, 一 將難求). Si aplicamos esta frase a nuestro
periplo de crecimiento, veremos que la imagen de un verdadero maestro se torna
imprescindible. Si no hubiese tenido la asistencia directa del Shifu Wong Yi
Man (黄宇文) tal vez no hubiera llegado a percibir ni
siquiera un 10% de las erradas visiones que circundan actualmente en el mundo.
Un Taolu no es en ningún modo la muerte del arte marcial
como tanto se ha dicho, es ante todo la puerta de entrada que permite adquirir
la movilidad, el ritmo, la concatenación, el dominio de Gang (刚) y Rou (柔), la explosividad del
Fa Jin (發勁) y una sutil movilización del Qi que
regenera la conciencia y la percepción interna del alumno. Tomar como modelo el
criterio de Bruce Lee en este sentido, es perder la raíz de una cultura que lo
sobrepasó en tiempo y espacio. Con todo el respeto que merece su figura y la
idolatría que muchos le profesan, debemos confesar sin pudor alguno que su
propia biografía demarca el sentido de su indetenible ansiedad de información.
Sus conocimientos de Wushu apenas se sujetaban a las simientes del Wingchun (詠春拳) e incluso sus búsquedas en suelo americano lo llevan a insertar otras
modalidades de combate devenidas de Japón e Indonesia. Si bien sus habilidades
histriónicas eran inigualables y sus capacidades marciales significativas, en
ningún modo podemos tomar su criterio como una fuente de referencia de profunda
trascendencia. Bruce Lee no tuvo la posibilidad de ahondar en las joyas de su
civilización ni el contexto existencial para nutrir sus incesantes e inacabadas
aseveraciones. Por lo tanto, su opinión queda en el plano de su estudio
personal y se contrapone contra los principios expuestos durante milenios por
generales y maestros de gran envergadura.
Es un hecho plausible que nadie combate haciendo un Taolu (套路), pero si no conoce las matrices de un estilo tampoco podrá dar rienda
suelta a su libertad de expresión, la cual tampoco es una reyerta callejera y
mucho menos una pelea de kickboxing. El problema no radica en las
estructuraciones, si no en los moldes de quien imparte su ejercitación. ¿Hasta
dónde conoce lo que realiza? Esta es la pregunta clave que debemos hacernos.
Un niño camina y finalmente corre sin tener que pensar en
cómo intercambia el peso anatómico sobre las articulaciones de sus pies, pero no
hubiese llegado a esa inconsciente exteriorización fisiológica si antes no
experimentase la etapa de aprendizaje locomotor que todo infante nos muestra.
Metafóricamente podemos asegurar que la adolescencia en el Wushu y la adultez
de la maestría es un producto de factores condicionados por la validación de
los errores, la repetición de las cosas sencillas y la constante fricción con
los contrastes de la vida.
Mientras no comprendamos que el atlas de un gran
conocimiento nos ha sido entregado sobre la base del movimiento y la
comprensión biomecánica, nunca llegaremos a leer la gramática de un mensaje que
yace cifrado en nuestros cuerpos.
Con toda la pasión que me caracteriza entrego estas
deliberaciones a las generaciones de estudiosos que me anteceden y a aquellos
que decididamente inician el camino de la sabiduría.
Copyright © - Shifu Tony Rey García
Viena 30 de abril - 2016
(Cortesía de Atilio Fini)
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