LAS
SUPER-ABUELAS DEL TAI CHI
Hace poco tiempo fue noticia una señora de más de
ochenta años que había logrado noquear totalmente, con su bastón, a un ladrón
que había querido arrebatarle la cartera. Tiempo después, otros dos
delincuentes armados entraron a su apartamento, donde vive sola. La señora en cuestión
los enfrentó con su revólver y abatió a ambos. Resulta que la “dulce e
indefensa” ancianita era practicante de un arte marcial donde había
desarrollado buenas habilidades de combate con bastón; además tenía años
practicando tiro al blanco, y había alcanzado un nivel alto en el manejo de
armas de fuego.
En el ámbito del Tai Chi existen numerosas historias
sobre señoras en la “Edad Dorada” que han logrado deshacerse y hasta doblegar,
a diversos atacantes, usando simplemente los recursos de defensa que han
aprendido en sus clases de Tai Chi.
Una de las historias tiene como protagonista a la
Sra. Joany Malavé, quien es alumna del Instituto Sieng Cheng (Javier Vásquez) y
de la Escuela Wu Xing (Eli Laureano), y –no está de más decirlo- ha ganado
muchas medallas en competencias de la especialidad, en su categoría. Un día Domingo,
Joany regresaba a su casa después de sus clases de Tai Chi en el Parque del
Este capitalino. Caminaba ya por la acera de la transversal donde queda su
casa, en Los Chorros, cuando de pronto, un hombre de mucha mayor estatura que
la de ella, se colocó a su costado, y como distraído, mientras caminaban,
comenzó poco a poco a presionarla contra las cercas de las casas vecinas. Joany
sólo atinó a pensar que se trataba de un transeúnte torpe, hasta que sintió que
ya casi no le quedaba espacio para caminar, dado que el sujeto literalmente la
aplastaba contra un cercado. Sorpresivamente, Joany giró hacia el asaltante y
lanzó su mano derecha hacia arriba, como en el movimiento “La serpiente saca la
lengua”. Impactado en la garganta, el hombre comenzó a retroceder tambaleante
mientras se llevaba las manos al cuello, asfixiado. Joany –genio y figura hasta
la sepultura- comenzó a reprenderlo: “¡¿No le da vergüenza?! ¡Un hombre grande
y joven como usted asaltando a una mujer mayor…! ¡Búsquese un trabajo
decente…!” En eso, Joany vio a un transeúnte que miraba atónito la escena, al
otro lado de la calle. Se le acercó y también comenzó a regañarlo: “¿Y Usted,
qué hace allí viendo no más? En lugar de estar defendiéndome de ese ladrón…” El
hombre sólo atinó a contestar asombrado: “Es que todavía no puedo creer como
usted sola haya dejado fuera de combate a ese malandro…” En el transcurso de
esa inverosímil charla, el asaltante se repuso del golpe maestro de Joany y se
dio a la fuga.
Otra historia es la de María Pía, quien estudia Tai Chi
con los profesores Alí Colina y Yuri Jiménez. Un día María Pía entró en un
banco a sacar dinero de su cuanta de ahorros. Cuando se retiraba de la
taquilla, un asaltante salió de atrás de una columna y rápidamente fue hacia
ella para arrebatarle el dinero. Ella, presintió el peligro y girando sobre su
eje recibió al atacante con una patada. Enseguida comenzó a gritar pidiendo
ayuda a los guardias del banco. Cuando llegó el primero de ellos vio al
asaltante tirado en el suelo sin conocimiento. Asombrado, se dirigió a todos
los presentes en el banco diciéndoles que no se alarmaran, que la Señora ya se
había encargado del peligroso sujeto.
Siempre se ha dicho que, en el Tai Chi Chuan, los
aspectos de combate y defensa personal son los más difíciles de aprender, y los
que más tardan en dar señales de dominio por parte de los alumnos,
particularmente los de la “tercera edad”, que acuden a la práctica del arte
principalmente por motivos de salud, y a quienes normalmente se enseña muy poco
los aspectos marciales del mismo. Recordemos además, que en occidente, la
enseñanza del Tai chi se centra en el aprendizaje de formas y en su utilidad en
el mantenimiento de la salud. Sin embargo, el fenómeno de las “super-abuelas”
del Tai Chi parece indicar que, en muchos casos, el cuerpo del practicante
asimila los principios del arte, y que es capaz, en un momento de peligro, de
crear espontáneamente una acción adecuada, en respuesta a un ataque. Y para que
esto se dé no tendría importancia, realmente, la edad del practicante.
Así que, malandros, cuando veáis una dulce e
inocente abuelita a la que parece muy fácil robarle la cartera, pensadlo dos
veces, porque puede tratarse de una de las SUPER-ABUELAS del Tai Chi.
R. Ch.
Nei Dan Magazine No. 278 (25-05-10)
Sección "Artículos"
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