martes, 31 de mayo de 2016

ARTÍCULOS DEL ARCHIVO NEI DAN (Magazine No. 534)

LAS SUPER-ABUELAS DEL TAI CHI



Hace poco tiempo fue noticia una señora de más de ochenta años que había logrado noquear totalmente, con su bastón, a un ladrón que había querido arrebatarle la cartera. Tiempo después, otros dos delincuentes armados entraron a su apartamento, donde vive sola. La señora en cuestión los enfrentó con su revólver y abatió a ambos. Resulta que la “dulce e indefensa” ancianita era practicante de un arte marcial donde había desarrollado buenas habilidades de combate con bastón; además tenía años practicando tiro al blanco, y había alcanzado un nivel alto en el manejo de armas de fuego.

En el ámbito del Tai Chi existen numerosas historias sobre señoras en la “Edad Dorada” que han logrado deshacerse y hasta doblegar, a diversos atacantes, usando simplemente los recursos de defensa que han aprendido en sus clases de Tai Chi.

Una de las historias tiene como protagonista a la Sra. Joany Malavé, quien es alumna del Instituto Sieng Cheng (Javier Vásquez) y de la Escuela Wu Xing (Eli Laureano), y –no está de más decirlo- ha ganado muchas medallas en competencias de la especialidad, en su categoría. Un día Domingo, Joany regresaba a su casa después de sus clases de Tai Chi en el Parque del Este capitalino. Caminaba ya por la acera de la transversal donde queda su casa, en Los Chorros, cuando de pronto, un hombre de mucha mayor estatura que la de ella, se colocó a su costado, y como distraído, mientras caminaban, comenzó poco a poco a presionarla contra las cercas de las casas vecinas. Joany sólo atinó a pensar que se trataba de un transeúnte torpe, hasta que sintió que ya casi no le quedaba espacio para caminar, dado que el sujeto literalmente la aplastaba contra un cercado. Sorpresivamente, Joany giró hacia el asaltante y lanzó su mano derecha hacia arriba, como en el movimiento “La serpiente saca la lengua”. Impactado en la garganta, el hombre comenzó a retroceder tambaleante mientras se llevaba las manos al cuello, asfixiado. Joany –genio y figura hasta la sepultura- comenzó a reprenderlo: “¡¿No le da vergüenza?! ¡Un hombre grande y joven como usted asaltando a una mujer mayor…! ¡Búsquese un trabajo decente…!” En eso, Joany vio a un transeúnte que miraba atónito la escena, al otro lado de la calle. Se le acercó y también comenzó a regañarlo: “¿Y Usted, qué hace allí viendo no más? En lugar de estar defendiéndome de ese ladrón…” El hombre sólo atinó a contestar asombrado: “Es que todavía no puedo creer como usted sola haya dejado fuera de combate a ese malandro…” En el transcurso de esa inverosímil charla, el asaltante se repuso del golpe maestro de Joany y se dio a la fuga.

Otra historia es la de María Pía, quien estudia Tai Chi con los profesores Alí Colina y Yuri Jiménez. Un día María Pía entró en un banco a sacar dinero de su cuanta de ahorros. Cuando se retiraba de la taquilla, un asaltante salió de atrás de una columna y rápidamente fue hacia ella para arrebatarle el dinero. Ella, presintió el peligro y girando sobre su eje recibió al atacante con una patada. Enseguida comenzó a gritar pidiendo ayuda a los guardias del banco. Cuando llegó el primero de ellos vio al asaltante tirado en el suelo sin conocimiento. Asombrado, se dirigió a todos los presentes en el banco diciéndoles que no se alarmaran, que la Señora ya se había encargado del peligroso sujeto.

Siempre se ha dicho que, en el Tai Chi Chuan, los aspectos de combate y defensa personal son los más difíciles de aprender, y los que más tardan en dar señales de dominio por parte de los alumnos, particularmente los de la “tercera edad”, que acuden a la práctica del arte principalmente por motivos de salud, y a quienes normalmente se enseña muy poco los aspectos marciales del mismo. Recordemos además, que en occidente, la enseñanza del Tai chi se centra en el aprendizaje de formas y en su utilidad en el mantenimiento de la salud. Sin embargo, el fenómeno de las “super-abuelas” del Tai Chi parece indicar que, en muchos casos, el cuerpo del practicante asimila los principios del arte, y que es capaz, en un momento de peligro, de crear espontáneamente una acción adecuada, en respuesta a un ataque. Y para que esto se dé no tendría importancia, realmente, la edad del practicante.

Así que, malandros, cuando veáis una dulce e inocente abuelita a la que parece muy fácil robarle la cartera, pensadlo dos veces, porque puede tratarse de una de las SUPER-ABUELAS del Tai Chi.

R. Ch.

Nei Dan Magazine No. 278 (25-05-10)

Sección "Artículos"

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